CUESTION 55
ART. II.
ALGUNAS NOCIONES
PREVIAS
(continuación)
Naturaleza y origen de las especies
inteligibles
Angélicas
Hay en el entendimiento humano, en orden al conocimiento natural actual
de las cosas, doble potencialidad, pues necesita primero tomar de los objetos,
mediante los sentí dos la representación de las cosas, y después, mediante la
actividad del entendimiento agente, formar del fantasma de la imaginación las
especies inteligibles, que hemos dicho son principio del conocimiento o medio
determinante que informa y actúa la .facultad intelectiva para producir el acto
de entender.
También en el entendimiento angélico es una potencia que para conocer a
las demás necesita de las imágenes o especies ininteligibles (a, 1), Mas
¿seguirá el ángel en la producción del acto de entender el mismo proceso que el
entendimiento humano, teniendo que adquirir de las cosas por si mismo las
especies que lo representen, o será actuado de otro modo, sin adquirir por si
esas representaciones, que, sin embargo, ha de tener? ¿Cuál es, pues, el origen
y naturaleza de esas especies? En otro lugar, hablando el Angélico de cómo el
ángel conoce las cosas materiales, se expresa de este modo refiriendo las
opiniones entonces existentes: "Supuesto que los ángeles no conozcan las
cosas materiales por su propia esencia, sino por algunas representaciones, hay
tres opiniones acerca de esas representaciones, Pues algunos dicen que tales
representaciones, por las que conocen los ángeles, están tomadas de las mismas
cosas materiales…Otros dicen que el ángel no adquiere las especies por las que conoce
tomándolas de las cosas, pero que tampoco entiende por especies innatas, sino
que está en su poder conformar la propia esencia a cada cosa en presencia de la
misma, y que de tal captación se sigue el conocimiento de la cosa ... Parece
que hay que afirmar lo que la tercera opinión afirma, la cual es más, común y
más verdadera, y es que los ángeles conocen las cosas materiales por
representaciones innatas" (De veritate, q. 8, a. 9). . .
La respuesta del Doctor Angélico en este artículo de la SUMA es
categórica, y es que "las especies por las cuales entienden los ángeles no
están tomadas de las cosas, sino que les son connaturales..., que las reciben
de Dios junto con su naturaleza intelectual" (a. 2). Como en este punto nada
dice tampoco la divina revelación, la cual, como ya hemos visto, se limita a
afirmar de modo equivalente que los ángeles conocen las cosas, Santo Tomás,
además de apoyarse en las dos autoridades patrísticas por él preferidas, el
Seudo-Dionisio (Sed contra) y San Agustín (cuerpo del artículo y ad 1), busca
el fundamento racional de esta doctrina, primero en la comparación de la
perfección natural de los ángeles en el orden intelectual con la perfección
natural de los cuerpos celestes, argumento que en aquellos tiempos tenía cierto
valor, dadas las teorías entonces corrientemente admitidas; y en segundo lugar
prueba lo mismo por la comparación con el hombre. Dios, acto purísimo, en quien
no se da potencialidad alguna, tiene el grado supremo - en la escala de las
inteligencias, y respecto al conocimiento de las cosas está siempre en acto
segundo, no dependiendo en nada de ellas su ciencia perfectísima. Mas el hombre
ocupa el ínfimo lugar en la escala de las inteligencias, pues su alma, aunque inmaterial en sí misma y, por ende,
intelectiva, se une naturalmente al cuerpo, del cual depende tanto para
constituir la naturaleza humana como para ejercer ciertas funciones, debiendo
por ello tomar su conocimiento de las cosas sensibles y encontrándose de suyo
en estado de pura potencialidad no sólo para el acto segundo, sino también para
el acto primero de la intelección, para el que tiene que adquirir sucesivamente
de los objetos las especies inteligibles mediante los sentidos y la actividad
del entendimiento agente.
Pide, pues, la gradación y armonía que hay en los seres del universo
que los ángeles, inteligencias intermedias entre Dios y el hombre, aunque estén
en potencia en orden al acto de la intelección actual de las cosas, no lo estén
en orden a la adquisición de sus representaciones, debiendo tenerlas infusas
desde el primer instante de su existencia, sin tener que abstraerlas de los
objetos. Así lo pide necesariamente la naturaleza angélica, en cuanto
inteligencias perfecta, aunque limitadas. Por lo que se refiere a los objetos
materiales, juzgando por lo que conocemos de la perfección de la naturaleza en
los ángeles y por lo que sabemos del entendimiento humano, deducimos que,
siendo la esencia de los ángeles perfectamente espiritual y completamente inmaterial,
independiente intrínseca y extrínsecamente de todo cuerpo, no pueden ellos en
su operación propia, que es el entender, tener dependencia alguna de lo que
supondría necesariamente en los mismos, unión natural a un cuerpo si tomasen
las especies de Ias cosas sensibles.
