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sábado, 31 de agosto de 2019

PELIGRO Y PECADO DE LA EMBRIAGUES. SAN JUAN CRISOSTOMO


VAYA POSICION DE ESTE BORRACHO

En efecto, el que se embriaga no sabe administrar con discernimiento sus palabras, sino que, como casa abierta por todas partes y fácilmente atacable por cualquier insidioso, así está la mente del tal: abierta de par en par y destrozada por las funestas pasiones. Porque, al fin y al cabo, la embriaguez no es más que traición de los pensamientos, calamidad que hace reír y enfermedad de que se hace burla. La embriaguez es un demonio voluntariamente elegido; la embriaguez es oscurecimiento de los razonamientos; la embriaguez es atizador de las pasiones de la carne. Efectivamente, al que está atormentado por el demonio, muchas veces hasta lo compadecemos; en cambio, con el borracho nos indignamos y airamos, ¿por qué razon? Porque aquello es vejación del demonio, y esto, en cambio, es prueba de mucha despreocupación; aquello es insidia del demonio, mientras esto es insidia de los propios pensamientos 10. Y para que aprendas que así es realmente, míramelo victima de los mismos males que el endemoniado, y aun peores. Efectivamente, como el endemoniado arroja espuma por la boca, se cae y muchas veces permanece inmóvil sobre el suelo, sin reconocer a los presentes, pero haciendo visajes con los ojos, así también el que se embriaga, después que el exceso de vino ingerido ha devastado su capacidad crítica de los pensamientos, lo mismo que aquél, no sólo arroja espuma por su boca y yace abandonado en peores condiciones que un cadáver, sino que también, muchas veces, arroja por su boca liquido podrido. Y desde ese momento se hace repulsivo para los amigos, insoportable para la mujer, ridículo para los hijos y despreciable para los esclavos, y en una palabra, a los ojos de todos cuantos le ven aparece como tema de indecencias y de risa. 11. ¿Ves cómo estos tales son más miserables que los endemoniados? ¿Y quieres aprender, además de todo eso, cuál es el principal de los males? Porque, después de tener dichas tantas cosas, todavía no he puesto el remate: el que se embriaga se hace extraño al reino de los cielos. Escucha lo que dice el bienaventurado Pablo: No os engañéis, que ni los fornicarlos, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los invertidos, ni los borrachos, heredarán el reino de los cielos 5. Pero quizá alguien diga: «Entonces, ¿qué? ¿Los idólatras, los adúlteros y los borrachos quedan por igual fuera del Reino?» Querido, esto no quieras saberlo de mí, porque yo he leído la ley tal como es; por tanto, no andes dándole vueltas a eso, esto es, si el borracho paga la misma pena que los otros, sino mira bien esto otro: que también sufre la privación del Reino; ahora bien, una vez puesto fuera de él, ¿qué consuelo podrá ya tener?
12. Y digo esto ahora, no como acusación de los presentes, ¡Dios me libre! Estoy convencido, en efecto de que vosotros estáis limpios de esta pasión, por la gracia de Dios, y la mejor prueba de ello la encuentro en vuestra concurrencia aquí con tanto ardor, y en vuestra diligencia en escuchar esta instrucción espiritual, porque no es posible que esté deseoso de palabras divinas el que no es sobrio ni está vigilante. Os digo esto, sin embargo, porque a través de vosotros quiero también instruir a los demás, y porque quiero que vosotros os hagáis más firmes, de modo que nunca vengáis a ser presos de esta pasión. 13. Y es que los tales podría decirse que son más irracionales que los mismos irracionales. ¿Cómo? Yo os digo: los irracionales, cuando tienen sed, contienen el deseo en los límites de la necesidad, y nunca se permiten sobrepasar la necesidad; los hombres, en cambio, los racionales, no se aplican a calmar la sed, sino a ver de anegarse en vino y agravar así su propio naufragio. Efectivamente, lo mismo que un barco sobrecargado zozobra enseguida, así también el hombre que sobrepasa los límites de la necesidad e impone a su estómago una sobrecarga: rápidamente hunde su mente y envilece la nobleza de su alma. 14. Por eso, queridos, os conviene preocuparos seriamente de corregir al prójimo y arrebatarle a ese oleaje, para que obtengáis un salario mayor, no sólo por lo que toca a vosotros mismos, sino también por la salvación de los demás. Así decía también Pablo: Ninguno busque su propio bien, sino el del otro 6, y de nuevo: Edificaos  mutuamente 7. Por consiguiente, no mires sólo que tú estás sano y libre de enfermedad, sino cuida también y preocúpate mucho de que también el que es miembro tuyo se vea libre del daño consiguiente y evite la enfermedad, porque miembros somos los unos de los otros, y si un miembro padece, menester es que todos los miembros a una se conduelan; y si un miembro es glorifcado, todos los miembros a una deben congratularse 8. 15. No teníais tanta necesidad de exhortación y de consejo durante el tiempo de la santa Cuaresma como ahora. Entonces, efectivamente, la resolución de ayunar os volvía mesurados, aun sin quererlo. Ahora, en cambio, estoy asustado por el temor a vuestra seguridad y a la despreocupación que de ella se deriva, porque realmente ante nada se siente tan inútil la humana naturaleza como ante la dejadez. Por esta razón el Señor en su bondad, ya desde los mismos comienzos impuso al género humano como una especie de freno, al condenar al hombre al trabajo y al sufrimiento, prueba de su gran preocupación por nuestra salvación.

viernes, 30 de agosto de 2019

INTRODUCCION A LA VIDA DEVOTA. SAN FRANCISCO DE SALES.


