Anathema sit Bergoglio
Hablar
de Francisco podría resultar no sólo un ejercicio desagradable sino, sobre
todo, peligroso, y esto por una doble razón, concerniente al pasado y al
futuro. En lo relativo al pasado, existe el riesgo de concentrarse
excesivamente en su persona y de olvidar, por ello, de dónde proviene la crisis
actual, que, en lo esencial, no es asunto de Bergoglio, ya que él no ha hecho
más que exacerbarla y llevarla hasta sus últimas consecuencias. En lo referente
al futuro, el riesgo es el de perder de vista el sentido de esta crisis
espantosa, quedando en cierta manera prisioneros de la presente pesadilla y
olvidando que, si Dios la permite, es para hacer mejor resplandecer la gloria
de Nuestro Señor cuando Él se digne intervenir para castigar a los malvados,
recompensar a los justos y restaurar todas las cosas.
El
primer riesgo consiste entonces en perder de vista la perspectiva global y en
sobreestimar a una persona en detrimento de un sistema del cual ella no es sino
una pieza intercambiable. El segundo, más grave aún, reside en el
debilitamiento de la virtud teologal de la esperanza, olvidando que Nuestro
Señor ya ha vencido el mal y que nosotros tendremos parte en su victoria, por
la gracia de Dios, si permanecemos fieles a Él.
He
aquí porqué me esforzaré primeramente en demostrar, en referencia al pasado,
que los errores bergoglianos se originan en el Concilio Vaticano II. En segundo
lugar, en referencia al futuro, y para no ser presa del desaliento, trataré de
destacar el aspecto escatológico de la crisis actual, recordando, al decir de
San Pablo, que « Dios dispone todas las cosas para bien
de los que lo aman » (Rm. 8, 28). Y que el pleno desenvolvimiento del
misterio de iniquidad, incluso «en el lugar santo »
(Mt. 24, 15), es permitido por Dios para hacer brillar aún más su triunfo al
tiempo del Juicio de las Naciones, el glorioso Dies Irae diez illa en el que
será destruido el imperio del mal.
Corruptio
optimi pessima est, la corrupción de lo mejor es lo peor que pueda darse. La
mayor autoridad moral de la tierra puesta al servicio del mal y de la mentira
resulta necesariamente el principal factor de acción revolucionaria en el
mundo. Como lo dije antes, esta obra de iniquidad no es exclusivamente fruto de
Francisco, ya que él abreva en la fuente envenenada de Vaticano II, de la cual
es el más reciente de los propagadores. Pero es cierto que, con él, la
revolución en la Iglesia ha alcanzado un nivel inédito, ha efectuado un
auténtico salto cualitativo, haciéndose omnipresentes el error y la mentira, la
blasfemia y el sacrilegio, los que se manifiestan ya con tal desvergonzado
impudor y con un tan frenético recrudecimiento, que vuelven irrespirable la
atmósfera espiritual.
A casi
tres años y medio de pontificado, la obra de devastación perpetrada por
Francisco supera lo imaginable: necesidad de una conversión ecológica; pedido
de perdón a los «gays»
por haber sido «discriminados
» por la Iglesia; construir una «nueva humanidad » a través de la «altura del
encuentro»; la Iglesia y la Sinagoga poseen la «misma dignidad»; María y la Iglesia
tienen «defectos»;
Lutero no se equivocó con la doctrina de la justificación; los Estados
católicos son incompatibles con el sentido de la «Historia»; los musulmanes son «hijos de Dios»;
la pena de muerte para los criminales es «inadmisible»; la especie humana «se extinguirá»
algún día; no existe un Dios católico; la multiplicación de los panes no tuvo
lugar; Dios se sirve de la evolución y no hace «magia »; el matrimonio cristiano no
es más que un «ideal»;
transmitir la fe en el lenguaje de los luteranos o de los católicos es «lo mismo»;
la Iglesia en el pasado tuvo «comportamientos inhumanos» pero gracias al CVII
aprendió el « respeto » hacia las otras religiones... La lista es interminable.
Este
estudio no se propone ser exhaustivo (pero, ¿cómo podría serlo, sin adquirir
proporciones enciclopédicas?): sólo tiene el modesto objetivo de pasar
someramente revista a las principales aberraciones y estragos consumados por
este hombre idolatrado por los medios de comunicación del sistema y adulado por
todos los enemigos de la Iglesia. Las iniquidades de este pontificado son de
una tal amplitud e indecencia que no puede uno dejar de exclamar con el
salmista:
« ¡Levántate, Juez de la tierra! ¡Da a los soberbios el pago de sus
obras! ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo triunfarán los malvados? ¿Hasta
cuándo hablarán con arrogancia y se jactarán los malhechores? » (Sal.
94, 2-4)
Atención,
Francisco: la medida está colmada...
1. El homosexualismo no es
condenado sino « integrado »
En una
época en la que la tiranía del lobby homosexual se ejerce casi sin restricción
en todo el planeta, Francisco ha hecho declaraciones y ha realizado gestos que
refuerzan claramente la ideología homosexualista. Veamos algunos ejemplos. Todo
el mundo recuerda la explosiva frase que pronunció en su conferencia en pleno
vuelo al volver de las JMJ de Río de Janeiro en julio de 2013: «¿Quién soy yo para juzgar?», en alusión a los
homosexuales. Esta breve frase dio inmediatamente la vuelta al mundo y le valió
a Francisco ser elegido Hombre del Año 2013 por la revista americana
LGTB The Advocate.
Poco
después sobrevino la llamada telefónica a un transexual español, una mujer
devenida en «hombre»,
Diego Neria, a quien invitó a Roma para recibirlo en audiencia privada junto a
su « novia »,
a expensas del Vaticano, encuentro que tuvo lugar el 24 de enero de 2014.
Francisco se hizo fotografiar en el Vaticano con la dupla lésbica y la foto dio
la vuelta al mundo. Según «Diego», Francisco le habría dicho, al momento de
llamarlo, que:
«Dios quiere a todos sus hijos, estén como estén, y tú eres hijo de
Dios y por eso la Iglesia te quiere y te acepta como eres.»
El 21
de marzo de 2014 Francisco se paseaba de la mano con el sacerdote
homosexualista italiano Luigi Ciotti, hecho oportunamente efectuado bajo las
cámaras de la televisión italiana. El 6 de mayo de 2014 concelebró en el
Vaticano con otro sacerdote homosexualista, Michele de Paolis, a quien besó las
manos después de la Misa delante de los periodistas encargados de inmortalizar
la escena. El jueves Santo de 2015 lavó los pies de un transexual en una
prisión, el cual, a continuación, recibió la comunión. Todas estas imágenes
conocieron una difusión planetaria inmediata.
En el
curso de una entrevista con el padre Antonio Spadaro, director de la revista
jesuita La Civiltà Cattolica, en agosto de 2013, declaró:
« Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba
la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: “Dime, Dios,
cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la
rechaza y la condena’’? »
Francisco,
entonces, se rehúsa a afirmar que él condena la homosexualidad y, en el colmo
de la mala fe, pretende hacer creer que el amor que Dios tiene a los
homosexuales comportaría la aprobación de su pecado.
Durante
su viaje a Estados Unidos, en setiembre de 2015, acordó una única audiencia, de
carácter privado10, y fue a una pareja de homosexuales, uno de los cuales era
un viejo conocido de Francisco en la Argentina. La escena-e insisto enque se
trataba de una audiencia «privada»-fue filmada y difundida inmediatamente por
la prensa, mostrando a Francisco a los besos y a los abrazos con el dúo
sodomita.
