PARA TENER PRESENTE
SIEMPRE Y NO OLVIDAR
En 1946, el P. Garrigou-Lagrange, advirtió en su artículo
de referencia en contra de la Nueva teología moderna: “Aquellos que
han tratado de asistir a las clases de los maestros del pensamiento modernista
con el fin de convertirlos, se han dejado convertir por ellos”.
Cuan tan difícil es, en la actualidad, la vocación del
sacerdocio Católico porque contra viento y marea debe, como su principal deber
guardar la fe, conservar la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo, salvaguardar
el sacerdocio y proteger el Danto Sacrificio de la Misa. Si, humanamente, se
mira es del todo imposible cumplir con la mayor fidelidad esta vocación y
conservar estos magníficos tesoros encomendados en manos frágiles y débiles, en
vasos de barro. Pero, sin duda alguna, que Dios Nuestro Señor es el que con su
omnipotencia nos hace aptos para esta vocación, nos sostiene, nos cuida, y, con
gran confianza, permite y entrega todo cuanto he dicho como antaño eligió a San
Pedro para la gran misión de Pontífice de su Iglesia.
Pero una gran tormenta con impresionantes olas se ha
levantado sobre nosotros católicos de los últimos tiempos, como jamás la ha
habido en la historia de nuestra sufrida Iglesia Católica, tempestad que jamás
imaginamos, tempestad que nos deprime, entristece, desanima y desalienta y nos
produce hastió a tal grado de postrarnos en tierra como a Jesucristo en el
huerto de los Olivos, porque nos oculta al sol de justicia dejándonos en las
sombras más densas en donde la gran confusión reina y no nos faltan ganas de
abandonar la nave de la verdadera Iglesia al ver, con gran desconsuelo, cuantas
pobres almas se han tirado al vacio o se han entregado no a la oscuridad sino a
las tinieblas exteriores como dijo Nuestro Señor a Judas: “Lo que has de hacer,
hazlo pronto” y San Juan nos dice: “Y cuando salió judas era de noche.”
La noche actual por ser obra del maligno, puesto que
es su costumbre según San Juan: “El enemigo llego de noche y sembró la cizaña”
la cizaña han sido, a través de la historia de la Iglesia, las herejías de
todos los colores y sabores, o sea, para todos los gustos, así como aquel mana
que cayó del cielo con el cual Dios alimento a los judíos en el desierto, el
cual se acomodaba al gusto de cada uno.
Pero este mana no tiene su origen en el cielo sino en
el infierno, me refiero al modernismo que es la cloaca (expresión usada por San
Pío X en su Encíclica Paccendi Gregis) de todas las cizañas y ha generado ésta
gran tempestad y, que han dicho sobre ella nuestros santos Pontífices de Pio
doce para abajo?
He aquí las
palabras de San Pió X:
Hablamos, venerables
hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más
deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia,
faltos en absoluto de conocimientos serios en filosofía y teología, e
impregnados, por lo contrario, hasta la médula de los huesos, con venenosos
errores bebidos en los escritos de los adversarios del catolicismo, se
presentan, con desprecio de toda modestia, como restauradores de la Iglesia, y
en apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la
obra de Jesucristo, sin respetar ni aun la propia persona del divino Redentor,
que con sacrílega temeridad rebajan a la categoría de puro y simple hombre.
Añádase que han aplicado la
segur no a las ramas, ni tampoco a débiles renuevos, sino a la raíz misma; esto
es, a la fe y a sus fibras más profundas.
Por fin, y esto parece
quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas les han pervertido el alma de
tal suerte, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna; y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada
omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad
lo que sólo es obra de la tenacidad y del orgullo.
Y como una táctica de los modernistas (así se les llama vulgarmente, y con mucha
razón), táctica, a la verdad, la más insidiosa, consiste
en no exponer jamás sus doctrinas de un modo metódico y en su conjunto,
sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá, lo cual contribuye
a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas, cuando en realidad
éstas son perfectamente fijas y consistentes.
Pio VI
condeno estas falsas doctrinas modernistas, así lo refiere san Pio X.
“Las teorías de donde estos errores manan, venerables
hermanos, son ciertamente las que solemnemente condenó nuestro predecesor Pío
VI en su constitución apostólica Auctorem fidei. Para no hacer más larga
la exposición citaremos las palabras de Pio IX EN VOCA DE San PioX
Pio IX:
“«Esos enemigos de la revelación divina, prodigando estupendas alabanzas al
progreso humano, quieren, con temeraria y sacrílega osadía, introducirlo en la
religión católica, como si la religión fuese obra de los hombres y no de Dios,
o algún invento filosófico que con trazas humanas pueda perfeccionarse»(14).
