9
de noviembre.
La
Dedicación de la Iglesia del Salvador.
(Año
324)
Epístola – Apoc. XXI, 2-5
Evangelio – San Lucas; XIX, 1-10
Como la primitiva Iglesia
de Jesucristo fué tan perseguida de los tiranos, que apenas podían los fieles
alzar cabeza, y salir al público y profesar seguramente» su religión, érales
necesario celebrar el santo sacrificio de la misa en casas particulares, o en cementerios
de los mártires, o en cuevas debajo de la tierra. Y aunque tuvieron iglesias, eran muy pocas: y los emperadores,
enemigos de Jesucristo, en sus edictos,, y el pueblo pagano con su furor, se
las quemaban, asolaban y destruían; hasta que, queriendo el Señor dar paz a su Iglesia,
convirtió milagrosamente al emperador Constantino: i el cual quedó tan trocado
en el corazón, que en agradecimiento de tan gran merced, como Dios le había
hecho, no solamente dio licencia para que se le edificasen templos por todos
sus dominios, en los cuales Cristo fuese glorificado, sino que él mismo en su
imperial palacio laterano, que era magnificentísimo, mandó labrar un templo
suntuoso a nuestro Salvador, templo que también se llama San Juan de Letrán,
por las dos capillas que se erigieron en el bautisterio; una de san Juan
Bautista, y otra de san Juan Evangelista. Este templo enriqueció el emperador,
de grandes dones y vasos riimperial magnificencia; y en una pared quisimos de
oro y plata, y lo adornó con de él se apareció una imagen que representaba muy
al vivo al Salvador. Consagró esta iglesia el papa Silvestre: y fue la primera
que se consagró entre cristianos. En ella puso el altar en que el apóstol san
Pedro decía misa, que era de madera, en forma de una arca hueca; y mandó que
solos los romanos pontífices celebrasen misa en él; y que los demás la dijesen
sobre altar de piedra, y consagrada. Finalmente, en memoria de este tan grande
beneficio del Señor, ordenó que todos los años se celebrase la dedicación de
este templo. La ceremonia anual de la consagración del templo era observada
religiosamente por el pueblo de Dios en la ley antigua; y no menos lo ha sido por
los cristianos, en la nueva ley. Y es muy conveniente que la dedicación del
templo del Salvador, se celebre en toda la universal Iglesia; porque, como dice
san Pedro Damián: «La iglesia de san Juan de Letrán, así como tiene nombre del
Salvador, que es cabeza de todos los escogidos, así es madre, cabeza y corona de
todas las iglesias que hay en el mundo: es la cumbre de toda la religión
cristiana, y en cierta manera, Iglesia de las iglesias y sanbta sanctorum.-»
Reflexión: Algunos, dice san Juan Crisóstomo, se excusan fríamente de venir a la iglesia, diciendo que también pueden orar en su casa; pero engáñanse y están en grande error; porque aunque es verdad que al hombre le es-lícito orar en su casa, pero no es posible que ore tan bien en ella, como en la iglesia, donde están otros que le afervorizan con su ejemplo, y le ayudan con sus oraciones a alcanzar la gracia divina: donde están presentes los ángeles, y el mismo rey de los ángeles en el santo Sacramento: y la misma consagración o bendición de la iglesia, que nos convida a orar, y da fuerza a nuestra oración para que suba al cielo.»
Oración: Oh Dios, que cada año nos renuevas el día de la consagración de este tu templo, y nos conservas para asistir a estos sagrados misterios; oye benigno las oraciones de tu pueblo, y concede a todos los que entran en .este templo, los beneficios que te pide. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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