EXISTENCIA DE LOS ANGELES MALOS (continuación)
Los lugares bíblicos ya
citados prueban abundantemente la existencia de los ángeles malos o demonios.
Es verdad que en los libros más antiguos de la Biblia, no se hace expresa
mención de los ángeles malos, y que los demonios son más mencionados y mejor
conocidos después de la cautividad. Los exegetas católicos creen que Moisés no
menciona expresamente y en términos propios a los ángeles malos para evitar la
idolatría, pues si hubiese hablado de ellos como un poder frente al poder de
Dios, los hebreos los habrían adorado, como hacían todos los pueblos vecinos,
cuya religión consistía en su mayor parte en magias y encantamientos, llegando
a las peores aberraciones y extravagancias. Más bien, Moisés primero (Ex.
22,18; Lev. 20,16; Deut. 18,1-11) y los demás autores sagrados después, repiten
siempre con machacona insistencia la prohibición del culto a los ídolos,
haciendo resaltar que Yave es el único y verdadero Dios y que los dioses que
adoran las gentes son mentira y vanidad. Para mayor información sobre el tema
consúltense los textos abundantes que hacen a este propósito, citados en el
volumen 1 de esta edición de la Suma (p. 355-357), y léase la cruda sátira que
hace Esdras contra el culto de los ídolos que se lee en el último capítulo del
libro de Baruc, en el que se contiene la carta de Jeremías a los que habían
sido llevados cautivos a Babilonia.
En el Nuevo Testamento es
San Pablo el que con admirable y grafica concisión dice: (¿Que digo,
pues? ¿Qué las carnes sacrificadas a los ídolos son algo? Antes bien, digo que
los que sacrifican los gentiles, a los demonios y no a Dios los
sacrifican. No podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. ( 1
Cor.10, 19-21) (Con que claridad sin dobles ni ambigüedades se expresa
el Apóstol de las gentes con respecto a la doctrina que enseñaba la Iglesia
fundada por Nuestro Señor Jesucristo y, como buenos y fieles apóstoles del
divino Maestro trasmitieron a la posteridad católica y con el agravante muy
importante de dejarlo en el depósito divino de nuestra fe. Quizá porque
conocían que: “Vendrían tiempos en que los hombres, como el pueblo de
Israel, darían oídos sordos a la doctrina enseñada por ellos y se convertirían
a las fabulas” y o que es aún peor, cederían al deseo descontrolado y
fanático, por no decir otra cosa, al culto del hombre como comprobamos hoy en
día para, de esta manera preparar el terreno al anticristo (nota de quien
esto escribe para su meditación). La existencia de los ángeles malos esta
afirmada en los libros sagrados en los casos siguientes:
A) Bajo
la forma de serpiente tienta a los primeros padres
No creo necesario dar la
cita de este hecho relatado en el Génesis más bien invito a los que esto leen
se tomen la molestia de acudir a este libro sagrado. Moisés hace mención
de cierto poder maléfico del espíritu malo; pues como observa el Padre
Lagrange: “La serpiente del paraíso, en la tentación de nuestros
primeros padres, por su manera de obrar demuestra, sin duda, la existencia de
un ser superior, espiritual e invisible, al cual más tarde se llamara demonio,
que ha tomado que ha tomado ese animal y que obra por el incitando al mal).
No hay duda- dicen Nacar colunga- de que bajo estas imágenes de subido realismo
el autor mira al espíritu diabólico” (Nota a este pasaje en la versión española
de la Biblia, ed. La BAC).
B) La
guerra entre el demonio y el hombre
La enemistad entre el
demonio y los hombres es perpetua, y es el diablo el que con sus ángeles
aparece continuamente maquinando siempre contra el hombre, para hacerle caer en
pecado por medio de tentaciones y tribulaciones. El es el que, cara a cara con Dios,
en Job prueba la paciencia de este: “Vino también entre ellos (los hijos de
Dios) Satán; el que tienta a David pues dice; “Alzo se Satán contra
Israel e incito a David a hacer el censo de Israel) ( 1. Par. 21, 1);
y también el que se aparece a Zacarías junto al sumo sacerdote, acusándole.
También el da muerte a los siete maridos de Sara y es ahuyentado por el joven
Tobías siguiendo el consejo del arcángel Rafael (Libro de Tobías). Finalmente
del demonio dice el libro de la Sabiduría: “Por envidia del diablo entro la
muerte en el mundo” En el Evangelio, según las enseñanzas de Jesús, el
diablo es el maligno que en la parábola del sembrador arrebata del corazón de
los hombres la palabra de Dios que en ellos se había sembrado y en la parábola
de la cizaña , que son los hijos del maligno, el enemigo que la siembra
es el diablo” ( Mat. 13., 13, 38-39), de quien Cristo dice: “Simón,
Simón, Satanás os busca para echaros como trigo” (Luc, 22, 31), y de
quien el mismo Pedro dice mas tarde en Ananías: “¿Por qué se ha
apoderado Satanás de tu corazón, moviéndote a engañar al Espíritu Santo?” (Act.5,3).
Tiene sus doctrinas
perversas, a las que el Apóstol llama espíritus
del error y enseñanzas del demonio, con las cuales, como dios de
este mundo, ciega las inteligencias de los hombres para que no
brille en ellos la luz del Evangelio. (Hoy más que en otros tiempos, esta
luz del Evangelio ya no da su luz porque esta fuente ha sido “cegada” por
quienes debían difundirlas integras y sin adulteraciones e interpretaciones
erróneas que causan más confusión al alma sencilla más que tranquilidad y paz.