Para tomar en el conocimiento las representaciones de los objetos
extrínsecos al que conoce, tiene éste que tener cuerpo; "por donde, para
que el entendimiento angélico recibiese alguna representación de las cosas
materiales, debería el ángel tener potencias sensitivas y estar naturalmente
unido a un cuerpo" (De veritate, q. 8, a. 9). En cuanto a los objetos
inmateriales, tampoco pueden los ángeles para conocerlos tomar de ellos alguna
representación, obteniéndola como fruto de su abstracción, ni causada en su
entendimiento por los otros seres inmateriales. La razón es obvia. No puede
formar en sí el ángel que conoce la representación tomándola del ser inmaterial
conocida, porque para ello necesitaría previamente conocer el objeto sobre el
que habría de ejercer su operación abstractiva, ya que el ángel no puede obrar
en aquello que no conoce, y antes que formase la especie no estaría el otro ser
inmaterial presente en él. Ni éste puede producirla en el entendimiento del
ángel que realiza el acto de conocer, porque nada puede obrar donde no esté
presente; y por eso, para poder un ángel producir una representación inteligible
suya en el entendimiento del otro, tendría que estar dentro de dicho
entendimiento con su misma substancia.
Mas ninguna criatura puede estar con su substancia en otro
entendimiento ni ejercer allí intrínsecamente alguna operación, sino sólo
extrínsecamente, ya que sólo aquel qué da el ser, es decir, Dios creador, que
tiene poder intrínseco sobre el ser" (II Sent., .8,q. uníca., a. 5 ad 3; 1
p., q.56, a. 2, dif. 3; 3." p., q. 8, a. 8 ad 1; q. 64; a. 1; cont. gent.,
lib. II, cap. 98; De veritate, q. 8, a. 7), puede penetrar en el entendimiento y
en la voluntad de las criaturas. Po eso Santo Tomás, tratando de la iluminación
de los ángeles, dirá más adelante (l." p., q. 106, a. 1 ad 2) que no
consiste en la infusión de una nueva luz ni de nuevas especies (De veritate ,
q. 9, a. 1 ad 10). Se llama aquí tres veces a esas especies inteligibles angélicas
connaturales (a. y ad 2), Y en la cuestión siguiente (a. 2) se dice que en cada
uno de los ángeles fueron impresas por Dios, en cuanto al ser inteligible, las
semejanzas de todas las cosas creadas. Infusas las llama también Santo Tomás en
la cuestión 57 (a. 2). Y en otros lugares de sus obras afirma que son infusas
(Quodlibet. VII, q. 1, a. 3;. De veritate, q. 8, a. 9), impresas (TI sent.,
disto 3, q. 3, a. 1 ad 2 yad 4; De veritate, 1. c., a. 7), i11/l1,(1,ta,s (De
veritate, q. cit., aa. 7 y 9), recibidas (Quodlibet. 7, q. 1,a. 3; Como al
,liibro "De causis", lect. 10), oonorecdas (Quodlibet. VII, q. 1,
a.3), o que son como un efluvio inteligible de Dios (1." p., q. 55, a, 2),
derivadas de la esencia divina (L" p., q. 57, a. 2 ad 2), que dimanan
inmediatamente de las razones eternas ejemplares de Dios (De veriate, q. 8, a. 9; TI Sent., dist, q. 3, a. 3).
El modo lo expone el Angélico de esta forma: "Así como de las
ideas eternas existentes en la mente divina proceden las formas materiales para
'dar su ser a las cosas, así también de Dios se derivan a la mente angélica las
representaciones de todas las cosas para el conocimiento de las mismas: de modo
que así el entendimiento del ángel excede al nuestro como una cosa formada
excede a la materia informe; por donde nuestro entendimiento se compara a un
lienzo en blanco, mas el entendimiento angélico se parece a un lienzo pintado o
a un espejo, en el cual están las imágenes de las cosas" (De veritat,e, q.
8, a. 9). Son, pues, estas representaciones de las cosas que Dios ha impreso en
los entendimientos angélicos cualidades como las que el entendimiento agente
humano forma de las de imágenes de los objetos exteriores, suministradas por
los sentidos externos y la fantasía, diferenciándose de ellas, en cuanto al
origen, ya que las angélicas fueron impresas directamente por Dios en los
ángeles al crearlos, mientras las nuestras son producto de la abstracción de
nuestro entendimiento agente. Así que las especies inteligibles angélicas ni
son causadas por las cosas ni son causa de las cosas, sino que son causadas por
las ideas divinas" que son a su vez causa ejemplar y eficiente de todo (a.
2 ad 1). Difieren también de las nuestras esas representaciones por su
universalidad y perfección, ya que quien las causa inmediatamente es Dios, en
quien las, cosas tienen más verdad que en sí mismas, puesto que "los seres
naturales son verdaderos por cuanto alcanzan a tener semejanza con las especies
que hay en la mente divina" (1.0 p., q. 16, a. 1), de la que, como se ha
dicho, dimanan las 'especies inteligibles angélicas.
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