ACUÉRDATE QUE NO TIENES MAS
DE UN ALMA
CONFIRMASE ESTA VERDAD CON AUTORIDAD DE LA
SAGRADA ESCRITURA Y DE LOS SANTOS.
SAGRADA ESCRITURA Y DE LOS SANTOS.
134.- NO SE ACABA TODO CON MORIR, sino que después ha de
haber cuenta, cargos y descargos, acusación y sentencia. Porque después de
esta vida hay otra, la cual empieza por juicio. Todos, dice S. Pablo,
sin exceptuar a ninguno, conviene que seamos presentados en el Tribunal de CRISTO para que demos cuentas de nuestras
vidas, y reciba cada uno la sentencia; conforme a lo bueno o malo que hubiere
hecho. De manera que tú y yo, y todos los mortales, hemos de vemos
en aquel Tribunal, acusados de nuestras culpas, sin más abogado ni defensor que
nuestras obras, esperando la sentencia en que no va menos que la salvación o
la condenación eterna.
135.-
Yo te ruego que pienses esto de espacio, y de qué manera te hallarás en
aquel trance, y qué sentirás cuando saquen a plaza, en presencia de aquel
Senado, todas las obras de tu vida, y relaten en voz alta tus pecados, y
te veas solo, cercado de acusadores, con tantos cargos cuantos tú sabes, ante
un Juez tan recto, que no se amansa con dones, ni recibe excusaciones; tan
independiente, que de nadie espera y a nadie teme; tan sabio, que
nada se le esconde;
tan severo, que solo mira la justicia; tan poderoso, que luego la ejecuta; tan absoluto, que no hay de Él apelación; tan inexorable entonces, cuanto ahora piadoso...
tan severo, que solo mira la justicia; tan poderoso, que luego la ejecuta; tan absoluto, que no hay de Él apelación; tan inexorable entonces, cuanto ahora piadoso...
136.-
Porque así como en esta vida ninguno le pide perdón que no le alcance, entonces
será al contrario; porque cerrará la puerta del perdón, de manera que ninguno
le alcanzará, por más que le pida. Mírate allí donde esperas la sentencia de
vida o muerte eterna, sin apelación ni réplica, sino que al punto que se
pronuncie se ha de ejecutar. No te acuerdes cuando esto lees, de tu vecino,
sino sólo de ti mismo.
137.-
Porque el protagonista de ese espectáculo, en el gran teatro del Universo,
has de ser tú. Tú mismo has de ser el acusado y sentenciado, tú has de
verte en este trance, por eso abre los ojos, y hora por ti, y prevente para
aquella cuenta, porque no se ha de hacer más que una vez, y, si no sale
bien, no podrás enmendarla después.
138...
Haz cuenta que ahora te llaman y que te dicen que la des, y mira qué
sintieras de verte repentinamente en aquel Tribunal, y qué vida quisieras
haber hecho cuando te halles en él.
139.-
Cuenta Dionisio Cartusiano que pasó de esta vida un Religioso muy
devoto de Nuestra Señora, pero algo descuidado en la observancia de sus Reglas,
el cual volvió después a vivir.
140.-
Contó que, habiendo sido presentado ante el Tribunal de CRISTO, fueron
tantos y tales los cargos que le pusieron, que el pobre se halló atajado, sin
tener que responder, y viéndose perdido se arrojó a los pies de la Reina de
los Ángeles, y le suplicó afectuosamente que intercediese par él con su
benditísimo Hijo y le alcanzase algún tiempo de vida para enmendarse en
adelante y satisfacer a esos cargos.
141.-
La piadosísima VIRGEN se llegó a CRISTO y estuvo hablando con El secretamente, y testificó una, y muchas veces, que fue tal
su congoja y la vehemencia de su temor, aquel breve rato de si lo
alcanzaba, o no lo alcanzaba, si lo otorgaba; o no concedía, que le parecía
que, aunque fuera su alma como un monte de metal, se deshiciera como cera,
por la grandeza del temor, y que no había tormento en todo lo descubierto a que
poderle comparar y bien lo demostró la vida que después hizo, porque fue
penitentísimo y un dechado de Santidad.
