La
idea de realizar un ataque preventivo contra Pyongyang viene barajándose por
parte de los altos mandos militares estadounidenses desde hace mucho tiempo. En
un reciente artículo para el medio The National Interest, Robert Kelly planteó
las posibles implicaciones de un golpe contra Corea del Norte.
El
secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, manifestó recientemente que una
acción militar contra Pyongyang es posible. Aunque el diplomático no especificó
de qué tipo de ataque se trataría, los bombardeos serían la alternativa más
probable, considera Kelly.
Washington
sí que tiene ventajas ante Pyongyang, pero, en cualquier caso, una intervención
armada llevaría aparejados riesgos colosales. Kelly resaltó seis razones por
las que una posible ofensiva es una pésima idea.
1.
Seúl está demasiado cerca y es vulnerable
Según
Kelly, esta es una de las mayores limitaciones. Corea del Sur está
deficientemente preparada para un ataque de represalia contra Pyongyang. El
columnista añade que las capacidades de defensa de Seúl están lejos de ser
equiparables a las de Israel en caso de ofensiva árabe.
La
capital surcoreana y la provincia de Gyeonggi, que rodea a Seúl, son dos
divisiones administrativas en las que habita el 55% de la población del país y
que ejercen como su corazón económico y político. Ambas están justo en la
frontera entre los dos países, hecho que las convierte en blanco fácil para
posibles ataques de Pyongyang. El cual no lo pueden pararar el escudo anti
misiles que posee Corea del sur ya que sería un bombardeo indiscriminado y
mortífero, detalle que debe pensarse en el momento de tomar acciones contra
Corea del norte
2.
EEUU puede perder a Seúl y Tokio como aliados si realiza un ataque no acordado
Es
evidente que este ataque tan dañino tanto para Corea del Sur como Japón pues se
llevarían la peor parte de la respuesta norcoreana. En caso de que Seúl y Tokio
se negasen a un golpe contra Pyongyang, Trump, teóricamente, podría seguir
adelante con la ofensiva, pero perdería automáticamente a ambos países como
aliados.
Kelly
considera que, dada la situación actual, el primer ministro nipón, Shinzo Abe,
podría arriesgarse a apoyar la ofensiva contra Kim Jong-un, mientras que Corea
del Sur, a causa de la parálisis política que atraviesa el país, sería incapaz
de responder a una propuesta de esta naturaleza.
Hay
que recordar que la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, ha sido destituida
recientemente, de manera que el país está dirigido por un Gobierno interino.
Además,
los sondeos apuntan a que la izquierda surcoreana, que probablemente se
posicionará en contra de un ataque contra Pyongyang, ganará las próximas
elecciones de mayo.
3. Un
ataque contra Pyongyang se prolongará en el tiempo
El
analista de National Interest avisa de que una ofensiva contra Corea del Norte
puede durar bastantes semanas.
Kelly
hizo hincapié en que, con el paso del tiempo, este ataque se parecerá más a una
guerra que a una acción militar limitada recordemos lo sucedido en Irak que no
tenía armas nucleares. La campaña militar tardo más tiempo del señalado por las
autoridades Estadounidenses de aquel tiempo y Corea del Norte tiene no solo
armas nucleares sino también armas químicas lo cual la hacen más peligrosa y,
por último, la campaña militar en Afganistán lleva ya diez y siete años y no se
le ve fin. Además Durante varias décadas, Pyongyang ha estado construyendo
'fortificaciones' para cubrir sus activos militares. La mejora de las
instalaciones hunde sus raíces en la durísima ofensiva aérea estadounidense de
los años 50.
Asimismo,
el Gobierno norcoreano ha invertido en sistemas de misiles móviles, así como en
submarinos. Una vez que Estados Unidos trate de aniquilar todos los activos
nucleares y los enjambres de misiles de Corea del Norte, la campaña aérea se extenderá hacia un término
indefinido.
En
caso contrario, Pyongyang podría utilizar las armas que quedasen intactas para
llevar a cabo una contraofensiva contra Corea del Sur y Japón. Cuanto más
tiempo dure la campaña contra Corea del Norte, más probable será un ataque de
represalia. En dicho caso, una guerra total en la península de Corea sería
inminente.