LA ESCALA DE JACOB

El fuego, las llamas, las ruedas y las espadas parecían flores y perfumes a los mártires, porque eran devotos; y, si la devoción puede endulzar los más crueles tormentos y la misma muerte ¿que no hará con los actos de virtud?
El azúcar endulza los frutos verdes y hace que no sean desagradables ni dañosos los excesivamente maduros. Ahora bien, la devoción es el verdadero azúcar espiritual, que quita la aspereza a las mortificaciones y el peligro de dañar a las consolaciones; quita la tristeza a los pobres y el afán a los ricos, la desolación al oprimido y la insolencia al afortunado, la melancolía a los solitarios y la disipación a los que viven acompañados; sirve de fuego en invierno y de reciben este oficio. Ha de estar lleno de caridad, de ciencia, de prudencia: si le falta una sola de estas tres cualidades, es muy grande el peligro. Pero, te lo repito de nuevo, pídelo a Dios, y, una vez lo hayas alcanzado, sé constante, no busques otros, sino camina con sencillez, humildad y confianza, y tendrás un viaje feliz. o en verano; sabe vivir en la abundancia y sufrir en la pobreza; hace igualmente útiles el honor y el desprecio, acepta el placer y el dolor con igualdad de ánimo, y nos llena de una suavidad maravillosa.
Contempla la escala de Jacob, que es una viva imagen de la vida devota: los dos largueros por entre los cuales se sube y que sostienen los escalones, representan la oración, que nos obtiene el amor de Dios y los sacramentos que lo confieren; los escalones no son otra cosa que los diversos grados de caridad, por los cuales se va de virtud en virtud, ya sea descendiendo, por la acción, a socorrer y a sostener al pobre, ya sea subiendo, por la contemplación, a la unión amorosa con Dios.
Te ruego ahora que contemples quienes están en la escala; son hombres, con corazón de ángeles, o ángeles con cuerpo humano; no son jóvenes, pero lo parecen, porque están llenos de vigor y de agilidad espiritual; tienen alas, para volar, y se lanzan hacia Dios, por la santa oración, mas también tienen pies, para andar entre los hombres, en santa y amigable conversación. Sus rostros aparecen bellos y alegres, porque todo lo reciben con dulzura y suavidad; sus piernas, sus brazos y sus cabezas están enteramente al descubierto, porque sus pensamientos, sus afectos y sus actos no tienden a otra cosa que a complacer. Lo restante de su cuerpo está vestido, pero con elegante y ligero ropaje, porque es cierto que usan del mundo y de sus cosas, pero de una manera pura y sincera, tomando estrictamente lo que exige su condición.
Créeme, amada Filotea, la devoción es la dulzura de las dulzuras y la reina de las virtudes, porque es la perfección de la caridad. Si la caridad es la leche, la devoción es la nata; si es una planta, la devoción es la flor; si es una piedra preciosa, la devoción es el brillo; si es un bálsamo precioso, la devoción es el aroma, el aroma de suavidad que conforta a los hombres y regocija a los ángeles.

Capítulo III
Que la devoción es conveniente a toda clase de vocaciones y profesiones.

En la creación, manda Dios a las plantas que lleven sus frutos, cada una según su especie; de la misma manera que a los cristianos, plantas vivas de la Iglesia, les manda que produzcan frutos de devoción, cada uno según su condición y estado.
De diferente manera han de practicar la devoción el noble y el artesano, el criado y el príncipe, la viuda, la soltera y la casada; y no solamente esto, sino que es menester acomodar la práctica de la devoción a las fuerzas, a los quehaceres y a las obligaciones de cada persona en particular. Dime, Filotea, ¿sería cosa puesta en razón que el obispo quisiera vivir en la soledad, como los cartujos? Y si los casados nada quisieran allegar, como los capuchinos, y el artesano estuviese todo el d´ıa en la iglesia, como los religiosos, y el religioso tratase continuamente con toda clase de personas por el bien del prójimo, como lo hace el obispo, ¿no sería esta devoción ridícula, desordenada e insufrible? Sin embargo, este desorden es demasiado frecuente, y el mundo que no discierne o no quiere discernir, entre la devoción y la indiscreción de los que se imaginan ser devotos, murmura y censura la devoción, la cual es enteramente inocente de estos desordenes.
No, Filotea, la devoción nada echa a perder, cuando es verdadera; al contrario, todo lo perfecciona, y, cuando es contraria a la vocación de alguno, es, sin la menor duda, falsa. La abeja, dice Aristóteles, saca su miel de las flores sin dañarlas y las deja frescas y enteras, según las encontró; mas la verdadera devoción todavía hace más, porque no sólo no causa perjuicio a vocación ni negocio alguno, sino, antes bien, los adorna y embellece.
Las piedras preciosas, introducidas en la miel, se vuelven más relucientes, cada una según su propio color; así también cada uno de nosotros se hace más agradable a Dios en su vocación, cuando la acomoda a la devoción: el gobierno de la familia se hace más amoroso; el amor del marido y de la mujer, más sincero; el servicio del príncipe, más fiel; y todas las ocupaciones, más suaves y amables.
Es un error, y aun una herejía, querer desterrar la vida devota de las compañías de los soldados, del taller de los obreros, de la corte de los príncipes y del hogar de los casados. Es cierto, Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y propia de los religiosos, no puede ser ejercitada en aquellas vocaciones; pero también lo es que, además de estas tres clases de devoción, existen muchas otras, muy a propósito para perfeccionar a los que viven en el siglo. Abrahán, Isaac, Jacob, David, Job, Tobías, Sara, Rebeca y Judit nos dan en ello testimonio en el Antiguo Testamento, y, en cuanto al Nuevo, San José, Lidia y San Crispín fueron perfectamente devotos en sus talleres; las santas Ana, Marta, Mónica, Aquila, Priscila, en sus casas; Cornelio, San Sebastián, San Mauricio, entre las armas, y Constantino, Santa Helena, San Luis, el bienaventurado Amadeo y San Eduardo, en sus reinos. Más aún: ha llegado a acontecer que muchos han perdido la perfección en la soledad, con todo y ser tan apta para alcanzarla, y otros la han conservado en medio de la multitud, que parece ser tan poco favorable. Lot, dice San Gregorio, que fue tan casto en la ciudad, se mancillo en la soledad. Dondequiera que nos encontremos, podemos y debemos aspirar a la perfección.

Capítulo IV
De la necesidad de un director para entrar y avanzar en la devoción.

Cuando el joven Tobías recibió el encargo de ir a Ragues, dijo: “Yo no sé el camino”. “Ve, pues -replico su padre-, y busca algún hombre que te guíe”. Lo mismo te digo yo, mi Filotea: ¿Quieres emprender con seguridad el camino de la devoción? Busca un hombre que te guíe y acompañe.
Esta es la advertencia de las advertencias. “Por más que busques -dice el devoto Juan de Ávila- jamás encontraras tan seguramente la voluntad de Dios como por el camino de esta humilde obediencia, tan recomendada y practicada por todos los antiguos devotos”.
La bienaventurada madre Teresa, al ver que doña Catalina de Cardona hacía grandes penitencias, deseó mucho imitarla en esto, contra el parecer de su confesor, que se lo prohibía y al cual estaba tentada de desobedecer en este punto, y Dios le dijo: “Hija mía, tienes un camino recto y seguro. ¿Ves la penitencia que ella hace? Pues bien, yo hago más caso de tu obediencia”. Por su parte, gustaba tanto de esta virtud, que, además de la obediencia que debía a sus superiores, hizo un voto especial de obedecer a un excelente varón, y se obligó a seguir su dirección y guía, de lo que quedó infinitamente consolada; cosa que, después de ella, han hecho muchas almas buenas, las cuales, para mejorar sujetarse a Dios, han sometido su voluntad a la de sus siervos, lo que Santa Catalina de Siena alaba en gran manera en sus Diálogos. La devota princesa Santa Isabel se sujetó, con extremada obediencia, al doctor maestro Conrado, y uno de los avisos que el gran San Luis dio a su hijo, antes de morir, fue éste: “Confiésate con frecuencia, elige un confesor idóneo, que pueda enseñarte con seguridad las cosas que te son necesarias”.


jueves, 29 de agosto de 2019

AUDI, FILIA, ET VIDE, ETC. SAN JUAN DE LA CRUZ



CAPITULO 25
Cómo el demonio procura traer a desesperación poniendo tentaciones contra la fe y cosas de Dios; y de los remedios que habernos de usar contra estas tentaciones.

