EL DEDO ACUSADOR
¿CUALES
SON LOS VERDADEROS OBJETIVOS DE ESTADOS UNIDOS EN COREA DEL NORTE?
Con
acciones, declaraciones, movimiento de tropas y unidades navales, instalación
de sistemas de misiles, que hacen temer el estallido de un conflicto en una de
las zonas calientes del planeta.
Para Washington, ha
llegado la hora de usar la fuerza contra Corea del Norte, simbolizado en la
imagen tan propia del cine hollywoodense: un escudo en guardia y una espada
pronta a hendir el aire con su poder. En una estampa donde sólo falta Donald
Trump vestido de héroe al estilo de las historietas de Marvel. Clásica política
de acciones unilaterales con que Washington tiene acostumbrado al mundo, cuando
se trata de gobiernos que no responden a sus mandatos imperiales.
En este caso, se trata de una
Corea del Norte decidida a seguir adelante con su programa nuclear, donde uno
de sus componentes es el desarrollo de armas atómicas. Tal como Israel, por
ejemplo (que posee entre 300 a 400 artefactos nucleares) que no es firmante del
Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que agrede constantemente a sus
vecinos, que ocupa territorio palestino y sin embargo goza de prebendas, apoyo
y complicidad de Washington, en una hipócrita doble moral que hay que develar
constantemente.
El eje principal del conflicto
con Pyongyang es la decisión del Gobierno de Kim Jong-un de llevar adelante su
programa nuclear – con base en su programa de misiles como sistema
vector transportador principal - que involucra la fabricación de
armas nucleares, bajo la divisa que sólo una Norcorea fuerte y con poder de
disuasión puede hacer frente a la decisión de Washington y sus aliados de
desestabilizar a esta nación asiática y derrocar un gobierno basado en una
estructura dinástica, consolidada tras la guerra de Corea entre los años
1950-1953 que dividió la península a partir del paralelo 38 como límite
político, ideológico y económico. Un programa que se sustenta en la disuasión
nuclear y la defensa de su soberanía.
El Gobierno estadounidense ha
decidido aplicar presión económica y diplomática contra Corea del Norte, junto
a sus aliados regionales: Japón y Corea del Sur, definiendo al Gobierno de
Pyongyang “como la amenaza más peligrosa y urgente para
la paz y la seguridad en Asia Pacífico” según palabras del vicepresidente
estadounidense Mike Pence, pronunciadas a bordo del portaaviones USS
Ronald Reagan frente a las costas japonesas. “Quienes
desafíen nuestra determinación o preparación deberían saber que venceremos
cualquier ataque. Estados Unidos siembre buscará la paz, pero con el presidente
Trump, el escudo está en guardia y la espada está lista” sostuvo Pence.
Difícil resulta creer que la
búsqueda de esa paz, de la que tanto hace gala Estados Unidos, vaya acompañada
de la puesta en marcha de una maquinaria bélica que incluye portaaviones,
cruceros, destructores, submarinos, la alerta de las fuerzas militares
estadounidense estacionadas en Corea del Sur y que al amparo del acuerdo
militar con ese país, toman el mando de las fuerzas militares surcoreanos en
caso de guerra. Generando así, la lógica y férrea determinación del gobierno de
Pyongyang de amenazar con el uso de todo tipo de armas, incluyendo su reducido
arsenal nuclear, estimado en una decena de bombas nucleares.
Los artefactos nucleares
norcoreanos son de potencia menor a las lanzadas por Estados Unidos en
Hiroshima y Nagasaki y que según los informes de inteligencia occidentales,
además de China y Rusia “son demasiado grandes para ser instaladas en
misiles balísticos como vector de transporte”, lo que explica las pruebas con estos
artefactos llevadas a cabo en los últimos años bajo las modalidades de los
misiles Nodong – con alcance estimado de 1300 kilómetros – El BM25 con un rango
de 4 mil kilómetros de alcance y los misiles intercontinentales Taepodong 1 y
Taepodong 2 – conocidos como Paektusan en Corea del norte - con alcances de 2
mil y 8 mil kilómetros respectivamente. Ha trascendido, igualmente, que Corea del Norte está desarrollando
su misil de mayor alcance, conocido como KN-08 o Hwasong-13 que puede alcanzar
las costas de Australia y Estados Unidos.
Corea del Norte sostiene que
frente a la política de agresión estadounidense está preparada para una guerra
total, que evite ceder a las presiones extranjeras y sobre todo caer en el error de la Libia de
Gadafi, que abandonó su programa nuclear años antes de caer bajo el poder de
los mismos que exigieron el desmantelamiento de un programa que podría haberle
dado la protección que Corea del Norte exige.
LOS OBJETIVOS VAN MÁS ALLÁ DE
NORCOREA
Rusia y China, por su parte,
han llamado a reducir el clima bélico y encontrar una salida
negociada, pero también han puesto en alerta sus fuerzas armadas. Si bien la
historia del programa nuclear norcoreano, incluye a China y la ex Unión
Soviética en materia de apoyo tecnológico, formación de científicos y
construcción, por ejemplo, del Centro de Investigaciones Científicas Nucleares
de Yongbion, el programa con fines militares recibió un enorme
espaldarazo por parte de uno de los aliados estadounidenses en Asia Central:
Paquistán – que posee armas nucleares – que a cambio de la tecnología del
sistema de misiles norcoreano, suministró a este país en la década de los 90
del siglo XX datos vitales sobre el proceso de enriquecimiento de uranio, que
aceleraron el proceso de construcción de su primera Bomba Nuclear.
