S. S. PIO XII Y MONS. LEFEBVRE |
Monseñor
Lefebvre tuvo siempre en alta consideración al rector del seminario francés, el
Padre Henri Le Floch, quien lo formó en el amor y en la veneración de las
enseñanzas de los Papas. El Rector del seminario explicaba con energía las
grandes encíclicas que condenan los errores modernos, como el liberalismo, el
modernismo y el comunismo.
El
21 de septiembre
de 1929, Marcel Lefebvre, fue ordenado sacerdote por Mons. Lienart,
en Lille, Francia.
Luego
regresó a Roma para preparar su doctorado en Teología, mientras se desempeñaba
como gran maestro de ceremonias en el seminario. Habiéndose ya doctorado en Filosofía,
obtuvo su doctorado en Teología el 2 de julio de 1930 en la Universidad
Gregoriana de Roma.
De 1930 a 1931 se desempeñó como vicario parroquial en un barrio obrero de Lille, mientras
esperaba el permiso de su obispo para poder entrar a la comunidad de los Padres
del Espíritu Santo (Congregación misionera).
Comenzó
su noviciado el 1º de septiembre de 1931. Después de haber hecho su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1932,
se embarcó el 12 de noviembre de ese año rumbo a Libreville (Gabón), donde fue
nombrado profesor del seminario, cargo que ocupó hasta 1934, fecha en la que
fue nombrado rector del mismo hasta 1938. En esta fecha, al sufrir de paludismo
y estando completamente agotado, fue enviado por sus superiores a “descansar en
la selva" en una misión.
De 1938 a 1945, el Padre Marcel es superior de varias misiones en Gabón. Muestra allí un
gran sentido de la organización, y ser un excelente administrador, estando
siempre atento a mejorar las instalaciones para facilitar las tareas de todos: es
así como hace instalar en las misiones generadores de electricidad, maquinaria,
agua corriente, etc.
En
octubre de 1945
fue llamado a Francia en donde se encarga del Escolasticado de Filosofía de los
Espiritanos, en Mortain (Manche). Se dedica entonces a reconstruir la casa, que
había sufrido daños durante la guerra, y a formar a sus seminaristas según las
enseñanzas de los Papas.
El
25 de junio de 1947, se enteró de que fue nombrado Vicario
Apostólico de Dakar (Senegal), y el 18 de septiembre 1947, fue consagrado obispo en la Iglesia de Notre Dame des
Anges, en Tourcoing, Francia.
En
1948,
Pío XII lo nombró Delegado Apostólico para los países del África
Francesa, es decir, el equivalente de Nuncio Apostólico. Además, como el
delegado debe tener el rango de arzobispo, Monseñor Lefebvre fue nombrado Arzobispo
titular de Arcadiópolis en Europa. Era así el representante del Papa en una
diócesis, 26 prefecturas apostólicas y 17 vicariatos apostólicos, en un
territorio que abarcaba desde Marruecos y el Sahara, hasta Madagascar y La
Reunión, a través del África Occidental Francesa, Camerún, África Ecuatorial y
Somalia Francesa, con una población católica de más de dos millones de fieles. Siendo
Arzobispo de Dakar (Senegal) en 1949, el
Ministro francés de Ultramar le entrega, frente a la catedral, la Cruz de Caballero
de la Legión de Honor de Francia.
SERMON EN MISA PONTIFICAL |
Por lo menos una vez al año, el Delegado Apostólico da cuentas al Papa de su acción y al mismo tiempo recibe directivas de él. De esta manera estaba en relación con todos los dicasterios de la Curia Romana. En la Secretaría de Estado, a de donde va como diplomático, Mons. Lefebvre frecuenta a los dos substitutos: Mons. Tardini y Mons. Montini; este último (futuro Pablo VI) recibe al delegado amablemente, pero no muestra ninguna simpatía por sus ideas.
Después
de la elección de Juan XXIII en 1958, Mons. Lefebvre fue cambiado de su cargo
como Delegado Apostólico, pero permanece como arzobispo de Dakar. Pero por su franqueza inflexible en la defensa
de las enseñanzas de los Papas y por su denuncia del "socialismo creyente"
del presidente senegalés Senghor, le valió la ira de este último y sin duda
contribuyó a acelerar su dimisión, deseada (silenciosamente) por Roma.
En
1962 es
trasladado de la arquidiócesis de Dakar a la diócesis de Tulle, en Francia, pero conservando
el título personal de arzobispo. Los obispos franceses presionaron a Roma para
que no fuese nombrado arzobispo de Albi, como se había previsto, y solo aceptaron
su llegada a Francia con la condición de que fuese enviado a una diócesis
pequeña. Los obispos franceses no lo querían por su "tendencias integristas,"
es decir, tradicionales.
