Job y el Demonio
50.- Escribe Rabisio Testor que convidó a un filósofo
otro amigo suyo, bien desemejante a él en las costumbres, y apercibió su casa,
como para tal huésped, sacando a plaza cuantas riquezas tenía, entapizó las paredes
de ricas. colgaduras, cubrió el suelo de vistosas alfombras, vistió las mesas
de labrados tapetes, adornó el estrado de telas de oro y seda, enriqueció los
aparadores de costosas vajillas, bordó las sillas y doró los techos, sin dejar
cosa alguna que no adornase; sólo de sí mismo se olvido; porque tenía el rostro
tiznado y el vestido mal compuesto.
51.- Lo cual como advirtiese el Filósofo, teniendo necesidad
de escupir, arrancó una flema y escupiósela en la cara, diciéndole, perdonad,
que no he hallado otro lugar más despreciable en que poder escupir; pues,
siendo el primero de vuestra casa, ha sido el que más olvidasteis, y fue justo
castigo, aunque
acedo, de quien se olvidó de su cara, acordándose de adornar los
rincones de su casa.
52.- Verdaderamente hay hombres tan descuidados de su alma, cuanto
cuidadosos de las menores alhajas y rincones de su casa, que, si
hubieran de escupir en el lugar más despreciado, no se hallara otro más que su
alma, porque cuidando, de todo sólo se descuidan de ella.
53.- Del caballo, y del jumento, del perro y del pájaro, de la
viña y de la huerta, del vestido y de la silla, y de las posesiones más humildes,
cuidan solícitos, y procuran que sean buenas y bien tratadas; sólo
de su alma se descuidan y no se acuerdan más que si no la tuvieran o no fuese
suya. . .
54.- Todas las posesiones tuyas quieres que sean buenas,
dice S. Agustín, y
sola tu alma no se te da nada que sea mala. Grande engaño es y digno
de lágrimas que precies tanto el cuerpo, y tan poco el alma; que gastes tantas
horas en peinar tu cabeza, y en afeitar tu rostro, y en ajustar el vestido,
y que tengas
tantos criados ocupados en mirar por tu hacienda, y que no gastes un rato en
hermosear tu alma, y en limpiarla siquiera de los vicios que se le pegan del
cuerpo; ni tengas una persona que cuide de ella y te ayude a
granjear las riquezas espirituales y verdaderas.
55.- Advierte que eres Cristiano, y no gentil,
repara que hay otra vida. después de ésta, considera que no se acaba todo con
vivir y morir, sino que después de la muerte hay juicio y cuenta y otra vida
perdurable y pues cuando vas a otro lugar previenes la posada y cuidas de la
comida, así también aquí; mira que no puedes excusar esta jornada; que por
fuerza o de grado has de pasar estos puertos; Prevén la posada, que ha de durar
tanto tiempo, porque una vez allá no la podrás mejorar, allá has de gozar lo
que ganares acá. Aquí se ha de hacer el matalotaje para esta navegación;
porque, salido una vez de la tierra de este mundo no, podrás ganar lo que no
hubieras granjeado antes de partir.
56.- Sentencia es de S. Bernardo: que el que saliere de esta vida no podrá gozar después lo que
no mereció en ésta. Porque, como dice S. Pablo: cada uno cogerá lo que
sembrare. Una cosa te sé decir: que, si los que están allá pudieran venir acá,
sin duda hicieran ventaja a todos los pasados en trabajar y granjear riquezas
inmortales. Y, pues, así pasa, concluyo con lo que concluye S. Agustín: prefiere siquiera tu alma a tu calzado, no sea en tu casa la
más deshecha alhaja, ni pospuesta a lo que tienes debajo de los pies. Y
pues miras por el calzado y cuidas de que sea bueno y esté limpio, cuida de tu
alma, procura que sea buena, y esté limpia y hermosa en los ojos de DIOS, sin
mancha alguna de culpa.
EJEMPLO DE SATANAS APRENDAMOS EL APRECIO
QUE HEMOS DE TENER DEL ALMA.
57.- Aunque lo dicho bastaba para inculcarte el
aprecio de tu alma preciosísima, pero es muy de reparar el aprecio que hace de
ella el demonio, y las diligencias que hace para robártela, y por aquí sacarás
lo que debes estimarla y las diligencias que debes hacer para no perderla.
