Nota. Vuestro servidor ha escrito mucho sobre este tema y he leído las cuestiones relativas a los Ángeles en la colosal obre de santo Tomas de Aquino como lo es la Suma Teológica, más específicamente en su tratado de los Ángeles. Ahí trae un apartado especial muy interesante e ilustrativo sobre los Ángeles caídos también llamados demonios, razón por la cual creo en los demonios y su poder para hacer todo tipo de maldad si Dios se los permitiera. Santo Tomas de Aquino aborda el tema desde el punto de vista teológico, no trata en su estudio de posesiones diabólicas. Monseñor Cristiani, en su libro Satán en el mundo moderno, si se explaya mucho sobre el tema de las posesiones diabólicas, lo recomiendo.
En contra parte, actualmente la inmensa mayoría
del clero actual no cree en la existencia del demonio ni mucho menos en las
posesiones diabólicas, lo cual es muy triste y lamentable. Los pocos sacerdotes
que creen no están lo suficiente formados en este tema porque en su preparación
sacerdotal carecen de la Escolástica tradicional, por otra parte, cuando
encuentran un caso de posesión, utilizan las famosas “oraciones de sanación” o
el ritual modernista del exorcismo del cual el Padre Amor, exorcista oficial
del Vaticano, ya fallecido demostró la ineficacia de dicho ritual, solo queda
el antiguo ritual tradicional editado en el año de 1614.
Mi escasa experiencia en los casos de posesión
me da la certeza moral absoluta de no solo la existencia de los demonios, sino también
de su nefasta influencia en las personas. La ignorancia de las personas en su cuestión
de su religión, me refiero a la católica, y su creciente creencia en la superstición
son los medios por los que los demonios encuentran a las almas para poseerlas
lamentablemente.
De aquí la importancia de este articulo el
cual pongo a vuestra disposición a este le seguirán otros artículos sobre este
tema, por ahora les dejo este artículo.
Además de la gran
cantidad de casos de posesión, que llegaron hasta nosotros por la Sagrada
Escritura, son muchos los textos literarios que, a través de los siglos, dan
testimonio de tales acontecimientos El Holandés W.C. Vam Dam, en su obra
Modelar Demonios y poseídos (Pahloch Editora, 1.970) cita más de doscientos
libros diferentes, que son testimonios de esta realidad. En el año de 1947 tomé
conocimiento de un caso de posesión y pude verificar cómo de la misma persona
se emitían voces extrañas y como la aspersión con agua bendita provocaba una
inmediata acción de repulsión. En 1975 asistí a un exorcismo de siete personas
poseídas, en una Iglesia en Italia. Presencié las reacciones de los pobres
poseídos durante el exorcismo, además de eso, vi sus comportamientos cuando
recibían los Sacramentos, su disposición y finalmente, su capitulación delante
del Santísimo Sacramento, las personas así atormentadas habían venido, por su
libre voluntad, para que fueran exorcizadas por un Padre piadoso, “porque
buscaban un alivio, que nadie más podría darles”, como ellas propias me
confirmaran. Una de las poseídas, que fuera de los exorcismos se comporta como
cualquier otra persona, me mostró cicatrices en sus brazos y me explicó que,
durante 25 años consultó a médicos y profesores de Medicina, más ninguno había
conseguido aliviarla, a no ser aquel Padre, un hombre santo, que en la Iglesia
recitara un exorcismo. Ese Padre, hombre piadoso y de alma fervorosa, me
prohibió que revelara su nombre, dado que el Episcopado, por causa del ataque
de la prensa y los medios de comunicación, actualmente generalizados en todo el
mundo, no autoriza el Gran Exorcismo con que se expulsan los demonios y además
de eso, impone al exorcista el mayor de los silencios para que nada se torne
público. A pesar de que la Biblia se refiere cerca de 70 veces al infierno y
más veces todavía al demonio, encontramos en la Iglesia actual Obispos competentes, profesores
de teología tolerantes, que niegan la existencia del demonio, y con ello, la
existencia del infierno y también la existencia de todo mundo Angélico.