Otras veces suele el demonio hacer desmayar trayendo pensamientos contra la fe, o muy sucios y abominables contra las cosas de Dios; y hace entender al que los tiene que salen de él y que él los quiere. Y con esto atribúlale de tal manera, que le quita toda la alegría del ánima, y le hace entender que está desechado de Dios y condenado de Él, y pónele gana de desesperar, diciéndole que no puede parar en otra parte sino en el infierno, pues ya tiene blasfemias y cosas semejables a las de allá. No es tan necio el demonio, que no se le entiende que un cristiano católico no ha de venir a consentir en cosas tan aborrecibles a su cristiano corazón; mas su intento es desmayarle, para que así pierda la confianza que en Dios tenía, y trabajado con tales importunidades, venga a perder la paciencia, y así traiga el corazón alborotado y desabrido; que es cosa de que los demonios suelen sacar mucha ganancia, por el aparejo que tienen de imprimir cualquier mal en tal corazón.
Lo primero que entonces debemos hacer, si no está hecho, es mirar con cuidado y muy de reposo nuestra conciencia, y limpiarla con la confesión de todo lo malo que en ella sintiéremos, y ponerla en concierto, ni más ni menos que si aquel día hubiésemos de morir; y de allí adelante vivir con mayor cuidado que antes en servir a nuestro Señor. Porque acaece algunas veces permitir el soberano Juez que nos vengan estas cosas tan espantables contra nuestra voluntad, en castigo de otras en que caemos por nuestra propia voluntad y descuido que en su servicio tenemos; lo cual el Señor quiere curar con azote que tanto duele, para que, lastimados con él, dejemos de pacer en las cosas vedadas, y aguijemos en nuestro camino, como lo suele hacer un animal sin razón cuando es azotado de quien camina tras él. Aunque otras veces envía el Señor este tormento por otros fines que su alta sabiduría sabe. Mas ahora sea el azote enviado por uno u otro fin, debe cada uno hacer lo que es dicho, de purificar su conciencia, e ir diligente en el servicio de Dios, pues este remedio a ninguna cosa daña y para todas es provechoso.
Y luego, confiado en la misericordia de Dios y pidiéndole su socorro, ya que no puede dejar de oír este lenguaje, pues el demonio, aunque no queramos, puede traernos pensamientos y hablas interiores, a lo menos haga el hombre como que no los oye, y estése en su paz, sin desmayarse con ellos, y sin tomarse a palabras ni respuestas con el enemigo, según dice santo Rey y Profeta David (Ps. 37, 14): Yo, como sordo, no oía; y como mudo, que no abre su boca. Dificultoso es esto de creer a los que poco saben de las astucias del demonio; los cuales si no dejan de pensar o hacer el bien que hacían, y se ocupan en oír y andar matando las moscas de los tales pensamientos, piensan que por el mismo hecho les han dado consentimiento. Y no saben que va mucha diferencia de sentirlos a consentirlos; y que mientras más los tales pensamientos son tan abominables, tanto más pueden confiar en nuestro Señor, que Él los guardará de consentir en males tan grandes, y a los cuales ninguna inclinación tiene, antes aborrecimiento. Y así el mejor remedio es no curar de ellos, con una sosegada disimulación; pues que no hay cosa que más lastime al demonio, como a soberbio, que el despreciarle tan despreciado, que ningún caso hagamos de él, ni de lo que nos trae; ni hay cosa tan peligrosa como trabar razones con quien tan presto nos puede engañar, Y a bien librar, hácenos perder tiempo, y dejar de proseguir el bien que hacíamos. Y por esto debemos cerrarle la puerta de nuestro entendimiento cuan fuerte pudiéremos, y unirnos con Dios, y no responder a nuestro enemigo. Y para nuestro consuelo y satisfacción debemos decir algunas veces al día, que creemos lo que cree nuestra madre la Iglesia, y que no es nuestra voluntad consentir en pensamiento falso ni sucio; y decir al Señor lo que está escrito (Isa., 38, 14): Señor, fuerza padezco; responded Vos por mí; y confiar en su misericordia que así lo hará.
Porque la victoria de nuestra pelea no está colgada de menear nuestros brazos a solas, mas lo principal de ella es invocar al Señor todopoderoso y acogernos nosotros a Él. Porque si muchas hablas y respuestas tenemos con nuestros enemigos, ¿cómo le diremos a Dios que responda por nos? Vosotros callaréis—dice la Escritura (Ex., 14, 14) —y el Señor peleará por vosotros. Y en otra parte dice Isaías (30, 15): En silencio y esperanza será vuestra fortaleza. Y en faltando cualquiera de estas dos cosas, luego el hombre se enflaquece y se turba. Y con este callar con disimulación y buena esperanza, he visto a muchas personas haber sanado en breve tiempo de este mal trabajoso, y haber el demonio callado, viendo que ni le oían, ni respondían; como lo suelen hacer los perrillos que ladran, que si el hombre pasa y calla, también callan ellos, y si no, más ladran ellos.
CAPITULO 26
Cómo pretende el demonio en las sobredichas tentaciones apartarnos de la devoción y buenos ejercicios; y que el remedio es crecer en ellos, dejando la demasiada codicia de los dulces sentimientos del ánima; y por qué fin se pueden éstos desear.

