Todos
los problemas internacionales están en suspenso, en espera de las elecciones
legislativas estadounidenses. Los partidarios del antiguo orden internacional
apuestan por un cambio de mayoría en el Congreso de Estados Unidos y una rápida
destitución del presidente Trump. Si el inquilino de la Casa Blanca logra
mantenerse en ella, los promotores de la guerra contra Siria tendrán que
admitir su derrota y buscar otros campos de batalla. Pero si Trump pierde la
elección, el Reino Unido reactivará de inmediato el conflicto en Siria.
El
actual periodo, que se inició con el anuncio de la respuesta rusa al
derribo de su avión militar Ilushin-20y debe terminar con
las elecciones legislativas estadounidenses del 6 de noviembre, está plagado de
incertitudes. Todos los protagonistas de la guerra en Siria están
en espera de saber si la Casa Blanca podrá continuar su política de
ruptura con el actual orden internacional o si el Congreso pasará a
hallarse bajo el control de la oposición y tratará de destituir al presidente
Trump.
Los
orígenes de la guerra
Ya
está claro que el proyecto inicial de Estados Unidos, Reino Unido, Israel,
Arabia Saudita y Qatar no podrá concretarse. Como tampoco podrán
concretarse los proyectos de Francia y de Turquía, dos potencias que
entraron tardíamente en guerra contra Siria.
Si
algo debemos recordar imperativamente no es lo que creímos ver al
inicio de los acontecimientos sino lo que hemos descubierto
desde entonces.
Al
principio nos presentaban las manifestaciones de Deraa como una «revuelta
espontánea» ante la «represión de una dictadura». Hoy sabemos
que aquellos hechos fueron preparados desde mucho antes [1].
Por
otro lado, no podemos seguir creyendo que todos los miembros de una
coalición, aunque se unan para alcanzar un mismo objetivo, comparten
la misma estrategia. Sea cual sea el grado de influencia de cada uno
de ellos, cada Estado sigue teniendo su propia historia,
sus propios intereses y sus propios objetivos de guerra.
Estados
Unidos aplicaba la estrategia del almirante Arthur Cebrowski –la destrucción de
las estructuras mismas de los Estados en los países del Medio Oriente ampliado,
o Gran Medio Oriente [2].
Para concretar esa estrategia, Estados Unidos se apoyaba en el
Reino Unido, que a su vez aplicaba la estrategia de Tony Blair
tendiente a poner la Hermandad Musulmana en el poder en esa región [3].
Estados
Unidos se apoyaba también en Israel, que a su vez retomaba
la estrategia de dominación sobre la región que habían trazado
Oded Yinon [4]
y David Wurmser [5].
Arabia Saudita se encargó de almacenar previamente las armas para la
revuelta de Deraa en la mezquita Omar [6]
y Qatar inventó la historia de los niños sirios torturados por «el
régimen».
En
aquel momento, Arabia Saudita no trataba de imponer a Siria un cambio
de política, ni siquiera trataba de derrocar el gobierno sirio.
Lo único que quería Riad era impedir que una personalidad no sunnita
fuese presidente en Siria. En una extraña evolución histórica, los
wahabitas –que hace 2 siglos consideraban herejes tanto a los sunnitas
como a los chiitas, hoy se erigen en defensores de los sunnitas y
exterminadores de chiitas.
En
cuanto a Qatar, este pequeño emirato estaba simplemente vengándose por la
interrupción de su proyecto de gasoducto, que debía pasar a través
de Siria [7].
Francia,
a pesar de que los acuerdos de Lancaster House estipulaban su
participación en el complot contra Siria, fue mantenida al margen
debido a las iniciativas imprevistas que había tomado en Libia.
El entonces ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, trató de
empujar a Francia a que se uniera a los conspiradores, pero el embajador
francés en Damasco, Eric Chevalier, veía en el terreno
la diferencia entre la realidad y la versión distorsionada de
los hechos que se difundía… y se negaba de plano a
colaborar con los intervencionistas [8].
Cuando
Francia fue admitida nuevamente entre los conspiradores contra Siria,
lo que hizo fue perseguir su propio objetivo de 1915 –colonizar
ese país– en concordancia con los acuerdos Sykes-Picot-Sazonov.
El mandato francés sobre Siria había sido considerado transitorio,
en relación con la colonización de Argelia [9].
De la misma manera, en el siglo XXI es considerado
secundario en relación con el control del Sahel. Al mismo tiempo, en
un intento por concretar su viejo compromiso, París empuja además a la creación
de un “hogar nacional” kurdo, siguiendo el esquema de lo que
los británicos hicieron con los judíos en Palestina
en 1917. Para eso, París se alió con Turquía –mediante
un Acuerdo franco-turco, firmado en 2011 por Alain Juppé y
Ahmet Davutoglu, que nunca se ha publicado–, país que, invocando el «Juramento
Nacional» de Ataturk [10],
invade el norte de Siria para crear allí un Estado hacia donde poder
expulsar después a los kurdos de Turquía.
Si
bien los objetivos de guerra de los 4 primeros agresores son compatibles
entre sí, los objetivos de los 2 últimos no son compatibles
con los demás.
Por
otra parte, Francia, el Reino Unido y Turquía son 3 antiguas
potencias coloniales. Estos tres países tratan de imponer cada uno
su poder sobre un mismo trono. Por consiguiente, la guerra
contra Siria reaviva sus rivalidades pasadas.
El
episodio “Daesh” en medio de la guerra contra Siria e Irak
A
finales de 2013, el Pentágono revisó sus planes en el marco de la
estrategia de Cebrowski. Y modificó sus planes iniciales –los que habían
sido revelados por Ralph Peters [11]–,
reemplazándolos por el plan, revelado por la investigadora estadounidense Robin
Wright, de creación de un «Sunnistán» que debía abarcar territorios
pertenecientes a Siria e Irak [12].
Sin
embargo, en septiembre de 2015, el despliegue militar ruso
en Siria, destinado a contrarrestar la creación de un «Sunnistán»
por parte del Emirato Islámico (Daesh) arruinó los proyectos de los
6 principales promotores de la guerra.
Los 3
años de guerra que siguieron después respondían a otro objetivo: por un lado,
crear un nuevo Estado en territorios pertenecientes a Irak
y Siria, en el marco de la estrategia de Cebrowski, y, por otro lado,
utilizar a Daesh para cortar la «ruta de la seda» que la China
de Xi Jinping quería reactivar y mantener así la dominación «occidental»
sobre la región.
La
victoria de Siria y Rusia y el cambio de posición de Estados Unidos
El
derribo de un avión militar ruso Ilushin-20, el 17 de septiembre
de 2018, dio a Rusia la posibilidad de poner fin a esta
prolongada guerra y de ponerse de acuerdo con la Casa Blanca
en contra de los demás agresores. Se trata de una repetición, a
menor escala, de la reacción común de la Unión Soviética y
Estados Unidos durante la crisis de Suez, en 1956 [13].
No
sólo Moscú acaba de entregar al Ejército Árabe Sirio varias baterías de misiles
antiaéreos S-300 sino que además ha desplegado todo
un sistema de vigilancia integral automatizada del espacio aéreo. Cuando
este dispositivo entre en operaciones y los oficiales sirios hayan recibido la
formación necesaria para utilizarlo, en 3 meses como máximo, las fuerzas
aéreas de las potencias occidentales ya no podrán seguir sobrevolando
Siria sin autorización del gobierno de Damasco [14].
El
presidente Trump había anunciado de antemano que pensaba retirar las tropas
estadounidenses presentes en Siria. Pero la presión del Pentágono
lo hizo cambiar de posición. Acordó entonces con sus generales mantener la
presión sobre Damasco mientras Estados Unidos esté excluido de las
negociaciones de paz de Sochi. El despliegue del nuevo armamento
ruso –probablemente con el previo acuerdo de la Casa Blanca– dio
al presidente Trump la posibilidad de obligar el Pentagono a
retroceder. El Pentágono retiraría entonces las fuerzas estadounidenses
pero mantendría a sus mercenarios locales –los kurdos y árabes de las llamadas
«Fuerzas Democráticas Sirias» (FDS) [15].
El
ministro de Exteriores de la República Árabe Siria, Walid el-Mouallem, exigió
desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU la retirada inmediata e
incondicional de las fuerzas extranjeras que Estados Unidos, Francia
y Turquía mantienen ilegalmente en suelo sirio [16].
Si
Estados Unidos se retira, Francia y Turquía no podrán mantenerse en
suelo sirio. La aviación de Israel tampoco podrá seguir sobrevolando
y bombardeando el territorio de la República Árabe Siria. Y el Reino Unido ya
se replegó.
Pero
Tel Aviv, París y Ankara aún abrigan la esperanza de que el presidente
Trump pierda las elecciones legislativas del 6 de noviembre y que un Congreso
con mayoría demócrata lo destituya. Así que están esperando el
resultado de ese fatídico escrutinio antes de decidir qué hacer.
