RAZONES
DE UNA ACTITUD CATÓLICA
(8-8-79)
Quiero hablarles sobre todo de las razones profundas, de las razones verdaderas por
las cuales pensamos es nuestro deber
mantener esta actitud. Pienso que será a la vez una manera de esclarecer todo, y al mismo tiempo,
alentarlos a mantener su fe católica, a ser católicos, romanos Y apostólicos y
a amar nuestra Santa Religión. Primero querría contestar la pregunta
concerniente sobre nuestras actuales relaciones con el Vaticano. Pienso que asi
podrán aclarar su juicio sobre nuestra actitud. Nunca me negué a ir a Roma al
ser llamado por el Papa o por las Congregaciones Romanas y siempre acepté el diálogo con las
autoridades de Roma, a las que estoy muy
ligado por toda mi vida como sacerdote católico, por toda mi vida como obispo
misionero, por toda mi vida como Delegado Apostólico, representando al Santo
Padre en el África, durante largos años. Estoy, pues, muy unido a Roma, al
Papa, a la Iglesia Católica. No se trata, por a fin de volver a dar a la
Iglesia una verdadera renovación.
Querría en pocas palabras insistir sobre las razones
que están en el origen de la crisis que actualmente sufre la Iglesia. ¿Cómo es
posible?, pienso que ustedes también se lo preguntan: ¿Cómo es posible que en
el espacio de quince años, desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia haya
llegado al estado actual? Pues sepan que lo que ustedes han podido comprobar a
su alrededor, pasa en todo el mundo. En toda Europa, en América del Norte, en
Canadá, en Australia, en el Japón, por todas partes, en las comunidades
cristianas de la India, en el Kerala, en el África del Sur, en los estados del
África donde hay comunidades católicas importantes. En todas partes, existen
los mismos problemas, la misma destrucción de los Seminarios. Por todos lados
hay sacerdotes, jóvenes sacerdotes que ya no saben lo que es un sacerdote y que
viven como los hombres del mundo, que no
son verdaderamente sacerdotes, que decepcionan a los fieles. Los fieles
esperan de ellos la palabra de Dios, esperan de ellos el ejemplo de la vida
cristiana, de la vida sacerdotal, y no la encuentran. Entonces, las personas se
encuentran desamparadas: muchos jóvenes abandonan las iglesias, muchas iglesias
están vacías ahora. Y son los mismos Obispos que lo dicen: el Cardenal Marty,
por ejemplo, dice que hoy hay un 50%
menos la práctica religiosa en París. Lo mismo sucede en los Estados
Unidos: se ha comprobada que hay por lo menos la mitad menos de práctica en las
iglesias de los Estados Unidos. Esto es grave. "
La situación en Roma es lamentable, absolutamente
lamentable. En las Universidades romanas ya no se enseña la verdad católica, ni
siquiera en la Gregoriana. Yeso inquieta al Papa. Y hay por qué estar inquieto.
En la primera Universidad Católica del mundo, en Roma, no se enseña la verdad
católica. Es muy grave y por consiguiente tenemos que preguntarnos cómo ha
podido suceder. La respuesta es simple, no es difícil: hace siglos que la
Iglesia está enfrentada en un combate terrible, desde el origen de los
protestantes. Los protestantes instauraron el liberalismo. Ellos son los que
están en el origen del liberalismo al decir que, en adelante el católico es
libre de interpretar la Escritura como quiere y por consiguiente ya no debe volverse hacia el Magisterio de la
Iglesia para recibir la interpretación de la Escritura. Por ese mismo hecho
rechaza todo el Magisterio de la Iglesia.
Al rechazar el Magisterio de la Iglesia se declara
libre, tiene la libertad. Libertad de pensamiento, libertad de .moral, libertad
de hacer lo que quiera. Fue el nacimiento del liberalismo. Y ese liberalismo ha
producido frutos espantosos en el mundo entero, primero en las sociedades
políticas, al destruir las sociedades políticas cristianas a fin de hacer
penetrar el liberalismo en las sociedades civiles. Ese liberalismo se ha
extendido en todas las sociedades civiles, al estar en las sociedades civiles.
la propia Iglesia fue infestada también. El Papa San Pío X ha dicho,
"Veremos en los seminarios difundirse los errores del liberalismo".
