Durante la guerra fría, los
países del bando proestadounidense pasaron por una sangrienta etapa de
represión ilegal y secreta. En Europa, ese sistema se desmanteló poco a poco,
lo que nunca llegó a suceder en el «Medio Oriente ampliado», donde sólo sufrió
una transformación. El modo de actuar de la presidencia de Francia desde el
inicio del escándalo alrededor de Alexandre Benalla parece sugerir que ese
asunto todavía no ha concluido.
Aunque todo el mundo ha
visto a Alexandre Benalla sirviendo de escolta a Emmanuel Macron, lo cierto es
que ese peculiar personaje no garantizaba la protección del presidente de
Francia. Entonces, ¿cuál era su función?
¿Quién
es Alexandre Benalla?
El ahora llamado «Escándalo
Benalla», iniciado por el diario francés Le Monde, ha levantado una esquina del
telón que cubre lo que sucede en la sede de la presidencia de la República
Francesa. Un colaborador extremadamente cercado al presidente Emmanuel Macron
ha resultado ser un guapetón que, haciéndose pasar por policía, arremetió a
golpes contra dos personas después de la manifestación del 1º de mayo en París,
llevando un brazalete que lo identificaba como policía y un radio con acceso a
las comunicaciones internas de las fuerzas del orden. Ese personaje utilizaba a
su favor «amiguismos
malsanos», según declaró el prefecto de la Policía de París, Michel
Delpuech. Ese aspecto del asunto está siendo en este momento objeto de una
investigación judicial en la que 5 personas están bajo escrutinio. Al mismo
tiempo, se ha iniciado una investigación administrativa, a cargo de la
Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) [1].
Resulta, sin embargo, que,
lejos de ser un oscuro colaborador, este guapetón es nada más y nada menos que «director adjunto de
la oficina del Presidente de la República». Este individuo escoltaba
a Emmanuel Macron en numerosas ocasiones, tanto en presentaciones públicas como
en desplazamientos y visitas de carácter privado e incluso disponía de las
llaves de la residencia secundaria particular del presidente de Francia. Había
recibido un permiso para portar armas, supuestamente justificado por sus
funciones. Pero, ¿cuáles eran esas funciones? Disponía de un automóvil oficial
equipado con señales luminosas similares a las que se instalan en los vehículos
de la policía. Pero, ¿quién le asignó ese vehículo? Disponía también de un
documento de acceso al hemiciclo de la Asamblea Nacional, de un pasaporte
diplomático y estaba autorizado a manejar información secreta de carácter
militar.
¿Por
qué?
Según los representantes de
los sindicatos de policías que prestaron testimonio –bajo juramento– ante la
Misión de Información del Senado francés, este matón del presidente inspiraba
«terror» entre los policías. No vacilaba en amenazar e injuriar a oficiales
superiores de la policía y de la gendarmería [2], a quienes se daba el lujo de
pretender dar órdenes. Estaba presente en reuniones que se desarrollaban en el
ministerio del Interior y en la Prefectura de Policía de París. Además,
reclutaba «custodios»
para la Presidencia de la República. Sin embargo, todas esas imputaciones,
publicadas en la prensa desde el inicio del escándalo, han sido desmentidas por
las oficinas del presidente de la República.
En su primera declaración
sobre el escándalo, el presidente Macron dijo sentirse «traicionado» y haber aprobado
personalmente la sanción que se le había impuesto a Benalla –15 días de separación de su puesto,
con suspensión de sueldo– y haberle reasignado un puesto de menor
importancia en el que supuestamente no trabajaría fuera de la sede de la
Presidencia de la República. Pero resulta que, por razones «técnicas», la suspensión del sueldo
no fue aplicada. Además, en pocos días, debido a la «escasez de personal», Benalla
acompañaba nuevamente al presidente, como si nada hubiese sucedido. Ninguna de
las personas a cargo de la seguridad presidencial, ni siquiera el ministro del
Interior, mostraron inquietud por ello, a pesar de que conocían el incidente
que Benalla había protagonizado el 1º de mayo.
Para quienes no están
familiarizados con el sistema constitucional francés es necesario explicar aquí
que el presidente de la República no controla las administraciones que dependen
únicamente del gobierno. La seguridad del presidente de Francia la garantizan
funcionarios civiles y militares [3]. Si el presidente de la República tuviera
a su disposición un servicio de seguridad directamente bajo sus órdenes, sería
imposible controlar los actos de ese servicio ya que, al cumplir órdenes
directas del presidente, se extendería a ese servicio la «inmunidad» que protege al
presidente mientras dura su mandato.
