Judas
Macabeo “Mando hacer una colecta en las filas recogiendo hasta dos mil dracmas,
que envió a Jerusalén para ofrecer sacrificios por el pecado: obra digna y
noble, inspirada en la esperanza de la resurrección. Pues si no hubiera
esperado que los muertos resucitaran, superfluo y vano seria rogar por ellos.
Mas creía que a los muertos piadosamente les está reservada una magnifica
recompensa. Obra santa y piadosa es rezar por los muertos”
Ayer
celebramos con júbilo la fiesta de todos los santos, hoy, con pesar en el
corazón, celebramos esta conmemoración de nuestros fieles difuntos. Ayer la augustísima Trinidad nos permitió penetrar los cielos y ver, por un momento la dicha de
aquellas benditas almas ya gozando de la bienaventuranza eterna, hoy esta misma
providencia nos hace bajar a los diversos grados del purgatorio para mirar a
las pobres almas del purgatorio y ver como de afanan en su purificación pues el
dolor más grande para ellas es saberse salvadas, pero todavía no pueden ir al
cielo a reunirse con sus hermanos en la gloria eterna.
Consoladoras
son las palabras de la Sagrada Escritura cuando nos habla de estas almas que
murieron piadosamente como lo creía Judas Macabeo, hombre de guerra, pero con
un corazón compasivo y piadoso que en sufragio de los caídos en batalla mandaba
a ofrecer sacrificios.
Esta
santa verdad sobre la existencia del purgatorio nos es de gran provecho para
nuestras almas ya que su existencia nos hace pensar en el Dios remunerador,
pero también en el Dios justo que paternalmente nos invita a meditar sobre este
gran novísimo.
Es necesario pensar en la muerte debido a que
somos hijos del rigor y este pensamiento es como un látigo sobre nuestra conciencia
la cual nos conduce a Dios por dos vías: pensar en esta postrimería como lo es
la muerte infunde en nuestras almas el amor imperfecto llamado temor servil y
meditar en ella en los hijos de la caridad nos conduce al temor filial,
necesario nos es el primero para nuestra salvación eterna.
Este
día también busca hacer o provocar dolor en nuestras almas a la vista de los
grandes sufrimientos de estas almas ya benditas cuyas suplicas taladran
nuestros oídos pidiendo para su sufragio un Padre Nuestro cuando menos, nos
hace entrar en sí mismos pues algún día, sino hicimos lo suficiente para evitar
este lugar, nosotros estaremos con ellos y también pediremos esa pequeña
limosna que ahora nos suplican. Bien sabido es que quien mora en el purgatorio
no puede rezar por sí mismo y depende totalmente de nuestras oraciones sobre
todo del Santo Sacrificio de la Misa, es verdad de fe.
Este
día nos restrega en la cara esa piadosa obra de Judas Macabeo por nuestra
negligencia en hacer esta “obra santa y piadosa”, ¡el hombre es capaz de
dolerse del sufrimiento de u perro, un gato o algún otro animal y no es capaz
de rezar por aquellas pobres almas! ¡Qué insensatez! Como se han trastocado los
valores, como ha cambiado la fe nuestra! Nos quejamos amargamente de nuestros
dolores como niños y dejamos de lado a nuestros prójimos ya lo dice el
mandamiento divino: “Amaras al Señor tu Dios…y a tu prójimo como a ti mismo”
¿Dónde está el dolor por estas almas? ¿Dónde está tu oración por su sufragio?
Claro, no la veo me dirás. ¿Este es tu amor por aquellas almas? No son nada
para mi, responderás. Pero ¿Acaso no tienes parientes tuyos que ya han muerto e
imploran con ahínco tu oración? Fuiste sangre de su sangre y hueso de sus
huesos y sigues duro de corazón esperando que otro lo haga por ti?
Cierto
hoy no es como antes, la tecnología, el progreso, la poca practica de la fe, el
frenesí de la vida tan solo nos hace mas fríos, mas indiferentes al sufrimiento
ajeno o en su defecto mas sentimentales, pero no orientado a los bienes
espirituales sino mas bien lejos de ellos, lo importante es disfrutar de la
vida.
¡Maldito
progreso materialista! No creas hombres con una gran fe, sino hombres egoístas amadores
de sí sino leña para cebar el infierno mismos, no conduces a la vida eterna sino
al pialo eterno lleno de sufrimientos sin fin.
¡Oh
hombre no llegan a tus oídos la horrible suplica del rico Epulón como rogaba
desde el infierno tan solo una gota de agua que lo le fue concedida! Tan solo
una gota y no se le concedió.
