Un castigo espiritual
Se trata sin duda principalmente de un castigo
espiritual, mucho peor aún, más temible que el hambre, las guerras y las
persecuciones, pues concierne a las almas, su salvación o su perdición eterna.
El P. Alonso, nombrado en 1966 experto oficial de Fátima por Mons. Venancio, lo
ha demostrado en uno de los tomos de su gran obra crítica, en catorce
volúmenes, que desgraciadamente se le ha prohibido publicar. Pero él ha podido
después de todo, antes de su muerte el 12 de diciembre de 1981, hacernos
conocer sus conclusiones en diversos folletos y numerosos artículos en revistas
teológicas. Mis pesquisas personales solamente me han permitido clarificar,
completar, y precisar su tesis, que nuevos documentos han venido a confirmar.
He aquí el más importante: el 10 de septiembre de
1984, Monseñor Cosme do Amaral, el actual obispo de Leiría-Fátima, declaraba en
el aula magna de la Universidad Técnica de Viena, durante el curso de un
período de preguntas y respuestas: "El Secreto de Fátima no habla ni de bombas atómicas, ni
de cabezas nucleares, ni de misiles SS-20. Su contenido, insiste, no concierne
más que a nuestra Fe. Identificar el Secreto con anuncios
catastróficos o con un holocausto nuclear, es deformar el sentido del mensaje.
La pérdida de la fe de un continente es peor que el aniquilamiento de una
nación; y es verdad que la fe disminuye continuamente en Europa Durante diez
años, el obispo de Fátima ha guardado un silencio absoluto sobre el contenido
del tercer Secreto. Cuando abre la boca para hacer una declaración pública tan
firme, se puede estar moralmente seguro que no ha hablado así sin antes haber
consultado a Sor Lucía. Tanto más cuando en 1981, él ya había desmentido los
falsos secretos, diciendo que había interrogado a la vidente a este respecto.
Es decir, que la tesis del Padre Alonso es ahora públicamente confirmada por el
obispo de Fátima; es una terrible crisis de la Iglesia, es la pérdida de la fe que la Virgen
Inmaculada ha anunciado precisamente para nuestra época, si sus peticiones no
eran cumplidas suficientemente 13. Y éste es el drama al cual asistimos desde
1960...
Lo esencial está dicho, y yo me contentaré ahora con
evocar las principales etapas de mi demostración sobre el verdadero contenido
del tercer Secreto.
La pérdida de la fe.
En un primer capítulo, expongo las razones que prueban
que el tercer Secreto habla efectivamente de la pérdida de la fe. Y la
principal, es el elemento del tercer Secreto que conocemos ya. En efecto,
nosotros no conocemos de él solamente el contexto. Sor Lucía nos ha indicado la
primera frase: "En
Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe, etc."
Esta pequeña frase, que la vidente ha añadido
intencionadamente cuando ella ha redactado el Secreto por segunda vez, es con
seguridad significativo.
Ella nos ha dado, muy discretamente, la clave del
tercer Secreto.
He aquí el juicioso comentario del Padre Alonso:
"En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe: esta frase insinúa
con toda claridad un estado crítico de la Fe que sufrirán otras naciones, es
decir una crisis de la fe; mientras que Portugal salvará su fe... Así pues,
escribe aún el P. Alonso, en el penado que precede al gran triunfo del Corazón
Inmaculado de María se producirán las cosas terribles que son el objeto de la
tercera parte del Secreto. ¿Cuáles? Si "en Portugal se conservarán siempre los dogmas de la Fe”...
se puede deducir de ello con toda claridad que en otras partes de la Iglesia
esos dogmas o bien se van a obscurecer, o aun van a perderse".
La mayor parte de los intérpretes se ha adherido a
esta interpretación: el Padre Martins dos Reis, el canónigo Galamba, Monseñor
Venancio, el P. Luis Kondor, el P. Messias Días Coelho. El 18 de noviembre
último, durante una conferencia que el abate Laurentin daba en París - les sorprendente-
se declaraba también favorable a esta solución Añadiremos que el cardenal
Ratzinger ha hablado en este sentido a Vittorio Messori, diciendo que el tercer
Secreto concierne a "los peligros que pesan sobre la fe y la vida del
cristiano". En fin, nosotros lo hemos dicho, el actual obispo
de Fátima es aún más explícito. El deja entender que se trata de una crisis de
la Fe a escala de varias naciones y de continentes enteros. Una tal
defección tiene un nombre en la Sagrada Escritura: es la apostasía". Y es muy posible que esa
palabra se encuentre en el mismo texto del Secreto.
“La declaración de Sor Lucía al P.
Fuentes en diciembre de 1957 es una sorprendente síntesis del Mensaje de
Fátima. Publicado desde 1962 en las "Lettres a mes Amis", y en 1974
en "La Corrtre Reforme catholique au xxe siécle" (no 87, p. 12), este
texto, siempre actual, merece seguir siendo difundido.
