29a Rosa
29a Rosa
92) No hay nada más divino, en opinión de San
Dionisio, nada más noble, ni más agradable a Dios que cooperar a la salvación
de las almas y derribar las máquinas del demonio que intenta perderlas; éste fue
el motivo por el cual descendió el Hijo de Dios a la tierra. Derrocó, en efecto,
el imperio de Satanás con la fundación de la Iglesia, pero este tirano rehizo
en parte sus fuerzas, y en los siglos XI, XII y XIII ejercía cruel violencia
sobre las almas con la herejía de los albigenses, por los odios, disenciones y
vicios abominables que hacía reinar en el mundo.
¿Cuál sería el remedio para tan graves males?
¿Cómo derribar las fuerzas de Satanás? La Santísima Virgen, protectora de la
Iglesia, dio como medio eficaz para apaciguar la cólera de su Hijo, para
extirpar la herejía y reformar las costumbres de los cristianos, la Cofradía
del Santo Rosario. Los hechos lo comprobaron: se reavivó la caridad, se volvió
a la frecuencia de los sacramentos como en los primeros siglos de oro de la
Iglesia y se reformaron las costumbres de los cristianos.
93) El Papa León X dice en su bula que esta
Cofradía fue fundada en honor de Dios y de la Santísima Virgen, como un muro
para contener las desgracias que iban a caer sobre la Iglesia.
Gregorio XIII dice que el Rosario fue dado del
cielo como medio para apaciguar la cólera de Dios e implorar la intercesión de
la Santísima Virgen.
Julio III dice que el Rosario fue inspirado
para abrirnos más fácilmente el cielo, a través de la ayuda de la Santísima
Virgen.
Pablo III y el Beato Pío V declaran que el
Rosario fue establecido y dado a los fieles para procurarles más eficazmente el
descanso y el consuelo espirituales. ¿Quién despreciará el ingreso en una cofradía
instituida con tan nobles fines?
94) El Padre Domingo, cartujo, muy devoto del
Santo Rosario, vio un día el cielo abierto y a toda la corte celestial ordenada
admirablemente. Oyó cantar el Rosario con arrebatadora melodía, honrando en
cada decena un misterio de la vida, de la pasión o de la gloria de Jesucristo y
de la Santísima Virgen. Y advirtió que, cuando pronunciaban el nombre sagrado
de María, hacían una inclinación de cabeza, y al de Jesús, hacían todos una
genuflexión, y daban gracias a Dios por los grandes beneficios concedidos al
cielo y a la tierra mediante el Santo Rosario. Vio igualmente a la Santísima
Virgen y a los santos que presentaban a Dios los Rosarios que los cofrades
recitaban en la tierra y que rogaban por cuantos practicaban esta devoción. Vio
también innumerables coronas de bellísimas y olorosas flores preparadas para los
que rezan devotamente el Santo Rosario, los cuales, cuantas veces lo rezan, se
hacen una corona con la que serán engalanados en el cielo. La visión de este devoto
cartujo está en conformidad con la que tuvo el discípulo amado cuando vio una
multitud innumerable de ángeles y santos que alababan y bendecían a Jesucristo
por cuanto ha hecho y sufrido en el mundo por nuestra salvación; y ¿no es esto
lo que hacen los cofrades del Rosario?
95) No hay que figurarse que el Rosario es
sólo para las mujeres, los niños y los ignorantes; es también para hombres, y
para los más grandes hombres. Tan pronto como Santo Domingo dio cuenta al Papa
Inocencio III de la orden que había recibido del cielo para establecer esta Cofradía,
el Santo Padre la aprobó, exhortó a Santo Domingo a predicarla y quiso ser
asociado a ella. Los mismos cardenales la abrazaron con gran fervor, de suerte
que López no dudó en escribir: "Nullus sexus, nulla aetas, nulla condicio
ab oratione rosarii subtraxit se." (Ni el sexo, ni la edad, ni la condición
no se debe sustraer al rosario)
Así se ven en esta Cofradía toda clase de
personas: duques, príncipes, reyes, lo mismo que prelados, cardenales,
Soberanos Pontífices. Larga sería su enumeración para este compendio, y
sí ingresas, querido lector, en esta Cofradía,
tendrás parte en su devoción y sus gracias sobre la tierra y en su gloria en el
cielo. "Cum quibus consortium vobis erit devotionis, erit et communio
dignitatis."