Mas dirá algún flaco: Quítanme estos malos pensamientos la devoción, y suélenme venir cuando yo más me llego a la devoción y a las buenas obras; y por no oír tales cosas, me da gana algunas veces de dejar el bien comenzado.
Mas la respuesta está clara: que eso mismo es por lo que el demonio andaba, aunque iba por rodeo de traer pensamientos diferentes de eso. Más debéis antes crecer en el bien que menguar, como persona que adrede lo hace, por hacer ir al demonio con pérdida de lo que pensó llevar ganancia.
Y si faltare ternura de devoción no te penes por ello, pues no se miden nuestros servicios sino por el amor; el cual no es devoción tierna, más un libre ofrecimiento y propósito de nuestra voluntad para hacer lo que Dios y su Iglesia quiere que hagamos, y para pasar lo que Él quiere que padezcamos por darle contentamiento a Él. Y si algunos, que parece que dejan lo que en el mundo tienen por servir a Dios, dejasen también la desordenada codicia de los dulces sentimientos del ánima, vivirían más alegres de lo que viven, y no hallaría el demonio cabellos de codicias (Codicias: deseos desordenados, aun de cosas buenas) de que asirles para traerles la cabeza alrededor (al retortero), y lastimarlos y aun engañarlos.
Desnudo murió Jesucristo en la cruz, desnudos nos hemos de ofrecer nosotros a Él. Y nuestra vestidura sola, ha de ser hacer su santa voluntad, según está declarada en los mandamientos de Él y de su Iglesia, y recibir con amorosa obediencia lo que Él nos quisiere enviar, por duro que sea. Igualmente hemos de tomar de su mano la tentación y la consolación, y darle gracias por uno y por otro.
San Pablo dice (Ephes., 5, 20), que en todas las cosas demos gracias a Dios. Porque como la señal del buen cristiano es amar por amor de Dios a quien le hace mal—pues al bienhechor quienquiera le ama— así el dar gracias a Dios en la adversidad, no mirando lo áspero que de fuera parece, mas la merced escondida que debajo de aquello Dios nos envía, es señal de hombre que tiene otros ojos que los de carne, y que ama a Dios, pues en lo que le duele se conforma con su voluntad. Y así no hemos de estar asidos a los flacos ramos de nuestros deseos, aunque nos parezcan buenos, mas a la fuerte columna de la divina voluntad, para que obedeciéndola, según hemos dicho, participemos a nuestro modo del sosiego e inmutabilidad que ella tiene, y evitemos las muchas mudanzas que en nuestro corazón hemos de sentir, si en él hay codicia. Cierto, poca diferencia va de servir uno a Cristo por dineros, o por consolaciones y gustos del ánima, por cielo o por tierra, si el postrer paradero es codicia mía. Lucifer, según muchos Doctores dicen, la bienaventuranza deseó; mas porque no la deseó como debía y de quien debía, y que se le diese cuando Dios quería, no le aprovechó que lo que deseaba era bueno, mas pecó por no desearlo bien; y así, fue codicia, y no buen deseo. Pues de esta manera os digo que no estemos asidos con ahínco y desorden a gustos espirituales; mas, ofrecidos a la cruz del Señor, tomar de buena gana lo que nos diere, sea miel dulce, o hiel y vinagre.


miércoles, 28 de agosto de 2019

EL CREDO COMENTADO. SANTO TOMAS DE AQUINO

BASILICA DE SAN PEDRO. VATICANO

Artículo 9
EN LA SANTA IGLESIA CATÓLICA
125. —Así como vemos que en un hombre hay una alma y un cuerpo, y sin embargo son diversos sus miembros, así la Iglesia Católica es un cuerpo y tiene diversos miembros. Ahora bien, el alma que vivifica este cuerpo es el Espíritu Santo. Por lo cual, tras de creer en el Espíritu Santo, se nos manda creer en la santa Iglesia Católica. Por lo cual, se añade en el Símbolo: "en la Santa Iglesia Católica".
Acerca de esto es de saber que la Iglesia es lo mismo que congregación. Por lo cual la Santa Iglesia es lo mismo que la asamblea de los fieles, y cada cristiano es como un miembro de esta Iglesia, de la que dice el Eclesiástico (51, 31): "Acercaos a mí, ignorantes, y congregaos en la casa de la instrucción".
Pues bien, esta Santa Iglesia posee cuatro cualidades: porque es una, porque es santa, porque es católica, esto es, universal, y porqué es fuerte y firme.
126. —En cuanto a lo primero, es de saberse que aunque diversos herejes han inventado diversas sectas, sin embargo no pertenecen a la Iglesia, porque están divididas en partes; pero la Iglesia es una. Cant 6, 8: "Única es mi paloma, única mi perfecta".
Ahora bien, de tres cosas proviene la unidad de la Iglesia.
127. —Primero, de la unidad de la fe. En efecto, todos los cristianos que pertenecen al cuerpo de la Iglesia, creen lo mismo. I Cor I, 10: "Tened todos un mismo lenguaje, y que no haya escisiones entre vosotros". Y Ef 4, 5: "Un solo Dios, una fe, un bautismo".
128. —En segundo lugar, de la unidad de la esperanza, porque todos han sido afirmados en la misma esperanza de llegar a la vida eterna. Por lo cual dice el Apóstol en Ef 4, 4: "Un solo cuerpo y un sólo espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados".
129. —En tercer lugar de la unidad de la caridad, porque todos (los cristianos) se unen en el amor de Dios y entre sí en el amor mutuo. Juan 17, 22: "Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno". Tal amor, si es verdadero, se manifestará en la mutua solicitud y en la mutua compasión.
Ef 4, 15-16: "Por la caridad, crezcamos en todo por aquel que es la cabeza, Cristo: de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo para su edificación en el amor". Porque cada uno debe servir al prójimo con la gracia que le ha sido dada por Dios.
130.—Por lo cual nadie debe menospreciar ni sufrir el ser arrojado y apartado de esta Iglesia; porque no hay más que una Iglesia en la que los hombres se salven, así como fuera del arca de Noé nadie pudo salvarse.
131. —B) Acerca de lo segundo es de saberse que hay también otra congregación, pero es la de los perversos. Salmo 25, 5: "Odio la Iglesia de los perversos".
Esta es mala. Pero la Iglesia de Cristo es santa. Dice el Apóstol en I Cor 3, 17: "El templo de Dios es santo, y vosotros sois ese templo". Por lo cual se dice: (Creo) "en la Iglesia Santa".
Los fieles de esta congregación son santificados por tres realidades:
132. —Primeramente, así como una iglesia, al ser consagrada, materialmente es lavada, así también los fieles han sido lavados en la sangre de Cristo. Apoc I, 5: "Nos amó, y nos lavó de nuestros pecados en su sangre". Hebr 13, 12: "Jesús, para santificar con su sangre al pueblo, padeció fuera de la puerta".
133. —En segundo lugar, por la unción: así como una iglesia se unge con aceite, así también los fieles son ungidos con una unción espiritual para ser santificados: de otra manera no serían cristianos: Cristo, en efecto, es lo mismo que el Ungido. Pues bien, esta unción es la gracia del Espíritu Santo. 2 Cor 1,21: "El que nos ha ungido es Dios"; y I Cor 6, II: "Habéis sido santificados en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo".
134. —En tercer lugar por la inhabitación de la Trinidad.
Porque cualquiera que sea, el lugar en que Dios habite es santo. Por lo cual dice el Génesis, 28, 16: "Verdaderamente este lugar es santo". Y el Salmo 92, 5: "La santidad conviene a tu casa, Señor".
135. —En cuarto lugar por la invocación de Dios. Jer 14, 9: "Tú, Señor, estás entre nosotros, y por tu Nombre se nos llama".
136. —Por lo tanto, debemos guardarnos de manchar nuestra alma, que es templo de Dios, por el pecado, después de semejante santificación. Dice el Apóstol en I Cor 3, 17: "Si alguno profana el templo de Dios, Dios lo aniquilará".
137. —C) Acerca de lo tercero es de saber que la Iglesia es católica, o sea universal: primeramente en cuanto al lugar, porque existe en todo el mundo, contra lo que dicen los Donatistas. Rom I, 8: "Vuestra fe es celebrada en el mundo entero". Marcos 16, 15: "Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a todas las creafuras".
Por lo cual antiguamente Dios era conocido solamente en Judea, y ahora lo es en todo el mundo.
Ahora bien, esta Iglesia tiene tres partes. Una existe en la tierra, otra en el cielo, y la tercera en el purgatorio.
138. —En segundo lugar, es universal en cuanto a la condición de los hombres, porque nadie es rechazado, ni señor, ni esclavo, ni hombre, ni mujer. Gal 3, 28: "Ya no hay ni hombre ni mujer".
139. —En tercer lugar, es universal en cuanto al tiempo.
En efecto, algunos dijeron que la Iglesia debe durar hasta cierto tiempo. Pero esto es falso. Porque esta Iglesia empezó en el tiempo de Abel y durará hasta el final de los siglos. Mt 28, 20: "Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Pero después de la consumación de los siglos (la Iglesia) permanecerá en el cielo.
140. —D) Acerca de lo cuarto debemos saber que la Iglesia es firme. Se dice que una casa está firme si primeramente tiene buenos cimientos. Pues bien, el principal fundamento de la Iglesia es Cristo. Dice el Apóstol en I Cor 3, I I: "Nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, el cual es Jesucristo". Fundamento secundario son ciertamente los Apóstoles y su doctrina.
Por eso la Iglesia es firme. Por lo cual, en Apoc XXI se dice que la ciudad tenía doce fundamentos, y que estaban escritos en ella los nombres de los doce Apóstoles. Y por esto se dice que la Iglesia es apostólica.
De allí también que para significar la firmeza de esta Iglesia, Pedro ha sido nombrado su cabeza.
141. —En segundo lugar es patente la solidez de la casa, si sacudida no puede ser destruida. Ahora bien, la Iglesia nunca puede ser destruida:
---Ni por los perseguidores; al contrario, en el tiempo de las persecuciones más creció, y perecieron los que la perseguían y los que ella misma combatía. Mt 2 1, 44: "Aquel que cayere sobre esta piedra se estrellará y aquel sobre el cual ella cayera, será aplastado"; — Ni por los errores, pues cuantos más errores sobrevengan, tanto mejor se manifiesta la verdad. II Tim 3, 8: "Hombres de mente corrompida; réprobos en cuanto a la fe; pero no progresarán más"; — Ni por las tentaciones de los demonios. En efecto, la Iglesia es como una torre, en la cual se refugia cual quiera que lucha contra el diablo. Prov 18, 10: "El nombre del Señor es una torre fortísima". Por lo cual el diablo se esfuerza principalmente por destruirla; pero no prevalece, porque el Señor dijo, según San Mateo16, 18: "Y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella", como diciendo: te harán la guerra, pero no te vencerán.
De aquí que solamente la Iglesia de Pedro (de la que vino a formar parte toda Italia, cuando los discípulos fueron enviados a predicar) siempre fue firme en la fe. Y mientras en otras partes o es nula la fe, o está mezclada con muchos errores, la Iglesia de Pedro, en cambio, se robustece en la fe y limpia está de los errores. Y no es de admirar, porque el Señor dijo a Pedro, según San Lucas 22, 32: "Yo he rogado por ti, Pedro, para que no desfallezca tu fe".

lunes, 26 de agosto de 2019

Martires que murieron al grito de: ¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

"Jose Sanchez del Rio" Martir Cristero.

Nada es más alentador para nuestros días de obnubilación y el decrecimiento de la fe y de vergüenza o timidez de confesarla públicamente que el conocimiento de las vicisitudes heroicas que en su momento pasaron los mártires víctimas de la gran persecución que se desato en México haya por los años 1926- 1932 iniciada por Plutarco Elías Calles presidente de México. Miguel Palomar y Vizcarra (miembro del comité de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa) exclama:
-Es imposible leer esta bellísima página del Martirologio Mexicano sin exclamar “¡Gloria a la Iglesia Católica de México que en pleno siglo XX, ha renovado los hechos más gloriosos de la Iglesia de las catacumbas!” Ante el admirable y edificante heroísmo y viva fe que nos dejó el niño de trece años de edad José Sánchez del Rio, he aquí el relato. (Quien esta gesta heroica escribe tuvo la gracia de estar en esta ciudad y ante la tumba de Joselito como le llaman de cariño)

José Sánchez del Rio era el menor de seis hermanos. Cuando llegaran a Sahuayo, Michoacán, las noticias de los desmandes atropellos y sacrilegios que cometían los perseguidores del Catolicismo, él, educado por sus piadosos padres en el amor a Jesucristo y a Nuestra Señora, sentía profundo dolor y vivas ansias de juntarse a los Cristeros para dar su sangre por Cristo Rey. Pidió a su madre que lo dejase alistarse en el Ejército Libertador. La madre, sin embargo, aun elogiando su fervor por la defensa de la fe, le dijo:
-Hijo mío, tú eres tan pequeño que más que auxiliar irás a perjudicar.El niño le respondió:

-No, mamá. Vea que nunca fue tan fácil ganar el Cielo como ahora, con el martirio por Cristo Rey, y yo no quiero perder la ocasión.

Aquella buena Madre le autorizó para escribir al Jefe de los Cristeros de Michoacán, Don Prudencio Mendoza. Este señor, como era de esperar, le agradeció el ofrecimiento pero, cariñosamente, se recusó a admitirlo por su corta edad. El niño insistió en que lo admitiesen para algún servicio auxiliar. Men­doza comprendió que en aquel niño había un alma de héroe cris­tiano, y le respondió que "si su madre lo permitía viniese en hora buena". Efectivamente, con la bendición de la madre desolada, partió para los campamentos de Mendoza, que lo admitió como su ordenanza y le dio un buen caballo. A los pocos días, en un combate en las proximidades de Colima, en lo más encendido de la batalla, el General perdió su caballo. Entonces, Joselito, que iba a su lado, baja veloz de su caballo, y lo ofrece a Mendoza, diciéndole:
 
Jose Sanchez del Rio en el ejercito Cristero

-Mi General, aquí está mi caballo. Sálvese usted aunque a mí me maten, pues usted es indispensable y yo no.

Tomó entonces un fusil y continuó combatiendo. Fue luego hecho prisionero por los enemigos y llevado a la presencia del jefe de los federales, General Guerrero. Este, admirado, acogió al chico y en tono afable le dijo:

 -¡Eres un valiente, niño! Deja esos Cristeros y ven con nosotros que será bien mejor para ti! Y el niño, valeroso, le responde:

 -¡Jamás! ¡Jamás! Antes muerto que unirme a los enemigos de Nuestro Señor Jesucristo Rey!¡Fusílenme!

El General desconcertado con la valerosa respuesta del chico ordenó que lo prendiesen hasta que fuese fusilado. Esto aconteció el 5 de febrero de 1928.

