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martes, 29 de diciembre de 2020

COMO PARA NO OLVIDAR: BREVE RESUMEN SOBRE LA GUERRA CRISTERA

 

Martirio del Padre Miguel Agustin Pro Juarez


 La guerra Cristera o defensa armada por la libertad Religiosa en México allá por los años de 1926 fue un hecho real que enorgullece a todo Hispanoamericano católico hijo de aquella España que, durante casi tres siglos, supo inculcar la fe hasta lo más profundo de los corazones de aquellos hombres. Más tarde los hijos y nietos de estos hombres católicos darían sus vidas por la libertad de la Iglesia diabólicamente atacada y sacudida por los enemigos de todo lo Santo y Sagrado como lo son los masones. 

En un documento fechado en San Antonio Texas el 28 de agosto de 1928 por la masonería del sur de los Estados Unidos, nos da datos interesantes sobre el origen de esta persecución religiosa en México, he aquí sus palabras: "A los altos jefes del Gobierno de México. A los señores Gobernadores de los Estados, a los Diputados, Senadores y Magistrados de las Cortes, Jueces y Procuradores. A los valientes jefes militares de México... ¡Mexicanos! los hijos de los Estados Unidos de América hemos esperado con ansia más de cien años a que hubiera en el poder, en el territorio del viejo México, hombres de verdadero patriotismo americano, de amplia visión del porvenir de nuestro continente; hombres en fin como lo han sido el Señor General de División Plutarco Elías Calles, el Sr. General Arón Sáenz, el Sr. Sr. General Joaquín Amaro y todos ustedes, capaces de comprender que no había razón ninguna para que México siguiera viviendo con dos siglos de retraso, empeñado en tener tradiciones españolas de la Edad Media, en vez de unificarse con la patria de Lincoln... Los Estados Unidos nunca perdieron la esperanza en que una ocasión como ésta tendría que llegar andando el tiempo... Eso sucedió con los políticos que hace más de un siglo emprendieron la destrucción de la Iglesia Católica Romana, con la cual los Estados Unidos nunca hubieran podido aceptar la unión de los Estados Unidos Mexicanos; políticos entre los que se destacan con mucho brillo don Valentín Gómez Farías, don Lorenzo Zavala, don Mariano Paredes Arrillaga, el Gran Benito Juárez y años más tarde el Señor General Álvaro Obregón, gran amigo de nosotros, que ha puesto, y el ilustre Gobernante de Hierro que ha puesto el pie en la cabeza de las tradiciones, el Sr. General Plutarco Elías Calles... Deben ustedes estar orgullosos del gran faro luminoso que los ha traído al lugar que ocupan como pueblo, ya que los ha puesto en aptitud de unirse por fin con nosotros para formar una potencia de primer orden, como lo había soñado ya nuestro Gobierno cuando apenas el libertador Miguel Hidalgo y Costilla estaba empeñado en rebelarse contra la Iglesia Católica que tenía en la ignorancia a los indios y en la pobreza y vasallaje... Sin el catolicismo de Roma que se empeñaba en hacer que hubiera odios entre nuestros pueblos, ya podemos admitirlos a ustedes en nuestro seno con amor cristiano y brindarles los beneficios de nuestra civilización y nuestras religiones modernas y progresistas... Tengan ustedes en su ilustre presidente y en todos los hombres que lo rodean, a los cuales apoyará siempre el Gobierno de esta gran República del Norte, por conducto del más apto y talentoso de sus embajadores, el Hon. Dwight Morrow, gracias a cuyo esfuerzo se verán coronadas con éxito las viejas aspiraciones de los Estados Unidos..." La última parte de este documento lo omito porque solo trata de las despedidas.

 

Fusilamiento de un sacerdote después de la Misa

La hostilidad contra la Iglesia, como se deduce de lo anterior, comenzó desde la guerra de independencia, o sea, desde 1810. Subió de tono en 1857 durante la presidencia de Benito Juárez quien en la reforma de la Constitución Mexicana introdujo ocho artículos totalmente irreligiosos y liberales donde prohibía la construcción de seminarios y conventos, la confiscación de los bienes de la Iglesia, la expulsión del país de todos los sacerdotes extranjeros, reducción del clero y la prohibición del habito talar o sotana disposiciones que aplico al pie de la letra mientras duro su presidencia.

Una nueva reforma constitucional recrudeció la hostilidad, dormida durante la presidencia de Porfirio Díaz quien duro en el poder 32 años, contra la Iglesia.

Venustiano Carranza, presidente de México de 1924 a 1919, fue el autor de esa lamentable reforma compuesta de ciento treinta y seis artículos, pero las subsecciones y artículos transitorios la conforman en realidad en 250 artículos.

He aquí algunos datos interesantes: La enseñanza es libre pero laica... ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún culto, podrán establecer o dirigir escuelas primarias; se prohíbe la libertad religiosa y su ostentación en público; se prohíben los votos de profesión religiosa; se suprime la libertad de publicar o escribir sobre cuestiones religiosas y se le prohíbe a la Iglesia adquirir propiedades.

La Conferencia Episcopal en una declaración pública rechazaron uno por uno los mencionados artículos diciendo: "La Constitución hiere los derechos más sagrados de la Iglesia Católica, de la sociedad mexicana y de las personas cristianas y proclama principios contrarios a las verdades enseñadas por Jesucristo." Por esta valiente declaración se persiguieron a Obispos como Mons. Orozco y Jiménez y a otros se los mando al destierro.

A raíz de estas persecuciones injustas se sintió, por algunos Estados de la República, un cierto malestar entre los católicos contra estas arbitrariedades del gobierno y ante la detención de Mons. Orozco y Giménez los católicos del estado de Jalisco realizaron un mini boicot en protesta contra esta detención absurda y sin fundamento a pesar de esta manifestación de apoyo al arzobispo de Guadalajara, el gobierno deporto a los E. U. A., a este valiente prelado.

Antes de terminar su mandato presidencial Venustiano Carranza recibió un informe del Gral. M. Diéguez en donde reconoció que: "El clero lejos de someterse a los mandatos de la autoridad civil asumió desde luego una actitud rebelde y ningún sacerdote, hasta ese momento, acudió a cumplir con lo mandado por el decreto No. 13, que decía "Ningún ministro de culto religioso podrá tener una iglesia a su cargo ni oficiar, sin licencia del gobierno"... Los jerarcas católicos suspendieron los oficios en la ciudad de Guadalajara y en el Estado de Jalisco e hicieron creer a los fieles que el gobierno cortaba la libertad de cultos, y excitaron en contra de éste un sentimiento religioso público que, enardecido, es susceptible de traducirse en rebeldía armada."

Por esas cosas propias de la Providencia Divina ese mismo año en el Plan de Agua Prieta se planeó la muerte de Venustiano Carranza que se consumó cuando éste huía al Estado de Veracruz donde pensaba embarcarse para el extranjero.

