CUESTION
55 ART.1
II.
ALGUNAS NOCIONES PREVIAS
Es ésta una cuestión en la cual la fe nada nos dice, y Santo Tomás
aplica en ella su doctrina del conocimiento en general y del intelectivo en
particular y explica el proceso psicológico del mismo. Ha de tenerse presente
lo que el Santo ha enseñado (l° p., q. 14, a. 1) acerca de lo que es conocer y
de la necesidad de las especies (1: p., iq. 12, la. 2), donde dice: "Todo acto de visión, sea sensible o
intelectual, requiere dos cosas: potencia o facultad de ver y unión del objeto
visto con la facultad visiva, pues no hay visión actual si lo visto no está de
alguna manera en el que lo ve. Cuando se trata de seres corporales, es
indudable que el objeto visto no está por su esencia en el que lo ve, sino por
alguna imagen suya; y así, cuando los ojos ven, v. gr., una piedra, no es la
substancia de la piedra lo que está en los ojos, sino una reproducción de,
ella".
Recordando, para los menos habituados a estas cuestiones, unas nociones
conocidas en psicología, hay que advertir que la unión del objeto conocido con
la facultad cognoscitiva puede darse de distintas maneras; o bien por identidad o bien por información. La
primera, o presencia de identidad, se da cuando el que conoce y lo conocido son
una misma cosa. Esta identidad puede ser formal
como la que se da en Dios, conociéndose a sí mismo, y en el entendimiento
angélico y en el del alma humana separada, conociéndose a sí mismos también; o bien identidad no formal, pudiendo ser ésta de dos
maneras: una eminencia-causal como en el
conocimiento por el cual Dios conoce en si todas las otras cosas; otra simplemente radical como es la que se da en el
entendimiento angélico conociendo la substancia del ángel, y en el
entendimiento humano del alma separada, cuando conoce la substancia del alma
misma, en la que la dicha la facultad de conocer. En todos los demás casos posibles de
conocimiento es necesario que la facultad tome de fuera el objeto conocido,
que, informando la facultad cognoscitiva, la determine a conocer, bien sea esa información inmediata o bien mediata. Información
inmediata se da cuando el objeto conocido está según su entidad física en la
facultad, de la que se distingue, sin embargo realmente, como sucede con la
esencia divina en la visión beatífica, en que la misma divina esencia hace las
veces de especie impresa (1.' p., q. 12, a. 2), según el sentir casi unánime de
los teólogos. Información mediata es la que tiene lugar mediante una
representación intencional del objeto exterior. Esta se da en todo otro
conocimiento distinto de los enumerados anteriormente.
III. EXPOSICION TEOLOGICA DE
SANTO TOMAS.
Como puede verse en el esquema que precede (no contenido en este
escrito), el medio determinante de la facultad en el conocimiento no es siempre
una cualidad inherente a la facultad cognoscitiva, sino que puede ser también
la substancia misma del que conoce, con tal que represente al objeto y lo una a
la facultad de modo intencional e inteligible. Tales son en el esquema todos los
casos puestos en el apartado I y el caso A) del apartado. Que la esencia del ángel pueda ser medio
determinativo de la facultad intelectiva angélica respecto al conocimiento de
sí mismo, queda así patente en él esquema. Santo Tomás lo da por supuesto en el
primer artículo y lo demostrará en el artículo 1 de la cuestión 56, pues nada
impide que la substancia del ángel, perfectamente inmaterial, inteligente e inteligible,
pueda en tal caso hacer las veces de especie para el conocimiento de sí mismo.
Mas ¿podrá igualmente hacerlo también respecto al conocimiento angélico de las
demás cosas o serán necesarias otras representaciones de ellas para qué el
ángel las conozca?
A) Necesidad de las especies inteligibles en el
ángel
para el conocimiento propio de todos los demás
seres.