Comprobó casualmente
la posesión de un modo inequívoco. Después de un exorcismo, que contó con la
colaboración de varios sacerdotes, realizado en un lugar de las Apariciones de
la Virgen (Fontaneli Montichiari, en Italia), tanto los demonios (ángeles
caídos) como almas dañadas (personas condenadas) fueron obligados por la
Santísima Virgen, a hacer importantes revelaciones dirigidas a la Iglesia
actual. Teniendo convidados varios Obispos y representantes de la Psiquiatría y
Medicina para que asistieran a un exorcismo, realizado el 26 de abril de 1978,
el día de Fiesta de la Señora del Buen Consejo, estuvieron en mi casa, para la
realización del exorcismo, seis sacerdotes y también un psiquiatra francés
Dr.M.G. Mouret, director clínico del hospital psiquiátrico de Limoux (Francia)
poseedor de gran experiencia en tales fenómenos. Después del exorcismo de tres
personas, con muchas revelaciones salida de la boca de una poseída antes y
después del exorcismo, el Dr. Mouret dejó por escrito su testimonio, afirmando
que en el caso presente no se trataba de una esquizofrenia, ni de histeria, más
sí, del control de una persona por una fuerza exterior, que la Iglesia católica
llama Posesión. Esta mujer poseída y madre de cuatro hijos, es continuamente
atormentada hasta el límite de sus fuerzas. A pesar de eso, procura cumplir lo
mejor posible con sus deberes familiares. El peso monstruoso, los tormentos
causados por los demonios que le perturbaban el sueño nocturno, las continuas
revelaciones hechas por los espíritus, significaban un martirio permanente. Y
su único alivio vino de aquellos Sacerdotes que, contrariando las tendencias
actuales, se compadecen de su estado, le administran los Sacramentos y recitan
el Exorcismo.
* * *
Mas ya el 25 de
abril de 1977, por disposición de la Divina Providencia, había visitado a la
poseída y asistido a un exorcismo, acompañado por el profesor Dr. Georg
Siegmund, de Fulda. Como docente, ha formado generaciones de sacerdotes y es
también Teólogo, Filósofo y biólogo, ya ha publicado un gran número de trabajos
científicos, de tal modo que es un físico de renombre mundial, El Cristiano
evangélico Pascal Jordan, lo calificó como uno de los filósofos y teólogos más
importantes de la actualidad. Sin tomar posición relativamente al contenido de
las revelaciones demoníacas, el Prof. Siegmund escribe en su epílogo: Relativamente
a lo personal, estoy convencido de que no se trata, ni de una histeria, ni de
una psicópata o de una enferma psíquica, lo que además ya fue confirmado por
médicos especialistas. Esos fenómenos de posesión, como yo mismo puede
apreciar, da la impresión de que se trata de una posesión auténtica. Ella y
también su familia sufren, pues las autoridades competentes, impiden una
verdadera asistencia espiritual, por recelos todavía incomprensibles, en una
época en que reina la negación espiritual. En su testimonio, el profesor
Siegmund se refiere al número siempre creciente de personas, igual en las escuelas superiores de teología,
que niegan la existencia de Satanás y de los ángeles. A esta actitud
continúa la desarmonización del Altísimo.
SOBRE LA POSEÍDA
A propósito de la
poseída a la que este libro se refiere, se llegó hace poco, una vez más, a la
conclusión de que en el caso de esta mujer y madre se trata de un alma
reparadora, que desde hace 14 años es atormentada por pavorosos estados de
angustias y períodos de insania total. Fue tratada por los métodos más modernos
de la Medicina y de la Psiquiatría, durante sus ocho permanencias en la
clínica. Cuando después de los más rigurosos tratamientos, le dieron de alta,
considerándola como un caso inexplicable, un exorcista conocido, comprobó.
LA POSEÍDA
Cuando, después de
los más rigurosos tratamientos, le dieron de alta considerándola como un caso
inexplicable, un exorcista conocido, comprobó casualmente la posesión de un
modo inequívoco. Después de un exorcismo, que contó con la colaboración de
varios sacerdotes, realizado en un lugar de las Apariciones de la Virgen
(Fontaneli Montichiari, en Italia), tanto los demonios (ángeles caídos) como almas dañadas (personas
condenadas) fueron obligados por la Santísima Virgen, a hacer importantes
revelaciones dirigidas a la Iglesia actual.
Teniendo convidados
varios Obispos y representantes de la psiquiatría y medicina para que
asistieran a un exorcismo, efectuado el 26 de abril de 1978, el día de Fiesta
de la Señora del Buen Consejo, estuvieron en mi casa, para su realización, seis
sacerdotes y también un psiquiatra francés, el Dr. M. G. Mouret, director
clínico del hospital psiquiátrico de Limoux (Francia) poseedor de gran
experiencia en tales fenómenos. Después del exorcismo de tres personas, con
muchas revelaciones, salidas de la boca de una poseída antes y después del
exorcismo, el Dr. Mouret dejó por escrito su testimonio, afirmando que en el
caso presente no se trataba de esquizofrenia ni de histeria, sino del control
de una persona por una fuerza exterior, al cual la Iglesia Católica llama
Posesión.
