B. El
Preámbulo Doctrinal 2 (DP2).
Por lo tanto,
Mons. Fellay propone como un intercambio, por el DP1, su propio documento
corto, el Preámbulo Doctrinal (DP2), que consiste de: O La Profesión (de fe)
del Concilio de Trento.
(1) La
Profesión (de fe) del Concilio de Trento y la aceptación de la Constitución
Dogmática Pastor aeternus, del Concilio Vaticano I, junto con el no. 25 de la
Constitución Dogmática Lumen gentium, con la indicación de que todos los textos
del Concilio Vaticano II deben ser entendidos de acuerdo con el juramento
antimodernista eodem sensu eademquesempersententiam
ab apostolis per orthodoxospatres ad nos usquetransmissam (transmitido a
nosotros de los Apóstoles a través de los Padres ortodoxos, siempre en el mismo
sentido e interpretación), que requerirá la reformulación de ciertos textos del
Vaticano II.
A. La Profesión de Fe
del Concilio de Trento (o de Pío IV, después llamado ‘del Primer Concilio
Vaticano’)
La Profesión
de Fe en la Iglesia, de manera oficial, fue hasta 1989; por lo tanto nada pudo
ser más natural que citarla.
B. La Constitución
Dogmática Pastor Aeternus.
Este documento
esencial del Primer Concilio Vaticano es una buena referencia puesto que
también especifica los límites y condiciones de la infalibilidad del papa.
C. No. 25 de la
Constitución Dogmática Lumen gentium.
Esta es la
única cita tomada del Preámbulo Doctrinal del Cardenal Levada (DP1).
Este texto del
Lumen gentium del Vaticano II, tomado del Capítulo III, “Sobre la Estructura
Jerárquica de la Iglesia y en particular del Episcopado,” y tratando sobre “la
función de enseñanza de los obispos,” dice: “Una sumisión
religiosa de la mente y voluntad deben mostrarse de una manera especial al
magisterio auténtico del Romano Pontífice, aun cuando él no habla ex cathedra;
esto es, debe mostrarse de una manera que su supremo magisterio fue reconocido
reverentemente, los juicios hechos por él son sinceramente adheridos, de
acuerdo con su mente manifiesta y voluntad. Su mente y voluntad en el asunto
serán conocidos ya sea por el carácter de sus documentos, de su repetición
frecuente de la misa doctrina o de su manera de hablar.”
Mostraremos,
luego, en la Parte II, por qué este pasaje de Lumen gentium es inaceptable.
2. La segunda
respuesta, fechada el 12 de Enero 2012, al Cardenal Levada (apéndice DP2,
fechado el 30 de Noviembre 2011). La Comisión Ecclesia Dei, visiblemente
insatisfecha por la primera respuesta, fechada el 30 de Noviembre de 2011, le
pidió a Mons. Fellay, por medio del intermedio de Mons. Pozzo, “información
adicional” que sería remitida por Mons. Fellay el 12 de Enero de 2012.
Este
documento, presentado por el Obispo Fellay, pretendía “clarificar las razones
para nuestra posición y el alcance del documento.”
Está compuesto
por tres partes:
(A) El
Preámbulo en general,
(B) El
Preámbulo en particular, y
(C) Su
aplicación práctica.
Es notable por
su lucidez y firmeza en el análisis de las trampas propuestas por el Preámbulo
Doctrinal 1 (DP1), y las refuta en detalle, punto por punto.
A. Sobre el tema del
Preámbulo en general.
El documento
del 12 de Enero de 2012 afirma que “los mayores problemas encubiertos por
ciertas novedades del Vaticano II… no han sido resueltos” por el Preámbulo
Romano, y en este, ¡en lugar de corregirlos, pidió a la Sociedad “corregir sus
rumbos”!
Aún más, Mons.
Fellay sostiene: “El Preámbulo
nos impone todas las novedades de las cuales ya hemos mostrado su dificultad,
la resistencia, las oposiciones que aún prevalecen” y esto requiere “la pura y
simple aceptación de una posición contraria a nuestras preocupaciones y nuestra
autoridad.”