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96) Si los privilegios, las gracias y las
indulgencias hacen recomendable a una cofradía, puede afirmarse que la del
Rosario es la más recomendable que tiene la Iglesia, puesto que es la más favorecida
y enriquecida con indulgencias; y desde su institución apenas hay Papa que no
haya abierto los tesoros de la Iglesia para gratificarla. Como el ejemplo
persuade mejor que las palabras y los beneficios, los Soberanos Pontífices no
han podido expresar mejor la estima en que tenían a esta santa Cofradía que
asociándose a ella.
He aquí un pequeño resumen de las indulgencias
concedidas a la Cofradía del Santo Rosario, confirmadas de nuevo por nuestro
Padre Santo el Papa Inocencio XI el día 31 de julio de 1679, recibida y
autorizada su publicación por el Arzobispo de París el 25 de septiembre del
mismo año:
1) En el día de ingreso en la Cofradía:
indulgencia plenaria.
2) En la hora de la muerte: indulgencia
plenaria.
3) Por el rezo de cada una de las tres partes
del Rosario: diez años y diez cuarentenas.
4) Por cada vez que pronuncien devotamente los
santos nombres de Jesús y María: siete días
de indulgencia.
5) A los que devotamente asistan a la
procesión del Santo Rosario: siete años y siete
cuarentenas.
6) A los que, verdaderamente arrepentidos y
confesados, visiten la capilla del Rosario en la iglesia en que esté
establecida, los primeros domingos de cada mes y las fiestas de Nuestro Señor y
de la Santísima Virgen: indulgencia plenaria.
7) A los que asistan a la Salve: cien días de
indulgencia.
8) A los que devotamente y para dar ejemplo
lleven sin reserva el Santo Rosario: cien días de indulgencia.
9) A los cofrades enfermos que, no pudiendo ir
a la iglesia y habiendo confesado y comulgado, recen durante el día el Santo
Rosario, o al menos una parte: indulgencia plenaria el día señalado para
ganarla.
10) Los Sumos Pontífices, por su gran
liberalidad hacia los cofrades del Rosario, les han dado la facultad de ganar
las indulgencias de las estaciones de Roma visitando cinco altares y rezando
ante cada uno de ellos cinco veces el padrenuestro y el avemaría por la
prosperidad de la Iglesia. Si sólo hay un altar o dos en la iglesia donde está
establecida la Cofradía, rezarán
veinticinco veces el padrenuestro y avemaría
ante este altar.97) Gran favor ciertamente para los cofrades del Rosario, pues
la visita de las iglesias de las estaciones de Roma lleva aparejados consigo
indulgencias plenarias, librar almas del purgatorio y muchas otras grandes
remisiones que los cofrades pueden ganar sin trabajo, sin gastos, sin salir de
su país; y aun si la Cofradía no está establecida en el lugar que habitan los
cofrades, pueden ganar dichas indulgencias visitando cinco altares de otra
iglesia cualquiera, según concesión de León X.
He aquí los días en que pueden ganarlas,
determinados y fijos para los que habitan fuera de Roma, por decreto de la
Sagrada Congregación de Indulgencias, aprobado por nuestro Santo
Padre el Papa el 7 de marzo de 1678, que
ordenó sea inviolablemente observado:
Todos los domingos de Adviento; los tres días
de las cuatro Témporas; la vigilia de Navidad, en las Misas de media noche, de
la aurora y del día; las fiestas de San Esteban, San Juan Evangelista, Santos
Inocentes, Circuncisión y Reyes; los domingos de Septuagésima, Sexagésima,
Quincuagésima, y desde el miércoles de Ceniza todos los días hasta el domingo
de
Cuasimodo inclusive; los tres días de
Rogativas, el día de la Ascensión, la vigilia de Pentecostés y todos los días
de la octava y los tres días de las cuatro Témporas de septiembre.
Amados cofrades del Rosario, hay aún muchas
más indulgencias. Si queréis verlo, leed el Sumario de las indulgencias
concedidas a los cofrades del Rosario. Allí veréis los nombres de los Papas, el
año y otros particulares que no es posible consignar en este resumen. Cuarta
Decena
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