58.- Sobre los libros que escribió sobre Job pondera
S. Gregorio la sed que padece Satanás de nuestras almas, y el conato que pone
por ganárnoslas, en tanto grado, que no estima en nada cuanto el mundo adora,
en comparación de un alma, ni juzga que ha hecho cosa cuando no ha tocado al
alma, la cual si escapa de sus manos buena y sana, aunque haya hecho suerte en
todo lo terreno, por precioso que sea, sale triste y lloroso, sin haber ganado
nada, como se declara en Job.
59.- Quitóle los hijos las casas, los criados, las
tierras y ganados, y la salud el cuerpo, hasta ponerle en un establo, podridas
sus carnes sin dejarle un paño con que limpiarías, Y de todas estas lides salió
perdidoso y vencido, porque no pudo hacer suerte en su alma, resistiendo con
tan invencible paciencia, que no faltó en una sola palabra. Todos sus tiros se enderezan
al alma, que es lo que estima y pretende, que de todo lo demás no hace caso.
Como se vio también.
60.- en las batallas que tuvo con el Salvador en el
desierto, a quién ofreció todos los haberes del mundo, porque cayendo le
adorase, Y dijo bien cayendo, porque todos los que pecan caen de la amistad de
DIOS en un abismo de miserias y de condenación eterna. Donde debes reparar la
estima que tiene el demonio del alma, pues por sola una ofrece liberalmente
cuanto el mundo aprecia de honras, riquezas y deleites, y por todos ellos la
compra de balde. TAL ES SU VALOR.
61.- Pues aprende de tu enemigo el aprecio que debes
tener de tu alma y el cuidado de salvarla. Aunque ganes todo el mundo, cree que
no has ganado nada, si de ti te olvidaste. Y aunque pierdas los Reinos,
señoríos y posesiones de todo el Orbe, como no pierdas tu alma, has cuenta que
no has perdido nada; porque todo es nada respecto del alma. Piérdase la
hacienda, piérdase la honra, piérdase la salud, piérdase la vida, y no se
pierda el alma, porque en esta pieza se recupera todo y en todo aquello no se
recupera ésta.
62.- Una alma tienes, y no
más; si ésta pierdes ¿qué harás? ¿Con qué
precio, dice CRISTO, podrá un hombre recuperar su alma, si la pierde una vez?
¿Cómo restaurará su pérdida? 2 ojos te dio el Creador, 2 pies, 2 manos, 2
oídos, si pierdes el uno váleste del otro; pero alma no te dio más de una, y si
ésa pierdes ¿con qué te valdrás después?
63.- Por esta razón dice Orígenes que le dio a
Satanás DIOS licencia en todos los bienes y posesiones de Job si no fue en su
alma, para dar a entender que sola ésta valía más que todo y que, si perdía lo
demás, era fácil recuperarlos, como lo fue, dándole otros tantos, y aun
doblados, pero, si perdía el alma, no tenía reparo.
64.- Tú lo haces al revés, que
das licencia franca a Satanás sobre tu alma, reservando los bienes temporales.
Estos guardas, de estos cuidas, estos lloras, su pérdida sientes, y, como estos
permanezcan, no se te da un clavo de tu alma.
65.- Pues mira que te mira
DIOS, que castigará tu alevosía, quitándote los bienes temporales, porque no
estimas los eternos, y la vida del cuerpo, porque desprecias la del alma.
66.- Sobre aquellas palabras del Salmo 41: derramó
mi alma sobre mí, dice S. Ambrosio: unos hay que
derraman sobre sí el cuerpo, y otros que derraman, como David su alma. Aquellos
derraman el cuerpo que sepultan su alma con los deseos y apetitos carnales,
anteponiendo lo temporal a lo espiritual, y el cuerpo al alma, los cuales son
reprobados en el catálogo de DIOS.
67.- Los que derraman su alma sobre sí son los que
la estiman, ¿haciéndola señora del cuerpo; los que la tienen por superior y
hacen que le obedezca en todas las cosas, y quieren antes perderlas que
perderla. Estos son escogidos de DIOS, gente espiritual
y santa, no sujeta a los vicios como esotra, a quien castigará DIOS con pérdida
del alma y cuerpo, como merece su pecado.