San Pío X ya lo decía, ya lo vela claro: "Los enemigos vienen ahora del
interior de la Iglesia". Veía claro, profetizaba por adelantado, y es así
cómo el liberalismo penetró en los espíritus
de los clérigos, aun de los obispos, quienes, en el Concilio Vaticano
hicieron penetrar el Liberalismo en la Iglesia hasta la cima más alta.
Veamos rápidamente tres hechos para mostrar esa
apertura al liberalismo: apertura al mundo, "aggiornamento",
adaptación al mundo, y que se ha concretado primero en la Democratización de la
Iglesia. Han democratizado a la Iglesia en la Colegialidad, en todas esas
Conferencias, esos Sínodos, esos Consejos Presbiteriales, de tal manera que ya
no es la autoridad del Papa, ni la autoridad de los obispos, ni la autoridad
del sacerdote lo valedero en la Iglesia, sino la autoridad del número. Ahora se
vota... se vota en los Consejos Presbiterales; se vota en las Asambleas
Episcopales, para saber lo que hay que hacer. Ahora quien dirige a la Iglesia
es el número, y ya no la gracia del Espíritu Santo que es dada a las personas que
han sido consagradas para ejercer la autoridad, que reciben la autoridad por la
gracia de Dios, como participación de la autoridad de Dios. Es ése el principio
masónico de la igualdad de todos los hombres y la negación de la autoridad de
Dios. La negación de la autoridad que es una participación de la autoridad de
Dios. Los que tienen una autoridad, los padres de familia que están aquí
presentes, participan de la autoridad de Dios y no han sido nombrados
democráticamente... y bien, es lo mismo; en todas las sociedades se puede
designar a la persona que ejerce la autoridad, pero no se le da la autoridad.
La autoridad viene de Dios... y bien, ese principio democrático ha penetrado en
el interior de la Iglesia y ha reducido a los obispos a puros administradores. Son funcionarios. Ya no
tienen iniciativa. Cuántas veces he oído decir a Obispos: "No soy libre.
Ya no soy libre: no puedo obrar, me veo en la obligación de consultar con mis
hermanos en el Episcopado. No puedo hacer nada". Y luego, las Comisiones
son las que mandan: Comisiones teológicas, Comisiones de los seminarios,
comisiones de Acción Católica, comisiones de aquí, comisiones de allá… ellas
son las que lo rigen todo. Los obispos tienen las manos atadas, ya no pueden
hacer nada. Esto es anormal, absolutamente anormal. La Iglesia ha dejado de ser
la Iglesia, ha dejado de ser la Iglesia Católica.
Luego, la libertad religiosa, que no es otra cosa
que la libertad de pensamiento. Uno es libre de pensar lo que quiera, de tener
la religión que quiera. Y eso fue
proclamado en el Concilio por la Declaración de Libertad Religiosa. Todas las
religiones deben ser re- conocidas, tienen derecho a ser reconocidas en todos
los Estados, deben ser libres de ejercer su influencia y de ejercer todas sus
actividades en el interior del Estado. Y si ese Estado es católico, en un 90%,
en un 98% como lo dijo el Presidente de Colombia, no tiene importancia: todas
las religiones deben ser aceptadas. Es ahora la Santa Sede quien lo pide, que
pide, a todos los Estados católicos que no sean más católicos .. No deben
seguir siendo oficialmente católicos. Deben suprimir de su Constitución la
primera frase que dice que la Religión Católica es la única religión reconocida
por el Estado o por el Gobierno. Hay que suprimir esta frase, y es la Santa
Sede quien lo pide. Lo ha pedido a Irlanda, a España, a Italia, a Suiza, en los
Cantones católicos de Suiza... la propia Santa Sede ha pedido a esos Estados
que no sean más católicos, que sean laicos, que sean neutros. .. He aquí la
consecuencia del Concilio los frutos del liberalismo en el Concilio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario