Vamos
a establecer la doctrina católica sobre los ángeles custodios en una serie
escalonada de conclusiones.
Conclusión
l." Algunos ángeles son destinados por Dios para guarda y custodia de los
hombres. (Completamente cierta según la fe.)
410.
La Iglesia no ha definido expresamente esta doctrina,…pero se deduce con toda
seguridad y certeza de los datos que nos proporciona la Sagrada Escritura. Se
trata, pues, de una conclusión completamente cierta según la fe. He aquí las
pruebas:
a) LA
SAGRADA ESCRITURA. Hemos citado más arriba algunos textos, a los que vamos a
añadir algunos más:
“He
aquí que enviaré mi ángel que vaya delante de ti y te guarde» (Ex 23,20).
«Te
encomendaré a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos, y ellos te
llevarán en sus manos para que no tropieces en las piedras» (Ps 90, 11-12).
«Mirad
que no despreciéis a uno de estos pequeñuelos, porque en verdad os digo que sus
ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre celestial> (Mt
18,10).
¿No
son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio en favor de
los que han de heredar la salud?» (Hebr 1,14).
b) EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Ya hemos dicho que
no lo ha definido expresamente, pero lo enseña oficialmente con su magisterio
ordinario a través de su liturgia. Como es sabido, el día 2 de octubre se
celebra en toda la Iglesia la fiesta de los Santos Ángeles Custodios.
e) LA RAZÓN TEOLÓGICA descubre sin esfuerzo la alta
conveniencia de la custodia angélica sobre los hombres. He aquí algunos argumentos
muy claros y sencillos:
1.0 Como quiera que Dios instituyó el orden en el
mundo de suerte que los seres inferiores sean gobernados por los superiores
(v.gr., el hombre gobierna y domina a los animales), es muy razonable y
conveniente que los hombres sean ayudados por los ángeles 1.
2.° Es muy razonable y natural que los ángeles, que
están ya en la patria bienaventurada, ayuden a los hombres en su camino hacia
ella, puesto que habrán de ser sus eternos compañeros ante Dios.
3.° Si los demonios tientan a los hombres-como
veremos en el artículo siguiente-, es muy razonable que los ángeles buenos les
guarden y ayuden a vencer esas sugestiones malignas.
4.° Los ángeles sirvieron a Cristo (Mt 4,Il) y le
confortaron en su agonía de Getsemaní (Le 22.43). Parece natural que hagan
lo mismo con todos sus redimidos.
Conclusión 2.8 Todos y cada uno de los hombres,
bautizados o no, tienen su correspondiente ángel de la guarda. (Doctrina probabilísima
y común.)
411. Algunos antiguos opinaron que solamente tenían
ángeles de la guarda los hombres predestinados a la gloria, y otros que sólo
los justos; pero la sentencia probabilísima y hoy día común entre los teólogos
es la recogida en la conclusión. He aquí el razonamiento del Doctor Angélico 2:
El hombre se encuentra en la vida presente como en un camino por el
que ha de marchar hacia su patria. En este camino le amenazan muchos peligros,
asi interiores como exteriores, según aquello del salmo: En la senda por donde
voy me han escondido una trampa (Ps 141,4). Y por eso, asi como a los que van
por caminos inseguros se les da guardia, asi también «Así como los réprobos y
los fieles, e incluso el anticristo, no están privados del auxilio interior de
la razón natural, así tampoco están privados del auxilio exterior concedido por
Dios a toda la naturaleza humana mediante la custodia angélica. Y aunque este
auxilio. De hecho, no les sirva para conseguir mediante sus buenas obras la
vida eterna les sirve, no obstante para apartarse de ciertos males con que
podrían perjudicarse a si mismos y a otros; porque incluso los mismos demonios
son reprimidos por los ángeles buenos para que no hagan todo el daño que ellos
quisieran. e igualmente no será permitido al anticristo hacer tanto daño como
pretenderá') (ad 3).
Hay que añadir que a cada hombre custodiado
corresponde un ángel custodio distinto, de suerte que ningún ángel se encarga de
custodiar a dos o más hombres. Aunque, por el contrario, es posible y muy
probable que un mismo hombre tenga dos o más ángeles custodios, a saber, uno
como persona particular y otro u otros por el cargo especialísimo que desempeña
en la Iglesia (v.gr., Sumo Pontífice) o en la sociedad civil (v.gr., jefe del
Estado) 3.