Esta mujer poseída y
madre de cuatro hijos, era continuamente atormentada hasta el límite de sus
fuerzas. A pesar de eso, procuraba cumplir lo mejor posible con sus deberes
familiares. El peso monstruoso, los tormentos causados por los demonios que le
perturbaban el sueño nocturno, las continuas revelaciones hechas por los
espíritus, significaban un martirio permanente. Y su único alivio vino de
aquellos sacerdotes que, contrariando las tendencias actuales, se compadecieron
de su estado, le administraron los Sacramentos y recitaron el Exorcismo.
Mas ya el 25 de
abril de 1977, por disposición de la Divina Providencia, había visitado a la
poseída y asistido a un exorcismo, acompañado por el profesor Dr. Georg
Siegmund, de Fulda. Como docente, ha formado generaciones de sacerdotes y es
también teólogo, filósofo y biólogo, ya ha publicado un gran número de trabajos
científicos, de tal modo que es un físico de renombre mundial.
Sin tomar posición
con respecto al contenido de las revelaciones demoníacas, el Prof. Siegmund
escribe en su epílogo: en relación a lo personal, estoy convencido de que no se
trata ni de una histérica ni de una psicópata ni de una enferma psíquica, lo
que además ya fue confirmado por médicos especialistas. Esos fenómenos de
posesión, como yo mismo pude apreciar, dan la impresión de tratarse de una
posesión auténtica. Ella y
también su familia sufren, pues las autoridades competentes, impiden una verdadera
asistencia espiritual, por recelos todavía incomprensibles, en una época en que
reina la negación espiritual.
En su testimonio, el profesor Siegmund se refiere al
número siempre creciente de personas, incluso en las escuelas superiores de
Teología, que niegan la existencia de Satanás y de los Ángeles. A esta actitud le sigue la desarmonización del Santísimo.
(No es raro que la
Iglesia actual niegue la existencia de lo preternatural, afirmarla seria seguir
lo que la Iglesia de siempre ha defendido hasta desde el punto de vista
teológico en la SUMA TEOLOGICA DE SANTO TOMAS DE AQUINO. En cuanto a la desarmonización
del Altísimo no necesita demostrarse “contra facta non fit argumentum” al
promover la religión del hombre se deja de lado las enseñanzas que imperaban
hasta el Concilio Vaticano y “murieron” con Su Santidad Pio XII, y
“supuestamente” el Concilio Vaticano II las “sepulto”.)
LA VIDA DE LA POSEÍDA
Aunque la persona
citada, debido a su estado de salud y gran distancia y aislamiento de su aldea,
Nataly, que solo tiene escuela primaria, posee una inteligencia por encima de
la media, comprensión rápida y buena memoria. De su biografía, que ella misma
escribió a máquina, extraemos los siguientes mensajes (por motivos
comprensibles omitimos nombres y lugares, y por cuestiones de espacio
abreviamos las descripciones): “Mis padres vivían en una pequeña Quinta. El
lugar es muy solitario. Nací en la Suiza-Alemana, en 1937, el Domingo del Santo
Escapulario, día en que la admisión de niños en la Congregación del Escapulario
era solemnemente festejada. Fui bautizada el martes siguiente. Dice mi madre
que yo, un bebé, lloraba mucho y dormía excepcionalmente poco. Pensaban, en
tanto, que eso era debido a problemas intestinales, pero nunca fue posible
fundamentar esas conjeturas de una manera satisfactoria.
En la primavera de 1944, comencé la escuela. Era una criatura tímida y muy calma. Aprendía con facilidad. La lectura, la escritura y las cuentas no representaban dificultad para mí. El lugar preferido era la vera del río, las hierbas y las flores, muchas veces me juntaba con otros niños y nos gustaba dejar las piernas dentro del agua. Nuestras conversaciones eran iguales a la de otros niños de la misma edad, también hablamos algunas veces de asuntos de carácter religioso, del Cielo, del Infierno, del Purgatorio.
Hice mi primera
Comunión en 1946. Realicé ese acto de una manera muy seria y me preparé todo lo
que pude.
De un modo general,
puedo decir que el tiempo escolar pasó sin incidentes dignos de notar. Desde muy
pequeña acompañaba a mis padres al campo donde intentaba ser útil. Y mis
hermanitos exigían mucho tiempo de atención.
