SABADO
de las cuatro témporas
de las cuatro témporas
Epístola – II Tess; II, 1-8.
Evangelio – San Lucas; III, 1-6.
Tampoco hoy se
lee en Maitines el Profeta Isaías, sino una Homilía sobre el Evangelio de la Misa.
Como este Evangelio se encuentra repetido en la Misa del cuarto Domingo, que es
mañana, tampoco nos ocuparemos hoy de él. Solamente explicaremos la razón por
la que el Misal señala un solo Evangelio para estas dos Misas. Fue costumbre
primitiva de la Iglesia Romana, celebrar las Órdenes en la noche del sábado al
domingo, del mismo modo que se administraba el Bautismo a los catecúmenos en la
noche del Sábado Santo al día de Pascua. La ceremonia se desarrollaba a media
noche, prolongándose hasta la mañana del domingo, de manera que la Misa de
Ordenes servía también para el Domingo. Más tarde se mitigó la disciplina y
fueron suprimidas estas penosas vigilias, se adelantó la Misa de Ordenes, como
se adelantó también la del Sábado Santo; de suerte que, como el cuarto Domingo
de Adviento y el segundo de Cuaresma no habían tenido hasta entonces Evangelio
propio, por no tener tampoco Misa propia, se determinó, hacia el siglo x u xi,
que se repitiese el Evangelio de la Misa de Ordenes en la Misa especial de estos
dos Domingos. La Estación es el sábado en San Pedro, por razón de las Órdenes. Esta
Basílica era la más a propósito para reunir al pueblo pues siempre fue una de
las más capaces de la ciudad de Roma.
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