        A su muerte subió al poder el más astuto de los políticos mexicanos el Gral. Álvaro Obregón ( 1920--1924) hombre práctico y astuto comprendía que no le convenía presionar demasiado a la Iglesia como lo hizo su antecesor quedando en la historia como un perseguidor, pero, por otro lado, continuaría con el programa de las logias masónicas de "arrancar de cuajo el catolicismo de Hispanoamérica" para ello fortalecería en todos los estados el poderío de las organizaciones obreras y agrarias que, en sus manos, sería una fuerte arma política contra la futura persecución religiosa y continuaría aplicando algunos aspectos de la política de Carranza con relación a la Iglesia a quien regresaría todos los templos y, finalmente, mediante ardides sondearía la capacidad de respuesta de los católicos mexicanos.

General Enrique Gorostieta estratega del ejercito cristero

Bajo éste último fin comenzó su programa infame contra la Iglesia pues en un discurso el líder obrero zurdo Luis Morones dijo a voz en cuello que a México no le quedaba "otro camino que el de Lenin." Los católicos respondieron con una solemne peregrinación nocturna en la ciudad de Guadalajara en la que acudieron cerca de 20,000 personas llevando en sus manos lámparas verdes, blancas y roja gritando: "¡Viva la Iglesia!" "¡Viva Jalisco!" "¡Viva la libertad religiosa!"

En febrero de 1921, estalló una bomba en el palacio arzobispal de la ciudad de México, los católicos en una aplastante manifestación congregada en el Zócalo de la ciudad de México y frente al palacio presidencial gritaron "¡Muera Juárez!". En mayo del mismo año ondeo la bandera rojinegra por unos instantes en l catedral de la ciudad de Guadalajara.

El 14 de noviembre de 1921 la imagen original de Nuestra Señora de Guadalupe es dinamitada por un agente del gobierno a Dios gracias la imagen bendita no sufrió daño alguno, la respuesta católica no se hizo esperar.

En 1923, con ocasión de haberse colocado la primera piedra del monumento nacional a Cristo Rey en el cerro del Cubilete, centro geográfico de la República Mexicana, por Mons. Ernesto Filippi delegado apostólico, Obregón decreto su orden de expulsión. Expulsión solicitada por la "Federación Anticlerical Mexicana" por impulsar, con este acto, a la rebelión armada a gente pacífica explotando su sentimiento religioso. Cinco prelados protestaron contra esta injusta orden, pero el gobierno contesto, con un telegrama, con estas evasivas y ambiguas palabras: "Orden expulsión Mons. Filippi no debe ser considerada como un ataque a la religión cuyo libre ejercicio ampara gobierno tengo honor de presidir, para todos los cultos, sin más limitaciones que las que la ley establece." En represalia la Asociación  de Jóvenes Católicos Mexicanos ( A. C. J. M.) público un manifiesto en los siguientes términos: "Más de diez años de guerra intestina nos ha traído la ruina económica, la disolución social, la desunión entre los mexicanos; ahora, los encargados de reparar los males nacionales, de hacer olvidar, los agravios, siembran más copiosamente la discordia, hacen más profunda la división, olvidándose de que somos los católicos quienes formamos la mayoría del pueblo mexicano y de que nuestros hombres no son tan resistentes que soporten la carga de ultrajes que sobre ellos se coloca."

Se cierra este periodo de gobierno con la celebración del Congreso Eucarístico Mexicano celebrado el 5 de octubre de 1923 donde el pueblo promete morir antes que ver ultrajada su religión. El 9 del mismo mes se dejó sentir la represalia del gobierno suspendiendo el Congreso Eucarístico "por el delito de violación a las leyes de reforma, suspendiendo de sus cargos públicos a las personas que participaron en el Congreso.

        En 1925 sube al poder el hasta entonces secretario de guerra Plutarco Elías Calles hombre de rudos modales y de genio terrible nada astuto ni diplomático. Da comienzo a su gestión de gobierno con un cisma al fundar la Iglesia Católica Apostólica Mexicana poniendo al mando de la misma al sacerdote Joaquín Pérez asignándole, como sede, el templo de Nuestra Señora de la Luz.

Ante tal cisma el Episcopado Mexicano respondió con esta memorable pastoral: "No podemos callar ante el escándalo, ni ocultar el dolor de nuestra alma ante la prevaricación de dos mal aconsejados sacerdotes que, desconociendo la suprema autoridad del Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra, apostatan precipitándose en el abismo del cisma y de la herejía... No, no tememos al cisma, porque no dudamos, ni por un momento, de la fidelidad y sumisión de todos los católicos mexicanos y de todo nuestro clero... pedimos a Dios, y os encarecemos a vosotros que lo pidáis también, que estos hijos y ministros suyos, que redimió con su sangre, y ennobleció a la dignidad sacerdotal, vuelvan sobre sus pasos y se arrepientan."  El 9 de marzo de 1926, las diferentes asociaciones católicas aprobaron y publicaron en la prensa un manifiesto que por su amplio contenido nos es imposible citarlo en este corto y modesto trabajo.

    Anacleto Gonzales Flores fundador de la A. C. J. M.

El 2 de Julio vino lo que todos esperaban la ruptura entre la Iglesia y el Estado con la publicación oficial de la famosa Ley Calles que consta de 33 artículos netamente anticlericales en donde no se restringe en nada las anteriores reformas, sino que se les da una aplicación más amplia, es decir, se extiende también al pueblo pues. Según esta inicua ley "son ministros del culto toda persona que ejecuta actos religiosos (antes eran solamente los sacerdotes) o pronuncian públicamente prédicas doctrinales, o hace públicamente labor de proselitismo religioso" sin más incluye a los catequistas, oradores religiosos y a todo católico que realiza actos religiosos como rezar el rosario u otras devociones del católico. Además, prohíbe a las personas de uno y otro sexo el huso de trajes especiales, de distintivos que los caractericen imponiendo multas hasta de 500 pesos para quienes infrinjan esta ley; con esto adiós alzacuellos, crucifijos, escapularios, medallas, rosarios, estampas etc. Roma envió a Mons. Crespi, pero todo fue en vano el gobierno se mantuvo intransigente.

El mismo mes el Episcopado aprobó el proyecto de boicoteo presentado por las asociaciones católicas que se realizó a fines de año y trajo como consecuencia una fuerte crisis económica, mientras enviaba al Vaticano la decisión a la que habían llegado: "El Comité Episcopal ha resuelto hacer un esfuerzo supremo para conservar la vida de la Iglesia, y emplear el único medio que cree eficaz, y que consiste en que, unidos todos los obispos, presten contra ese decreto declarando que no obedecer y que no obliga en conciencia, y suspender el culto público en toda la nación por no poderse ejercitar conforme lo piden los sagrados cánones y la estructura divina de la Iglesia."  La aprobación de Roma el 23 de Julio y, al día siguiente el Comité Episcopal, en una pastoral colectiva, decidió la suspensión del culto para cuando el decreto de Calles entrara en vigor, esto es, el 31 de Julio. Al Gobierno tal pastoral no le agrado mucho y contesto con una circular muy dura que cayo mal en el ánimo del pueblo católico que ya se preveía una violenta reacción a tal grado que Calles dijo: "Creo que estamos en el momento en que los campos van a quedar deslindados para siempre; la hora se aproxima en la cual se va a librar la batalla definitiva, vamos a saber si la revolución ha vencido a la reacción o si el triunfo ha sido efímero."