Después de mi
primera comunión iba casi diariamente a Misa y a la Sagrada
Comunión. Tenía entonces la sensación que cuando leía mi Misal
negligentemente o rezaba menos, eran menos abundantes las Gracias
recibidas. A mis trece años, tuve que aguantar algunos ataques más o menos
duros de otros niños. Ellos cuchicheaban que era una ‘beata’ y que sería monja.
Sentía mucha vergüenza, más refiriéndose al caso, mi abuela me decía: ‘Reza, no
le des los oídos a otros niños, ellos no saben lo que dicen. Lo que importa es
que Dios esté constantemente contigo’.
Me gustaba mucho ir
a la Iglesia y cuando en la Solemne Misa el coro entonaba sus cánticos, los
altares estaban adornados con flores y el olor a incienso se esparcía, tenía la
impresión que todos los que allí se encontraban estaban muy cerca del Cielo”.
CAE LA NOCHE
“Algún tiempo, después de la muerte de mi abuela, en 1951, tuve que enfrentar un período de duras pruebas. Apoderándose bruscamente de mi alma angustias y escrúpulos que jamás había experimentado anteriormente.
¡El sufrimiento se
prolongó de manera inquietante y ya no era la misma!, es claro que mis
principios y mi actitud para con Dios se mantenían, mas todo mi universo mental
se puso a vacilar y fui presa de una confusión profunda. Sentía una enorme
apatía, e interiormente, una total falta de interés. La dolencia y los
sufrimientos atacaban con una intensidad tal, que a veces me sentía
despedazada. Mis pensamientos iban y venían.
Fuese cual fuese el
asunto de mis reflexiones, jamás encontraba una luz. Y lo peor es que no
conseguía liberarme de esos pensamientos. Era como si todo estuviera triste y
apagado.
En una ocasión,
pienso que, en el día de Todos los Santos, en 1952 (tenía entonces 15 años), en
medio de una gran perturbación, dije a mi madre: “Madre, me siento en un
estado de gran aturdimiento”. Ella me dijo algunas palabras de confianza y
me dijo que todo volvería a la normalidad.
Solo era preciso que yo lo quisiera realmente y buscara mi alegría perdida. Mas ahí es que encontraba la dificultad: no conseguí encontrarla, aunque la hubiese buscado, con toda mis fuerzas. En cuanto a la voluntad, ¡Lo que no habría hecho y dado para recuperar mi antigua libertad!, pero eso no estaba en mis manos. Mis angustias aumentaban y ya ni siquiera podía dormir sola en mi cuarto. Mi padre se mudó de cuarto, así podría estar cerca de mi madre. Aunque ella estuviera junto a mí, el miedo y la angustia estrangulaban mi garganta. Los latidos de mi corazón resonaban hasta el cuello. Me sentía asaltada de un terror inmenso que me impedía hasta hablar. La angustia y el terror me penetraban a tal punto que una hora parecía casi una eternidad.
Independientemente
de esto, tenía la conciencia de que Dios quería que aceptase esos
sufrimientos por la salvación de las almas. Me esforcé por aceptar todo.
En esa noche también aconteció algo extraordinario, que me impedía aceptar ese
sufrimiento. (Cuando digo aceptar, me gustaría acentuar que esto aconteció en
la noche en que di el sí)”.
ACEPTAR LA VOLUNTAD DE DIOS
“Era el comienzo de
la insania total y lo más simple era aceptar la voluntad de Dios".
Más tarde, comprendí
que me envolvía y revolvía en esta cruel oscuridad, sin encontrar una salida.
Este tormento era mi cuestión, día y noche, y ninguno podía ayudarme. Mi
madrina me acompañó al médico, que quedaba muy alejado. Él dijo que yo tenía
una inflamación en los riñones y en la vejiga y que eso me atacaba el sistema
nervioso. Me recetó medicamentos, más continué empeorando y algún tiempo
después, el médico me mandó para el hospital”.
De este modo, esta
pobre criatura fue sometida, desde los catorce años, la mayor de los martirios.
“Pasé los años siguientes ayudando en los trabajos domésticos, siendo esta
actividad solamente interrumpida por los tratamientos médicos y por cortas
estadías en el hospital. Como esos sufrimientos no bastasen, tuve que mandar a
arrancarme los dientes por que un médico pensó que ellos eran las causas de mis
sufrimientos. Esto, pues, no me llevó a ningún cambio, fue apenas para la
pobre, un sufrimiento adicional”.
La Divina
Providencia le dio entonces un hombre sin fortuna, pero honesto y se casó con
él en 1962, aunque al principio la familia no estuviera de acuerdo.
