El 11
y el 12 de julio se desarrollaba en Bruselas la Cumbre de la OTAN, con la
participación de los jefes de Estado y de gobierno de los 29 países miembros de
ese bloque militar, teniendo en primera fila al presidente estadounidense
Donald Trump, quien hace sólo días exigía a sus aliados que fortalezcan la
defensa antes de que él «pierda la paciencia».
Esta
cumbre confirma al más alto nivel el incremento de los poderes de la estructura
de mando, principalmente en su función anti-rusa. Se crearán así un nuevo Mando
Conjunto para el Atlántico, en Norfolk (Estados Unidos), contra «los submarinos
rusos que amenazan las vías marítimas de comunicación entre Estados Unidos y
Europa», así como un nuevo Mando Logístico, en Ulm (Alemania), como «disuasión»
contra Rusia. La misión de este Mando Logístico consistirá en «desplazar más
rápidamente las tropas a través de Europa ante cualquier conflicto».
De
aquí al año 2020 la OTAN tendrá en Europa 30 batallones mecanizados, 30
escuadrillas aéreas y 30 navíos de combate, que podrán desplegarse contra Rusia
en un plazo máximo de 30 días. El presidente Trump tendrá así en mano mejores
cartas cuando participe, el 16 de julio en Helsinki, en su cumbre bilateral con
el presidente ruso Vladimir Putin. La situación de Europa dependerá
fundamentalmente de lo que el presidente de Estados Unidos haga en la mesa de
negociaciones de Helsinki.
La
Comisión Europea y la secretaría general de la OTAN firmaron una Declaración
Conjunta antes de iniciar la Cumbre de los países miembros de la alianza atlántica.
Ambas administraciones apuntaban así a garantizarse el control del sistema que
actualmente manejan, impidiendo que los parlamentos nacionales puedan
cuestionarlas.
La
OTAN –creada en 1946, o sea 6 años antes de que existiera el Pacto de Varsovia,
formalmente en base al principio estipulado en el artículo 5 [1]– se ha
convertido en una alianza que, según el «nuevo concepto estratégico»,
compromete a los países miembros a «realizar operaciones de respuesta a las
crisis no previstas en el artículo 5, fuera del territorio de la alianza». En
virtud de ese nuevo concepto geoestratégico, la OTAN [cuyas siglas significan
Organización del Tratado del Atlántico Norte] ha extendido su presencia hasta
las montañas afganas, donde la alianza atlántica está en guerra desde hace 15
años.
Lo que
no ha cambiado en esta mutación de la OTAN es la jerarquía existente en su
seno. Sigue siendo el presidente de Estados Unidos quien designa al Comandante
Supremo de las fuerzas de la alianza en Europa (SACEUR), que es siempre un
general estadounidense, mientras que los otros miembros de la OTAN se limitan a
aceptar esa designación. Lo mismo sucede con los demás puestos claves en la
cadena de mando. La supremacía de Estados Unidos incluso se ha visto reforzada
con la ampliación de la OTAN ya que los países del este de Europa incorporados
a la alianza están más estrechamente vinculados a Washington que a Bruselas.
El
Tratado de Maastricht [texto fundador de la Unión Europea] establece, en 1992,
la subordinación de la Unión Europea a la OTAN, de la que son miembros 22 de
los 28 países miembros de la UE (teniendo en cuenta que Gran Bretaña está a
punto de salir de la Unión). El artículo 42 de ese texto estipula que «la Unión
respeta las obligaciones de ciertos Estados miembros, que establecen que su
defensa común se realiza a través de la OTAN, en el marco del Tratado del
Atlántico Norte». Y el protocolo n° 10 sobre la cooperación instituida por el
artículo 42 sobraya que la OTAN «se mantiene como base de la defensa» de la
Unión Europea.
La
Declaración Conjunta sobre la Cooperación OTAN-UE, que se firmó en Bruselas el
día anterior a la Cumbre de la OTAN, confirma esa subordinación al precisar
que:
«La
OTAN seguirá desempeñando su papel único y esencial de piedra angular de la
defensa colectiva para todos los aliados y los esfuerzos de la UE fortalecerán
también a la OTAN» [2].
La
Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) y el Fondo Europeo para la Defensa,
según subrayó el secretario general de la OTAN Jenz Stoltenberg, «no son
alternativos a la OTAN sino complementarios». La «movilidad militar» ocupa el
lugar central de la cooperación entre la OTAN y la Unión Europea, garantizada
por la Declaración Conjunta. También es importante la «cooperación marítima
OTAN-UE en el Mediterráneo para combatir el tráfico de migrantes y aliviar así
el sufrimiento humano».
Pero
el radio de expansión de la OTAN va más allá de Europa. La OTAN dispone de una
red de asociados, vinculados a la alianza atlántica a través de diversos
programas de cooperación militar. Entre los 20 países que entran en la
Asociación Euro-Atlántica figuran Austria, Finlandia y Suecia. En la Asociación
Mediterránea figuran Israel y Jordania, que incluso mantienen misiones
oficiales permanentes en el cuartel general de la OTAN, en Bruselas, también
están Egipto, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania. En la asociación del
Golfo aparecen Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, que también
mantienen oficinas permanentes en Bruselas, además de Bahréin.
La
OTAN tiene además 9 «Asociados Mundiales» en Asia, Oceanía y Latinoamérica
–Irak, Afganistán, Pakistán, Mongolia, Sudcorea, Japón, Australia, Nueva
Zelanda y Colombia. Algunos de ellos «contribuirán activamente en las
operaciones militares de la OTAN».
Bajo
la presión de Estados Unidos, los miembros europeos de la OTAN y Canadá han
incrementado sus gastos militares en 87 000 millones de dólares desde 2014.
Pero de todas maneras Trump sigue acusando a sus aliados porque todos juntos
gastan menos que Estados Unidos. «Todos los aliados están aumentando sus gastos
militares», asegura el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Los
países que dedican al sector militar al menos un 2% de su PIB, que en 2014 eran
3, son 8 en 2018. Y desde ahora hasta el 2024, los aliados europeos y Canadá
incrementarán sus gastos militares en 266 000 millones de dólares, elevando así
el gasto militar total de la OTAN a más de 1 000 millardos [3] al año. En 2019,
Alemania elevará sus gastos militares a un promedio de 114 millones de euros
diarios y prevé aumentarlos en 80% de aquí al 2024.
Por su
parte, Italia ya se comprometió a incrementar los 70 millones de euros que
dedica diariamente al sector militar para alcanzar cerca de 100 millones de
euros diarios. Así lo exige el país que en el programa de gobierno del
«contraro» entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga se designa como «el aliado
privilegiado de Italia».
Manlio Dinucci.
[1]
El artículo 5 del Tratado de Washington, texto fundacional de la OTAN,
estipula que un ataque armado contra uno de los miembros de esa alianza militar
«se considerará como un ataque dirigido contra todos ellos».
Estados Unidos ha sido el único país en recurrir al artículo 5,
a raíz de los hechos del 11 de septiembre, comprometiendo
con ello a todos los demás miembros de la OTAN a participar en su
invasión de Afganistán. Nota de la Red Voltaire.
[2]
«Déclaration conjointe
sur la coopération entre l’UE et l’OTAN», Réseau Voltaire, 10
de julio de 2018.
[3]
1 millardo = a 1 000 millones.
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