Al día siguiente escribió a su madre: Mi querida madre:

Jose Sanchez del Rio, Preso.(a la izquierda).
Fui hecho prisionero en combate en este día. Creo que en los momen­tos actuales voy a morir, pero nada importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios: yo muero contento, porque muero en la raya al lado de nuestro Dios. No te apures por mi muerte, que es lo que me mortifica; antes diles a mis otros dos hermanos que sigan el ejemplo que su hermano el más chico les dejó, y tú has la voluntad de Dios, ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre. Salúdame a todos por última vez y tú recibe por último el corazón de tu hijo que tanto te quiere y verte antes de morir deseaba. José Sánchez del Río.

Cuatro días después, ya sentenciado a muerte; horas antes de morir escribir a una tía:...

“Estoy sentenciado a muerte. A las ocho y media llegará el momento que tanto he deseado... no me en­cuentro capaz de escribir a mi mamá. Tú me haces el favor de escribir también a María. Dile a Magdalena que conseguí que me permitieran verla por última vez, y creo que no se negará a venir.Salúdame a todos; y tú recibe como siempre y por último el corazón de tu sobrino que mucho te quiere y verte desea. ¡Cris­to Vive! ¡Cristo Reina! ¡Cristo impera! y ¡Santa María de Guadalupe! José Sánchez del Río, que murió en defensa de su Fe. No dejes de venir, Adiós".

A las once de la noche fue llevado al cementerio de Sahuayo fue colocadojunto a una fosa abierta ya para recibir su cuerpo.

-¿Qué le decimos a tu mamá?

le preguntó un soldado en tono sarcástico a lo que él contesto con gran alegría:

 -Que nos veremos en el Cielo. ¡Viva Cristo Rey! Y cayó acribillado por las balas.


Cuerpo Incorrupto del Beato Jose Sanchez del Rio

sábado, 24 de agosto de 2019

¿ESTA LA TERCERA GUERRA MUNDIAL A LAS PUERTAS?



Los acontecimientos actuales nos hacen recordar aquellas palabras proféticas que Dios puso en boca de Jeremías profeta, en los días de Joacaz rey de Israel y de Joaquim hijo de Josías, después de argüir al profeta le dice: “Iras a donde te envíe yo y dirás lo que te mande. No tengas temor ante ellos que yo estaré contigo para salvarte. (Jer. Cap. 1., 7-8).
Es necesario recordar la situación histórica en la cual se encontraba el pueblo de Israel y Judá gracias a estos dos reyes que los habían alejado de Dios y en nada eran semejantes a David Rey sino todo lo contrario fue durante el reinado de Joaquim que tuvo lugar la primera trasmigración realizada por Ciro rey de Persia. Es bueno recordar el edicto de Ciro cuya vigencia la podemos aplicar al momento actual:”Así habla Ciro rey de Persia: Yahvé, el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra…”
Pero vallamos más atrás, desde que salieron de Egipto hasta ingresar a la tierra prometida fueron gobernados por jueces elegidos por Dios, a la muerte de Moisés, Josué fue el primero de esta cadena de jueces que termino con Samuel. La época de los reyes comenzó con Saúl y siguió con David hasta Joaquim. Durante todo este tiempo Dios gobernó a los reyes por medio de los profetas a quienes en general mataron y solo algunos se escaparon, quizá se pregunten, a donde conduce todo esto? Que es lo que nos quiere hacer ver? No sabemos.
Dios Nuestro Señor sigue siendo el protagonista principal de la historia desde el punto de vista sobrenatural en cuanto a su cuerpo místico y no se puede decir sin equivocarse que Él está ausente de todo lo que pasa hoy en el mundo. ¡No! Esta más presente que nunca lo reafirma el dicho siguiente:“No se mueve una hoja sin la voluntad de Dios”, y eso es verdad. Pero el hombre moderno no quiere tomarlo así cree, dentro de su soberbia y egoísmo, ser el protagonista principal ignorando, por un lado la acción divina o obstaculizando, por otro, dicha acción divina y es muy corto el numero de los que creen en un papel preponderante la intervención divina en estos momentos trágicos de la historia de la humanidad que nos toco vivir.
La manifestación de la voluntad divina en nuestros tiempos ha suplantado a los jueces, a los reyes y a los profetas para anunciar cual es su voluntad expresa y tácitamente, para el caso que nos ocupa es bueno recordar aquellas palabras de Nuestro Salvador: "Cuando Jonás predico a los ninivitas el castigo que les vendría estos oyeron al profeta y mudaron de vida, se vistieron de sacos y silicio y ayunaron quizá Dios viendo esto se arrepentiría del castigo que les tenia reservado y se los revoco y he aquí a alguien mas que Jonás. Pero para ello ha tomado a su santísima Madre reina de los profetas, es la Virgen Mária quien expresa en nuestros tiempos la voluntad divina ante los hombres modernos. Sin embargo, ¿quien ha hecho caso de sus mensajes? ¿Quién ha cumplido los designios del altísimo? La pregunta se hace necesaria, ¿A que no hemos dado oídos? ¿Cuáles son sus mensajes dichos por Dios a la humanidad mediante la Virgen en nuestros tiempos? Estos mensajes están contenidos en las dos apariciones de la Virgen Santísima en la Salette Francia y Fátima Portugal. Fue Ella la encargada, en su momento en trasmitir de forma clara e inequívoca los deseos de Dios trino y uno para evitar la caída de la humanidad en las depravaciones actuales que, como un inmenso alud, todo lo destruye a su pasa a ejemplo de las langostas que, antaño, dejaron a Egipto sin frutos ni hierba. Cuales fueron esas advertencias? Para quienes las saben no hace falta recordárselas, pero para quienes las ignoran es necesario repetirlas de nuevo pues el tiempo de cien años  las ha dejado en el “olvido”.  
Sí, en este año se cumplen los cien años de las apariciones de la Virgen en Fátima, de hecho nos encontramos en el umbral de su primera aparición, el 13 de mayo del año en curso.
Tres secretos dijo la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos, dos de los cuales ya han sido revelados y son del dominio público eso creo, pero del último nada se sabe, dijo la Virgen de Fátima en esas apariciones:

Primer secreto
"Vosotros habéis visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarles, Dios desea establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón."

Segundo secreto de Fátima

"La Primera Guerra mundial terminará pronto. Sin embargo, si la humanidad no deja de ofender a Dios, otra guerra peor surgirá en el Pontificado del Papa Pío XI. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sepan que éste es el gran signo que Dios les da, porque El va a castigar el mundo por sus crímenes a través de las guerras, el hambre, la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir esto, Yo vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión de reparación de los Primeros Sábados.