He aquí la respuesta de Santo Tomas y nuestro comentario a este
articulo 1 q. 55: Dionisio dice que los
ángeles son iluminados por las razones de las casas. Luego conocen por las
razones de las' cosas y no por su propia substancia. Aquello por lo cual el entendimiento entiende es para el entendimiento
que entiende como su forma, porque la forma es
aquello por lo cual el agente obra. Mas
para que una potencia esté totalmente actuada por una forma es necesario que la
forma contenga todo aquello a que se extiende la potencia, y de aquí proviene
que en los seres corruptibles la forma no actúa completamente la potencia de la
materia, ya que ésta se extiende a más de lo que contiene la forma de este o
del otro ser. Pero la potencia intelectiva del ángel se extiende a todas las cosas,
porque el objeto del entendimiento es el ser o la verdad universal, y, sin
embargo, la esencia del ángel no comprende en sí todas las cosas, puesto que es
una esencia contraída a determinado género y especie, y el comprender en sí absolutamente todas las
cosas es lo propio de la esencia divina, que es infinita. Por tanto, solamente
Dios conoce todas las, cosas por su esencia, y, en cambio, el ángel por su esencia
no puede conocerías todas, sino que para conocer las cosas necesita que su
entendimiento sea enriquecido con algunas especies [40].
Tratándose del conocimiento propio, particular y distinto, la respuesta
del Doctor Angélico a la pregunta formulada es que "el
ángel por su esencia no puede conocer todas las cosas, sino que necesita su
entendimiento ser enriquecido con algunas especies" (a. 1), ya que
por su esencia "sólo
tiene un conocimiento genérico" de los otros seres (a. 1 ad 3).
La esencia del ángel en tanto podría ser medio adecuado para conocer las otras
cosas en cuanto que dichas cosas estuviesen unidas a ella, pues el conocimiento
se da sólo cuando lo conocido está en el que conoce. Mas, como la esencia del
ángel por sí sola no contiene en sí las diferencias propias y específicas de
las demás cosas, ni Por identidad formal, eminencial-causal o radical ni
tampoco por información inmediata, siguese necesariamente que para conocer las
ha de tenerlas en si por información mediata, es decir, mediante
representaciones intencionales o especies inteligibles.
1°. No las
contienen por identidad formal.
Las cosas son formalmente distintas de la esencia angélica y no convienen
con ella eh los predicados esenciales, propios
y especificos, en los cuales también las cosas mismas se distinguen
entre sí específica o genéricamente, no pudiendo, por tanto, identificarse
formal y entitativamente en una tercera cosa. Así, pues, la esencia del ángel
no representa formalmente todas las cosas, ya que está contraída a un
determinado género y a una determinada especie, por donde no puede ser forma
que actúe totalmente la facultad o potencia intelectiva angélica, que se
extiende de suyo a todas las cosas, ya que el objeto del entendimiento es .el
ser o la verdad universal. La esencia,
del ángel no es formalmente idéntica más que consigo misma, y por eso no puede
representar formalmente más que a sí misma, y de ahí que el ángel pueda
conocerse a sí mismo por su propia esencia (a. 1 de la cuestión siguiente).
Poner la identidad formal de la esencia angélica con una o con todas las demás
cosas, llevaría a las más inadmisibles y absurdas consecuencias pacíficas, en
los cuales también las cosas mismas se distinguen entre sí específica o
genéricamente, no pudiendo, por tanto, identificarse formal y entitativamente
en una tercera cosa. Así, pues, la esencia del ángel no representa formalmente
todas las cosas, ya que está contraída a un determinado género y a una
determinada especie, por donde no puede ser forma que actúe totalmente la
facultad o potencia intelectiva angélica, que se extiende de suyo a todas las
cosas, ya que el objeto del entendimiento es el ser o la verdad universal. La
esencia, del ángel no es formalmente idéntica más que consigo misma, y por eso
no puede representar formalmente más que a sí misma, y de ahí que el ángel
pueda conocerse a sí mismo por su propia esencia (a. 1 de la cuestión
siguiente). Poner la identidad formal de la esencia angélica con una o con
todas las demás cosas, llevaría a las más inadmisibles y absurdas consecuencias.