Esta mujer, y madre,
cerca de los cuarenta años, dio a luz a cuatro encantadores bebés. Durante los
embarazos y los partos, no experimentó ninguna mejoría en sus inexplicables
sufrimientos. Por el contrario. Más enflaquecida que nunca fue llevada a
clínicas y casas de reposo, hasta que, por fin, los especialistas de una
clínica de gran prestigio la mandaron a casa, como una persona mentalmente
sana, considerándola un caso inexplicable. Inyecciones, electrochoques y otros
tormentos, le habían ocasionado mayores e insoportables sufrimientos,
interrumpidos apenas por pequeños rayos de luz, por el año 1972 (entonces con
35 años), cuando registró ligeras mejorías. Ella escribió sobre esto: “Se
descubrió, por casualidad, que sufría de una falta total de fósforo, tomé unas
cápsulas y sentí mejoría en mi estado general, hasta qué punto era fósforo,
¿hasta qué punto era voluntad de Dios que me daba finalmente alivio? ¡No lo sé!
Conseguí dormir, si es que se puede llamar dormir a un mero pasar por el sueño,
o tal vez era solo dormitar. Los estados de angustia eran cada vez más raros,
sentía de nuevo voluntad de reír y hasta podía hacer mis trabajos caseros
normalmente. Y mi marido andaba radiante, en realidad, no había nadie que se
sintiese más aliviado que yo. Podía tener nuevamente dos hijos conmigo, lo que
me daba una enorme alegría. Alabé y glorifique al Señor por estar felizmente
liberada, mas no por eso dejé de comprender que el sufrimiento, por mayor
y más amargo que sea, puede ser siempre una gracia. Por eso, pensé muchas veces
que Él sabía la razón de haberme conducido a través de esa noche”
EXORCISMOS Y REVELACIONES
En 1974, sobrevino
una grave recaída. “Mi hermana me llevó a la casa de un hombre bueno y que ya
había prestado ayuda a muchas personas. En su presencia, sentí bruscamente una
sacudida en el brazo, sin que yo lo hubiera movido. El hombre dice de repente:
‘¡Pienso que la señora está poseída!’. Enseguida fui a ver a un Sacerdote que
se mostró muy escéptico, mas, a pesar de eso, me hizo un exorcismo. Entonces él
me dijo que todas las señales indicaban que se trataba de una posesión”.
Finalmente, después
de varios exorcismos difíciles y muchas oraciones, un exorcista experimentado
consiguió romper la barrera. Después de varios exorcismos, los demonios y las
almas condenadas, con ciertos intervalos, se fueron revelando. Así consiguió
una liberación temporaria, pero todos los demonios volvieron. Se le pidió a un
Obispo la autorización para hacer un exorcismo oficial y asumir la responsabilidad.
El día 8 de
diciembre de 1975, cinco exorcistas obtuvieron la autorización para el Gran
Exorcismo, luego siguieron otros, de carácter más limitado, en los que
estuvieron presentes no más de tres sacerdotes. Las revelaciones hechas en el
curso de estos exorcismos por los demonios, bajo las órdenes de la Santísima
Virgen, son las que se encuentran en la presente obra.
SITUACIÓN PRESENTE
Los padres
confirmaron, en algunas frases escasas y sucintas, ciertos datos de la vida de
su familia. Tanto esta como ella, ignoraron hasta 1974 el origen de sus
indecibles sufrimientos. Lo habían intentado todo por medio de la medicina, de
la psiquiatría, para que la hija pudiera tener el alivio de una cura. Todo en
vano, solo le restó el camino de la oración.
Lo que más
impresiona en la casa paterna es la simplicidad y el horror ante cualquier idea
de lo maravilloso o espectacular. Los orígenes de los sufrimientos de su hija
son para ellos inexplicables y se entregan confiadamente a la oración, una
sumisión total a la voluntad de Dios. Los numerosos documentos, como cartas,
registros grabados y fotografías sacadas durante el exorcismo están a
disposición de la Iglesia, para una investigación canónica.
La Divina
Providencia no ha permitido ni siquiera que sus amigos y vecinos se enteraran
sobre lo que le estaba pasando. Su posesión solo se manifiesta en su vida
interior y, aunque sea atormentada durante noches enteras, puede durante el día
desempeñarse en sus tareas domésticas.
Desde 1975 no
frecuenta la iglesia ya que es horriblemente acosada por los demonios en
diversas partes de la Santa Misa, en la bendición o cuando se encuentra en
contacto con las reliquias y objetos benditos. Siempre que es posible, la
visita semanalmente un Sacerdote que le administra los Sacramentos.
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