S. S. PÍO XII, CELEBRANDO LA SANTA MISA
Cuando se piensa que ni la Santísima Virgen puede hacer lo que un sacerdote;
Cuando
se piensa que ni los ángeles, ni los arcángeles, ni Miguel, ni Gabriel, ni
Rafael, ni príncipe alguno de aquellos que vencieron a Lucifer pueden hacer lo
que un sacerdote;
Cuando
se piensa que solamente un sacerdote puede perdonar los pecados y que lo que él
ata en el fondo de su humilde confesionario, Dios, obligado por Su Propia
Palabra, lo ata en el cielo, y lo que él desata, en el mismo instante lo desata
Dios;
Cuando
se piensa que Nuestro Señor Jesucristo, en la última Cena, realizó un milagro
más grande que la creación del universo con todos sus esplendores, y fue convertir
el pan y el vino en Su Cuerpo y Su Sangre para alimentar al mundo; y que este
portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo
cada día un sacerdote;
Cuando
se piensa que la humanidad se ha redimido y que el mundo subsiste porque hay
hombres y mujeres que se alimentan cada día de ese Cuerpo y de esa Sangre
redentora que sólo un sacerdote puede realizar;
Cuando
se piensa que un sacerdote cuando celebra en el altar tiene una dignidad
infinitamente mayor que un rey y que no es ni un símbolo, ni siquiera un
embajador de Cristo, sino que es Cristo mismo que está allí repitiendo el mayor
milagro de Dios;
Cuando
se piensa que el mundo moriría de la peor hambre si llegara a faltarle ese
poquito de pan y ese poquito de vino;
Cuando
se piensa que eso puede ocurrir, porque están faltando las vocaciones
sacerdotales; y que cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la
tierra, como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla; y las gentes
aullarán de hambre y de angustia, y pedirán ese pan, y no habrá quien se lo dé;
y pedirán la absolución de sus culpas, y no habrá quien las absuelva, y morirán
con los ojos abiertos por el mayor de los espantos;
Cuando
se piensa que un sacerdote hace más falta que un rey, más que un militar, más
que un banquero, más que un médico, más que un maestro, porque él puede
reemplazar a todos y ninguno puede reemplazarlo a él;
Cuando
se piensa todo esto, uno comprende la inmensa necesidad de fomentar las
vocaciones sacerdotales;
Uno
comprende el afán con que en tiempos antiguos cada familia ansiaba que de su
seno brotase, como una vara de nardo, una vocación sacerdotal.”
Hugo was
Cuando se
piensa que cada vez hay menos sacerdotes católicos que ofrecen como Dios manda
el Sacrificio de la Misa.
Cuando se
piensa y se medita en todo esto se comprende la necesidad urgente de rezar por
los sacerdotes católicos que cada vez son menos los que ofrecen el Sacrificio
de la Santa Misa como Dios manda.
Por eso les pedimos estimados
lectores que eleven sus oraciones por estos pocos sacerdotes católicos para que
Dios los proteja del maligno y sus huestes cuyo fin es terminar con el
verdadero Sacrificio de la Misa.
Si estos
dignos ministros de Dios dejan de celebrar el Sacrificio de la Misa la ira
divina se va a descargar sobre la tierra porque ya no habrá mediadores entre
Dios y el hombre, que triste día será ese. ¿Estamos preparados para ese día en
que cese el verdadero Sacrificio de la Misa? ¿No sentimos y vivimos ya los
estragos en el mundo por la falta de verdaderos y santos sacerdotes mediadores
entre Dios y los hombres? Falta dar una mirada al mundo para comprobar lo que
dice el salmista: “Dios mira desde el
cielo a los hijos de los hombres, para ver quien sea inteligente y busque a
Dios. Pero se han extraviado todos juntos y se han depravado. No hay uno que obre
el bien, ni uno siquiera.” (ps. 13. 1-3)
Nota. En
este año han muerto muchos buenos sacerdotes amigos míos, otros están en coma y
otros entubados, sus oraciones nos son necesarias por los que aún estamos sanos
y, por favor, pidan entre sus parientes y conocidos recen por nosotros y por las
vocaciones.
Bien
saben ustedes que están en nuestras oraciones sobre todo en el Santo Sacrificio de la
Misa, gracias de ante mano, vuestro servidor:
R. P. Arturo
Vargas Meza.
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