ACUÉRDATE QUE NO TIENES MAS DE UN ALMA
68.- Cuenta Cantimprato que un hombre desatinado
puso en venta su alma, diciendo que la vendería a quien la quisiese comprar.
Vino allí luego el demonio, como tan codicioso de
esta mercadería, y delante de sus amigos se la compró, y le pagó luego el
precio, que gastaron en comer y beber; pero apenas acabaron el banquete, cuando
el demonio se hacía del miserable, y levantándole en alto le llevo en cuerpo y
alma al infierno; porque sepa el pecador que todo se pierde con el alma…
69.- Pero lo que más admira es que los filósofos
gentiles alcanzasen esta verdad. Porque Aristóteles afirma que toda la
felicidad del cuerpo depende de la santidad del alma: si el alma, dice, es
buena, el cuerpo es bueno, y si mala, malo.
70.- Platón pasó más adelante: para esto unió el
Creador con tan estrecho lazo el alma al cuerpo, para que le comunicase sus
ciencias y virtudes, y el cuerpo fuese sabio y santo por el alma.
De lo, cual se sigue que, si cumpliere con esta
obligación, viviendo con fervor, según el espíritu, y no según la carne, será
premiado después con crecido galardón de su Criador, pero si no lo hiciere así,
y viviere alas fueros de la carne siguiendo sus apetitos, lanzarále en los
infiernos.
71.- Sentencia tan ajustada a nuestra Santa Fe, que
pudo sin diferencia entretejerse entre las del Apóstol S. Pablo. Pues ¿a qué
esperas, oyendo esto, para corregir tu vida y enmendar tus costumbres? Porque,
si quieres consejo, aquí te lo dan los más sabios del mundo, si esperas ejemplo
que te guíe, aquí le tienes de los Santos de la Iglesia; si deseas premio, aquí
se te promete el mayor; si te mueves por castigo, aquí te amenaza el más acerbo
de todos.
72.- Pues dime ¿qué te detiene para no mirar por tu
alma, siendo tuya, única, tan noble y tan digna de ser mirada?.. Lo que resta
es que despiertes del letargo en que estás, que abras los ojos y salgas de esta
ceguedad, y pues constas de 2 partes; partas siquiera el cuidado, y pues miras
por el cuerpo, mires también por el alma, que es más tuya, que no el cuerpo.
73.- Vergonzosa cosa es, dice S. Bernardo, que, si
cae tu jumento corras luego a levantarle, y, si cae tu alma, la dejes sumida en
el cieno del pecado. ¿Por ventura has negado a tan extremada insipiencia que
aprecies en menos tu alma que tu jumento? Oye lo que dice CRISTO: ¿por ventura
no es más el alma que el manjar, y el cuerpo más que el vestido? Pues ¿por qué
se ha de estimar el menos el alma, y venderla ignominiosamente por el mana
corruptible y por el vestido vil?
74_ Y si la vendes, véndesela a JESUCRISTO, que Él
la comprará y te dará por ella su Sangre, que la estima de tal suerte que se
vendió para compraría; mira que le quitas la vida el día que le quitas a DIOS, dice S. Pedro Crisólogo: como el alma
es la vida del cuerpo, así CRISTO es la vida del alma, y como el cuerpo muere
sin el alma, así el alma muere sin CRISTO.
75.- Tantas veces has muerto tu alma cuantas la has
privado de DIOS, cometiendo algún pecado. Y si el que mata el cuerpo merece
pena de muerte, ¿qué pena mereces tú que tantas veces has muerto tú alma?
Tiembla, tiembla, oyendo estas verdades; mira que tienes indignado a DIOS, y
que estás condenado por tus culpas a muerte eterna y puede muy a su salvo
castigarte.
Enmienda tu vida y recupera con santas obras lo que
has perdido, que DIOS te perdonará y ganarás tu alma.
76.- En las Vidas de los Padres se cuenta de S.
Pablo el simple que vio entrar en la iglesia las almas de los justos hermosas a
maravilla, como los Ángeles del cielo, entre los cuales vio a uno rodeado de
los demonios, más negro que el carbón, feísimo sobre cuanto se puede
decir" y los Ángeles de su Guarda tristes y lejos de él; iba atado con un
cabestro, como bestia. Cuya vista le causó tan vehemente dolor que, atravesado
su corazón, salió del templo, y sentado a la puerta, por no verle, lloraba
amargamente.
77.- Y como los que entraban procurasen consolarle,
pidiéndole que entrase a oír Misa, él nunca admitió consuelo. Acabaron los
oficios y puso de nuevo los ojos en los que iban saliendo, y vio aquel pecador
trocado en otro diferente, hermoso y su alma resplandeciente como el Sol de
medio día, de que recibió tan crecido gozo, que empezó a dar voces diciendo:
¡Oh misericordia inefable de DIOS! ¡Oh Bondad inmensa! ¡Oh caridad infinita,
que así truecas los pecadores, y hermoseas las almas con la fuerza de tu
gracia!
78.- De que todos se admiraron, y aquel hombre
confesó que, habiendo sido muy malo, y entrando en pecado aquel día en el
templo, y oyendo las promesas que DIOS ofrece a los que lloran sus culpas, las
había llorado; y S. Pablo les dijo Io que había visto, de que él y todos
glorificaron al Señor, el cual s,ea bendito para siempre, y te abra los ojos para
que conozcas la hermosura de tu alma, cuando está en su gracia, y su fealdad
cuando en pecado; el daño que te haces con las culpas, y el bien con las
lágrimas, para que llores en adelante y recuperes lo perdido.
NI HAS DE MORIR
MÁS QUE UNA VEZ.
PARA NO MORIR UNA
VEZ MAL MUÉRASE MUCHAS
BIEN
79.- Un cristiano del Japón, nuevo en la Fe y
antiguo en la virtud, estando enfermo se confesaba cada día, más por devoción
que por necesidad. Preguntando del confesor, porqué se confesaba tantas veces,
respondió: porque no he de morir más que una, que si hubieran de ser muchas, no
me diera tanto cuidado; pero como no ha de ser más que una vez, si ésa se
hierra; no hay cómo ni cuándo enmendarla. Y como su acierto es de tanta monta,
que no va en ello menos que la vida eterna, impóngome muchas veces para acertar
a morir una bien.
80.- Sabrás la celestial respuesta! Mucho supo en
poco tiempo este nuevo cristiano, y mucho enseñó a los antiguos en la escuela
de Cristo. Pluguiera a DIOS que tomáramos su consejo, y nos ensayáramos muchas
veces haciendo el papel de muerto, y tratándonos en salud como tales, para no
errarle cuando se llegue nuestra hora, y le hagamos con toda verdad. Decreto es
de DIOS que tú y yo, y todos los hijos de Adán hemos de morir, y que no ha de
ser más que una vez.
81.- También es de fe que después ha de haber Juicio
y rendición de cuenta de la vida. También es cierto que lo que entonces se
decretare nunca se ha de revocar. De manera que de aquel momento y trance de la
muerte depende la buena o mala suerte de toda la eternidad. Allí da fin la
farsa de este mundo, y muere todo para el que muere y le desnudan de todo
cuanto posee, riquezas, honores, deleites... y sólo le dejan con sus obras las
cuales solas siguen a los que mueren.
SALVA TU ALMA...
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