En
la diócesis de Tulle, la situación era sombría a causa de la disminución de las
vocaciones, de la poca práctica religiosa, de la pobreza y del desánimo en que
vivían los sacerdotes. Monseñor Lefebvre contempla medidas enérgicas: anima a
sus sacerdotes, visitándolos y apoyándolos. Quedó muy impresionado por la
diferencia que podía ver entre las misiones florecientes que dejó en África y
la desolación que encontraba en las diócesis de Francia.
El
26 de julio de 1962,
Mons. Lefebvre fue elegido, por una amplia mayoría, Superior
General de los Padres del Espíritu Santo. Había sido obispo de Tulle por
solo 6 meses.
El 25 de enero de 1959, el Papa
Juan XXIII anuncia la convocatoria de un concilio ecuménico. Mons. Lefebvre es nombrado
miembro de la Comisión
Preparatoria Central del Concilio, asistiendo a todas las sesiones, en
ocasiones presididas por el Papa, y será testigo de enfrentamientos, a veces
violentos, entre la tendencia liberal y los miembros conservadores de la Comisión.
Esto lo vio como un mal presagio del futuro concilio.
Durante
el concilio, ante de la creciente importancia de las tesis modernistas, y con
el apoyo de un grupo preparado y organizado, se decide a crear, con otros
obispos, el Coetus Internationalis Patrum (Grupo Internacional de Padres) del cual fue su
primer presidente. Conoce a Mons. Antonio de Castro Mayer, obispo de Campos, en
Brasil, quien también hará parte del Coetus.
Por medio de su combate en el seno del Coetus
y por sus intervenciones, Mons. Lefebvre lucha contra la influencia modernista
que se extiende en el concilio, pero los resultados fueron insuficientes.
Como
Superior General de los Espiritanos,
lucha contra la relajación y las desviaciones teológicas, pero lamentablemente
sin éxito, debido a que los superiores que nombra no son siempre dignos de su
confianza. Reforma la organización de la Congregación; transfiere la Casa
General de París a Roma; viaja por el mundo entero para visitar las casas,
alentar y organizar.
En
1965, comienza la 'actualización' (aggiornamento)
de las congregaciones religiosas, pedida por el Concilio. Mons. Lefebvre quiere
que esta reforma se haga en el sentido de la corrección de desviaciones, y de
una mayor santidad de la vida religiosa. No se opone a todas las reformas,
incluso audaces, con tal que se inscriban en la fidelidad a los fundadores. En
el Capítulo General de la Congregación,
en 1968, algunos miembros tratan de
ponerlo a un lado y el estado de ánimo predominante en favor de las reformas es
malsano. Para no tener que firmar los decretos que pondrían a la congregación al
gusto moderno, Mons Lefebvre abandona el Capítulo General, y una vez elegido su
sucesor, se retira a una casa de huéspedes dirigida por monjas en Roma. Tiene
sesenta y tres años.
Durante
varios años es solicitado por sacerdotes, y sobre todo por seminaristas, que
buscan una formación seria. Los dirige en un primer tiempo hacia el Seminario Francés
de Roma, dirigido por los Espiritanos, pensando que allí podrían conservar una
línea sana, pero por desgracia, no fue así, puesto que el rector del seminario hacía
poco caso de los consejos del Superior General.
Entonces Monseñor dirige a ciertos seminaristas hacia una sociedad
religiosa establecida en Roma (del P. Theodosios), y a otros hacia la
Universidad Católica de Friburgo, en Suiza. Ante
la insistencia de nuevos sacerdotes y seminaristas que le imploran fundar una
obra sacerdotal, entonces se somete a la decisión del obispo de Friburgo, un
amigo suyo, quien le autoriza de buena gana a abrir un "albergue"
para seminaristas de todos los países.
Así
nació el seminario. Monseñor Lefebvre alquila doce habitaciones en un albergue
religioso en Friburgo, y recibe a los primeros candidatos el 13 de octubre de 1969.
El comienzo fue difícil, los abandonos numerosos, además de que Mons. Lefebvre cae
gravemente enfermo.
En
junio de 1970,
compra una casa, igualmente en Friburgo, para albergar a los seminaristas que
continúan sus estudios en la universidad; por otro lado, con el permiso de
Mons. Adam, obispo de Sion (Suiza), acepta la casa de Ecône que le regalan los
propietarios, para instalar el Año de la Espiritualidad para los recién
llegados (de conformidad con el Concilio, en su Decreto sobre la formación
sacerdotal).