Al cabo de 6 días de
mutismo, el presidente Macron finalmente mencionó el escándalo en un encuentro
con los diputados de su formación política. Olvidando que hasta sus partidarios
se plantean una serie de interrogantes, el presidente Macron los exhortó a
movilizarse contra los adversarios que tratan de aprovechar la situación. Dijo
sentirse «traicionado»
por el director adjunto de su oficina –o sea, Alexandre Benalla– y se proclamó
único «responsable»
del error cometido al designarlo para las funciones que realizaba.
Las palabras de Macron
fueron bellamente conmovedoras, pero las preguntas siguen sin respuesta.
Lo peor de todo es que, al
proclamarse «único
responsable», Emmanuel Macron dispensa a las personalidades
convocadas por los parlamentarios de responder de forma detallada ya que, en
definitiva, el «único
responsable» es –o será cuando termine su mandato– el hoy
presidente. Como dicen los policías en casi cualquier país del mundo: ¡Circulen
que aquí no ha pasado nada!
Los parlamentarios ya se
habían estremecido al oír que el director de Orden Público de la Prefectura de
Policía de París contradecía –bajo juramento– las declaraciones del jefe de la
oficina del presidente de la República… y que al día siguiente “rectificaba”
para eliminar esa contradicción. Los parlamentarios también pudieron comprobar las
contradicciones existentes entre la descripción oficial del puesto de Alexandre
Benalla y las razones que se invocan en el documento de la Prefectura que lo
autoriza a portar un arma… y la contradicción evidente entre la declaración de
la Presidencia de la República afirmando que a Benalla no se le había asignado
un apartamento oficial y la declaración fiscal de cambio de dirección del
interesado –con fecha del 9 de julio.
Y ¿para qué hablar del robo
de imágenes de cámaras de vigilancia de la Prefectura de Policía de París?,
imágenes que policías entregaron ilegalmente a Alexandre Benalla, quien a su
vez las puso en manos del jefe de la oficina del presidente, y que circularon
indebidamente entre numerosos colaboradores de la Presidencia de la República.
La
hipótesis del «Gladio B»
Desde este sitio web
señalamos que la misión de Alexandre Benalla era crear un equivalente francés
del Servicio Secreto estadounidense (US Secret Service), que se ocuparía
simultáneamente de la protección del presidente y de la lucha contra el
terrorismo [4], información que muchos medios han reproducido sin mencionarnos.
El ministro del Interior,
quien declaró no saber nada del asunto, está convencido de que la reforma de
los servicios de seguridad de la Presidencia de la República no tenía como
objetivo separarlos de la cadena de mando tradicional. Esperemos que no se haya
dejado engañar también sobre ese asunto.
Pero es importante recordar
que, durante la guerra fría, Estados Unidos y el Reino Unido crearon en los
países de la OTAN, a espaldas de las instituciones nacionales, una red secreta
de lucha contra la influencia soviética. Los historiadores se refieren a esa
red como stay-behind y el público la conoce bajo la denominación de su rama
italiana, o sea el Gladio. A escala mundial, esa red o sistema secreto se
hallaba bajo el control conjunto de la CIA y el MI6, a través de la Liga
Anticomunista Mundial (WACL, siglas en inglés) [5], con excepción de Europa,
donde estaba bajo el mando de la OTAN [6].
Los principales
responsables operativos de la red stay-behind –que debía pasar a la
clandestinidad en caso de invasión soviética– habían sido responsables y
participantes de la represión nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Los
franceses saben que el capitán SS y jefe de la Gestapo en Lyon, Klaus Barbie,
trabajó para la CIA en Bolivia –como miembro del stay-behind– en la búsqueda y
captura del Che Guevara, pero no saben que el ex prefecto de policía de París
Maurice Papon [7], bajo cuya responsabilidad un centenar de argelinos fueron
masacrados –en plena capital francesa– el 17 de octubre de 1961, era en aquel
momento uno de los responsables del stay behind en Francia, a cargo de la lucha
contra el FNL [8].
Aquí mismo, en Damasco, la
capital siria, donde resido actualmente, otro oficial de las SS, Alois Brunner,
que había dirigido en Francia el campo de concentración de Drancy, fue
consejero de los servicios secretos sirios, enviado por la CIA estadounidense y
el MI6 británico a mediados de los años 1950 para impedir que Siria se pasara
al bando soviético. En cuanto asumió el poder, en julio de 2007, el presidente
Bachar al-Assad ordenó el arresto de Alois Brunner.