Este análisis
muestra muy bien que hasta ese momento, Mons. Fellay vio claramente las trampas
contenidas en el Preámbulo Romano, pero, al mismo tiempo, se volvió “miope”,
porque no discernió que el tiempo para discusiones doctrinales con Roma ha
terminado. De alguna
manera, Roma está diciendo: “te escuchamos antes y durante las discusiones
doctrinales; ahora es tiempo de que te sometas a las novedades.” Es por eso que
la Nota del Cardenal Levada, presentando el Preámbulo Doctrinal Romano,
especificó “tomamos como nuestro principal fundamento, para una completa
reconciliación con la Sede Apostólica, la aceptación del Preámbulo Doctrinal
que sigue.” Por lo que si
hay una “completa reconciliación” con la firma del Preámbulo, entonces no hay
nada más por discutir…
B. Sobre el tema del
Preámbulo en particular.
Luego, la
Carta del 12 de Enero enumeró los problemas específicos que las novedades
conciliares plantearon a la Fe Católica. Primero, Mons. Fellay señaló que el
texto que crea más problemas está en el párrafo III del Preámbulo. Él se
planteó la cuestión del “criterio para la interpretación de textos
contenciosos,” y la noción del “progreso de la Tradición,” temas queridos por
los Modernistas.
A. Sobre el tema de
“criterio de interpretación”:
Es la
justificación a priori de Roma por hacer
cambios con el magisterio post-conciliar, en relación a la Tradición.
Para Roma,
este “criterio de interpretación” significa sólo la integración del Vaticano II
y del magisterio post-conciliar a la Tradición de la Iglesia, por medio de la
“hermenéutica de la continuidad.” Para ellos, considerar al Vaticano II como
estando “en ruptura,” es el error de tanto conciliares “radicales” como de la
Sociedad San Pío X, con la diferencia de que los primeros apoyan esta ruptura y
los segundos la lamentan. En la mente
Hegeliana de Benedicto XVI, siempre es posible armonizar dos ideas o posiciones
que son objetivamente opuestas, pero subjetivamente “reconciliables” a través
de la razón. Es un poco de “gimnasia mental” arriesgada, que contradice
abiertamente la realidad fáctica. El negar que después del Vaticano II hubo una
ruptura con el pasado, como Benedicto XVI ha hecho, es locura y ceguera. Es
evidente, por ejemplo, que poca o nula referencia se hace al Magisterio
pre-Juan XXIII, en los documentos conciliares o post-conciliares. La Sociedad
intentó responder a este punto mencionando la famosa interpretación del
Concilio “a la luz de la Tradición.” Pero esta expresión no va muy lejos,
porque sólo pone adelante un argumento ad hominem y no un argumento en
profundidad.
En efecto, la
expresión para interpretar al Concilio Vaticano II “a la luz de la Tradición”
significa para la Sociedad que uno excluye las novedades del Concilio que están
en un claro estado de ruptura o discontinuidad con el Magisterio de todos los
tiempos, pero la Roma de hoy en día viene con la conclusión opuesta al decir
que no hay ruptura. Esta
expresión, “el aceptar el Concilio a la luz de la Tradición” es defectuosa. En
efecto, hay muchos pasajes en el Concilio que son totalmente inaceptables e,
incluso con la mejor voluntad del mundo, no pueden ser interpretados de otro
modo sino por lo que dicen. Por ejemplo, aceptar “Gaudium et spes o Dignitatis humanae“a
la luz de la Tradición” es totalmente imposible. El Vaticano II va contra la
Tradición en estos documentos y uno no puede hacerles decir lo opuesto de lo
que significan. Por lo tanto,
aceptar el Concilio “a la luz de la Tradición” puede significar también que se
reconoce que ahí existe una posible “interpretación tradicional” de todos los
textos, que es precisamente lo que afirma la doctrina de la “hermenéutica de la
continuidad.” Es verdad que
Mons. Fellay dijo que rechazaría ciertos elementes inaceptables del Concilio.
Pero, él nunca envió una lista de ellos en un texto oficial a Roma ni explicó
en detalle aquellos elementos que él rechazaría. Entonces, ahí
hay dos lenguajes: uno para nosotros; uno para Roma. Los documentos escritos
que Mons. Fellay envió a Roma hablan de un deseo de aceptar el Concilio “a la
luz de la Tradición.” Es decir, da a entender que considera que todo el
Concilio puede ser leído de una manera “tradicional.” Por consiguiente, Mons.
Fellay defiende la hermenéutica de la continuidad sin nombrarla, pero
renombrándola como “luz de la Tradición.”
Además, la
palabra “Tradición” no tiene el mismo significado para nosotros que para Roma.