Si
Donald Trump gana las elecciones legislativas y se mantiene la mayoría
republicana en el Congreso estadounidense, aparecerá otra interrogante.
Si las potencias occidentales se ven obligadas a renunciar a la
guerra en Siria, ¿dónde van continuar a su guerra sin fin?
Si hay
una realidad en la que concuerdan todos los expertos es que
la clase dirigente occidental se ha vuelto tan engreída y revanchista
que no puede aceptar verse relegada a un papel de segundo nivel por las
nuevas potencias asiáticas.
Lo
sabio sería que, al ver que han perdido la guerra, los agresores
se retiren. Pero la predisposición intelectual de los occidentales
les impide hacerlo. La guerra no terminará en esta parte
del mundo hasta que hayan encontrado un motivo de conflicto en
otra parte.
Sólo
el Reino Unido ha previsto su respuesta. Ya es evidente que aunque Londres
mantiene su presión diplomática sobre Siria a través del «Pequeño
Grupo» (Small Group), su atención ya está centrada en la
reactivación del «Gran Juego», que enfrentó la Corona británica con
el imperio del Zar a lo largo de todo el siglo XIX. Después de
haber inventado el «Caso Skripal», siguiendo el modelo de la «Carta
de Zinoviev» –conocida también como el “Telegrama de Zinoviev”– [17],
Londres acaba de sorprender in fraganti a la inteligencia
exterior rusa cuando esta trataba de descubrir lo que se tramaba
contra su país tras las paredes de la Organización para la Prohibición de
las Armas Químicas (OPAQ).
El «Gran
Juego» es una doctrina geopolítica que no depende de los acontecimientos
que utiliza como pretexto. Fue la estrategia del Imperio británico y el Reino
Unido vuelve a ella como consecuencia del Brexit y de la política de «Global Britain».
Como en el siglo XIX, esta configuración anti-rusa se verá acompañada
en definitiva por una rivalidad exacerbada entre Londres y París.
Por el contrario, un fracaso de Theresa May, un retroceso del Brexit
y el mantenimiento del Reino Unido en la Unión Europea anularían todas esas
variantes.
Si
bien Francia se plantea ahora abandonar el Medio Oriente para concentrarse en
el Sahel, la posición de Estados Unidos es mucho más problemática.
A partir del 11 de septiembre de 2001, el Pentágono ha venido
gozando de cierta autonomía. Los comandantes de los 10 Mandos
Unificados de Combate de las fuerzas armadas estadounidenses no pueden
recibir órdenes del jefe del Estado Mayor Conjunto sino sólo del
secretario de Defensa [18].
Con el tiempo, esos diez comandantes se han convertido en verdaderos “virreyes”
del Imperio estadounidense, con prerrogativas que no están dispuestos a
dejarse quitar por el presidente Trump. Algunos, como el comandante del
US SouthCom, designado en Latinoamérica como el “Comando Sur”,
pretenden seguir adelante con la estrategia del almirante Cebrowski,
a pesar de las órdenes de la Casa Blanca. [19]
Subsisten,
por consiguiente, muchas fuentes de incertitud. Lo único seguro es
lo sucedido con Daesh. Durante 3 años, las potencias
occidentales dijeron luchar contra ese grupo terrorista… mientras
le enviaban armas. Hoy en día, Trump ha ordenado poner fin
al experimento tendiente a crear el Estado abiertamente terrorista que fue
el Califato de Daesh, y las fuerzas armadas de Siria, con la importante
contribución de Rusia, han logrado rechazar a los yihadistas.
Las potencias occidentales no quieren que sus otrora entrañables
«rebeldes moderados», a los que ahora califican de «terroristas»,
se replieguen hacia Occidente. O sea, aunque
no lo digan, quieren verlos morir en Siria.
Las
próximas elecciones legislativas estadounidenses dirán si la guerra
se mantiene en Siria o si se desplaza hacia otro campo de
batalla.
[1]
«Agresión disfrazada de
guerras civiles», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 27 de
febrero de 2018.
[2] The
Pentagon’s New Map, Thomas P. M. Barnett, Putnam Publishing Group,
2004. «El proyecto militar
de Estados Unidos para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití)
, Red Voltaire, 22 de agosto de 2017.
[3] “Tony Blair speech at the World
Affairs Council in Los Angeles”, por Tony Blair, Voltaire Network, 1º de
agosto de 2006. When Progressives Treat with
Reactionaries. The British State’s flirtation with radical Islamism,
Martin Bright, Policy Exchange, septiembre de 2004. “I had no choice but
to leak”, Derek Pasquill, New Statesman,
17 de enero de 2008.