Estados Unidos, usa como excusa a
Corea del Norte y su programa Nuclear, a la par de exigir mayores gastos
militares a sus socios regionales, demanda que paguen parte de la factura al
tener protección militar a partir del denominado sistema antimisiles de
la Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en
inglés) que ha generado la inquietud de China, cuyo gobierno ha señalado
que el THAAD afecta sus intereses, desequilibrando la balanza de poder en la
región y contribuyendo al aumento de las tensiones. Ello, en el marco de los propios
contenciosos que la nación China tiene respecto a la soberanía de las aguas
del Mar Meridional de la China disputadas por Filipinas, Brunei, Vietnam,
Malasia, Taiwán. Beijing afirma que ese territorio marítimo, con sus islas y
recursos naturales pertenece a su país.
Adicionemos la disputa
territorial por las islas Diaoyu – llamadas así por China – y Senkaku por
Japón, con importantes yacimientos de gas y petróleo en sus alrededores,
además de ser una de las zonas con mayor tránsito naviero del mundo. Dicha
disputa ha tensionado fuertemente la relación entre ambos países y ha sido
argumento para que Tokio eleve su presupuesto militar a niveles record llegando
el año 2016 a los 41 mil millones de dólares, gastados casi íntegramente en la
compra de armas a la industria militar estadounidense en un negocio redondo
para las arcas del complejo militar industrial de Estados Unidos.
China ha declarado que no
tiene como influir en las decisiones de su vecino respecto a su programa
nuclear y ha llamado a Estados Unidos que tome el camino del alivio de las
tensiones en lugar de presionar a Pyongyang mediante acciones, que
tienden a encender las pasiones en lugar de buscar alternativas de
diálogo, en el cual China se declara dispuesta a participar. China, a pesar de
esta postura, no ha escatimado críticas contra el gobierno de Corea del
Norte, a partir de lo que ha denominado la tozudez del gobierno de Pyongyang en
las pruebas de sus misiles balísticos estratégicos y que significó, por
ejemplo, que el mes de febrero del 2017 Beijing suspendiera la importación de
carbón norcoreano. Decisión que suscitó duras críticas por parte de Pyongyang
que en forma inédita censuró que “su
vecino amigo bailara al ritmo de Estados Unidos, tomando decisiones inhumanas,
que afectan a su población bajo el pretexto de las resoluciones sancionatorias
de la ONU”
Sin duda, ha primado en las
declaraciones chinas el balance de poder que está tejiendo, no sólo en el
Asia Oriental, sino también en su visión estratégica global, que ha significado
ampliar su abanico de influencias a Asia Central, Oriente Medio, África y
Latinoamérica. Para China, el que se coloque en el centro de la disputa por la
primacía global una zona tan cerca de su territorio lo desenfoca en la
necesidad de consolidar posiciones cerca de los grandes yacimientos de gas y
petróleo en Oriente Medio, su decisión de instalarse en el cuerno africano, sus
inversiones en el Magreb y en Sahel africano como también sus millonarias
inversiones en países latinoamericanos. En ese cuadro, China requiere que su
vecino, no le desordene el “naipe” regional y lo haga gastar esfuerzos y
recursos contra Estados Unidos y sus aliados.
Para Rusia, quien también tiene
sus propios conflictos con Japón por las Islas Kuriles y un plano estratégico e
influencia hacia el Pacífico, la situación en la Península de Corea es un tema
necesario de tratar, solucionar y calmar. La cancillería rusa, a través de su Ministro de Relaciones
Exteriores, Serguei Lavrov sostuvo que Estados Unidos debe abstener del camino
propio, de las acciones unilaterales, tal como lo hicieron en Siria al atacar
una base aérea de ese país “sería un
camino muy peligroso. No aceptamos las temerarias acciones nucleares de
Pyongyang que violan las resoluciones de la ONU, pero eso no significa que
se puedan romper las leyes internacionales”
En la escalada de
declaraciones y acciones beligerantes por parte de Washington, que afirma tener
la “espada lista para usar” contra Corea del Norte, se ha ampliado la
conducta del gobierno de Trump de seguir aplicando sanciones a diestra y
siniestra. En esta
ocasión se suman a sus determinaciones contra Norcorea, las medidas económicas,
militares, políticas y diplomática contra Siria e Irán e incluso revisar los
Acuerdos Nucleares de Julio del año 2015 con este último país, al cual se
comprometió Washington a respetar y sin embargo lo viola permanentemente.
El verdadero peligro para el
mundo no es Corea del Norte, como no lo es Siria, ni lo fue Libia. Como tampoco
lo es Rusia, Venezuela o Irán, por más que Washington repita este discurso
absurdo, irracional y con el claro propósito de generar un estado favorable a
sus intenciones imperiales. El
verdadero peligro para el mundo es la política exterior estadounidense y sus
afanes hegemónicos. Su política hostil contra ciertas naciones, su apoyo a
regímenes cuyas ideologías son las que desestabilizan al mundo: el wahabismo y
el sionismo principalmente, sin que ello pueda ser detenido debido a la
impotencia y la complicidad de organismos como la ONU, la OTAN, la Unión
Europea, que suelen efectivamente bailar al compas de las notas musicales
emitidas desde Washington.
No hay comentarios:
Publicar un comentario