PADRE
OLIVIER RIOULt
CARTA
ABIERTA A MONSEÑOR
TISSIER
Monseñor,
En el pasado, le hemos
confiado varias veces nuestras preocupaciones, y usted nos aseguró en repetidas
ocasiones su decidida oposición a la política de Menzingen. Las cartas que
hemos escrito a los cofrades, lamentablemente, siguen teniendo actualidad.
El 4 de mayo de 2012,
hemos confiado una reflexión a diez cofrades sobre la política desviada del
Superior General, reflexión que termina con las palabras de un obispo del Cætus
Internationalis Patrum durante el Concilio Vaticano II:“Cuando los
jefes traicionan, los soldados toman la iniciativa…” El Padre de Cacqueray me
sancionó por esta iniciativa, pero precisó que lo hacía para no ser él mismo
sancionado por Menzingen y así preservar su presencia en el Capítulo de julio
de 2012.
El 28 de febrero de 2013,
enviamos una “Carta a Monseñor Fellay” recordándole su “deber en
justicia de decir la verdad, de reparar las mentiras y de retractar los
errores”; carta que terminaba con este deseo: que “la historia”no
lo recuerde como “el hombre que desfiguró y mutiló la Fraternidad
Sacerdotal San Pío X”.
El 21 de noviembre de 2013, en
una carta a los sacerdotes del distrito de Francia, hemos puesto de manifiesto:
– La contradicción entre un
Monseñor Fellay, que dijo: “sea cual sea el acuerdo, ¡no habrá
compromisos! Nos quedamos tal como somos”, y un Monseñor Lefebvre, que
afirmó que, en caso de acuerdo, “no es suficiente decir: nada ha
cambiado en la práctica…”
– La contradicción entre un
Monseñor Fellay, que dijo, en relación con un“retorno de la Tradición a
Roma”: “es muy difícil decir por dónde comenzará…”y un Monseñor
Lefebvre, que respondió: “cuando me preguntan cuándo habrá un acuerdo
con Roma, mi respuesta es sencilla: cuando Roma vuelva a coronar a Nuestro
Señor Jesucristo. El día en que ellos lo vuelvan a reconocer nuevamente rey de
los pueblos y de las naciones, no será a nosotros que se habrán unido, sino a
la Iglesia Católica en la cual permanecemos… No somos de esta iglesia
conciliar, que tiene de menos en menos de la Iglesia Católica, prácticamente
nada más.”
El 22 de agosto de 2015, en
una carta a los cofrades, citábamos una reflexión de Tixier Vignancour
sobre “De Gaulle” que puede adaptarse a “Fellay”: “Si
eres gaullista e inteligente, no eres sincero. Si eres gaullista y sincero, no
eres inteligente. Si eres inteligente y sincero, no eres gaullista”,
también recordándoles que “el establecimiento de esta “iglesia
conciliar”, imbuida de los principios de 1789, los principios masónicos respecto
de la religión y de las religiones, respecto de la sociedad civil, es una
impostura inspirada por el infierno para destruir la religión católica, su
magisterio, su sacerdocio y el sacrificio de Nuestro Señor” (Monseñor
Lefebvre, Itinerario espiritual). Todos estos documentos están
disponibles en el sitio de lasapinière.info
Hoy en día, es a usted a
quien me dirijo.
En una larga entrevista,
concedida a laportelatine (21 de marzo de 2016), usted afirma, en dos pequeñas
frases asesinas, que la “política romana” de Monseñor
Lefebvre, y ésto “hasta su muerte”, habría sido que “la
Fraternidad Sacerdotal San Pío X sea de nuevo canónicamente reconocida”, incluso
por “pontífices” que “escandalizan” por sus
“errores”, y que “Monseñor Lefebvre nunca ha planteado, como condición
para nuestro nuevo reconocimiento por Roma, que Roma abandone los errores y las
reformas conciliares. Incluso si él dijo algo así, nunca lo habría hecho,
porque ésta nunca había sido su línea de conducta, su estrategia con la Roma
modernista”.
Usted viene, por lo tanto,
finalmente, de aceptar el principio que justifica la política de Monseñor
Fellay. ¿Por qué tal renunciación? No soy yo quién lo condena, sino usted
mismo, porque es suficiente leerlo.