[4]
«Une stratégie pour
Israël dans les années 80», por Oded Yinon, Kivunim (Israel), Réseau
Voltaire, febrero de 1982.
[5]
El plan A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm,
Institute for Advanced Strategic and Political Studies, julio de 2006,
ha sido atribuido a sus firmantes, principalmente a Richard Perle y
Douglas Feith. Pero, según el propio Douglas Feith, el texto fue
redactado por David Wurmser y los firmantes no tuvieron la
posibilidad de modificarlo. Ver “Credit for Israel Report Clarified”, Douglas Feith, Washington Post,
16 de septiembre de 2004.
[6]
Ver la entrevista del general saudita Anwar Al-Eshki realizada por la BBC,
en 2011. https://youtu.be/EGu3sh4MMK8.
[7]
“Syria’s
Pipelineistan war”, Pepe Escobar, Al-Jazeera, 6 de agosto de 2012. “Syria intervention plan fueled by
oil interests, not chemical weapon concern”, Nafeez Ahmed, The Guardian,
30 de agosto de 2013. “Syria attraction: Russia moving into
Eastern Mediterranean oil bonanza”, William Engdhal, Russia Today, 13
de enero de 2014. “Why the Arabs
don’t want us in Syria”, Robert Kennedy Jr, Politico, 23 de
febrero de 2016.
[8]
«Alain Juppé acusado
por su propia administración de haber falsificado los informes sobre Siria», Red Voltaire,
22 de marzo de 2012.
[9] France,
Syrie et Liban 1918-1946: Les ambiguïtés et les dynamiques de la relation
mandataire, Nadine Méouchy, Presses de IFPO, 2013.
[10]
«Juramento Nacional
turco», Red Voltaire, 28 de enero de 1920.
[11] “Blood borders – How a better Middle East
would look”, Coronel Ralph Peters, Armed Forces Journal,
1º de junio de 2006.
[12] “Imagining a Remapped Middle East”, Robin
Wright, The New York Times Sunday Review, 8 de septiembre
de 2013.
[13]
«¿Y ahora qué?
¿Sanciones de Moscú y Washington contra Londres, París
y Tel Aviv?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
25 de septiembre de 2018.
[14]
«¿Qué implica la
creación de una gestión integrada moderna del espacio aéreo sirio?», por
Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 3 de octubre de 2018.
[15] “Trump eyeing Arab ‘boots on the
ground’ to counter Iran in Syria”, Travis J. Tritten, Washington Examiner,
29 de septiembre de 2018.
[16] “Remarks by Walid Al-Moualem to the
73rd Session of the United Nations General Assembly”, por Walid
Al-Moualem, Voltaire Network, 29 de septiembre de 2018.
[17]
«Caso Skripal, ¿la
mentira que colma la copa?», por Michael Jabara Carley, Strategic
Culture Foundation (Rusia), Red Voltaire, 28 de abril
de 2018.
[18]
Las fuerzas armadas estadounidenses están estructuradas en 10 Mandos
Unificados de Combate (Unified Combatant Command, UCC). Seis de esos Mandos
Unificados de Combate se ocupan del control de las tropas que
Estados Unidos mantiene permanentemente en las zonas del mundo asignadas a
cada uno de ellos. Cada uno de esos 6 Mandos se encarga
además de la coordinación y control de las fuerzas que participan en las
operaciones militares que Estados Unidos pueda emprender en la región
del mundo designada, según la jerga del Pentágono, como su «área de
responsabilidad». Por ejemplo, el US SouthCom, con sede
en Miami, tristemente conocido en Latinoamérica como “Comando Sur”,
tiene bajo su mando todas las tropas que Estados Unidos mantiene en
sus bases de Sudamérica, América Central y el Caribe, así como
las fuerzas y medios navales, aéreos o terrestres que el Pentágono decida
desplegar allí en el marco de maniobras u operaciones de combate. Lo mismo
sucede con el US EuCom, cuya «área de responsabilidad» abarca toda
Europa. Nota de la Red Voltaire.
[19]
Sobre el caso específico del comandante del “Comando Sur”, ver el
documento “Plan to
overthrow the Venezuelan Dictatorship – “Masterstroke””, por Kurt W.
Tidd, Voltaire Network, 23 de febrero de 2018; y el artículo «El “Golpe Maestro” de
Estados Unidos contra Venezuela (Documento del Comando Sur)»,
por Stella Calloni, Red Voltaire, 9 de mayo de 2018.
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