Efectivamente a partir del 31 de Julio se empezaron a manifestar los primeros levantamientos armados en distintos Estados de la República en defensa de la fe y de la Iglesia Católica, pero, por desgracia, fueron tan desordenaron que no inquietaron al gobierno quien tenía no solo organización sino también armamento. Fue una triste experiencia que duro afortunadamente un año pues la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa busco afanosamente un líder que adiestrara, ordenara y uniera a todos los grupos levantados en armas. La Providencia quiso que encontrara a este jefe supremo en el General Enrique Gorostieta militar de carrera conocedor del arte militar quien, en poco tiempo supo organizar al ejército cristero.

Tomo el mando del ejército cristero en Julio de 1927, y murió en el campo de batalla en los primeros días de Mayo de 1929 poco antes de los "arreglos entre Roma y el Gobierno" no siendo católico al principio pero de moral natural integra supo, en su corto periodo como jefe supremo, organizar un ejército que al correr de los meses supo darle muchos dolores de cabeza al ejército federal y ponerlo, incluso, al borde de una bochornosa derrota si es que no hubiese intervenido Roma y Los Estados Unidos.

La organización y la integridad moral de los hombres y mujeres que participaron en esta gran cruzada es admirable y digna de ser emulada. La Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa se encargaba de los fondos, reclutamiento y parque, la A. C. J. M., colaboraba tanto en el campo de batalla como en el reclutamiento, espionaje y distribución de propaganda y servía de correo entre los combatientes, la Brigada Femenina Santa Juana de Arco que jugó un papel muy importante en esta cruzada por la defensa de la fe. Estaba integrada por jóvenes de 15 a 25 años; fue fundado por el beato Anacleto González Flores y llego a reunir cerca de 17,000, ante todo y sobre todo era una sociedad mexicana exclusivamente femenina, cívica, libre, autónoma y racionalmente secreta, es decir, sus miembros juraban guardar todo y solo aquel secreto que sea necesario para la vida de la institución, la de sus miembros y el amplio desenvolvimiento de su finalidad y de su objeto. Su fin era ayudar a los cruzados en organización, guerra, finanzas, investigación, comunicaciones, beneficencia. Cada rubro exige de nuestra parte un estudio más profundo solo así valoraremos las palabras del General Gorostieta con respecto a esta Brigada Santa Juana de Arco: "Si no fuera por las fuentes de aprovisionamiento que he organizado (habla de la Brigada) para que cada regimiento se surta de pertrechos... ya hubiéramos sucumbido todos."

La Unión Popular o L. D. L. R., tuvo al Sr. Rafael Ceniceros Villareal como su jefe más importante y otros grupos más que colaboraron en esta guerra cristera.

        Los arreglos, como ya dijimos, se pactaron a principios del mes de junio de 1929, entre la Iglesia y el Estado bajo la anuencia de los Estados Unidos representado por su embajador Morrow sin la intervención de un jefe cristero. Mons. Ruiz y flores y Mons. Pascual Díaz y Barreto representaron a Roma, estos Sres. Obispos no estuvieron nunca con los cristeros ni tampoco los consultaron para los arreglos y el Sr. Presidente interino Emilio Portes Gil masón de profesión.

El silenciamiento de las tropas cristeras llego y los valientes cristeros que no fueron vencidos en el campo de batalla fueron asesinados después de los arreglos dado que el "Modus vivendi" se convirtió en el " Modus Moriendi" a tal grado de que murieron más hombres después de la guerra que durante el transcurso de ella.

        Muchos fueron los mártires que dio esta gran cruzada quizá muchos de ellos no los veremos en los altares, en el año de 1994, se abrió el proceso de canonización de ocho hombres que en el Estado de Jalisco dieron su vida por la fe, he aquí algunos de esos nombres: Mons. Orozco y Jiménez, Miguel Gómez Loza, Luis Padilla, Jorge y Ramón Vargas González y Anacleto González Flores podríamos agregar al P. Miguel Agustín Pro. El 25 de mayo de 2000 su Santidad Juan Pablo canonizo a 25 mártires mexicanos entre ellos a los antes mencionados

jueves, 24 de diciembre de 2020

FELIZ NAVIDAD A TODOS MIS LECTORES


En una navidad como esta el Niño Jesús se le aparecio a san Jerónimo y le pregunto: Jerónimo que me regalarias hoy? San Jerónimo le contesto: Señor te regalaria mis penitencias. el Niño Jesús contesto sonriendo: Son mías Jerónimo. Señor mis ayunos prosiguió San Jerónimo. Son míos también, contesto el Niño. Mis oraciones continuó San Jerónimo. Y así continuó la conversación hasta dejar sin opciones  al santo que, humildemente, dijo Señor entonces no se que dartE este diá. 
El niño Jesús contesto: jerónimo DAME TUS PECADOS PARA QUE TE LOS PERDONE.
Ciertamente considero que es lo único que le podemos regalar al Señor este día porque estrictamente hablando no son de ÉL sino de nosotros y para eso vino al mundo para pagar la deuda del pecado original, redimirnos con su sangre y perdonar nuestros pecados por medio del sacramento de la penitencia por la cual ejerce su misericordia infinita sobre nuestras abrumadas almas.
EL ADMINISTRADOR DE ESTE BLOG LES DEJA ESTA BREVE MEDITACION PARA ESTE GRAN DIA Y LES DESEA DE TODO CORAZON UNA MUY FELIZ NAVIDAD EN NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y AGRADECE PROFUNDAMENTE EL APOYO A ESTE VUESTRO BLOG, GRACIAS A USTEDES YA REBASAMOS EL MILLON DE VISITAS. DIOS LOS BENDIGA Y TAMBIEN VUESTRO SERVIDOR EN NOMBRE DE EL LOS BENDICE. R.P. ARTURO VARGAS MEZA


ó  

miércoles, 23 de diciembre de 2020

EL SERCRETO ADMIRABLE DEL SANTÍSIMO ROSARIO. SAN LUIS MARIA GRIGNION DE MONTFORT

 

Cada Ave María golpea duro la cabeza del Demonio.

35a Rosa

108) El Beato Alano refiere que un Cardenal llamado Pedro, del título de Santa María del Tíber, instruido por Santo domingo, su íntimo amigo, en la devoción del Santo Rosario, se interesó por ella de tal modo que fue su panegirista y la inculcaba a todos cuantos podía. El Cardenal fue enviado como legado a Tierra Santa entre los cristianos cruzados que combatían a los sarracenos, e hizo tales prosélitos en el ejército cristiano practicando todos esta devoción para conseguir el auxilio del cielo, en un combate, con sólo tres mil triunfaron sobre cien mil.