El 1º de noviembre de 1970, Mons. François Charrière,
obispo de Friburgo (Suiza), aprueba los estatutos de la
Fraternidad San Pio X, escritos por Mons. Lefebvre, y la establece en su
diócesis. La finalidad de la Fraternidad, fijada
en sus estatutos, es “el sacerdocio y todo lo que se relaciona con él y solo lo
que le concierne.”
Como
los cursos en la Universidad de Friburgo se muestran insatisfactorios, Mons. Lefebvre
obtiene del obispo de Sion, el permiso de instalar un seminario completo en Ecône,
el cual experimentará un desarrollo rápido.
Frente
a la angustia y al desaliento de muchos católicos, enfrentados a la desaparición
de la fe, al saqueo de la liturgia y a la pérdida de todo sentido sagrado, Mons.
Lefebvre toma su bastón de misionero y comienza a viajar a través de Europa y
del mundo entero, dando conferencias, dándole animo a los fieles desamparados e
invitando a los sacerdotes perseguidos a agruparse y a mantener la fe sin concesión.
En 1973,
a pedido de una joven australiana, Mons. Lefebvre funda con la ayuda de su
hermana, la Madre Marie Gabrielle, religiosa del Espíritu Santo, una comunidad
religiosa, a la cual ya había pensado durante la redacción de los Estatutos de
la Fraternidad. Estos son los inicios de las Hermanas de la Fraternidad, que se
establecen en una casa comprada en Albano-Laziale, cerca de Roma. Su vocación consiste
en ser ayudantes discretas y eficientes de los sacerdotes, mientras que llevan
una vida semi-contemplativa (1 hora diaria de adoración).
Los
Hermanos de la
Fraternidad se desarrollan hacia la misma época, y la institución de
las religiosas Oblatas es
contemporánea con la de las Hermanas de la Fraternidad.
En
1971, unos laicos piadosos le preguntaron a Mons. Lefebvre si no tenía pensado
fundar una Tercera Orden. Esta Tercera Orden es erigida finalmente en 1981, de
acuerdo con las reglas establecidas por el fundador.
El
11 de noviembre 1974, se realiza una
visita apostólica a Ecône, a raíz de las denuncias de los obispos franceses que
están en contra de este seminario, porque mantiene la Misa antigua y la Tradición,
y porque recibe numerosas vocaciones, mientras que sus propios seminarios se
vacían.
El
21 de noviembre
de 1974, Mons. Lefebvre, en una vibrante Declaración
afirma su apego a la Roma eterna y su rechazo “de la Roma neo-modernista y neo-protestante, que se manifestó
claramente durante el Concilio Vaticano II y después del Concilio con todas las
reformas que de allí se originaron ...”
Monseñor
Lefebvre es convocado en Roma para una "charla", pero de hecho se encuentra
frente a un tribunal compuesto de tres cardenales. El 6 de mayo de 1975, la Fraternidad
es injustamente "suprimida" por el obispo de Friburgo. Mons. Lefebvre
entonces hace un recurso ante la Signatura Apostólica, pero esta apelación es
bloqueada por el cardenal Jean Villot, Secretario de Estado.
Con
calma y en paz, y ante esa denegación de justicia, el prelado decide continuar
con su obra, considerando que la Fraternidad sigue existiendo, puesto que su supresión
es irregular y en todo caso injusta.
MONS. LEFEBVRE Y EL PADR PIO DE PIETRALCINA |
El 29 de
agosto de
1976 celebra una misa solemne pública, en Lille
(Francia), ante más de 7.000 fieles, que la prensa mediatiza fuertemente,
tratándolo de obispo "rebelde".
Sin
embargo, es recibido en audiencia por el Papa Pablo VI el 11 de septiembre de 1976. Monseñor descubre que ha sido gravemente calumniado
ante al Papa. El Papa sin embargo no quier ceder en nada en relación con la
Misa de San Pío V, deseoso de imponer "su" reforma, mientras que Mons.
Lefebvre, en nombre de la fidelidad a la Iglesia perenne, no quiere y no puede
aceptar la Iglesia "conciliar" ni la nueva misa.
En
septiembre de 1976, Monseñor publica
su libro “Acuso al Concilio.”
El
18 de noviembre de 1978, tan solo un
mes después de su elección, el Papa Juan Pablo II recibe en audiencia a Mons.
Lefebvre. La entrevista comienza favorablemente, pero la intervención del
cardenal Seper, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo estropea
todo. El dossier de Mons. Lefebvre es
puesto en sus manos.
Es
el comienzo de un proceso que dura muchos años, durante el cual el fundador de
Ecône va a menudo a Roma a defenderse y para tratar de obtener un regreso de
Roma a la Tradición, guardiana de la
fe, o que por lo menos que ésta pueda ser practicada libremente por la Fraternidad.
Pero ni el cardenal Seper, ni su sucesor, el cardenal Ratzinger, se muestran dispuestos
a hacer ningún gesto favorable en este sentido.