En Francia, el stay-behind
se volvió en contra del gobierno de Charles De Gaulle, acusándolo de haber
dejado Argelia en manos de los soviéticos. El stay-behind o Gladio organizó
entonces el golpe de Estado de 1961 contra De Gaulle y financió la OAS
(Organización del Ejército Secreto). De Gaulle respondió recuperando varios
agentes y creando con ellos una milicia secreta contra la milicia secreta que
era la OAS financiada por la CIA y el MI6. La milicia secreta de De Gaulle fue
el Servicio de Acción Cívica (SAC) [9].
A pesar de las apariencias,
todo lo anterior no es tan antiguo como parece porque todavía tenemos en el
mundo de la política actual varias personalidades que fueron miembros de la red
stay-behind. Una de esas personalidades es el actual presidente de la Comisión
Europea, Jean-Claude Junker, quien fue el jefe del Gladio en Luxemburgo [10].
Ludovic Chaker, el primer secretario
general de En Marche, la formación política creada en Francia para respaldar la
candidatura de Emmanuel Macron a la elección presidencial, había contratado
como guardaespaldas del candidato Macron a un amigo de Jawad Bendaoud, a quien
hoy se conoce en Francia como “el casero de Daesh”. Ludovic Chaker es
actualmente «responsable
de misión» en la sede de la Presidencia de la República, donde en
realidad realiza actividades que deberían estar sólo en manos de la “task
force” (sic) antiterrorista encabezada por el prefecto Bousquet de Florian.
Por supuesto, en pleno
siglo XXI ya no se tortura y se asesina a la gente como antes. Ahora se utiliza
la prensa para desacreditar a los que crean problemas. Como ya no hay Unión
Soviética, tampoco hay stay-behind. Pero aquel personal, ya utilizado… y
renovado, ha habido que “reciclarlo”. Muchos elementos demuestran que aquellos
agentes dirigieron primeramente la yihad contra los soviéticos en Afganistán y
que actualmente hacen lo mismo en contra de Rusia [11], al extremo de llegar a
ser designados por el FBI como Gladio B [12]. La eficacia de esa red en el «Medio Oriente
ampliado» durante los últimos 17 años está más que comprobada.
En Estados Unidos, la
cuestión de la lucha contra el terrorismo –o su manipulación– dependía
precisamente del US Secret Service, el Servicio Secreto, y la Presidencia de
Francia estaba preparando la creación de un equipo similar. Resulta extraño el
hecho que ya se creó un equipo paralelo a la task force antiterrorista de la
Presidencia de Francia. Esta última se halla bajo la dirección del prefecto
Pierre de Bousquet de Florian, mientras que la dirección del «grupo» paralelo
está en manos de un «encargado de misión» que sólo rinde cuentas al almirante
Bernard Rogel, jefe del estado mayor particular del presidente de la República.
Según la publicación L’Opinion, fue ese «encargado de misión», Ludovic Chaker,
quien favoreció la decisión de contratar a Benalla. Ludovic Chaker es un «ex»
agente de la DGSE (Dirección General de la Seguridad Exterior [13]) [14].
No se trata de comparar a
Alexandre Benalla con Maurice Papon sino de que nos preguntemos si es posible
que Benalla sea miembro de una fuerza represiva ilegal que hoy se halla en
proceso de formación (¿o de reinstauración?) en Europa.
¿Quién
desencadenó
el
escándalo Benalla?
Al no existir una denuncia
proveniente de las personas maltratadas por Alexandre Benalla y ante la
dificultad que presentaba su identificación en las imágenes de los incidentes,
resulta muy evidente que el escándalo no estalló espontáneamente.
Steve Bannon, el ex
consejero del presidente estadounidense Donald Trump, acaba de instalarse en
Bruselas con la misión de “derribar a Emmanuel Macron y Angela Merkel como en un juego
de bolos”.
Las personas que hicieron
estallar este escándalo debían estar muy bien informadas, tanto sobre Alexandre
Benalla como sobre la confusión reinante en la sede de la Presidencia de
Francia. Pero la posición oficial de esas personas las obligaba a actuar con
discreción. Es difícil no pensar, en primer lugar, en responsables de la
Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI) y de la Dirección de
Inteligencia y Seguridad de la Defensa (DRSD, siglas en francés).
Tampoco es imposible que,
al facilitar a Benalla los atributos de la policía que este personaje llevaba
indebidamente el 1º de mayo, algún responsable (o varios) de las fuerzas del
orden simplemente estuviese tendiendo una trampa a este colaborador del
presidente Macron [15].