En cuanto a que si al terminar la custodia sobre un
determinado hombre (por haber llegado éste al cielo o al infierno) vuelve Dios o
no a encargar a un mismo ángel que custodie a otro hombre, nada cierto se puede
afirmar. Santo Tomás parece opinar que cada ángel custodia a un solo hombre,
sin que vuelva a encargarse nunca de la custodia de ningún otro 4; y eso parece
ser lo más probable si tenemos en cuenta lo que hemos dicho antes acerca de nuestro
propio ángel correinante con nosotros en el cielo. Eso parece desprenderse
también del número inmenso de ángeles existentes, incomparablemente mayor que
el de los hombres, como vimos más arriba.
Conclusión 3.& La guarda de los ángeles
custodios comienza para cada hombre en el momento de su nacimiento y se
prolongará hasta que llegue a su destino final. (Doctrina más probable y
común.)
412. Algunos teólogos enseñaron que el ángel de la
guarda comienza su función desde el momento del bautismo, pero Santo Tomás y la
mayoría de los teólogos sostienen la doctrina de la conclusión. El Doctor
Angélico la razona diciendo que los beneficios conferidos al hombre en cuanto
es cristiano comienzan desde el momento del bautismo, como el poder recibir la
Eucaristía y otros semejantes; pero los que Dios le otorga en atención a su naturaleza
racional se le confieren desde el momento en que al nacer recibe la naturaleza.
Ahora bien, el beneficio del ángel custodio pertenece a esta segunda clase como
ya hemos dicho, y, por tanto, desde el momento mismo de su nacimiento tiene el
hombre asignado su ángel custodio a cada uno de los hombres, mientras camina
por este mundo, se le da un ángel que le guarde. Pero, cuando haya llegado al
término de este camino, ya no tendrá ángel custodio, sino que tendrá en el
cielo un ángel que con él reine o en el infierno un demonio que le tortures, Al
contestar a la objeción de que es inútil que se depute un ángel custodio a los
que Dios sabe que se han de condenar (v.gr., el anticristo),
La guarda y compañía del ángel custodio se prolonga
hasta que el alma custodiada llega a su destino eterno, o sea al cielo o al
infierno. En el purgatorio continua todavía-según la opinión más probable-, no
ciertamente para proteger o custodiar al alma -ya no lo necesita-, sino para
consolarla y animarla. La misión del ángel de la guarda en el purgatorio sería
la de iluminarla acerca de los grandes misterios de Dios, de los goces del
paraíso, del amor que le tienen Jesús y María, etc., y anunciarle su próxima liberación
8. En el cielo, como ya hemos dicho, cesará propiamente la custodia, pero
nuestro ángel seguirá eternamente relacionado con nosotros en calidad de ángel
correinante.
Conclusión 4°. Los ángeles de la guarda no
experimentan ninguna tristeza por los males físicos o morales que puedan
afectar a sus custodiados, ni siquiera por su definitiva condenación eterna.
(Completamente cierta.)
413. Aparte de que la pena o tristeza es incompatible
con la perfecta felicidad de que gozan los ángeles bienaventurados 9, Santo
Tomás lo razona del siguiente modo 10: «Los ángeles no sufren ni por los
pecados ni por las penas de los hombres.
Como dice San Agustin,
la tristeza y el dolor no son sino de aquello que sucede contra la propia
voluntad. Pero nada sucede en el mundo contra la voluntad de los ángeles ni de
los demás bienaventurados, porque su voluntad está enteramente conforme al orden
de la justicia divina; y nada se hace en el mundo sino aquello que es hecho o
permitido por la justicia divina. Por eso, hablando en absoluto, nada acontece
en el mundo contra la voluntad de los bienaventurados... Es cierto, sin duda
alguna, que los ángeles no quieren los pecados ni las penas de los hombres
mirando esto en absoluto y en abstracto; pero quieren, no obstante, que se
guarde en esto el orden de la justicia divina, según el cual algunos sufren
castigos y se les tolera el pecar».
Al resolver las dificultades añade el Doctor
Angélico las siguientes precisiones:
l. a Así en la penitencia de los hombres como en el pecado de los
mismos queda siempre una razón de gozo para los ángeles,
saber: el cumplimiento de los designios divinos (ad 3).
2. a Los ángeles son llamados a juicio por los pecados de los hombres,
no como reos-pues ninguna culpa tienen ellos de los pecados de sus
custodiados-, sino como testigos, para convencer a los hombres de su propia
culpa y dejadez (ad 4).