Comencemos por su Entrevista
de 2008 a The Angelus, después de los 20 años de episcopado: “La
libertad religiosa y los derechos del Hombre han destruido por completo el
Reinado Social de Cristo. Estamos viviendo la gran apostasía de la cual habla
San Pablo […] La verdadera Fe, el verdadero magisterio, los
sacramentos no bastardeados: todo ésto está en la Fraternidad. Por todas partes
hay una mezcla llena de compromisos, a causa del liberalismo y de la debilidad
de espíritu. La Iglesia paralela es la nueva Iglesia de Vaticano II.“ Respecto de aquellos
que “están dispuestos a unir sus fuerzas con Roma, aliándose con
institutos cuyo estado canónico es más “regular” en el seno de
la Iglesia”, su respuesta fue: “Estas pobres personas son
liberales y pragmáticos. Ellos están seducidos por las sonrisas de la gente
del Vaticano. Se trata de personas que estaban cansados del largo combate por
la Fe […]. Pero este combate va a durar todavía treinta años. Así
que no busquéis la “reconciliación”, sino ¡combatid! […] Monseñor
Rifan tuvo el cerebro bien lavado, antes de ser “reconciliado”. Él mantiene la
Santa Misa tradicional, pero no combate más contra la nueva misa, la libertad
religiosa, y así sucesivamente. Las comunidades Ecclesia Dei han sido
silenciadas y han aceptado guardar silencio. Este fue el precio de su
“reconciliación”. Por lo tanto, Monseñor Lefebvre tenía toda la razón cuando
decía que sólo los obispos totalmente católicos y completamente libres, libres
de la influencia liberal de Roma, podrían trabajar por el bien de la
Iglesia en espera de la conversión del Papa.“ Luego se le preguntó: “¿Cuáles
son, según su opinión, los mayores retos a los cuales la Fraternidad y los
fieles deberán enfrentarse en los próximos años?”. He aquí vuestra
respuesta: “En primer lugar, nuestra perseverancia en rechazar los
errores del Concilio Vaticano II. En segundo lugar, la fuerza de
nuestro rechazo de toda “reconciliación” con la Roma ocupada…” Continuemos con vuestra
entrevista a Rivarol, el 13 de junio de 2012: “Este
proyecto “de oficialización” de la FSSPX me deja indiferente. No lo necesitamos
y la Iglesia no lo necesita. […] Se querría poner nuestra luz
bajo el celemín por nuestra integración en el orbe conciliar. Este estatuto que
nos proponen de prelatura personal, análoga a la del Opus Dei, es un estatuto
para un estado de paz. Pero ahora nos encontramos en un estado de guerra en la
Iglesia. Sería una contradicción querer “regularizar la guerra”… La
irregularidad no es la nuestra. Es aquella de Roma. […] La
Roma neomodernista, que no más la Roma eterna, que ya no es la maestra de
sabiduría y de verdad, sino que se ha convertido en una fuente de error a
partir del Vaticano II y que sigue siéndolo hoy en día. […] La
fe viene antes de la legalidad. No podemos aceptar una legalización
sin que se resuelva el problema de la fe.“
Terminemos por vuestro
sermón del 1º de enero de 2015, transcrito por The Recusant: “Nuestros
“malos amigos” dicen que la Fraternidad tiene que reencontrar una “situación
normal” y recibir un “estado canónico de Roma”.Ésto es falso, ésto es un error.
No estamos en una situación anormal. La situación anormal está en Roma… No
invirtamos la realidad.” Monseñor, ¿quién “tuvo
bien lavado el cerebro”? ¿Quiénes son estos “malos amigos”?
¿Quiénes son “estos liberales y estos pragmáticos”? Desde hace varios
años, la Fraternidad vive en la mentira y los sacerdotes, para su desgracia,
parecen haberse acostumbrado a ella.
En 2007,
Monseñor Fellay expresó su viva “gratitud” a Benedicto XVI por su Motu Proprio
restableciendo “en sus derechos la misa tridentina”. Incluso usted
habló de un “milagro inesperado”, cuando el texto considera a la
misa bastarda y protestantizada como la liturgia ordinaria de la Iglesia
Católica.
En 2009,
Monseñor Fellay expresó su “gratitud filial” a Benedicto XVI
por el levantamiento de la excomunión de los obispos de la Fraternidad bajo el
motivo oficial de vuestro “malestar espiritual” (sic). En ese
momento, un solo miembro tuvo el valor de denunciar públicamente la impostura
de la Fraternidad: el Padre Ceriani. [Nota de Radio Cristiandad:
El Padre Rioult pasa por alto la reacción del Padre Basilio Méramo, que fue
expulsado de FSSPX en la Semana Santa de 2009]
En 2012, el
acuerdo preparado, sin duda, ha fallado. Pero Monseñor Fellay escribió a
Benedicto XVI su decepción: “Desafortunadamente, en el contexto actual
de la Fraternidad, la nueva declaración no pasará” y afirmó su“intención
de continuar en este camino”. Teniendo más de una prueba de la traición de
vuestro jefe, usted intentó una reacción con Monseñor de Galarreta y Monseñor Williamson.
Pero Monseñor de Galarreta, el 13 de octubre de 2012 en Villepreux, firmó su
rendición por esta frase memorable que habrá que explicar el día del juicio
final: “Es casi imposible que la mayoría de los Superiores de la
Fraternidad se equivoque en una materia prudencial. Y si ésto, por un azar
imposible sucediese, y bien, tanto peor, de todas formas vamos a hacer lo que
piensa la mayoría”.