Si mi petición es acatada, Rusia se convertirá, y habrá paz. Si no, Rusia transmitirá sus errores a través del mundo, promoviendo guerras y la persecución de la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas; pero,  al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El santo Padre consagrará Rusia a mi Inmaculado Corazón, la cual se convertirá, y algún tiempo de paz se le dará al mundo."
Esta profanación sucedió hace unos días en Fátima en una de las 14 estaciones del viacrucis
 He aquí la respuesta a los acontecimientos actuales buscarla en otro lado es perder el tiempo, cabe destacar las siguientes palabras; “Si la humanidad no deja de ofender a Dios”…”Él va a castigar al mundo por las guerras”…”La consagración de Rusia”…”Si no Rusia trasmitirá sus errores por todo el mundo”. Estimado lector ante estas palabras quien puede dudar del triste papel que Rusia desempeña en manos de Dios y si Él lo quiere, quien osara impedirlo? Y si aun tenemos duda de ello, citare un artículo salido no de mi mano sino de la prensa actual de hace unos días, he aquí el texto, júzguelo usted:

La coyuntura actual, con sus conflictos cada vez más intensos en el Medio Oriente y la grave escalada militar en marcha en Europa –a las puertas de Rusia– y también en Asia, ahora alrededor de la República Popular Democrática de Corea, ha llevado a numerosos comentaristas a afirmar que el mundo está al borde de una Tercera Guerra Mundial. Pero los estrategas de Estados Unidos, que sigue empujando sus aliados europeos a agravar las tensiones, al parecer creyendo que todo enfrentamiento bélico se desarrollaría siempre del otro lado de los océanos que bañan las costas estadounidenses, parecen no haber mirado bien los mapas para tener en cuenta todas las posibilidades.

La Federación Rusa realizó del 5 al 10 de septiembre «Cáucaso 2016», uno de los mayores ejercicios militares defensivos de la historia, con la participación de 120 000 soldados y oficiales.

La agencia de noticias Tass reportó que «Cáucaso 2016» se desarrolló en áreas adyacentes a la península de Crimea. Según el jefe del estado mayor general ruso, general Valery Guerasimov, nunca participaron más de 12 500 personas a la vez. Entre los participantes también se contaron representantes de los diferentes ministerios y del Banco Central de Rusia.

El general Guerasimov describió este ejercicio como un «entrenamiento militar intensivo». Fue para toda la oficialidad un difícil test que también sometió a dura prueba todos los organismos militares de control y verificó sus capacidades en función de la coordinación que debe existir entre todas las ramas de las fuerzas armadas rusas durante la realización de operaciones conjuntas.
Teniendo en cuenta que Rusia agregaría a todo lo anterior su propia capacidad para neutralizar el complejísimo sistema electrónico AEGIS de las fuerzas armadas estadounidenses, el hecho es que Estados Unidos no puede darse el lujo de probar fuerza frente a China y Rusia en esa parte del mundo.

Los bombarderos estadounidenses no podrían penetrar profundamente en los territorios de China y Rusia para destruir las grandes ciudades y los centros importantes con bombardeos aéreos. Pero tampoco serían capaces de realizar acciones combativas en las zonas costeras de China o Rusia. Estados Unidos está perdiendo su predominio aéreo en el Mar de China Meridional, región de gran importancia –debido a sus vías comerciales mundiales– y también está perdiendo su influencia sobre los Estados con costas en esas aguas, que hoy ven al antiguo campeón absoluto en posición de desventaja.

En cambio, Rusia y China sí tienen buenas posibilidades de enfrentar a Estados Unidos a lo largo de la costa occidental estadounidense, e incluso en suelo estadounidense, con durísimos ataques aéreos. Sin sus sistemas de alerta electrónica, ya que Rusia puede desactivarlos, las posibilidades de la defensa antiaérea de Estados Unidos serían muy reducidas. En materia de combate aéreo, los misiles aire-aire de largos alcances rusos y chinos son superiores a los de Estados Unidos.

Así que los estadounidenses tendrán que ir acostumbrándose a la idea de tener que sufrir la guerra en su propio suelo. Toda la costa occidental de Estados Unidos, hasta muy lejos en la profundidad del territorio estadounidense, se vería afectada. Y si a Estados Unidos se le ocurriese recurrir al arma nuclear, la respuesta sería como mínimo una bomba atómica sobre una gran ciudad estadounidense de la costa occidental.


La tendencia que acabamos de describir muestra que Rusia y China quieren que Estados Unidos lo tenga muy claro y que ambos países estén decididos, si fuese necesario, a recurrir a sus nuevas posibilidades. Pero el pueblo estadounidense no está sicológicamente preparado para ese catastrófico escenario y se produciría una explosión de pánico que desataría una verdadera tormenta contra el gobierno. Estados Unidos no sería capaz de enfrentar una guerra así por más de 2 semanas.
No incluiré en este articulo la confrontación verbal entre Estados Unidos y Corea del Norte porque prefiero esperar el desencadenamiento de dicha confrontación, tan solo diré que tanto china como Rusia ya han hecho acto de presencia en la frontera con Corea del Norte; China enviando ni más ni menos que 100,000 soldados y la amenaza verbal hecha por el canciller chino en el pleno de la O. N. U. Y Rusia también tiene un buen contingente militar en la frontera que comparte con Corea del Norte. Por ahora basta con esto ya habrá oportunidad de redactar otro artículo relacionado a este tema tan triste, pero cierto.

El contenido del presente artículo no representa la posición del blog para el cual es solo material informativo.


viernes, 23 de agosto de 2019

TRES SERMONES SOBRE LOS ANGELES. SAB BERNARDO ABAD

SAN MIGUEL ANCANGEL

5. Pero no quisiera ignoraseis, hermanos, de qué modo se baja, o por decir mejor, se cae en estos caminos. El primer escalón para bajar a ellos, como ahora me ocurre, es el disimulo de la propia flaqueza, de la propia iniquidad e inutilidad, cuando, perdonándose el hombre a sí mismo, lisonjeándose a sí mismo, persuadiéndose ser algo, no siendo nada, a sí mismo se seduce.
    El segundo grado es la ignorancia de sí mismo, porque después de haber cosido en el grado primero el despreciable vestido de las hojas, para ponérselo, ¿qué falta ya, sino  vean sus llagas, y más habiéndolas cubierto con el mero fin de no poderlas ver? De donde se sigue que, aunque otro se las descubra, defienda porfiadamente que no son llagas, dejando ir su corazón a palabras de malicia, para buscar excusas a sus pecados.
    El tercer grado está muy vecino, o por decir mejor, contiguo a la presunción; porque ¿qué cosa mala dudará ejecutar quien osa defender la maldad? Difícilmente parará aquí, siendo como es lugar tan tenebroso y resbaladizo y no faltando el ángel malo, que le persigue y empuja. Así el cuarto grado o más bien, el cuarto precipicio, es el desprecio, verificándose lo que dice la Escritura: Cuando el impío llega a lo profundo de los pecados, todo lo desprecia. De ahí en adelante más y mas se estrecha y cierra sobre él la boca del pozo donde ha caído, para que no salga; pues a esa alma el desprecio la lleva a la impenitencia, y la impenitencia se confirma con la obstinación. Este es ya aquel pecado que ni en este siglo ni en el futuro se perdona: porque el corazón duro y empedernido no teme a Dios ni respeta a los hombres. El que así en todos sus caminos se junta al diablo, manifiestamente hácese un espíritu con el. Verdad que los caminos de los hombres, que mas arriba mostramos, son aquellos de los cuales dice San Pablo: No os acometan otras tentaciones que las ordinarias y humanas; siendo propio de la humana flaqueza pecar alguna vez. Mas quién ignora que los caminos del diablo son ajenos a la naturaleza del hombre? Solo que en algunos parece haberse trocado la misma costumbre de pecar en naturaleza. Pero, aunque sea de algunos hombres, no es del hombre, sino de diablos, el perseverar en pecado.

