12 de enero.
San Nazario,
confesor.
(†580?)
El
bienaventurado san Nazario fué español de nacionalidad. Siendo de edad competente,
como echase de ver el engaño del mundo, determinó dejarlo; y en efecto lo hizo,
tomando el hábito religioso de san Benito en el monasterio de San Miguel de Cuxán,
que estaba en el antiguo obispado de Elna, que ahora es el de Perpiñán. Hecho monje,
se entregó al estudio de la perfección de tal manera, que siendo aún novicio,
comenzó a resplandecer con clarísimos rayos de todas las virtudes. Era el
primero en el coro, en su oración y contemplación derramaba dulces lágrimas y
era visitado del Señor con soberanos regalos y consuelos; afligía su cuerpo con
ásperas disciplinas y continuos ayunos, y vivía como ángel revestido de carne
humana. Pero una de las virtudes en que más se señaló fue su grande caridad con
los pobres de Cristo. Porque teniendo en el monasterio el cargo de hospedar y
alimentar a los que se llegaban a sus puertas, se mostraba con ellos tan misericordioso
y liberal, que no pocas veces se quitaba de su necesario sustento para darles
de comer. Curaba a los enfermos, vestía a los desnudos, consolaba a los tristes,
y con blandas y persuasivas exhortaciones les administraba al mismo tiempo el
sustento del alma, despertando los pecadores a penitencia y encendiendo a todos
más y más y en el temor y amor santo de Dios. Creció la fama de su santidad y
derramóse por todos los pueblos de Cataluña cuando el Señor comenzó a obrar por él grandes milagros. Fue uno de
ellos, que habiéndose prendido fuego en el monasterio con tanta vehemencia, que
amenazaba devorarlo, el santo apagó aquel incendio, con sólo echaren medio de
las llamas su hábito religioso, el cual se halló después, con grande asombro de
todos, entero y sin la menor lesión del fuego. Hizo este gran siervo de Dios
vida santísima en aquel convento; y aunque llegó a la cumbre de la perfección, tenía
se en ninguna estima a sus propios ojos, y como el último de sus hermanos,
sirviéndoles en los oficios más bajos y humildes. Finalmente, lleno de méritos
y virtudes, quiso morir tendido en el suelo con profundísima humildad, y así
entregó su bendita alma al Señor en este día 12 de enero, en el cual se celebra
su festividad en dicho monasterio, adonde se conserva su cadáver sagrado con
grande veneración.
Reflexión:
¡Qué
maravilloso es Dios en sus santos! grandes prodigios hace por ellos, cuando son
grandes sus virtudes; y entonces se levantan a tal altura de perfección, aue
uno sólo de ellos, aunque desconocido y retirado, como san Nazario, en el
claustro de un monasterio, vale más delante de Dios, que todo el resto de los
hombres. No sabes tú lo que el Señor exige de ti; porque a unos pide más, a otros
pide menos, conforme a la medida de su divina gracia; pero no le niegues al
menos lo poco que entiendes que te pide; ni sosiegues hasta que tu propia conciencia te diga que ya haces
lo que debes, que ya estás en paz y en gracia con Dios nuestro Señor, y que
confiando en su bondad infinita, ya no temes la muerte, ni el rigor del juicio,
ni las penas del infierno, reservadas a los pecadores impenitentes, y a los
cristianos de sólo nombre, a quienes la fe servirá solamente de mayor
condenación.
Oración:
Oh
Dios, que cada año nos alegras con la fiesta de tu confesor el bienaventurado san Nazario; concédenos por tu bondad la gracia de imitar en la tierra
las virtuosas acciones de aquel santo cuyo nacimiento en el cielo celebramos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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