Ya hemos visto que los demonios temen infinitamente al Rosario. Dice San Bernardo que la salutación angélica les quebranta y hace estremecer a todo el infierno. El Beato Alano asegura haber conocido varias personas que se habían entregado al diablo en cuerpo y alma y que habían renunciado al bautismo y a Jesucristo y que, después de abrazar la devoción del Santo Rosario, fueron libertadas de su tiranía.

36a Rosa

109) En el año 1578 una mujer de Amberes se entregó al demonio, firmando el acta de entrega con su sangre. Algún tiempo después se arrepintió, y como sintiera gran deseo de reparar el mal que había hecho, buscó un confesor prudente y caritativo para conocer el medio de librarse del poder del diablo.

Encontró efectivamente un sabio y virtuoso sacerdote que le aconsejó buscase al Padre Enrique, director de la Cofradía del Santo Rosario del convento de Santo Domingo, para que la inscribiese en la Cofradía y la confesara; y así se lo pidió, pero en vez del Padre encontró al demonio bajo la forma de un religioso que la reprendió severamente y le dijo que ninguna gracia podía esperar de Dios, ni había modo de revocar lo que había firmado; lo cual la afligió mucho. Pero no perdió por completo la esperanza en la misericordia del Señor, volvió a buscar al Padre y encontró nuevamente al diablo, que la rechazó como en la ocasión anterior; mas repitiendo por tercera vez el intento, permitió el Señor que encontrase al Padre Enrique, a quien buscaba, el cual la recibió con caridad, exhortándola a confiar en la bondad de Dios y hacer una buena confesión; la admitió en la Cofradía y le ordenó que con frecuencia rezase el Santo Rosario. Y un día, durante la Misa que el Padre celebraba por la mencionada mujer, la Santísima Virgen obligó al diablo a devolverle la cédula firmada; y quedó así libertada por la autoridad de María y la devoción al Rosario.

37a Rosa

110) Un señor que tenía muchos hijos, metió a una de las hijas en un monasterio que se encontraba a la sazón completamente desarreglado, pues las religiosas sólo respiraban vanidad y frivolidad. El confesor, hombre fervoroso y devoto del Santo Rosario, deseando dirigir a esta joven religiosa a la práctica de vida más perfecta, le ordenó rezar todos los días el Rosario en

honor de la Santísima Virgen, meditando la vida, pasión y gloria de Jesucristo. Le agradó a ella mucho esta devoción y poco a poco fue aborreciendo el desarreglo de sus hermanas y empezaron a gustarle el silencio y la oración, a pesar del desprecio y burlas de las otras religiosas, que interpretaban su fervor como gazmoñería.

Habiendo ido por aquellos días a visitar el monasterio un santo Abad, tuvo una extraña visión mientras oraba; le pareció ver una religiosa en oración en su celda ante una Señora de admirable hermosura, acompañada de un coro de ángeles, los cuales con flechas encendidas arrojaban a la multitud de demonios que pretendía entrar; y estos espíritus malignos huían a las celdas de las demás religiosas, en figura de sucios animales, para excitarlas al pecado, en el cual muchas de ellas consentían.

Conoció el Abad por esta visión el mal espíritu de este monasterio, creyó morir de pena, llamó a la joven religiosa y la exhortó a la perseverancia. Reflexionando sobre la excelencia del Santo Rosario, resolvió reformar a estas religiosas con tal devoción; adquirió para ello hermosos Rosarios que regaló a todas las religiosas persuadiéndolas de que lo rezasen todos los días y prometiéndoles, si así lo hacían, no violentarlas para que se reformasen. Recibieron complacidas los Rosarios y prometieron rezarlo con esa condición. ¡Cosa admirable!: poco a poco dejaron sus vanidades, se dieron al recogimiento y al silencio y en menos de un año pidieron ellas mismas la reforma. El Rosario pudo en sus corazones más de lo que hubiera conseguido el Abad con sus exhortaciones y su autoridad.

38a Rosa

111) Una condesa española, instruida por Santo Domingo en la devoción del Rosario, lo rezaba diariamente con maravilloso adelanto en la virtud. Como aspiraba a la vida de perfección, pidió cierto día a un Prelado y célebre predicador algunas prácticas de perfección.

Este Prelado le dijo que antes era preciso le declarase el estado de su alma y sus ejercicios de piedad, y ella contestó que el principal era el Rosario, que rezaba todos los días, meditando los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos con gran fruto espiritual para su alma. El Obispo, entusiasmado al oír explicar las raras enseñanzas encerradas en los misterios, le dijo: "Hace

veinte años que soy doctor en teología, he leído muchas y excelentes prácticas de devoción, pero no he conocido nada más fructífero ni más conforme al cristianismo. Quiero imitaros;

predicaré el Rosario." Y así lo hizo, y con tal éxito, que al poco tiempo pudo ver un gran cambio de costumbres en su diócesis: muchas conversiones, restituciones y reconciliaciones; el libertinaje, el lujo y el juego cesaron; comenzaron a florecer la paz en las familias, la devoción y la caridad. Cambio tanto más admirable cuanto que este Obispo había trabajado mucho para

conseguirlo y hasta entonces ineficazmente.

Para inculcar mejor la devoción al Rosario, llevaba siempre uno muy hermoso, y enseñándolo al auditorio decía: "Sabed, hermanos míos, que el Rosario de la Santísima Virgen es tan excelente que yo soy vuestro Obispo, doctor en teología y en ambos derechos, me glorío de llevarlo siempre como el más ilustre signo de mi episcopado y doctorado."

39a Rosa

112) El rector de una parroquia de Dinamarca contaba frecuentemente, para mayor gloria de Dios y con gran gozo de su alma, que había obtenido en su parroquia un resultado análogo al de este Obispo en su diócesis.

"Había predicado -decía- sin éxito alguno las materias más urgentes y más provechosas. No había fruto alguno. Al fin me resolví a predicar el Santo Rosario y expliqué su excelencia y su

práctica, y puedo asegurar que, desde que mi pueblo gustó esta devoción, he visto un cambio evidente en seis meses.

Tan cierto es que esta divina oración tiene especial poder para mover los corazones e inspirarles horror al pecado y amor a la virtud."

La Santísima Virgen dijo un día al Beato Alano: "Así como Dios ha escogido la salutación angélica para la Encarnación de su Verbo y para la Redención de los hombres, así quienes deseen reformar las costumbres de los pueblos y regenerarlos en Jesucristo deben honrarme y dirigirme la misma salutación. Yo soy -añadió- el camino por el cual vino Dios a los hombres, y

es necesario que después de Jesucristo obtengan la gracia y las virtudes por mi mediación."