(No olvidemos el documento del Sylabus errorum donde el mismo Papa codena los
errores modernistas tan en boga hoy día)
CONCILIO
VATICANO_ «Ni, pues, la doctrina de la fe que Dios ha
revelado se propuso como un invento filosófico para que la perfeccionasen los
ingenios humanos, sino como un depósito divino se entregó a la Esposa de
Cristo, a fin de que la custodiara fielmente e infaliblemente la declarase. De
aquí que se han de retener también los dogmas sagrados en el sentido perpetuo
que una vez declaró la Santa Madre Iglesia, ni jamás hay que apartarse de él
con color y nombre de más alta inteligencia.» (O sea no a la evolución de los dogmas ni a la elucubración de los Seudo
filósofos que alimentan estas doctrinas perversas conpendiadas en el modernismo)
PALABRAS DE
MONS. LEFEBVRE_ Les
pregunto: ¿dónde están las verdaderas notas de la Iglesia? ¿Están en la Iglesia
oficial (no se trata de la Iglesia visible, se trata de la Iglesia oficial) o
en nosotros, en lo que representamos, lo que somos? Queda claro que somos
nosotros quienes conservamos la unidad de la fe, que desapareció de la Iglesia
oficial. Un obispo cree en esto, el otro no; la fe es distinta, sus catecismos
abominables contienen herejías. ¿Dónde está la unidad de la fe en Roma? ¿Dónde
está la unidad de la fe en el mundo? Está en nosotros, quienes la conservamos.
el
santo Papa Pió X, en la encíclica “Pascendi”, condena estos términos de “tradición viva”, de “Iglesia
viva”, de “fe viva”, (Un retorno a las reformas de Cranmer 1n el
año 1500, quienes quieran conocer esta reforma en este blog se encuentran
artículos que hacen referencia a ella) etc., en el sentido que los
modernistas lo entienden, es decir, de la evolución que
depende de las circunstancias históricas. La verdad de la Revelación, la
explicación de la Revelación, dependerían de las circunstancias históricas.
¿”Es
necesario, obligatoriamente, salir de la Iglesia visible para no perder el
alma, salir de la sociedad de los fieles unidos al Papa”?
No somos
nosotros, sino los modernistas quienes salen de la Iglesia.
¿Salir,
por lo tanto, de la Iglesia oficial? En cierta medida, ¡sí!, obviamente. Todo
el libro del Sr. Madiran “La Herejía del Siglo XX” es la historia de la herejía
de los obispos. Es necesario, pues, salir de este medio de los obispos, si no
se quiere perder el alma. Pero eso no basta, ya que es en Roma donde se instala
la herejía. Si los obispos son herejes (incluso sin tomar este término en el
sentido y con las consecuencias canónicas), no es sin la influencia de Roma. Si nos alejamos de esta gente, es absolutamente de la misma
manera que con las personas que tienen el SIDA. No se tiene deseo de
contraerlo. Ahora bien, tienen el SIDA espiritual, enfermedades contagiosas. Si
se quiere guardar la salud, es necesario no ir con ellos. (¡Cuan tan claro y prciso es el lenguaje de los que aman la
verdad y mueren por ella!)
El
cardenal Ratzinger, por otra parte, no lo oculta: adoptaron ideas, no de
Iglesia, sino del mundo y consideran un deber
hacerlas entrar en la Iglesia. Ahora bien, las autoridades no cambiaron ni una
iota sus ideas sobre el Concilio, el liberalismo y el modernismo. Son anti-tradición, tal como debe entenderse y como la
Iglesia lo comprende. Eso no entra en su concepción. (Las advertencias de estos santos varones de Dios no pueden, sin
detrimento del alma, ser dejadas de lado ni dejar que pasen desapercibidas u
olvidadas so pretexto de ser saludables advertencias que quedaron en el pasado
y ahora estamos viviendo momentos modernos, la verdad es ayer, hoy y siempre.
Quien, por desgracia, incurra en una de las acciones antes dicha sepa que se
enfrenta directamente contra Dios la verdad misma quien dijo: “El que a vosotros escucha a Mi me escucha y a quien vosotros
desprecia a Mí me desprecia.” Sentencia del VERBO eterno hecho hombre y
de Dios nadie se burla. Así pues quien trate con temerario desprecio estos
textos que contra el modernismo escribieron estos santos varones sepa que se
juega la propia salvación de su alma. Esto será quizá una de las tantas
preguntas que, el día de nuestro juicio, el justo juez nos haga y, que le
responderemos? Porque no las conocíamos, por los amigos, por la “parroquia”
etc. Sin lugar a dudas nos dirá: “Yo deje el cielo por
tí, Yo deje a mi madre por ti y dejaría otras tantas cosas por ti y tú no
fuiste capaz de dejar todo eso por Mí hijo ingrato.” Quien esto escribe
no quiere entrar en componendas con Nuestro Señor en ese momento tan importante
y único en la vida de un hombre. Si el adherirse a la Verdad Única es entrar en
conflicto con este mundo, bienvenido sea ese conflicto con tal de no dejar a
Nuestro Señor Jesucristo)
Una vez de haber señalado
de forma sucinta al enemigo de la Iglesia Católica verdadera, por estas
linternas puestas por Nuestro Señor no debajo de la mesa sino sobre el celemín,
hablemos un poco de quienes recibiendo esta misma encomienda de salvaguardar la
fe y todo lo que en este punto hemos dicho más arriba,(Me refiero, no sin pesar
del alma, no solo a los Obispos y sacerdotes sino también a los fieles de los
que, según Mons. Pozzo, la fraternidad busca su salvación, pero por el
contrario junto con ellos se han
arrojado temerariamente en manos de esta gran tempestad. Relatare en forma lo
más sintetizada posible los principales acontecimientos que sellan esa alianza
de la Fraternidad con la Roma modernista. (A estas alturas me pregunto, importa mucho
una miserable firma cuando ya se están realizando cosas más graves que ese
garabato?)
No será vuestro servidor quien exponga la
posición de la Fraternidad ante Roma lo cual, en lo particular, se opone diametralmente a las advertencias de
los Papas antes mencionados y al fundador de la misma Congregación.
Pretender que la Roma
apostata cambie su rumbo es una utopía que ya está produciendo graves
consecuencias y solo es el inicio.
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