Luego,
cuando Francisco se dirigió al Congreso de Estados Unidos, no dijo ni una
palabra a propósito del «matrimonio» gay, que
acababa de ser impuesto por vía judicial en todo el país. Ni tampoco lo hizo a
propósito del crimen del aborto, que cada año se cobra innumerables víctimas en
aquel país; y esto cuando, poco tiempo antes, había estallado el escándalo del
tráfico de órganos de bebés abortados, a instancias delPlanned Parenthood,en
aras de la «investigación
médica».
Empero,
en el mismo recinto, Francisco encontró oportuno abogar en favor de la
abolición de la pena de muerte, condenándola como intrínsecamente injusta y
atentatoria contra la «dignidad inalienable de la persona humana», lo
que resulta falso, pues tal aseveración contradice la revelación divina y el
magisterio de la Iglesia. De este modo,
durante su resonante alocución antela principal asamblea «democrática» del orbe, Francisco se
declaró en favor de la preservación de la vida de los asesinos, pero no se
dignó a decir ni tan siquiera una palabra sobre la de los inocentes masacrados
en el vientre materno.
He
aquí una cifra que ilustra perfectamente la mala fe de Francisco: el año pasado
hubo 1.200.000 abortos en los Estados Unidos por sólo 28 penas capitales. Pero
es contra la pena
La
mundialmente famosa organización criminal que promueve la fornicación, la
contracepción y el aborto como estilo de vida: « El
aborto es seguro y legal. Conocer más acerca de las opciones y métodos
existentes para realizarte un aborto probablemente te ayude a decidir si ésta
es la opción adecuada para ti. […] Planned Parenthood trabaja con
organizaciones asociadas en todo el mundo para mejorar la salud
y el bienestar sexual de personas y familias de todo el planeta. » https://www.plannedparenthood.org/esp
de
muerte que él se pronuncia ante el Congreso, y no acerca del genocidio de los
niños por nacer ni sobre los crímenes abominables perpetrados por el Planned Parenthood. Otro dato muy significativo:
en su discurso al Congreso estadounidense, sobre 3500 palabras empleadas, ni
una sola estuvo reservada a Nuestro Señor Jesucristo. Por el contrario, nombres
de subversivos notorios, como los de Martin Luther King o Dorothy Day, ocuparon
un sitial de honor.
Para
concluir este apartado, he aquí lo que dijo Francisco el 16 de junio pasado
durante su conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Armenia. Un periodista
le había preguntado lo que pensaba de la declaración del cardenal Marx, según
el cual la Iglesia católica debería pedir perdón a los «gays» por haberlos « discriminado
». Ésta fue su respuesta:
«Creo que la Iglesia no sólo tiene que pedir disculpas -como dijo el
cardenal «marxista» [cardenal Marx]-a esta persona gay, a la que ha ofendido,
sino también a los pobres, a las mujeres y a los niños explotados en el
trabajo. Tiene que pedir disculpas por haber bendecido muchas armas.[…]Los
cristianos deben pedir disculpas por no haber apoyado muchas opciones, a muchas
familias: por ejemplo, recuerdo que de niño, según la cultura de Buenos Aires,
una cultura católica cerrada -yo vengo de allí-, no se podía entrar en casa de
una familia divorciada. Estoy hablando de hace ochenta años. Gracias a Dios, la
cultura ha cambiado.»
Francisco
se convierte así, abiertamente, en el portavoz de los enemigos de la Iglesia,
de los homosexualistas y feministas que se dedican a atacarla y a difamarla sin
cesar, exponiendo su complicidad con ellos a plena luz del día y sin ningún
embozo.
2. El laicismo va en
el sentido de la « Historia »
El 27
de julio de 2013, durante un discurso dirigido a la clase dirigente de Brasil,
Francisco hizo el elogio de la laicidad del Estado y del pluralismo religioso
en estos términos:
« Es fundamental la contribución de las grandes tradiciones
religiosas, que desempeñan un papel fecundo de fermento en la vida social y de
animación de la democracia. La convivencia pacífica entre las diferentes
religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como
propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor
religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas. »
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