113) Yo, que esto escribo, he aprendido por experiencia propia la fuerza de esta oración para convertir los corazones más endurecidos. He encontrado algunos en los que las más terribles verdades predicadas en una misión no habían hecho impresión alguna; y en cambio, habiendo adquirido, por consejo mío, la costumbre de rezar diariamente el Santo Rosario, se convirtieron y se dieron a Dios.

He podido observar la enorme diferencia de costumbres entre pueblos y pueblos de las parroquias donde di misiones pues mientras unos, por haber abandonado la práctica del Rosario, habían vuelto a caer en las malas costumbres, otros, por haberla conservado, conservaban también la gracia de Dios y adelantaban todos los días en la vida cristiana.

40a Rosa

114) El Beato Alano de la Roche, el Padre Juan Dumont, el Padre Thomas, las crónicas de Santo Domingo y otros autores, que fueron muchos de ellos testigos oculares, refieren un gran número de conversiones milagrosas de pecadores y pecadoras después de veinte, treinta o cuarenta años en el mayor desorden, nada había podido convertirlos, y que se convirtieron por esta maravillosa devoción. Por temor a extenderme demasiado, no las referiré.

Tampoco he de referirme a las que yo mismo he visto; todas las omito por diversas razones.

Caros lectores, si practicáis y predicáis esta devoción, aprenderéis por propia experiencia, y experimentaréis felizmente, el efecto maravilloso de las promesas hechas por la Santísima Virgen a Santo Domingo, al Beato Alano de la Roche y a cuantos hagan florecer esta devoción que le es tan grata, que instruye a los pueblos en las virtudes de su Hijo y en las suyas, inicia en la oración mental y conduce a la imitación de Jesucristo, a la frecuencia de los sacramentos, a la práctica sólida de las virtudes y toda clase de buenas obras; a ganar preciosas indulgencias que los pueblos ignoran porque los predicadores de esta devoción apenas han hablado de ellas, contentándose con hacer del Rosario un sermón a la moderna, aunque sólo cause muchas veces admiración y ninguna instrucción.

115) En fin, me contento con deciros con el Beato Alano de la Roche que el Rosario es manantial y depósito de toda clase de bienes:

1) P Peccatoribus praestat poenitentiam;

2) S Sitientibus stillat satietatem;

3) A Alligatis adducit absolutionem;

4) L Lugentibus largitur laetitiam;

5) T Tentatis tradit tranquillitatem;

6) E Egenis expellit egestatem;

7) R Religiosis reddit reformationem;

8) I Ignorantibus inducit intelligentiam;

9) V Vivis vincit vastitatem;

10) M Mortuis mittit misericordiam per modum suffragii (2).

"Volo -dijo un día la Santísima Virgen al Beato Alano- ut psaltae mei in vita et in morte, et post mortem, habeant benedictionem, gratiae plenitudinem ac libertatem, immunesque sint a caecitate, obduratione, inopia ac servitute."

"Quiero que los devotos de mi Rosario obtengan la gracia y bendición de mi Hijo durante su vida, en la hora de la muerte y después de ella. Quiero que se vean libres de todas las esclavitudes y sean reyes verdaderos, con la corona en la cabeza y el cetro en la mano, y alcancen la gloria eterna. Amén."

(1) Oh dignísima Madre de la Sabiduría, acerca de cuya salutación, de qué forma debe rezarse, ya queda instruido este pueblo, te ruego para la salud de los fieles aquí presentes que obligues a estos tus enemigos a que abiertamente confiesen aquí la verdad completa y sincera.

(2) Los pecadores obtienen el perdón, Las almas sedientas se sacian, Los que están atados ven sus lazos deshechos, Los que lloran hallan alegría, Los que son tentados hallan tranquilidad,

Los pobres son socorridos, Los religiosos son reformados, Los ignorantes son instruidos, Los vivos vencen la decadencia espiritual, Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.

jueves, 17 de diciembre de 2020

La Parusía. Padre Juan Rovira. Mártir de la Guerra civil Española.

 


Duración del Reino de los Santos

 

Hemos visto que, según la predicción de Daniel (7, 26-27), inmediatamente después de la muerte del Anticristo no se acabará el mundo, sino que seguirá la Iglesia, compuesta de judíos y gentiles y extendida por toda la tierra, y los santos ejercerán el poder y la soberanía y a ellos servirán y obedecerán todos los reyes del orbe. Esta interpretación del texto de Daniel no es universalmente reconocida, pero sí la más común y autorizada y más conforme a las palabras del profeta.

Pero, ¿Cuánto tiempo ha de durar este reino de los santos en la tierra? Esto es ya objeto de discusión; del texto daniélico no puede sacarse nada, pues, aunque Daniel dice que su reino será sempiterno, es porque nos presenta este reino de los santos en la tierra continuándose con el del cielo, el reino de los santos anterior al juicio final, continuándose con el de después del juicio. Mas ahora hablamos solamente del reino de los santos en la tierra, del reino de los santos anterior al Juicio Final: y éste, claro está que no ha de ser eterno. Pero ¿Cuánto tiempo ha de durar?

Algunos intérpretes, aun de los que admiten el reino de los santos en la tierra, dicen como Tirini, a Lapide y otros que este reino ha de durar breve tiempo; otros no hablan de su duración; otros suponen o afirman que durará largo tiempo; y esto último parece más conforme con la mente de Daniel, pues que nos presenta un reino en la tierra, debajo del cielo, y lo contrapone a los otros cuatro reinos anti teocráticos figurados por las cuatro bestias, que son, según la interpretación común de los Santos Padres y de los buenos intérpretes, el reino o imperio babilónico, el medo-persa, el griego y el romano.

Pero, en fin, Daniel nada nos dice de la duración de este reino de los santos en la tierra. Y, por consiguiente, de las palabras de Daniel no podemos sacar cuánto durará, si breve, si largo tiempo. Si, pues, hay otro texto en la Sagrada Escritura que nos determine de algún modo la duración del reino de los santos, la sabremos, si no, no la sabremos.

En este punto los milenaristas, fundándose en el Apocalipsis (20, 1-9), admitieron después de la muerte del Anticristo un reino de Cristo y de los Santos en la tierra que había de durar mil años. Pero los milenaristas eran de dos clases. El milenarismo herético y judaizante, cuyo fundador fue Cerinto, de los que admitían un reino de Cristo terreno con placeres y deleites materiales y sensuales, o asimismo un reino judaizante en el que se restablecería la circuncisión y los sacrificios, ritos y ceremonias de la ley mosaica.

El otro milenarismo admitía un reino espiritual de Cristo y de los santos en la tierra que había de durar mil años. Este otro milenarismo, aunque no fue universalmente admitido, estuvo con todo muy extendido en los primeros siglos de la Iglesia. Y así, milenaristas fueron San Papías, obispo de Hierápolis; San Ireneo, obispo de Lion, Adv. Haer. (c. 32-36); San Justino mártir, Dialog. cum Tryph. (n. 80), quien dice que muchos cristianos, aunque no todos, son del mismo parecer; el Autor de la Epístola de Bernabé (t. 15), el de la Didascalia, Tertuliano, Adv. Martion (L. 3, c. 24), San Victoriano, obispo Petavionense y mártir, De Fabrica Mundi; San Metodio, Conviv. Decem Virginum (Or. 9, c. 5), y Lactancio, Divinae Institut. (Lib. 7, c. 24), San Zenón, obispo de Verona (Lib. 2, Tract. 6) y otros.