142.-
Yo te pido, por la misma VIRGEN SANTISIMA y el bien de tu alma, que hagas alto y te pares aquí un poco, a la vista de este
suceso, y consideres 2 cosas: la primera cuán estrecha es aquella cuenta, pues
que un Religioso, confesado y comulgado, y asistido de sus Monjes, y criado en
penitencia, se halló en ella tan alcanzado;
143.- mira cuál se hallarán los
muy regalados del siglo, los que no tienen más ley que su gusto, y los que
viven tan sin cuenta, como si no hubiera cuenta, o no hablara con ellos este
negocio.
144.-
Mira también cuán alcanzado te hallarás tú, que sin
escrúpulo puedes creer que no eres mejor que este, ni has vivido más ajustado que él a tu vocación y a la ley santa de DIOS, y dispón desde luego tus cuentas para cuando te las pidan de la mayordomía que has tenido.
escrúpulo puedes creer que no eres mejor que este, ni has vivido más ajustado que él a tu vocación y a la ley santa de DIOS, y dispón desde luego tus cuentas para cuando te las pidan de la mayordomía que has tenido.
145.-
Lo 2° que has de ponderar es el temor y congoja que padeció este
Religioso en aquel trance, sólo con el recelo de si le concedían o le negaban
las treguas, para enmendarse, y si ésta fue tal, como has oído pondera ¡cuál
será la que causará aquella final sentencia, cuando salga como trueno temeroso
de la boca del Señor, y se vea un hombre condenado para siempre al fuego
eterno.
146.-
Mira qué sentirías tú, si tal sentencia se diese contra ti, y cómo te
desharías en lágrimas por el tiempo perdido, y cuánto desearas como éste
poderle recuperar y enmendarte. Y repara que, si éste volvió para nuestro
escarmiento, de mil millares de millares no ha vuelto alguno, ni pienses que
volverás tú.
147.-
Por eso, haz desde luego tu negocio, haz cuenta que vuelves ahora de aquel
Tribunal con este Monje, y, pues tu conciencia te condena, toma el
tiempo que DIOS te concede para enmendarte y recuperar lo perdido, haciendo la
penitencia que él hizo y viendo la vida santa que vivió.
CUANTO IMPORTA LA MEDITACIÓN DE ESTA VERDAD
148.-
Esto es lo que ha de pasar entonces, y por no considerarlo ahora, dice S.
Juan Crisóstomo que hay tantos pecados en el mundo. Porque, si los hombres
se acordaran de la cuenta que han de dar, no parece posible que cometieran,
voluntariamente los pecados que cometen, y cita lo del Salmo: manchados
están sus caminos en todo tiempo, porque apartan tus juicios de sus ojos.
149.-
De lo cual se sigue que así como el que se olvida de la cuenta que ha de dar cae
en pecados, así el que se acuerda de ella es preservado de culpas y
se adelanta en virtud.
150.-
Traigamos, pues, siempre al juicio presente delante de nuestros ojos, y nos
será: triaca(antidoto)contra el veneno de los vicios y estímulo para correr en el
camino de la virtud. Es medio tan poderoso para trocar los corazones y
convertidos a penitencia esta memoria del juicio y de la sentencia que se ha de dar en él, que el
precursor de CRISTO S. Juan Bautista, cuyas palabras eran llamas de juego, nacidas
del incendio de su espíritu, no predicaba otra cosa para traer los
hombres a DIOS. La segur, decía, está puesta a la raíz del árbol, para cortar al que no diere fruto de verdadera
penitencia y dar con él en el fuego, para que, viendo la segur, y en
ella la sentencia de su condenación, al pie del árbol, teman y enmienden sus
vidas, y hagan frutos de santas obras dignas de vida eterna.
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