En cuanto a usted, usted se
ha mantenido bien por más tiempo, pero para llegar al mismo resultado. En 2016,
usted atestaba un principio mortífero, que acepta en teoría una “reconciliación
con la nueva religión”. Además, usted acepta una jurisdicción ordinaria
para las absoluciones sacramentales y ésto“sin que el problema de la fe se
haya resuelto”.
Sabemos que en privado usted
no escatima ningún esfuerzo para contrarrestar la locura de sus jefes. Incluso
piensa que, por su resistencia interna, ha logrado proteger a la FSSPX del acto
irremediable haciendo fracasar tal acuerdo inminente con Roma. Pero, mientras usted
no se resuelva a denunciar públicamente a Monseñor Fellay como un falso amigo
de la Tradición, usted cooperará con la corrupción de su Fraternidad y será
cómplice del escándalo que ella provoca entre los fieles católicos en la lucha
contra la revolución conciliar.
El daño ya está hecho. Poco
importa que el acuerdo nunca tenga éxito. El simple hecho de aceptar el
principio impío de una unión adúltera con los representantes de la revolución
conciliar es suficiente para corromper el celo de los que sufren por la fe. Su resistencia “silenciosa”
tiene el inconveniente de pasar desapercibida y así de evitar que los fieles y
sacerdotes tomen consciencia de que mientras ellos duermen el sueño de los
justos, la cabeza corrupta de la FSSPX está trabajando con todas sus fuerzas en
la traición. Además, si sus esfuerzos han impedido que el adulterio sea
consumado, son ineficaces para detener todos estos pensamientos, palabras y
deseos impuros que contaminan la FSSPX: “Y yo os digo que cualquiera
que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulteró con ella en su corazón”. Gracias a Monseñor Fellay y
a todos aquellos que lo apoyan y aprueban, la FSSPX ya ha cometido, más de una
vez, adulterio en su corazón. Usted gana tiempo, pero sin resolver nada puesto
que Francisco y Monseñor Fellay han dicho explícitamente: vistos “los
problemas” de una y otra parte, hay que“tomar su tiempo”. Por
lo tanto, ¡la unión adúltera se hará! Francisco y Monseñor Fellay terminarán en
la misma cama. Ellos lo quieren, tanto uno como el otro. Y entonces, ¿cómo piensa
usted purificar la FSSPX cuando Monseñor Fellay y su clan controlan todo en la
FSSPX? Todos aquellos que siguen servilmente su política son destinados a los
puestos de dirección… Mientras que aquellos que no practicaron el servilismo
son, a través del juego de las mutaciones, descartados… ¿Cómo espera usted
rectificar la FSSPX, cuando la mayoría de los jóvenes sacerdotes han hecho de
la obediencia un absoluto y de la búsqueda de un acuerdo con la Roma conciliar
un fin deseable? Por un lado, usted lucha
contra la fornicación en acto de la FSSPX con Roma, pero, por el otro lado,
usted asegura este deseo de fornicación defendiendo un principio “falso” y un
“error”, para usar sus palabras de antaño, ya que, según usted, Monseñor
Lefebvre habría buscado, hasta “su muerte en 1991”, “que la
Fraternidad Sacerdotal San Pío X fuese nuevamente reconocida canónicamente”…
y que usted acepta vivir en una “Fraternidad Sacerdotal San Pío X que
busca ser reconocida canónicamente” por “pontífices” que“escandalizan
a justo título “ por sus “errores”…
No se haga ilusiones. A
pesar de sus deseos piadosos y de las apariencias (vocaciones, casas y decenas
de millones en las arcas…) la FSSPX ya está muerta, “Yo conozco tus
obras, que tienes nombre de viviente, y estás muerto”, dijo Cristo, en su
Apocalipsis, a una iglesia infiel. La FSSPX vive en estado de pecado mortal
desde hace demasiado tiempo. Si no se ha podido sorprenderla aún en el lecho de
Roma con un acuerdo en buena y debida forma, la corrupción de su cabeza y de
una parte de más en más grande de sus miembros hacen que la FSSPX haya entrado
en el mundo de las“comunidades Ecclesia Dei”… Además, “todo reino
dividido contra sí mismo va a la ruina”. Ahora bien, la FSSPX está dividida
entre los que quieren un acuerdo porque la autoridad de Roma
es legítima y aquellos que no lo quieren a pesar de que la
autoridad de Roma sea legítima, sin olvidar la minoría que no quiere acuerdo
por la sola y buena razón de que la autoridad de Roma es ilegítima porque es
herética.