Verdad es que otros Santos Padres no admiten el milenarismo y aun positivamente lo rechazan y combaten, pero, en general, atacan y combaten el milenarismo terreno y carnal o el judaizante, mas no el de Ireneo y Papías. Y así, San Agustín (De Civitate Dei, lib. 20, c. 7), dice: “Esta opinión (la de los milenaristas) sería tolerable si juzgasen que los santos en aquel sábado habían de gozar de delicias espirituales por la presencia del Señor. Pues que también nosotros fuimos en otro tiempo de esta opinión; más como dicen que los que resucitaren se entregarán a placeres carnales sin moderación alguna, esto no pueden creerlo sino los carnales.” Por donde se ve que San Agustín rechaza el milenarismo carnal.

Asimismo, San Jerónimo, acérrimo impugnador del milenarismo judaizante, dice del otro milenarismo, en sus Comm. in Jer. (c. 19): “Y aunque no sigamos esta opinión, con todo no podemos condenarla, porque muchos varones eclesiásticos y mártires dijeron estas cosas.” Dos cosas son también dignas de notarse. La primera es que la Santa Iglesia nunca ha reprobado positivamente el milenarismo de los Santos Padres y mártires de que habla San Jerónimo. La segunda, que los milenaristas más antiguos, como fueron San Papías y San Ireneo, transmiten esta doctrina del reino milenario no como fruto de sus interpretaciones escriturísticas, sino como enseñanzas recibidas de los Apóstoles y de los varones apostólicos.

Con todo, no puede negarse que en la doctrina milenarista se mezclaron y se involucraron con frecuencia otros errores, que motivaron la condenación de libros de autores milenaristas. Por eso, prescindiendo de todo lo demás, trataremos solamente esta cuestión: ¿Puede o debe admitirse entre el Anticristo y el juicio final un reino de mil años, tal cual lo describe San Juan al principio del capítulo 20 del Apocalipsis? O, en otras palabras: El reino de Cristo y de los santos, reino de mil años, que describe San Juan en el Apocalipsis (20, 1-7), ¿ha de ser posterior a la muerte del Anticristo? La respuesta más probable parece que es la afirmativa, ya se miren las razones o indicios extrínsecos, o ya se consideren los argumentos intrínsecos.

Vemos, en efecto, que los milenaristas más antiguos son San Papías y San Ireneo, los cuales apelan, como dijimos, a las enseñanzas apostólicas. Ahora bien, San Ireneo es discípulo de San Policarpo, y San Policarpo y San Papías son discípulos de San Juan Evangelista, el autor del Apocalipsis. ¿No es, pues, lo más natural que en el Apocalipsis se halle la misma doctrina que enseñaban San Papías y San Ireneo?

Además, sabido es que muchos milenaristas se fundaban en este texto del Apocalipsis y, al contrario, Eusebio de Cesárea, para rechazar el milenarismo, puso en duda la inspiración del Apocalipsis y negó que fuese escrito por San Juan Evangelista. A esto puede añadirse la comparación del texto del Apocalipsis con el de Daniel ya citado (Dn. 7, 25-28). En uno y otro texto se describe la destrucción del Anticristo (Dn. 7, 25-26; Ap. 19, 19-21). En uno y otro se predice un reino de los santos (Dn. 7, 27; Ap. 20, 4).

El reino de los santos en Daniel es posterior a la muerte del Anticristo; es, pues, natural que el reino de los santos que se describe en el Apocalipsis (20, 4-6) sea también posterior a la muerte del Anticristo. Pero vengamos ya a las razones y argumentos intrínsecos y examinemos el mismo texto y la mente de San Juan. Dos cosas principales dicen el texto en cuestión:

1ª) El encadenamiento y encarcelamiento del demonio. Vio el Ángel que ató al demonio por mil años, y lo arrojó en el abismo y cerró y selló sobre él para que no engañe más las gentes hasta que se cumplan mil años; después lo desatarán un poco de tiempo.

2ª) La resurrección y el reino de los santos con Cristo. Vio las almas de los degollados por el testimonio de Jesús y por la palabra de Dios y los que no adoraron a la bestia ni a su imagen, ni recibieron su señal en sus frentes y en sus manos y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Todo esto puede entenderse de dos modos:

1º) Unos dicen: Todo esto ya se ha cumplido. El demonio fue encarcelado y encadenado con la Encarnación o, mejor, con la Pasión de Cristo, porque entonces fue vencido y ya no puede dañar sino a los que se le acercan. La resurrección primera de que aquí habla San Juan es la entrada en el cielo de las almas que gozan de la visión beatífica y reinan con Cristo y son reverenciados y venerados en la tierra.

2º) Otros, al contrario, dicen que nada de esto se ha cumplido: todo se ha de cumplir después de la destrucción del Anticristo. Porque el demonio, aunque con la Pasión de Cristo quedó vencido, no parece que esté atado y encerrado en el abismo, como lo pinta aquí San Juan; antes, otros textos de la Escritura nos le presentan muy suelto. Así, San Pablo dice que nuestra lucha no es contra la carne y sangre, sino contra los principados y potestades, contra los señores del mundo, de estas tinieblas, contra las malicias espirituales en los aires -esto es, contra los demonios- (Ef. 6, 12); y San Pedro pinta al diablo como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pe. 5, 8). De manera que los Príncipes de los Apóstoles no describen al diablo encerrado y aprisionado en el infierno.

Tampoco parece que la que San Juan llama primera resurrección haya de entenderse de la vida de gloria de las almas; porque la palabra resurrección, anástasis, suele decirse de los cuerpos y no suele aplicarse a las almas y menos a su entrada en la gloria. Podrá decirse que el alma resucita o se levanta del pecado a la vida de la gracia (Ef. 5, 14); pero parece violento decir que el alma resucita al empezar su vida de gloria, pues que sólo resucita lo que murió.

Además de esto, San Juan dice claramente que vio a los que no adoraron a la bestia, ni a su imagen, ni recibieron su señal, y que éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años; pero estos que no adoraron a la bestia, ni a su imagen son contemporáneos del Anticristo que hacía adorar su imagen, como se dice en Ap. 13, 14; luego, si éstos reinaron mil años, estos mil años han de empezar a contarse después de la destrucción del Anticristo.

Consideremos, por fin, la mente de San Juan: cómo entendía San Juan este texto. En cuanto al diablo, distingue él tres periodos:

1º) Un primer período en que el diablo está en el cielo o en el aire luchando con San Miguel hasta que es derribado en tierra, como se describe en Ap. 12, 3-9.

