EL INFIERNO ES HORRIBLE
A.
—Tengo todavía que hablar...
E. —Di
la verdad y solo la verdad, en el nombre de la Santísima Trinidad, de la
Santísima Virgen María, de la Inmaculada Concepción (...).
A.
—Así, en su nombre, y en nombre de los Tronos de donde vengo, tengo todavía que
hablar.
Yo
estaba en los Tronos. Yo, Akabor, tengo que decir (respira constantemente y
grita con voz horrible) cuán horrible es el infierno. Es mucho más horrible de
lo que se piensa. La Justicia de Dios es terrible; ¡terrible es la Justicia de
Dios! (grita y gime).
E.
—Continúa diciendo la verdad, en nombre de la Santísima Trinidad (...) di lo
que Dios te ordena.
A. —El infierno es mucho peor de lo que a primera vista y
superficialmente pueden pensar; la justicia... esta ahí, mas es precisa
mucha confianza, es preciso rezar mucho, es necesaria una confesión, todo es
necesario. No se debe simpatizar fácilmente con los modernismos.
E. —
¡Continúa, en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santísima Virgen María, de
la Inmaculada Concepción! ¡Continúa en nombre de los Santos Tronos! ¡Continúa!
LA JUVENTUD ES ENGAÑADA
A.
—Los lobos están ahora.
E. —Di
la verdad, solo la verdad, en nombre (...).
A. —Los lobos están ahora en medio de ustedes, en medio mismo de
los buenos.
E. —
Di la verdad, ¡solo la verdad! Nosotros te lo ordenamos en el nombre (...).
A. —Como ya dije, toman la forma de Obispos y Cardenales.
E. —
Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre (...).
A.
—Digo esto en contra de mí voluntad. Todo lo que digo es contra mi voluntad. La
juventud..., la juventud es engañada. piensan que podrán con algunas...
E. —Di
la verdad, en nombre (...), ¡tú no puedes mentir!
A.
—Con algunas obras caritativas van a alcanzar el Cielo, mas no pueden, ¡no!
¡Nunca!
E.
—Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre de los Santos Tronos, la verdad
total en nombre (...).
A.
—Los jóvenes deben, aunque me cueste mucho decirlo...
E.
—Continúa diciendo la verdad en ¡nombre de la Santísima Trinidad! Tienes que
decirla, en nombre (...).
COMUNIÓN EN LA BOCA
A. —Deben recibir convenientemente los sacramentos..., hacer una
confesión verdadera y no apenas participar en las ceremonias penitenciales y en
la Comunión. La Comunión, el Celebrante debe decir tres veces “Señor yo
no soy digno”, y no una vez sola. (Como hoy desgraciadamente se hace en la misa
nueva) Deben recibir la Comunión en la boca, y no en la mano.
E. —Di
solo la verdad en el nombre de la Preciosísima Sangre, de la Santa Cruz, de la
Inmaculada
Concepción...
A.
—Nosotros trabajamos durante mucho tiempo, allá abajo (apunta para abajo) hasta
que conseguimos que la Comunión en la mano fuera puesta en práctica. La
Comunión en la mano es muy buena para nosotros, en el infierno ¡créanme!
E.
—Nosotros te ordenamos, en nombre (...) ¡que digas solamente lo que el Cielo te
ordena! Di solo la verdad, la verdad total; tú no tienes el derecho de mentir.
¡Sal de ese cuerpo! ¡Vete!
A.
—Ella (apunta para arriba) quiere que yo siga...
E. —Di
la verdad, en el nombre (...).
A.
—Ella quiere que yo siga... Si Ella, la gran Señora, todavía viviera, recibiría
la Comunión en la boca, incluso de rodillas, y se inclinaría profundamente así
(muestra como procedería la Santísima Virgen siempre y cuando fuera la Misa DE
SIEMPRE en la cual no hay duda de la presencia real.)
E. —En
el nombre de la Santísima Virgen (...) ¡di la verdad!
A.
—Tengo que decir que no se debe recibir la Comunión en la mano. El propio Papa
da la Comunión en la boca. No es su voluntad que se dé la Comunión en la mano.
Eso viene de sus Cardenales.
E. —En
nombre (...) ¡di la verdad!
A. —De
ellos pasó a los Obispos, y después los Obispos pensaron que era cuestión de
obediencia, que deberían obedecer a sus Cardenales. De ahí, la idea pasó a los
Sacerdotes y también ellos pensaron que tenían que someterse, porque la
obediencia se escribe con mayúsculas.
E. —Di
la verdad. Tú no tienes el derecho de mentir, en el nombre (...).
A. —No
se está obligado a obedecer a los malos. Es al Papa, a Jesús Cristo y a la
Santísima Virgen, que es preciso obedecer, la Comunión en la mano no es de
ningún modo algo querido por Dios.
E.
—Continúa diciendo la verdad, en el nombre (...).
EL CULTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN
A.
—Los jóvenes deben habituarse a hacer peregrinaciones. Deben
volverse, cada vez más, hacia la Virgen Santísima, no deben dejar de hacerlo,
deben reconocer a la Virgen Santísima y no vivir según los espíritus
innovadores. No deben aceptar absolutamente nada de ellos (grito lleno
de furia). Son ellos los Lobos. A esos, ya los tenemos bien seguros.
E.
—Continúa, diciendo la verdad, en nombre (...).
A. —Los jóvenes, actualmente, creen que realizan cosas
maravillosas cuando hacen algunas obras caritativas y se reúnen junto con los
otros, mas eso solo no es nada. Es preciso que los jóvenes hagan sacrificios, que
adquieran espíritu de renuncia, y es preciso que recen. Deben frecuentar los
sacramentos, deben frecuentarlos por lo menos una vez por mes. Mas la oración y
el sufrimiento son también importantes. Antes de todo eso, tengo todavía algo
que decir...