Francia no está hoy en la
situación que vivió en tiempos de la guerra fría y durante la guerra de
Argelia. El Affaire Benalla no tiene nada que ver con el caso del SAC. El
presidente Macron no estaba tratando de proteger a Francia de una milicia
sediciosa, como hizo Charles De Gaulle, aún al precio de violar él también las
leyes de la República.
Estamos, por el contrario,
en una situación de enfrentamiento en la que Rusia y Estados Unidos luchan
contra el Estado Profundo anglosajón, desencadenado contra el presidente Trump.
Thierry Meyssan
[1]
La IGPN es el órgano popularmente conocido en Francia como «la policía
de la policía». Nota del Traductor.
[2] La gendarmería francesa (Gendarmerie Nationale)
es una fuerza militar que realiza misiones de policía, fundamentalmente en las
regiones rurales. NdT.
[3] En ocasión de la llamada «cohabitación» entre un
presidente de la República y un primer ministro de formaciones políticas
opuestas, la seguridad del presidente quedaba exclusivamente en manos
de miembros de la Gendarmería, para evitar que el primer ministro supiese lo
que hacía el presidente.
[4] «La
misión de Alexandre Benalla», Red Voltaire, 22 de julio
de 2018.
[5] «La
Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 20 de enero de 2005.
A principios de los años 1990, pasó a llamarse “Liga Mundial por la
Libertad y la Democracia”.
[6] Secret
Warfare: Operation Gladio and NATO’s Stay-Behind Armies, Daniele Ganser,
Routledge 2005. Edición
francesa: Les
Armées Secrètes de l’OTAN, Demi-Lune, 2007. Existe una versión al
español de este libro de referencia del profesor Ganser en la página en español
de la Red Voltaire, bajo el título «Los ejércitos
secretos de la OTAN», ver:
También en la Red Voltaire, el lector interesado
encontrará más información sobre el Gladio consultando los artículos del
profesor Daniele Ganser publicados en nuestro sitio.
La red o sistema stay-behin ha sido además objeto de numerosos documentales como Les Armées secrètes de l’OTAN, documental en francés de Emmanuel Amara realizado para France-Télévision, y Au cœur de la Guerre froide: les hommes de l’ombre de Lucio Mollica transmitido en francés por la RTBF. Por mi parte, yo mismo le dediqué hace años el artículo «Stay-behind. Las redes estadounidenses de desestabilización e injerencia.
La red o sistema stay-behin ha sido además objeto de numerosos documentales como Les Armées secrètes de l’OTAN, documental en francés de Emmanuel Amara realizado para France-Télévision, y Au cœur de la Guerre froide: les hommes de l’ombre de Lucio Mollica transmitido en francés por la RTBF. Por mi parte, yo mismo le dediqué hace años el artículo «Stay-behind. Las redes estadounidenses de desestabilización e injerencia.
[7] A pesar de haber colaborado con la ocupación nazi
en Francia como funcionario del régimen de Vichy, Maurice Papon era
prefecto de la policía de París en 1961. También fue ministro de 1978
a 1981, año en que la prensa reveló una serie de documentos que demostraban
su colaboración con los nazis, Nota de la Red Voltaire.
[8] «La
guerra secreta en Francia», por Daniele Ganser, Red Voltaire,
1º de mayo de 2011.
[9] «Cuando
el stay-behind puso a De Gaulle en el poder» y «Cuando el stay-behind
quiso derrocar a De Gaulle», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
26 y 27 de agosto de 2009.
[10] «Gladio en Luxemburgo:
Juncker obligado a dimitir», Red Voltaire, 10 de julio
de 2013.
[11] Ver la segunda parte de Sous
nos yeux. Du 11-septembre à Donald Trump, Thierry Meyssan, Demi-Lune
2017.
[12] Para más información, ver los libros y documentales de
Sibel Edmonds, ex traductora del FBI y fundadora de la Coalición de
Lanzadores de Alerta sobre la Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSWBC,
siglas en inglés).
[13] A pesar de lo que sugiere su nombre, la
Dirección General de la Seguridad Exterior es el servicio responsable del espionaje
francés en el extranjero. Nota de la Red Voltaire.
[14] «Ludovic
Chaker: un ami de Benalla est «chargé de mission» auprès de l’amiral Rogel
(actualisé -2)», Jean-Dominique Merchet, L’Opinion, 26 de julio
de 2018.
[15] Ver las declaraciones del director de Orden Público de
la Prefectura de Policía de París, Alain Gibelin, ante la Comisión de la
Asamblea Nacional y compararlas con las declaraciones de Alexandre Benalla al
diario Le Monde publicadas en la edición del 27 de julio.
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