El mismo
fuego que atiza el infierno es el mismo del purgatorio, pero con una diferencia
muy grande y a la vez necesario dado que el fuego en el infirmo sirve para
castigar sin remedio alguno y el del purgatorio sirve para depurar, purificar
y, finalmente, su unión con Dios Nuestro Señor. Aquel infortunado solo pedía
una gota de agua, estas benditas almas solo un Padre Nuestro es lo mínimo que
les puedes dar. Ten en cuenta este
dicho dado por un Abad cuyo nombre no me acuerdo: “Como te ves me vi, como me
ves te veras” estaba parado frente a una tumba. Si no quieres hacer tuyo este
dicho entonces comienza desde ahora reza por las almas del purgatorio y con
ello ganaras amigos en cualquier momento de tu vida.
Te
contare un breve hecho acaecido hace muchos años a un hombre muy conocido mío.
El era artesano y la materia prima debían traerla de Tonalá a Guadalajara esta ya se les había terminado y la
necesitaban con urgencia. En ese tiempo Guadalajara estaba separada de Tonalá
tan solo unidas por una maltrecha carretera de terracería. Eran las diez de la
noche a esa hora la carretera era muy insegura y hasta tenebrosa. Cuando
expresaron a sus familias y allegados la gran necesidad de traer esa materia
prima estos tiraron el grito al cielo prohibiéndoles ir a esa hora y
aventurarse por aquella carretera, pero les era indispensable ir a Tonalá porque
debían entregar el trabajo lo más pronto posible y la suma de dinero era
considerable, además era un cliente importante.
Sin
más oídos a las suplicas se internaron en esa carretera ya habían dejado lejos
la ultima gasolinera cuando se les poncha una llanta de la camioneta. Con el
pesar de sus corazones y la angustia reflejada en sus rostros, se preguntaba
uno a otro; ¿Qué haremos? La gasolinera queda muy lejos. Ve tú, le dijo uno al otro,
no mejor tú le contesto el otro.
Así
tardaron deliberando un tiempo, cuando, por sorpresa los ilumino la luz de otra
camioneta manejada por un joven quien pregunto: ¿Qué les paso? Mustios le
contaron el problema, él bajo inmediatamente de su camioneta y desmonto la
llanta averiada, le hecho en su camioneta y pregunto ¿Quién de ustedes me
acompaña? Uno de ellos subió a la camioneta y se marcharon. Las luces de la
cabina iban encendidas y este señor miro el rostro del joven muy pálido, pero
no pregunto el porqué de esa palidez pues tampoco el joven no hablo durante el
camino.
Llegados
a la gasolinera el joven bajo, tomo la llanta, la reparo y volvió a subirla a
su camioneta y retornaron a medio camino el joven miro al señor y le dijo estas
palabras: “No vuelva a cometer esta imprudencia bien sabe que esta carretera es
muy peligrosa por las noches” el señor
tan solo lo miro y sintió temor al mirar de nuevo sus cara pálida como la de un
muerto o como la que un servidor tenía cuando choque y Salí del auto, pero nada
dijo.
Llegaron
al lugar del siniestro, el joven sin mediar palabra se bajo y monto la llanta
mientras el que había ido con el hablaba con su compañero: ¿Qué le daremos a
este joven por su valiosa ayuda? No sé, contesto el otro, luego dijo dale diez
pesos para su coca (diez pesos en aquellos días era mucho no como ahora) don
Aristeo, nombre de este señor que era amigo mío, se acerco al joven y le dijo:
joven acepte por favor estos diez pesos como agradecimiento a su valiosa ayuda,
el joven le contesto: “No señor de ninguna manera, solo le pido un favor rece
por mí un Padre Nuestro porque sé que usted reza por las almas del purgatorio
un Padre Nuestro todos los días”.
Don Aristeo
se quedo mudo, pálido y con los cabellos parados. El joven terminado su
trabajo, Subió a su camioneta y desapareció así como apareció. Ya recuperado de
su impresión pregunto en el pueblo si algo había pasado en la carretera por
aquellos días en la curva fulana de tal y le dijeron que una semana atrás de había
volcado una camioneta cuyo conductor perdió la vida.
Vez la
importancia de un Padre Nuestro? Tú que esto leíste ten en cuenta que quien
esto escribe da fe de las palabras del difunto don Aristeo y reza un Padre
Nuestro por él y todo lo que quieras por las almas del purgatorio mientras Dios
te de vida.
Nota.
El Rev. Padre Arturo Vargas Meza rezara una misa por todas las almas de sus deudos
espera que le envíen por este medio los nombres de ellos y entraran en la Santa Misa todas aquellas
que le lleguen hasta las 6:30 de la tarde, gracias.
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