E.
—Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre (...), ¡di lo que la Virgen María
Santísima te ordena!
IMITACIÓN DE CRISTO
A.
—Antes de esto tengo que decir que el mundo de hoy, lo mismo que el mundo católico,
se olvidó por completo de esta verdad: es preciso sufrir por los otros. Cayó en el olvido que todos
ustedes forman el Cuerpo Místico de Cristo y que todos deben sufrir unos por
los otros (llora como un miserable y gime como un perro).
Cristo
no realizó todo en la Cruz. Abrió las puertas del Cielo, mas los hombres deben
responder los unos por los otros. Las sectas vienen
a decir que Cristo hizo todo, mas eso no corresponde a la verdad. La Pasión
de Cristo continúa; en Su Nombre, ella continuará hasta el fin del mundo
(gime).
SENTIDO DEL SUFRIMIENTO
E.
—Continúa, en nombre de la Santísima Virgen, dice lo que Ella manda que digas.
A. —Es
preciso que Ella (la Pasión de Cristo) continúe. Tienen que sufrir los unos por
los otros y ofrecer los sufrimientos en unión con la Cruz y con los
sufrimientos de Cristo.
Se debe sufrir en unión con la Santísima Virgen y con todas las
renuncias que Ella soportó durante Su vida, unir los propios sufrimientos, los
horribles sufrimientos del Cristo en la Cruz y en Su Agonía, en el Huerto de
los Olivos.
Esos
sufrimientos fueron mucho más terribles de lo que los hombres puedan pensar. Cristo, en
el Huerto de los Olivos, sufrió como apenas tal vez puedan concebir. El fue
presionado por la Justicia de Dios, como si Él mismo hubiera sido el peor de
los pecadores, como si estuviese condenado al infierno. Tuvo que sufrir por ustedes,
los hombres; de lo contrario, no hubieran sido salvados. Tuvo que soportar los
más terribles sufrimientos,. Los sufrimientos fueron entonces tan fuertes que
Él se sintió completamente abandonado por el Padre Celestial, Su Sangre, porque
se sintió totalmente perdido y abandonado por Él. Se sintió quebrado como si
fuese uno de los mayores pecadores.
Eso es
lo que Él hizo por ustedes y ustedes deben imitarlo.
Esos
sufrimientos tienen un valor inmenso. Esos sufrimientos, esos momentos oscuros,
esos terribles abandonos, cuando se está convencido de que todo está perdido.
Yo no quiero decir más, no... (respira con gran dificultad).
E.
—Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre (...).
A. —Es precisamente cuando se sufre así, cuando todo parece estar
perdido, cuando la persona se juzga totalmente abandonada por Dios, cuando cree
ser la más miserable de la criaturas, es entonces que Dios puede meter Su Mano
en el juego, estos sufrimientos, estos tenebrosos y horribles sufrimientos, son
lo más valioso (lanza gritos y ruidos terribles) que existe. Mas es
precisamente esto lo que la juventud desconoce. La mayoría de los jóvenes
ignoran que es ahí donde reside nuestro triunfo.
ACEPTACIÓN DEL SUFRIMIENTO
E.
—Continúa diciéndonos la verdad, en el nombre (...).
A. —Muchos, la mayoría
se suicidan cuando se creen abandonados por Dios y piensan ser las criaturas
más miserables. Por más oscura que sea
la noche, Dios está próximo a ellos, ¡aunque ellos ya no lo sientan! Dios está
entonces como si ya no estuviese. De hecho, momentáneamente su presencia
deja de serles perceptible, mas a pesar de eso deben imitar los Sufrimientos de
Cristo, sobre todo aquellos a los que Él llamó a sufrir mucho. Hay muchos que, entonces, piensan que ya no son normales, la
mayor parte, y es entonces cuando capitulan mucho más fácilmente. Piensan
entonces que se tienen que suicidar porque ya nadie los comprende.
Y es
nuestro triunfo. La Mayoría va al Cielo, mas a pesar de eso, es nuestro
triunfo, porque...
E.
—Continúa en nombre (...).
A. —No cumplirán su misión, deberían haber continuado viviendo.
E.
—Continúa en nombre (...).
A. —En el mundo de hoy las cruces son
extremadamente pesadas. Es Ella la que
manda a decirlo (apunta para arriba). Esas cruces son muchas veces
mal soportadas. Cruces
visibles como el cáncer, defectos físicos y otras enfermedades son muchas veces
más fáciles de soportar que las angustiosas noches del espíritu que muchas personas
tienen que soportar actualmente.
Ella,
allá arriba (apunta para arriba), manda a decir que una vez transmitió a través
de un alma privilegiada: “Yo
enviare a mis hijos sufrimientos tan grandes y profundos como el mar”. Esos a quienes fueran destinadas las cruces tan pesadas
algunos son escogidos entre muchos– no deben desesperar.
E. —En
el nombre de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
di, Akabor, di lo que la Santísima te manda a decir!
A. —Las cruces que termino de mencionar son cruces que parecen
inútiles y absurdas. Pueden llevar al desespero. Muchas veces, parecen
imposibles de soportar, pero son esas las más
preciosas. Yo, Akabor, quiero todavía agregar: Ella (apunta hacia
arriba) quiere gritar a todos esos que cargan una Cruz: “¡Coraje! ¡No se desanimen! En la Cruz está la Salvación, en la Cruz está la
victoria. La Cruz es más fuerte que la guerra”.
E.
—Continúa en nombre (...).
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