No sufren los ángeles de la guarda por los males
físicos que afectan a sus custodiados (enfermedades, dolores, persecuciones,
etcétera), porque saben que todas las cosas contribuyen al bien de los que aman
a Dios» (Rom 8,28). Ni siquiera por los pecados, que Dios permite para sacar mayores
bienes (por el arrepentimiento y la penitencia posterior). Tampoco sufren,
finalmente, por la condenación eterna de sus protegidos, como tampoco sufrirán los
bienaventurados al ver en el infierno a alguno de sus familiares o allegados
11. La razón es porque ellos no tienen ninguna culpa de la condenación de
aquellas almas-hicieron todo lo que pudieron para evitarla, con sus
inspiraciones y buenos consejos, apartándolos de las ocasiones de pecado,
defendiéndolos de mil peligros, etc.-, y sólo a la rebeldía y protervia de los
pecadores se debe su eterna perdición. Y una vez confirmados en el mal y habida
cuenta de su definitiva obstinación en el pecado, los ángeles quieren que se
guarde el orden de la divina justicia, que les castiga inexorablemente-aunque
menos de lo que merecen, según el Doctor Angélico 12_ y, por lo mismo, ninguna
pena o tristeza sienten por su eterna condenación.
Conclusión 5°. Cada una de las naciones, provincias,
pueblos, iglesias, órdenes religiosas, etc., tienen su correspondiente ángel de
la guarda. (Doctrina común entre los teólogos.)
414. Es doctrina universalmente aceptada que hay
ciertos ángeles tutelares colectivos, o sea que ejercen su custodia sobre una determinada
colectividad más o menos grande 13. Se funda esta creencia en ciertas
expresiones de la Sagrada Escritura, v.gr., las relativas a los ángeles de
Persia, de Grecia y de Israel (cf, Dan 10, 13-21). La misma Iglesia parece aludir
a esta creencia en la liturgia de Completas, donde hay una oración especial
pidiendo la protección «de los santos ángeles que habitan en este lugar».
Se cree que el arcángel San Miguel es el ángel
custodio de la
Iglesia católica, por su particular excelencia y
poder.
Conclusión 6.& Los ángeles de la guarda derraman
sobre sus custodiados innumerables beneficios de orden espiritual y corporal. (Doctrina
cierta y común.)
415. He aquí algunos de esos innumerables
beneficios:
a) Nos libran y defienden constantemente de multitud
de males y peligros, así del alma como del cuerpo.
b) Contienen a los demonios para que no nos hagan
todo el daño que ellos quisieran, sino únicamente el que Dios les permite para
nuestro mayor bien.
e) Excitan con frecuencia en nuestras almas
pensamientos santos y consejos saludables.
d) Ofrecen a Dios nuestras oraciones e imploran el
auxilio divino sobre nosotros.
e) Iluminan nuestro entendimiento, no infundiéndole
nuevas especies, sino proponiéndole las verdades de modo más fácil a través de
la imaginación y de los sentidos internos; .en los que pueden actuar
directamente, como ya vimos.
f) Nos asisten de una manera particularísima a la
hora de la muerte, que es cuando más los necesitamos.
g) Nos consuelan en el purgatorio y nos acompañarán
eternamente en el cielo como ángeles correinantes, todo ello debe excitar
nuestra gratitud y mover nuestros corazones a ofrecerles un verdadero culto de dulía,
como hace la Iglesia en su liturgia.
Comentando las palabras del salmo 90 «Mandó a sus
ángeles que te guarden en todos tus caminos», escribe el piadosísimo San Bernardo
14:
Cuánta reverencia deben infundirte estas palabras,
cuánta devoción deben inspirarte, cuánta confianza deben darte! La reverencia,
por su presencia; la devoción, por su benevolencia; la confianza, por su
custodia.
Anda siempre con toda circunspección, como quien
tiene presentes a los ángeles en todos sus caminos. En cualquier parte, en
cualquier lugar, aun en el más oculto, ten reverencia al ángel de tu guarda. Ni
¿cómo te atreverías a hacer en su presencia lo que no harías estando yo
delante? ¿Dudas acaso que esté presente porque no le ves? ... Si consultas a la
fe, ella te prueba que no te falta la presencia del ángel... Están presentes
para tu bien; no sólo están contigo, sino que están para tu defensa. Están
presentes para protegerte, están presentes para provecho tuyo. ¿Qué volverás al
Señor por todos los bienes que te ha hecho, pues a Él sólo debe referirse el
honor y la gloria? ¿Por qué a Él solo? Porque El es quien lo mandó, y todo don precioso
no es de otro que de El».
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