2º) Un segundo período en que el diablo está en la tierra, período que comienza a lo que parece poco antes de la aparición del Anticristo (Ap. 12, 13-18), y que dura todo el tiempo de la persecución del Anticristo (Ap. 13, 4; 16, 13).

3º) Por último, un tercer período en que el diablo está encerrado en el abismo; lo cual no parece pueda ser sino después de la destrucción del Anticristo.

Y en cuanto al reino de los santos, ¿Qué piensa San Juan? Él dice expresamente que han de reinar sobre la tierra (Ap. 5, 10). Pero ¿entiende que reinan ya ahora sobre la tierra? Compárese Ap. 6, 9-11 con Ap. 20, 4-6, y la descripción que hace de las almas de los mártires en uno y otro texto. En el primero de ellos (6, 9-11) aparecen las almas de los mártires debajo del altar, clamando al Señor con grandes voces y diciéndole: “¿Hasta cuándo, Señor, ¿no juzgas y no vengas nuestra sangre de los que habitan en la tierra?” Y se les dieron sendas estolas blancas y se les dice que aguarden un poco de tiempo, hasta que se complete el número de los mártires.

Y ¿Quién dirá que, según la mente de San Juan, las almas que están aquí clamando al Señor y pidiéndole juicio y venganza de los que viven en la tierra, y aguardando a que se complete el número de los mártires, reinan ya sobre la tierra? Si reinan ya, ¿Qué piden entonces? ¿Por qué claman? ¿Qué aguardan? Se dirá que piden la resurrección de sus cuerpos. Se podrá decir esto, pero no dice esto San Juan, sino que piden juicio y venganza.

Cuán diferente es el cuadro que nos presenta el capítulo 20, 4-6. Aquí ya no piden ni claman; aquí los mártires han resucitado y reinan con Cristo; aquí son sacerdotes de Dios y de Cristo y reinan con Él mil años. Son sacerdotes y el sacerdote no es un alma, es un hombre, como dice San Pablo (Heb. 8, 3).

Distingue, pues, San Juan claramente dos diversos períodos, uno antes del Anticristo, antes que se complete el número de los mártires, en el cual las almas de los mártires claman, piden, aguardan juicio y venganza (Ap. 6, 9-11); y otro período, después de la destrucción del Anticristo, en que se les da el juicio y los mártires, resucitados ya, son sacerdotes de Dios y de Cristo y reinan con él mil años (Ap. 20, 4-6).

A esto se añade que la persecución del Anticristo es muy diversa de la de Gog y Magog, ni pueden en modo alguno confundirse. Porque la del Anticristo es una persecución en que el Anticristo, que es rey, hace guerra a los santos y los vence y los conculca (Ap. 13, 7 y Dn. 7, 25), pero la de Gog y Magog no es una persecución, es una guerra y rebelión, en la cual los ejércitos de Gog y Magog ponen cerco al campamento de los Santos y a la ciudad querida; pero no entran en ella, pues baja fuego del cielo, de Dios, que los abrasa y consume.

Así que, miradas y consideradas todas estas razones, parece más probable que el reino de mil años que predice San Juan en su Apocalipsis ha de ponerse después de la destrucción del Anticristo. Admitido esto, muchos puntos obscuros del Apocalipsis se esclarecen; de lo contrario, este libro se convierte en un tejido de incoherencias inexplicables. Y no sólo el Apocalipsis, sino muchos otros textos bíblicos se esclarecen con esta explicación.

Afectivamente admitido este reino, se explica por qué los Profetas con frecuencia, después de describir el juicio, hablan del reino del Señor. Se explica, por ejemplo, por qué Zacarías (c. 14), después de habernos descripto a las gentes que se juntan para pelear contra Jerusalén y al Señor que baja en auxilio de Jerusalén a pelear contra ellas (que, según vimos, es Cristo que viene a vencer y derrotar al Anticristo), después de hablarnos de aquel día que es conocido de Dios (Zac. 14, 7 y Mt. 24, 36), y que no es día ni noche, después sigue en el v. 9: “Y será el Señor rey sobre toda la tierra: en aquel día, será el Señor uno, y será su nombre uno”, y describe luego la situación y la seguridad de Jerusalén.

Así se explica por qué Joel (c. 3), después de haber descripto el juicio de Dios contra las gentes, esto es contra el Anticristo y sus reyes, después de describir las señales próximas de la Parusía, el sol y la luna que se oscurecen y las estrellas que niegan su luz, luego, en los versos siguientes, pinta la santidad de Jerusalén y su prosperidad: “Y el Señor bramará desde Sión, y desde Jerusalén dará su voz: y se conmoverán los cielos y la tierra, más el Señor será la esperanza de su pueblo y la fortaleza de los hijos de Israel. Y sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios que habito en Sion, el monte de mi santidad: y Jerusalén será santa, y los extraños no pasarán más por ella” (Jl. 3, 15-18). Y así podrían traerse otros ejemplos.

Podría, sí, objetarse a todo lo dicho que el reino que Daniel predice después del Anticristo (Dn. 7, 27) no puede ser el que predice San Juan (Ap. 20, 4), porque el de Daniel es perpetuo; más el del Apocalipsis ha de durar un tiempo definido de mil años (ora se haya de ver en éste un número exacto o bien un número redondo).

Pero, en realidad, no hay oposición entre los dos textos. Porque el reino de los santos que describe Daniel es perpetuo, según dijimos, porque dura en la tierra hasta el fin del mundo y porque se continúa después en el cielo eternamente. Y en este sentido es también perpetuo el reino de los santos que pinta San Juan en su Apocalipsis. Mas éste dice que el reino durará mil años; porque en realidad, durante este tiempo, el demonio estará encarcelado y encadenado y los santos reinarán pacífica y universalmente en toda la tierra.

Después sobrevendrá la seducción de las gentes y la sublevación de Gog y Magog, durante la cual los santos conservarán su poder y soberanía, puesto que no serán vencidos; pero su reino ya no será entonces pacífico ni universal como antes; hasta que, castigadas con fuego del cielo las tropas rebeldes de Gog y Magog, se restablecerá en su primitivo esplendor el reino de los santos hasta el fin del mundo o hasta el tiempo que Dios sabe.

Puesto que el fin del mundo no ha de seguir inmediatamente a la rebelión de Gog y Magog, ya que, después de ésta, dice Ezequiel, los israelitas pasarán siete años sin gastar otra leña que la de las armas de los ejércitos de Gog y Magog. Cuánto tiempo haya pues de transcurrir entre esta rebelión y el fin de los tiempos, es cosa que sólo Dios sabe.