    6. Y ¿cuáles son los caminos de los ángeles santos? Aquellos de que habló el Unigénito de Dios; diciendo: Veréis a los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del hombre. El ascenso, pues, y el descenso son sus caminos: el ascenso por sí; el descenso, o más bien condescendencia, por nosotros. De modo que aquellos bienaventurados espíritus suben por la contemplación de Dios y bajan por la compasión que tienen de ti, para guardarte en todos tus caminos, Suben al rostro de Dios, bajan a cumplir su voluntad, porque a sus ángeles mandó te guardasen. Mas ni aun bajando pierden la vista de la gloria, pues siempre miran la cara del Padre.

    7. Supongo querréis también oír algo acerca de los caminos del Señor. Mucha presunción parecerá si prometo mostrároslos. Mas se lee de Él mismo: Que nos enseñará  sus caminos. Porque ¿a quién otro se creería? Enseñó, pues, sus caminos, cuando abrió los labios del profeta para que dijese: Todos los caminos del Señor son misericordia y verdad. Así viene a cada uno de los hombres, así viene a todos en general, en misericordia y verdad, Donde hubiere pues, gran presunción en su misericordia, pero olvido de la verdad, no pensemos que está allí Dios; como tampoco donde hay mucho terror en la memoria de la verdad y ningún consuelo en el recuerdo de su misericordia. Porque ni alcanza la verdad el que no conoce la misericordia donde verdaderamente la hay; ni puede haber verdadera misericordia sin la verdad. Por tanto, en donde la verdad y la misericordia se encuentran, la paz y la justicia se besan, no pudiendo faltar aquel Señor que ha escogido la paz  por lugar propio. ¡Cuánto hemos oído y sabido, pues nuestros Padres nos lo han anunciado, sobre esta feliz unión de la misericordia y de la verdad! Tu misericordia y tu verdad me recibieron, dice el salmista. y en otro lugar: Tu misericordia está delante de mis ojos y yo me he complacido en tu verdad. Y el mismo Señor dice de sí: Mi misericordia y mi verdad están con el.

    8. Considera también las venidas manifiestas del Señor y verás como en la que ya precedió tienes un Salvador misericordioso, y en la prometida para el fin del mundo esperas un veraz remunerador. Quizá de esto mismo se dijo: Porque Dios ama la misericordia y la verdad, dará el Señor la gracia y la gloria. Aun en su primera venida se acordó de su misericordia y verdad, para con el pueblo de Israel; y en la última, aunque ha de juzgar al mundo según la equidad y a todos los pueblos según la verdad, mas el juicio futuro no se hará sin alguna misericordia, a no ser acaso con aquellos que no hubieren hecho ninguna misericordia. Estos son, pues, los caminos de la eternidad, de los que tienes escrito en el profeta: Encorváronse los collados del mundo para ceder el paso al Eterno. Muy fácil me sería probar esta verdad, pues dice la Escritura: La misericordia del Señor permanece desde siempre y hasta siempre sobre los que le temen. Y también: La verdad del Señor permanece eternamente. Por estos caminos fueron encorvadas las montañas del mundo, que son los ángeles soberbios, príncipes este mundo tenebroso, que no conocieron el camino de la verdad y misericordia ni se acordaron de sus sendas. Porque, ¿qué tiene que ver con la verdad ese espíritu mentiroso y padre de la mentira? En fin, tienes claramente escrito de él que no permaneció en la verdad. Pero qué lejos haya estado de él la misericordia, aun la miseria misma que él nos causó lo testifica. ¿Cuándo pudo ser jamás misericordioso el que desde el principio fue homicida? Últimamente, el que es malo para sí, ¿para quién será bueno? ¡Qué pésimo es para sí mismo, pues nunca se duele de su propia iniquidad nunca se compunge de su propia condenación! Sin duda su engañosa presunción le sacó del camino de la verdad, cerrándole el camino de la misericordia su cruel obstinación. Por donde de si mismo ni de Dios puede jamás conseguir misericordia. Así es como fueron allanadas por los caminos del Eterno aquellas hinchadas montañas cuando desde los caminos rectos del Señor cayeron por entre sus ruinas y torcidos precipicios de su maldad y soberbia. ¡Con cuánta más prudencia y provecho suyo se encorvaron y humillaron otros collados para dar libre paso al Eterno! ¡Porque no fueron encorvados por estar apartados de su rectitud, sino que los mismos caminos del Eterno los encorvaron. ¿No es ver ya encorvados los collados del mundo, cuando los grandes y poderosos se inclinan con devota sujeción al Señor y adoran sus huellas? ¿Acaso no se encorvan cuando vuelven de la perniciosa altura de su vanidad y crueldad a las sendas humildes de la misericordia y de la verdad?

    9. Por estos caminos del Señor no sólo dirigen sus pasos los espíritus angélicos, sino también los de los hombres elegidos. Y ciertamente el primer grado para el hombre miserable que sale del abismo de sus vicios es aquella misericordia con que se apiada del hijo de su madre, que es su propia alma, agradando con ello a Dios. El que así procede imita a aquella maravillosa obra de la divina misericordia en el negocio de nuestra redención; compungido y traspasado de dolor con Aquel que antes fue por él punzado, muriendo él mismo de alguna manera por su salvación,  sin perdonarse a sí mismo.
    Tal es la primera misericordia que recibe en su corazón al hombre que torna de sus extravíos y que se forma en el secreto de sus entrañas. Quédale proseguir por el camino real, hasta llegar a la verdad; de suerte que, como muchas veces os lo exhortamos, la compunción del corazón vaya con la confesión de la boca, siendo preciso creer para alcanzar la justicia, y hacer la confesión con la boca para la salvación. Y ya convertido de corazón, ha de hacerse pequeño en sus ojos, como dice la Verdad: Si no os convirtiereis e hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. No quiera, pues, disimular, lo que ya no puede ignorar, o sea, que está reducido a la nada. No se avergüence de manifestar a la luz de la verdad lo que no sin mucho afecto de compasión verá en lo oculto de su interior. Así entra el hombre en los caminos de la misericordia y verdad, que son caminos de Dios, caminos de vida; el fruto de estos caminos es la salvación eterna del viador.