En
1983,
Mons. Lefebvre ya cada vez mas decepcionado con los textos de sabor modernista
de Juan Pablo II, está profundamente consternado por el nuevo Código de Derecho
Canónico, que traduce en leyes las desviaciones del Concilio. Entonces contempla
seriamente una consagración episcopal
y toma el camino de protestas públicas contra los escándalos cometidos en las altas
esferas de la Iglesia.
En
1985,
Mons. Lefebvre entrega en Roma un estudio con treinta y nueve proposiciones o Dubia [Dudas] sobre la libertad
religiosa, en donde muestra la discrepancia de la doctrina de la libertad
religiosa conciliar con la enseñanza anterior de la Iglesia.
En
octubre de 1986
se produce el terrible escándalo de la reunión interreligiosa de Asís, a la
cual Monseñor Lefebvre responderá con una carta firmada conjuntamente con Mons.
de Castro Mayer.
En marzo de 1987
recibe la respuesta de Roma a sus Dubia.
La respuesta es insatisfactoria. En junio de 1987, el arzobispo publicó su
libro sobre la destrucción del reinado social de Cristo, Le
Destronaron.
El
29 de junio de
1987, Mons. Lefebvre anuncia públicamente su intención de procurarse
sucesores en el episcopado. La respuesta a las Dubia era el signo que esperaba para proceder a las consagraciones,
ya que es más grave, explica, afirmar principios falsos que hacer algo
escandaloso. Fijó la fecha de la consagración de obispos para la fiesta de
Cristo Rey (octubre).
Roma
entonces reacciona y propone la visita
de un cardenal que tendrá solamente la tarea de información. Monseñor Lefebvre
acepta esta visita y comunica la noticia a los 4.000 fieles que asisten a la
misa de acción de gracias por sus 40 años de episcopado, el 3 de octubre de 1987.
El
11 de noviembre, el cardenal Gagnon comienza su visita de la Fraternidad, que
finaliza el 8 de diciembre en Ecône. ¡El cardenal no dudará en asistir a la
Misa Pontifical del arzobispo “suspendido,” y a la ceremonia de promesas de los
jóvenes miembros en una Fraternidad “suprimida”! El informe del visitante es,
por lo que se pudo saber, favorable.
LAS CONSAGRACIONES EPISCOPALES. |
Se
entablan entonces las negociaciones en Roma entre los representantes de la Fraternidad
y los miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Estas se terminan
el 5 de mayo con la firma de un Protocolo
de acuerdo con Roma. Pero al darse cuenta rápidamente de que el cardenal
Ratzinger no está dispuesto a concederle lo que pide, Monseñor se retracta. Consulta,
y luego el 2 de
junio de 1988, le escribió al Papa sobre su decisión de consagrar cuatro
obispos el 30 de junio
El 30 de
junio de 1988, procedió a la consagración de cuatro obispos en Ecône ante
10.000 fieles y una multitud de periodistas. Durante la ceremonia, Mons.
Lefebvre explica claramente el caso de grave necesidad en la que se encuentra
de transmitir el episcopado, por el bien de la Iglesia, y pese a la oposición
de la jerarquía y de Roma. La “excomunión,” dentro de la lógica de las
autoridades romanas, caerá al día siguiente, pero queda en vilo. Ello no hace
sino firmar la impotencia de un modernismo otrora triunfante, pero que ya se
desintegra en una corrupción que hace sentir sus hedores en toda la Iglesia.
Durante
los tres años que Dios le dará, desde 1988 hasta su muerte en 1991, Mons. Lefebvre
acompañará con su presencia moral a los cuatro obispos auxiliares, introducirá
en su puesto a sus herederos inmediatos, dejándolos conferir en adelante las
ordenaciones, a las que asistirá con modestia.
A
pesar de que su salud decae, hace un último viaje intercontinental en 1990 para
visitar Gabón.
El
11 de febrero de
1991 dio su última conferencia a los seminaristas de Ecône.
El
8 de marzo, celebró su última misa y sale para París, pero en la noche del 9 de
marzo a causa de dolores agudos despierta a su conductor y le pide que regresen
a Suiza.
Es
hospitalizado de urgencia en el hospital de Martigny. El 18 de marzo es operado.
Pero el 24 de marzo, Domingo de Ramos, su estado empeora repentinamente.
El
25 de marzo de 1991,
fiesta de la
Anunciación, Lunes Santo, a las 3:25 de la mañana, mientras que el
Superior General y el P. Simoulin, director de Ecône rezan a su lado, Mons. Lefebvre
entrega su bella alma a Dios. R.I.P. †
No hay comentarios:
Publicar un comentario