2°. La
esencia del ángel no contiene en sí a las otras cosas con identidad
eminencial-causal.
La razón es obvia, pues la esencia angélica no es causa de las otras
cosas. Esto es propio de Dios, que es, por consiguiente, el único que puede conocer
todas las cosas por su propia esencia, por ser causa de ellas como primera y
universal virtud operativa y causa infinita, que produce todo el ser de las
cosas con las diferencias y predicados comunes y específicos o individuales que
están comprendidos en el concepto de ente en toda su amplitud y nótese que esa
esencia divina no puede ser medio del conocimiento natural angélico, pues la
visión inmediata de la divina esencia por sí misma supera las fuerzas
naturales, de toda la naturaleza creada y creable, y además, tal visión
inmediata constituye la perfecta bienaventuranza, que no se da en los ángeles
malos, en quienes, sin embargo, se da conocimiento natural de las cosas.
3°. La esencia, del ángel tampoco contiene en si las demás cosas con
identidad radical.
Por tal identidad no están en el ángel más que sus facultades y los
accidentes propios de su esencia. Y aunque la esencia del ángel es radicalmente
intelectiva de todo ente, incluso según la razón propia y específica de cada
uno, esto no supone continencia actual de esas diferencias en la esencia del
ángel, sino sólo capacidad para recibir la representación intencional de todas
e indiferencia para cada una de ellas.
4°. Ni la esencia ni la facultad intelectiva del ángel contienen en sí
las otras cosas por información inmediata.
Ya sean inmateriales, ya materiales y corpóreas, ninguna de las otras
cosas está según su ser físico y entitativo dentro de la esencia o 'facultad
intelectiva angélica, en las cuales no puede entrar sino sólo aquel que da el
ser, es decir, Dios creador, que tiene poder intrínseco sobre el ser" (II
Sent., dist. 8; q. unic., a. 5 ad 3).
5°. La esencia del ángel no tiene con relación a las demás cosas razón
de semejanza formal y perfecta cual se requiere para el conocimiento propio y
distinto de cada una.
Para esto sería necesario que las cosas conviniesen con el ángel
específicamente, lo cual es evidente que no se da comparándolos con Dios y con
las cosas corpóreas, y tampoco 'Se da comparando unos ángeles con otros, pues en
la doctrina de Santo Tomás 'se da distinción específica entre todas y cada una
de las substancias angélicas (1. p., 50, a. 4). Hay, sin embargo, entre el ángel y las demás
cosas distintas de él una semejanza en otros predicados comunes, y de ahí que
en virtud de esa semejanza pueda el ángel conocer en su propia esencia las
demás cosas con conocimiento imperfecto y común, como insinúa Santo Tomás aquí
(ad 3), tratándolo luego de modo especial, respecto á .Ios otros ángeles y
respecto a Dios, en la cuestión siguien te
(aa, 2 y 3). .
6°. El ángel necesita especies inteligibles para el
conocimiento de las otras cosas. No
queda, pues, más que afirmar que o el ángel no conoce las demás cosas con conocimiento
propio y distinto, lo que sería negar la naturaleza misma del ángel e ir contra
el testimonio explícito de las sagradas letras, que les atribuyen ese
conocimiento (véase el n. 1 de la Introducción a la cuestión 54), o ha de tener,
además de la propia esencia y la facultad intelectiva, ciertas representaciones
o especies intencionales de las demás cosas, mediante las cuales los objetos exteriores
actúen el entendimiento angélico, siendo tales especies medio determinante del
acto cognoscitivo. (Cf. l. p., q, 89, a. 3 ad 1; q. 88, a. 1.) .
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