Usted sabe, finalmente, que
se puede hacerle decir cualquier cosa a un muerto que, cuando vivía, tuvo que
hacer frente casi solo a una situación inaudita, hasta el punto de ser más de
una vez desconcertado por ella y de decir o hacer cosas contradictorias. Sin
embargo, a partir de 1978 Monseñor Lefebvre confesó creer “sinceramente
que tenemos que vérnosla con una falsificación de Iglesia y no con la Iglesia
Católica … Ellos están bien sentados donde estaban sus predecesores, pero no
continúan a sus predecesores”. En 1986: “de ahora en más
estaremos obligados cada vez más a actuar considerando a esta nueva Iglesia
conciliar como no siendo más católica”. En 1988, “Si ustedes no
aceptan la doctrina de sus predecesores, es inútil hablar”. En 1991, en su
última conferencia a los seminaristas: “La situación en la iglesia es
más grave que si se tratase de la pérdida de la fe. Es el establecimiento de
otra religión, con otros principios que no son católicos”. Pero en el fondo, poco
importan estas palabras, pues no tenemos necesidad de Monseñor Lefebvre para
discernir lo que es católico y lo que no lo es. Simplemente basta conocer las
enseñanzas de la Iglesia. Ahora bien, de acuerdo con esta enseñanza, nos vemos
obligados a comprobar que las palabras y los hechos de Francisco no son
católicos. El Padre Roy, sacerdote de la FSSPX en Canadá, recientemente lo ha
recordado en su sermón del tercer domingo después de Pascua, a continuación de
la exhortación de Francisco.
“El Señor nos muestra cada
vez más claramente que Roma no tiene la fe… Entonces, pienso que si no tenemos
el valor de separarnos claramente del que proclama un evangelio diferente al
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, Nuestro Señor Jesucristo va a permitir
que nuestras inteligencias estén en las tinieblas, que nuestras voluntades
estén en la debilidad. Porque el que no ama a Nuestro Señor Jesucristo, el que
no ama la verdad por encima de todo, ¿cómo puede odiar el pecado?, ¿cómo puede
rechazar el pecado en su vida?… Tenemos que seguir este mandamiento de San
Pablo, es decir, que sean anatemas, y señalarlos como no católicos, no entrar
en esta ilusión de que estas personas son católicos. Entrar en esta ilusión de
que tenemos la misma fe que estas personas, es imposible, es una mentira”.
Monseñor, en el pasado,
usted hizo suya esta proclama: “Jamás quisimos pertenecer a ese sistema
que se autocalifica como iglesia conciliar, y se define por el Novus Ordo
Missae, el ecumenismo indiferentista y la secularización de toda la sociedad.
Sí, no tenemos ninguna parte, nullam partem habemus, con el panteón de las
religiones de Asís”. Y hoy, usted concluye: “este
no es el momento de saber si vamos a recibir de la Roma actual bendiciones, una
jurisdicción… Este no es el problema. Dejemos este problema a nuestros superiores.
Nosotros, simples fieles o simples sacerdotes, nuestro papel es el de dar
testimonio de Nuestro Señor Jesucristo” (15 de mayo de 2016).
¡Usted se burla! ¿Sería
usted el único que no ve lo que el mundo entero destaca? Una fuente del
Vaticano dijo recientemente que la FSSPX ya ha “mitigado algunos de [sus]
escritos, entrevistas y publicaciones”. ¿Y cómo dar testimonio de
Cristo sometiéndose a la “Roma apóstata y anticristo”, según sus
propias palabras en su homilía?
Algunos segundos después de
estas palabras angustiantes, también usted añadía que “la Santa Sede
sigue siendo la Santa Sede”. ¿Cuándo va a empezar entonces a obedecer al
superior de su superior, obedeciendo a Francisco, que ha canonizado a Juan
Pablo II, honrándolo públicamente, siguiendo sus enseñanzas e imitando sus
acciones?
Usted sabe que he sido
miembro de la FSSPX de 1992 a 2013. Sin embargo, visto el terrible
contra-testimonio que la FSSPX da actualmente, considero mi exclusión de esta
sociedad como una gracia.
Monseñor, pueda usted recordar
las reflexiones del Padre Berto: “Si [los sacerdotes, religiosos] hacen
un trabajo nefasto, la caridad me ordena impedir que su carácter
proteja sus emprendimientos […] La caridad me obliga a
amarlos como mi prójimo, pero me hace un deber el odiarlos, “perfecto odio”,
como publicistas, si su teología es inexacta, si su pastoral es funesta, si su
estilo es ridículo, si su juicio es erróneo, si ellos razonan contra el sentido
común, si confunden lo esencial y lo existencial, sobre todo finalmente si
ganaron una audiencia lo suficientemente grande como para sembrar la confusión
en la mente de muchos, para perturbar un gran número de cabezas débiles” (Polémique
et Charité – La Polémica y la Caridad).
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