4. Se desconocen las 'líneas rojas'
de Pyongyang
El
Ejército Popular de Corea también diseñará sus propios planes militares, del
mismo modo que los tiene el alto
mando estadounidense.
Kelly cree
que estos planes incluyen una respuesta con misiles, incluso nucleares, a un
ataque contra Corea del Norte. El columnista basa su razonamiento en el hecho
de que estas armas son el activo más valioso del Ejército norcoreano.
5. Los norcoreanos podrían usar
escudos humanos
El
autor de la publicación afirma que el líder norcoreano podría ordenar emplear a
personas como escudos en los posibles blancos de los ataques. Kelly explica su
suposición al recordar que "dos millones de ciudadanos norcoreanos
murieron en la hambruna de los años 90".
6. Un ataque contra Pyongyang dañará
las relaciones entre Washington y Pekín
Cualquier
tipo de campaña de Estados Unidos contra el país norcoreano se enfrentará al
rechazo frontal por parte de China. Además, es poco probable que Washington
avise a Pekín sobre sus planes militares de antemano, agrega Kelly.
"China detesta a Corea del
Norte, pero tiene miedo de que [Pyongyang] caiga y esto propicie una hegemonía
aún mayor de Estados Unidos en Asia", indicó.
Todas
estas posibles implicaciones no excluyen la posibilidad de que Washington
decida atacar Pyongyang, arguye el columnista. Pero estas ideas disuasorias han
funcionado hasta ahora y no hay ninguna razón por la que deban dejar de
funcionar. Nos queda en el tintero Rusia cuya frontera comparte con Corea del
Norte y ya ha movilizado un contingente militar muy significativo a la frontera
con este país.
Si a
estos seis puntos de vista agregamos otro de suma importancia sin duda alguna
se habrá abierto la caja de pandora y es que: El misterioso "imperio
subterráneo" de Corea del Norte que complicaría una guerra con EE.UU.
Cuarteles,
fortificaciones, depósitos militares y una amplia red de túneles prometen dar a
Pionyang un último respiro en un fatal conflicto en su territorio.
Corea
del Norte cuenta con un último
recurso en caso de que una eventual invasión estadounidense
arrasara con todas las fuerzas norcoreanas. Se trata de una compleja red subterránea de
túneles, fortificaciones, depósitos y bases militares secretamente esparcida a
lo largo del país, que —según el columnista militar Kyle Mizokami— se
convertiría en un "gran
problema" para EE.UU.
Escribiendo
para 'The National
Interest',
el analista señala que la magnitud de la ingeniería subterránea norcoreana
ha sido evidente desde la década de 1970, cuando comenzaron a detectarse kilométricos túneles bajo la
frontera con Corea del Sur. Cuatro de estos conductos han sido descubiertos desde entonces, pero diferentes
reportes apuntan a que habría entre una y hasta ocho decenas de ellos.
Además
de estos túneles, destinados a invadir sorpresivamente a los vecinos del
sur, se cree que la Fuerza Aérea norcoreana posee tres bases aéreas subterráneas, una de
ellas con una pista de 1,8 kilómetros que pasa a través de una montaña, según indica Mizokami. Adicionalmente,
habría unos 800 búnkeres cerca
de la frontera —señala el columnista— con capacidad para albergar armamento
para unas 2.000 tropas,
y entre 200 y 500 depósitos subterráneos
de artillería pesada en el país.
Pero,
¿qué pasaría con la élite
norcoreana después de una hipotética aniquilación de su pueblo?
Pionyang habría construido entre
6.000 y 8.000 refugios por todo el país destinados a
resguardar a sus líderes, según testimonios de desertores norcoreanos
utilizables por el Ejército estadounidense para cazar a los miembros
del Gobierno norcoreano en caso de que colapse.
"Estos
refugios subterráneos, donde sea que estén, probablemente serán el sitio de la fase de final de la guerra",
afirma Mizokami, explicando que los norcoreanos y sus líderes
serían empujados a la clandestinidad
bajo tierra por el rápido avance de las fuerzas invasoras.
"Solo entonces descubriremos la verdadera extensión del vasto imperio
subterráneo de Corea del Norte", concluye el analista.
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