13 Como es de prever, las opiniones emitidas en Viena el 10 de
setiembre de 1984 por Monseñor do Amaral y por el P. Kondor han sido puestos
recientemente en causa. Demostraremos, en el artículo que sigue a esta exposición,
que la autenticidad de estas opiniones est4 tan sólidamente establecida que es
demasiado tarde para intentar ponerla en duda.
Es
nuestra intención dar a conocer la oración que Su Santidad Pío XII, el
8.12.1942, en San Pedro de Roma consagraba, con un mensaje radiado sobre
Fátima, todo el género humano, con especial mención de Rusia, al corazón
inmaculado de María:
«Reina del rosario,
auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora en todos los combates
de Dios.
Henos aquí
arrodillados ante tu trono con la seguridad de alcanzar misericordia, gracia y
ayuda eficaz en la desgracia presente. Como padre común de la cristiandad, como
representante de aquél «a quien se le ha dado todo poder en el cielo y en la
tierra» (Mt 28, 18), que nos ha confiado en todo el mundo el cuidado de las
almas que han sido "redimidas con su sangre, acudimos a ti, a tu corazón
inmaculado, en esta hora trágica de la historia de la humanidad. En ti, en tu
corazón inmaculado confiamos nosotros, y te entregamos y consagramos, no sólo
la Santa Iglesia, el cuerpo místico de tu hijo Jesús, que padece en muchos de
sus miembros y sangra y es tantas veces martirizado, sino todo el mundo que,
devorado por discordias salvajes, arde en la llama del odio como víctima de su
propia malicia... Oh, madre de misericordia, alcánzanos de Dios la paz.
Consigue para todos nosotros las gracias que en un momento dado pueden
transformar los corazones de los hombres, aquellas gracias que preparan, causan
y aseguran la paz. Ruega por nosotros, reina de la paz, y da al mundo que está
atacado por la guerra la paz por la que todos los pueblos suspiran, la paz en
la verdad, la justicia y el amor de Cristo.
Da al mundo la paz
de las armas y la paz de las almas, para que se extienda el reino de Dios en la
tranquilidad dentro de un orden...
Concede también la
paz a aquellos pueblos que se encuentran separados por el error y la discordia,
y particularmente a aquellos que muestran hacia ti una particular veneración,
donde no existía hogar en el que no hubiera un icono para honrarte (hoy ocultos
y guardados quizás para mejores tiempos); condúcelos de nuevo al único redil de
Cristo, bajo el único y verdadero pastor”.
Con
esta oración demostramos que Su Santidad Pío XII, hizo cuanto posible para
consagrar a Rusia al Inmaculado Corazón de María aunque él no era el indicado
como muchos suelen afirmar dado que el no conoció el tercer secreto pues nunca
abrió el tercer secreto en virtud de lo mandado por la Santísima Virgen en
Fátima que solo en 1960 fuese abierto y publicado a todo el mundo. Tal
acción no se debe juzgar como un mal acto porque, si bien tenia la autoridad
para abrirlo, prefirió renunciar a el por amor a la OBEDIENCIA a Nuestro Señor
Jesucristo.
Sin
embargo debemos destacar que esta consagración no cumplía con los deseos de
Nuestra Señora manifestados en Fátima.
Si
bien mencionan el castigo espiritual, sin embargo no se puede descartar el
castigo físico o material el cual es mencionado explícitamente por Nuestra
señora de Fátima con relación a Rusia. La perdida de la fe es algo que ya desde
hace tiempo se palpa en el ambiente de los países católicos y donde vemos con
gran tristeza e impotencia como las sectas avanzan destruyéndolo todo a su
paso. La fe prístina ha desaparecido casi totalmente de la Iglesia militante,
la desolación cada vez es más grande, muchos templos abandonados y, lo que es
peor, convertidos en museos o discotecas.
La
fe no hubiese disminuido tanto, como hoy vemos, si se hubiese cumplido con el
deseo de Nuestra Señora que no era y orden de Nuestro Señor Jesucristo, como
pues nos va apremiar si no cumplimos su voluntad? ¿Si el mundo no solo no ha
dejado de ofender a Dios con sus pecados, sino que estos han aumentado tanto
que solo Dios conoce en su omnisciencia todos los agravios que cada día se
elevan al cielo pidiendo justicia? ¿Si, finalmente, no se ha consagrado a Rusia
al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen Maria? ¿Si el gran castigo de la
perdida de la fe ya es muy notorio y quienes deben suspender el castigo al
contrario lo están profundizando mas cada día que pasa? No se puede ser
optimista ante los hechos cuya consecuencia es, al parecer, acabar con la
Iglesia Católica como esta fue concebida por nuestro divino Salvador.
En
el Antiguo Testamento Dios castigaba con vara de hierro las idolatrías del
pueblo de Israel, como castigara la desobediencia al mandato divino, además de
la perdida de la fe, a la humanidad sino con un castigo purificador y a la vez
restaurador? No sé si será otra gran guerra o una gran catástrofe mundial, pero
que lo hará no me queda la menor duda.
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