Nota de quien esto escribe) doctrinas que propala mediante falsos apóstoles y
obreros engañosos que se disfrazan de apóstoles de Cristo, pues el mismo
Satanás se disfraza de ángel de luz” (2 Cor. 11, 13-14) (Hoy en día cuantos son
en verdad los falsos apóstoles y aun mas los obreros que se desconoce el número
exacto de los hunos y de los otros. Como falsos obreros son todas las sectas
que pululan por todo Hispano-América que dicen tener a Cristo, pero que Cristo?
Sin duda alguna del Anti Cristo y que cada día con falacia demoniaca engañan e
incluso hacen apostatar a los verdaderos católicos que, al no verse defendidos
por los auténticos pastores mal llamados apóstoles, terminan en las redes del
demonio y pasan a ser sus fanáticos defensores y servidores muchos de ellos sin
darse cuenta y además tienta a los infieles de incontinencia”, (N. del E.)
Aludiendo al demonio que
ejerce sobre los pecadores y para que los fieles de Éfeso estimen mejor lo que
ahora son, les recuerda San Pablo lo que antes fueron: “Y vosotros estabais
muertos por vuestros delitos y pecados, en los que en otro tiempo habéis
vivido, bajo el príncipe de las potestades aéreas” ( Eph. 4, 27), de cuyos lazos
se libran mediante el arrepentimiento y reconocimiento de la verdad. Señalando
las cualidades que ha de tener un obispo, dice el mismo San Pablo: No
neófito, no sea que, hinchado, venga a incurrir en el espíritu del diablo. Si
eso es lo que pide San Pablo de los obispos, en nuestros tiempos, que podemos
pensar o a que triste espectáculo acudimos cuando ellos mismos niegan su
existencia? Conviene así mismo- continua el Apóstol- que tengan buena fama ante
los de fuera porque no caigan en la infamia y en las redes del demonio” (1 Tim.
1,20) Considero que, espero equivocarme y me corrijan, esta ultima parte está
dirigida a los que reconociendo su existencia y no son “neófitos en la materia”
están más expuestos a un engaño al que podríamos llamar SUGESTION del demonio
bajo apariencia de bien para hablar en términos tomistas. Para los cuales
advierte Santo comentando las tentaciones de Nuestro Señor Jesucristo nos dice
en boca de San Gregorio: “La tentación del enemigo procede por vía de
sugestión. Ahora bien una sugestión no se propone a todos de la misma manera,
sino a cada uno según sus particulares aficiones. Por eso el diablo no tienta
desde luego al hombre espiritual con pecados graves sino que empieza por los
leves llevándole a los graves. El mismo San Gregorio en los “Moral XXXI”
comentando las palabras: “y huele de lejos la batalla de las arengas de los
jefes y el tumulto del ejército”, dice: “Muy bien se habla de las arengas de
los jefes y del tumulto del ejército, porque los primeros vicios se filtran en
la mente engañada bajo ciertas apariencias de razón; pero las innumerables que
luego se siguen y arrastran al alma a todo género de locuras, confunden con un
bestial clamoreo…” (Tercia pars q. 11, a.4) Hasta aquí Santo
Tomas.
Esta sugestión no la podemos
dejar al margen de lo dicho por Santo Tomas mas arriba en cuanto a de lo que
sucede con las autoridades de la Fraternidad fundada por Mons. Marcel Lefebvre,
respecto a su obstinado afán de llevarla a la Roma modernista. Tal proceder no
va o no es acorde a la sana lógica del Angélico Doctor. Los famosos
arreglos a mi forma de ver y basado en lo dicho por el Doctor Angélico, es mi
opinión personal que en nada compromete al Padre Santiago Ramírez comentador de
Santo tomas en la suma de la ed. La BAC, considero además de ser una falsa
ilusión una utopía que no tiene necesariamente fundamento lógico
sólido, ni teológico, aun mas ni siquiera natural, entonces qué es? Un
sueño idílico que sigue premisas falsas. Es como si yo en el lugar de ellos,
utilizando el fundamento natural, dijera: “Voy a convertir las aguas salobres del mar muerto en
aguas dulces” o
como si la multitud de los ríos que desembocan en el mar dijeran: ¡vamos a
endulzar las aguas saladas de los mares”. Lo cual, como de todos es
notorio, no ha sucedido nunca desde que el mar es lo que es, ni tampoco el rio
Jordán a endulzado las aguas del mar muerto desde que este surgió a raíz del
castigo de Sodoma y Gomorra. (N. del E)
Como Se ha de conducir el hombre en esta lucha con el
dominio para vencerlo. El
mismo Apóstol de las gentes advierte a los romanos; “Quiero que seáis
prudentes para el bien, sencillos para el mal y el Dios de la paz aplastara
pronto a Satán bajo vuestros pies” ( Rom. 16, 19-20) Y a los de Éfeso
les dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis resistir a
las insidias del diablo… Embarazad en todo momento el escudo de la fe, con que
podáis hacer inútiles los encendidos dardos del maligno” Eph. 6,
11.16) El apóstol Santiago ordena: “Someteos, pues a Dios y resistíos
al diablo, y huira de vosotros” Jac. 4, 7) Lo mismo hace el Príncipe
de los apóstoles San Pedro en (1 Petr. 1, 6…) así pues son ellos mismos los que
nos suministran las armas para pelear sin desmayar contra este mal espíritu y,
tras ellos todos los santos desde los padres de la Iglesia hasta el presente.
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