Nosotros consideramos que algo del Concilio o delos textos del magisterio
post-conciliardeben ser interpretados de acuerdo con Santo Tomás de Aquino,
mientras que el Papa nos impondría la interpretación, por ejemplo, de Karl
Rahner, considerando que ahí no hay ruptura. Finalmente,
Mons. Fellat dijo en la carta fechada el 12 de Enero de 2012, que comprometerse
a sí mismo de “ir más allá, sería construir en la incertidumbre.” Entonces,
¿rechazó el texto propuesto por Roma? ¿Realmente va a parar todo?
Sorpresivamente no, desde que Mons. Fellay se negó a detener las negociaciones
con Roma, y propuso un nuevo Preámbulo (DP2), el del 30 de Noviembre de 2011,
que hemos citado arriba.
Con su DP2 del
30 de Noviembre de 2011, Mons. Fellay pensó que para él aún era posible
presentar, como un “alumno astuto,” otra copia del papel de examen, que
notablemente evitó mencionar los textos del Concilio controversiales; pero uno
puede ver que el Cardenal Levada no era de la misma opinión.
B. Sobre el tema de
“progreso de la Tradición”
Este
“progreso” de la tradición es un intento para justificar, a posteriori, por la
Roma actual, los cambios hechos por el magisterio conciliar y post-conciliar en
relación a la doctrina tradicional. La idea de “progreso” heterogéneo (en un
sentido diferente) de dogma siempre ha sido una bandera querida por los
Modernistas, quienes creen en la constante evolución de la verdad. Por lo
tanto, no es sorprendente que Roma modernista también quiso justificar los
cambios hechos por el Concilio como siendo el fruto de un normal progreso
“dinámico.”Contra este
progreso heterogéneo, la Sociedad respondió a Roma recordando lo que San
Vicente Lerins(†450) enseñó en su Commonitorioum (Aide-memoire) sobre el
progreso homogéneo de la doctrina, que fue citado por el Concilio Vaticano I en
la Constitución Dei Filius: Por lo tanto
(…) que el entendimiento, el conocimiento y la sabiduría de los individuos como
de todos, de un hombre como de toda la Iglesia, crezcan y progresen
vigorosamente con el paso de las eras y de los siglos; pero que sea solamente
en su propio género, es decir, en el mismo dogma, con el mismo sentido y el
mismo entendimiento.” [Vincent of Lerins, Commonitorium, §23:3] (Denz. 3020)Luego, la
carta de Mons. Fellay dijo que ciertos conciliares y reformas post-conciliares
“no son consistentes con esa doctrina” (la continuidad con la Tradición), justo
como observó durante las discusiones doctrinales.
Además, la
carta continúa:
“La crisis (de
la Iglesia) está atada directamente a las reformas introducidas en nombre del
Concilio: Nueva Misa, nueva orientación ecuménica, nuevo ejercicio de autoridad
por medio de colegialidad, nueva doctrina en la libertad religiosa, etc. Los
malos frutos…que tienen sus raíces en el Concilio, más exactamente en los
silencios y equivocaciones de sus textos, su puerta abierta, su cambio de
aspectos o perspectiva, e incluso sus errores contra la doctrina de la fe.
C. Sobre el tema de
una aplicación práctica.
Mons. Fellay
es realista cuando se pregunta, sobre la aplicación práctica del Preámbulo:
¿Cómo pueden pedirnos una adhesión a “tesis siempre cambiantes y mal
explicadas”?
Además, si la
libertad de crítica, que es prometida a la Sociedad, excluye radicalmente la
posibilidad de criticar nuevos actos destructivos a la Iglesia, luego “la nueva
situación (de un acuerdo) sería peor de lo que ya es ahora.”Lógicamente,
él concluye en afirmar que, “nos encontramos frente a la incapacidad de firmar
este Preámbulo, especialmente cuando se trata de la sustancia del texto y no
sobre detalles simples.” ¿Qué podemos
concluir de estas dos respuestas de Mons. Fellay y de su Preámbulo Doctrinal
(DP2) del 30 de Noviembre de 2011? Estas dos
respuestas al Preámbulo Romano (DP1), por Mons. Fellay, a pesar de sus varias
deficiencias, siguen siendo, de alguna forma, correctas; al menos en sus
conclusiones. Pero vale la
pena recordar que absolutamente todas las críticas que Mons. Fellay hizo sobre
el Preámbulo Romano en estas dos respuestas, no tienen peso, porque, como
podemos ver, tres meses después, el 15 de Abril de 2012, él redactó su propia
Declaración Doctrinal tomando 95% del mismo Preámbulo que acababa de rechazar.
CONTINUA...
No hay comentarios:
Publicar un comentario