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miércoles, 6 de febrero de 2019

ACUÉRDATE QUE NO TIENES MAS DE UN ALMA . SANTA TERESA DE JESUS

El Infierno
ILUSTRASE ESTA DOCTRINA CON EJEMPLOS

68.- Cuenta Cantimprato que un hombre desatinado puso en venta su alma, diciendo que la vendería a quien la quisiese comprar.
Vino allí luego el demonio, como tan codicioso de esta mercadería, y delante de sus amigos se la compró, y le pagó luego el precio, que gastaron en comer y beber; pero apenas acabaron el banquete, cuando el demonio se hacía del miserable, y levantándole en alto le llevo en cuerpo y alma al infierno; porque sepa el pecador que todo se pierde con el alma…
69.- Pero lo que más admira es que los filósofos gentiles alcanzasen esta verdad. Porque Aristóteles afirma que toda la felicidad del cuerpo depende de la santidad del alma: si el alma, dice, es buena, el cuerpo es bueno, y si mala, malo.
70.- Platón pasó más adelante: para esto unió el Creador con tan estrecho lazo el alma al cuerpo, para que le comunicase sus ciencias y virtudes, y el cuerpo fuese sabio y santo por el alma.
De lo, cual se sigue que, si cumpliere con esta obligación, viviendo con fervor, según el espíritu, y no según la carne, será premiado después con crecido galardón de su Criador, pero si no lo hiciere así, y viviere alas fueros de la carne siguiendo sus apetitos, lanzarále en los infiernos.
71.- Sentencia tan ajustada a nuestra Santa Fe, que pudo sin diferencia entretejerse entre las del Apóstol S. Pablo. Pues ¿a qué esperas, oyendo esto, para corregir tu vida y enmendar tus costumbres? Porque, si quieres consejo, aquí te lo dan los más sabios del mundo, si esperas ejemplo que te guíe, aquí le tienes de los Santos de la Iglesia; si deseas premio, aquí se te promete el mayor; si te mueves por castigo, aquí te amenaza el más acerbo de todos.
72.- Pues dime ¿qué te detiene para no mirar por tu alma, siendo tuya, única, tan noble y tan digna de ser mirada?.. Lo que resta es que despiertes del letargo en que estás, que abras los ojos y salgas de esta ceguedad, y pues constas de 2 partes; partas siquiera el cuidado, y pues miras por el cuerpo, mires también por el alma, que es más tuya, que no el cuerpo.
73.- Vergonzosa cosa es, dice S. Bernardo, que, si cae tu jumento corras luego a levantarle, y, si cae tu alma, la dejes sumida en el cieno del pecado. ¿Por ventura has negado a tan extremada insipiencia que aprecies en menos tu alma que tu jumento? Oye lo que dice CRISTO: ¿por ventura no es más el alma que el manjar, y el cuerpo más que el vestido? Pues ¿por qué se ha de estimar el menos el alma, y venderla ignominiosamente por el mana corruptible y por el vestido vil?
74_ Y si la vendes, véndesela a JESUCRISTO, que Él la comprará y te dará por ella su Sangre, que la estima de tal suerte que se vendió para compraría; mira que le quitas la vida el día que le quitas a  DIOS, dice S. Pedro Crisólogo: como el alma es la vida del cuerpo, así CRISTO es la vida del alma, y como el cuerpo muere sin el alma, así el alma muere sin CRISTO.
el sufrimiento de un condenado
75.- Tantas veces has muerto tu alma cuantas la has privado de DIOS, cometiendo algún pecado. Y si el que mata el cuerpo merece pena de muerte, ¿qué pena mereces tú que tantas veces has muerto tú alma? Tiembla, tiembla, oyendo estas verdades; mira que tienes indignado a DIOS, y que estás condenado por tus culpas a muerte eterna y puede muy a su salvo castigarte.
Enmienda tu vida y recupera con santas obras lo que has perdido, que DIOS te perdonará y ganarás tu alma.
76.- En las Vidas de los Padres se cuenta de S. Pablo el simple que vio entrar en la iglesia las almas de los justos hermosas a maravilla, como los Ángeles del cielo, entre los cuales vio a uno rodeado de los demonios, más negro que el carbón, feísimo sobre cuanto se puede decir" y los Ángeles de su Guarda tristes y lejos de él; iba atado con un cabestro, como bestia. Cuya vista le causó tan vehemente dolor que, atravesado su corazón, salió del templo, y sentado a la puerta, por no verle, lloraba amargamente.
77.- Y como los que entraban procurasen consolarle, pidiéndole que entrase a oír Misa, él nunca admitió consuelo. Acabaron los oficios y puso de nuevo los ojos en los que iban saliendo, y vio aquel pecador trocado en otro diferente, hermoso y su alma resplandeciente como el Sol de medio día, de que recibió tan crecido gozo, que empezó a dar voces diciendo: ¡Oh misericordia inefable de DIOS! ¡Oh Bondad inmensa! ¡Oh caridad infinita, que así truecas los pecadores, y hermoseas las almas con la fuerza de tu gracia!
78.- De que todos se admiraron, y aquel hombre confesó que, habiendo sido muy malo, y entrando en pecado aquel día en el templo, y oyendo las promesas que DIOS ofrece a los que lloran sus culpas, las había llorado; y S. Pablo les dijo Io que había visto, de que él y todos glorificaron al Señor, el cual s,ea bendito para siempre, y te abra los ojos para que conozcas la hermosura de tu alma, cuando está en su gracia, y su fealdad cuando en pecado; el daño que te haces con las culpas, y el bien con las lágrimas, para que llores en adelante y recuperes lo perdido.

NI HAS DE MORIR MÁS QUE UNA VEZ.
PARA NO MORIR UNA VEZ MAL MUÉRASE MUCHAS
BIEN

79.- Un cristiano del Japón, nuevo en la Fe y antiguo en la virtud, estando enfermo se confesaba cada día, más por devoción que por necesidad. Preguntando del confesor, porqué se confesaba tantas veces, respondió: porque no he de morir más que una, que si hubieran de ser muchas, no me diera tanto cuidado; pero como no ha de ser más que una vez, si ésa se hierra; no hay cómo ni cuándo enmendarla. Y como su acierto es de tanta monta, que no va en ello menos que la vida eterna, impóngome muchas veces para acertar a morir una bien.
80.- Sabrás la celestial respuesta! Mucho supo en poco tiempo este nuevo cristiano, y mucho enseñó a los antiguos en la escuela de Cristo. Pluguiera a DIOS que tomáramos su consejo, y nos ensayáramos muchas veces haciendo el papel de muerto, y tratándonos en salud como tales, para no errarle cuando se llegue nuestra hora, y 'le hagamos con toda verdad. Decreto es de DIOS que tú y yo, y todos los hijos de Adán hemos de morir, y que no ha de ser mas que una vez.

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