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[1] Enciclopedia Espasa-Calpe, Artículo “Parusía”, tomado de: https://radiocristiandad.org/2013/01/16/p-jose-rovira-s-j-parusia/#more-24433 - Texto publicado en 2018 por la editorial Vórtice en el libro “El que vuelve”: http://www.vorticelibros.com.ar/libro.php?id=156 - http://millenarismus.blogspot.com/2018/06/el-que-vuelve.html - Este texto fue revisado, corregido, editado y publicado por Miles Christi el 25/10/2020: https://gloria.tv/post/mAbBjmCqrZjr2vPsFz2vKCGZG

[2] Sobre el Padre Rovira: http://millenarismus.blogspot.com/2016/02/p-juan-rovira-sj.html 

[3] “Y el reino y el imperio y la grandeza de los reinos bajo los cielos todos serán dados al pueblo de los santos del Altísimo. Reino eterno es su reino, y todos los imperios le servirán y le obedecerán” (Dn. 7, 27). Cornelio a Lapide comenta: “Digo que es cierto que vendrá este reinado de Cristo y de los santos, y que no será solamente espiritual como el que ha tenido siempre en la tierra, cuando sufrieron persecuciones y el martirio, sino será corporal y glorioso, pues reinarán gloriosamente con Cristo para siempre. Sin embargo, Cristo y los santos comenzarán este reino en la tierra, tras la muerte del Anticristo. Entonces, destruido el reino del Anticristo, la Iglesia reinará en toda la tierra y de los judíos y de los gentiles se hará un solo redil con un solo pastor, ya que no dice ‘‘arriba’’ sino ‘‘bajo el cielo’’, es decir toda la tierra, todo el espacio que se halla bajo el cielo. Luego, un poco después, este reino será confirmado y glorificado por toda la eternidad.” (Commentaria In Danielem Prophetam 7, 27)

http://reader.digitale-sammlungen.de/en/fs1/object/goToPage/bsb10624768.html?pageNo=90

 

lunes, 14 de diciembre de 2020

UNA POBRE APORTACION A LA FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCION

 


   SE dice en el Eclesiástico: “YO HICE NACER EN EL CIELO LA LUZ INDEFICIENTE” palabras que podríamos aplicar a la Sma., Virgen María en esta su solemnidad de la Inmaculada Concepción, claro guardando las debidas proporciones. Pues sabemos que en sentido propio se aplican a Ntro., Señor Jesucristo.

   Tres son las condiciones de la luz:

1) EL SER LA PRIMERA DE LAS CRIATURAS. Así lo dice el Génesis: AL PRINCIPIO CREO Dios EL CIELO Y LA TIERRA...Y LAS TINIEBLAS CUBRÍAN LA HAZ DE LA MISMA... DIJO Dios: HÁGASE LA LUZ.” La Sma., Virgen es la primera en la dignidad. Dice san Anselmo: “NADA HAY IGUAL A TI ¡OH SEÑORA! NADA QUE PUEDA COMPARÁRSETE; PUES TODO LO QUE EXISTE, O ESTA SOBRE TI, ES Dios, O BAJO TI, TODO LO QUE NO ES Dios.” Y en el Génesis leemos: “DESDE EL PRINCIPIO Y ANTES DE TODOS LOS SIGLOS ME CREO, Y HASTA EL FIN NO DEJARÉ DE SER.” Es decir, que fue creada sin defecto alguno ni pecado. Pues el Ángel y el hombre fueron creados también en gracia. Y se dice de Lucifer: “HABITABAS EN EL JARDIN DE Dios” Por consiguiente, como el ángel y Adán fueron creados en gracia la Sma. Virgen fue concebida en gracia. Pero tanto el ángel como Adán cayeron más la Virgen, por un privilegio especial, conservo siempre intacta la gracia que desde, sin arrojarla por el pecado. Lo confirma san Agustín: “¡OH CARIDAD, TÚ HICISTE QUE NO SOLO NO PECASE MARÍA, ¡MAS NI AUN PUDIERA PENSAR EN EL PECADO!” Por consiguiente, la gracia que limpió a otros del pecado, preservó a la Virgen de pecar, sino también de contraer el pecado original.

   2) LA LUZ ES LA MAS HERMOSA DE LAS CRIATURAS. Corporales, porque si ella nada hay hermoso, sino que es todo odioso. Dice San Bernardo: “QUITA EL SOL Y, ¿QUÉ QUEDA SINO TINIEBLAS? QUITA A MARÍA, Y ¿QUÉ HAY SINO OSCURIDAD Y CEGUERA DE ESPÍRITU? Por eso dice el esposo: “QUE HERMOSA ERES, AMADA MÍA QUE HERMOSA ERES.” Hermosa con la hermosura de la inocencia, hermosa con la hermosura de la gracia; hermosa en el cuerpo, hermosa en el espíritu, esta Virgen real ha sido decorada como con perlas y estrellas con estas excelentes perfecciones. “UNA MUJER ENVUELTA EN SOL”; así como el sol aventaja a todas las lumbreras del cielo por la prerrogativa de su claridad extremada, así, después de Cristo la Virgen aventaja a toda criatura racional por el esplendor y hermosura de la virtud y de la gracia. Como dice San Bernardo, ningún defecto alcanza a la Virgen, y, a diferencia de todas las demás criaturas, pasa por encima de toda fragilidad y corrupción con una excelentísima sublimidad, de tal modo que con razón se puede decir que la luna está bajo sus pies.

   Además, tiene sobre su cabeza doce estrellas sobre lo cual dice San Bernardo: “CON JUSTA RAZON SE PUEDE CORONAR DE ESTRELLAS LA CABEZA QUE, BRILLANDO INTENSAMENTE MÁS QUE ELLAS, PRÉSTALES MÁS HERMOSURA QUE LA QUE ELLAS LE DAN.” Si la sola concepción de la Virgen sin pecado, a diferencia de las demás, ofusca y deslumbra la penetración de toda humana criatura me atrevo a afirmar que, aun las miradas angélicas se enturbian ante la prerrogativa, fulgor, esplendor y hermosura de esta concepción.

   3) LA LUZ ES UNIVERSAL todo lo llena, dice San Ambrosio: “LA VIRGEN NO FUE HECHA CON PESO Y MEDIDA DETERMINADOS. DIO A TODOS Y LO LLENÓ TODO; Y COMO EL SOL DE JUSTICIA, CRISTO, NUESTRO Dios, HACE BRILLAR SOBRE LOS BUENOS Y LOS MALOS, ASÍ ESTA LUZ INEXTINGUIBLE, LA VIRGEN SACRATÍSIMA, REFLEJANDO LOS RAYOS DE LA DIVINA MISERICORDIA, OFRECE A TODOS SIN DISTINCION SUS GRACIAS Y CLEMENCIA Y SE COMPADECE CON UNIVERSAL AFECTO D LAS NECESIDADES DE TODOS.” Ante estas palabras exclama Santo Tomas de Villa Nueva: “¡OH ANTORCHA BRILLANTÍSIMA, A CUANTOS ALEGRASTE, CUANDO, ILUMINADA POR RESPLANDOR DIVINO, ¡APARECISTE INMACULADA EN EL SENO DE TU MADRE! TU CONCEPCION, ¡OH VIRGEN MADRE DE Dios! ANUNCIO EL GOZO DE TODO EL MUNDO.