24 DE OCTUBRE
SAN RAFAEL, ARCANGEL
Epístola
– Tobias; XII, 7-15
Evangelio
– San Juan; V, 1-4
La proximidad del día
grande y solemne que pronto hará converger en nosotros los esplendores del
cielo, infunde a la Iglesia un recogimiento profundo. Si se exceptúa el
homenaje que tiene que tributar en su fecha a los gloriosos apóstoles San Simón
y San Judas, apenas se encuentran unas fiestas diseminadas de rito simple, que
vienen a romper el silencio de estos últimos días de octubre. Es conveniente
adaptar nuestras almas a las disposiciones de la Iglesia. Mas no anulamos esta
ley dedicando un recuerdo rápido al arcángel a quien celebra la Iglesia en este
día.
MINISTERIO DE SAN RAFAEL. — El ministerio Que
cumplen los espíritus celestes cerca de nosotros, se encuentra
maravillosamente expresado en las graciosas escenas que hacen la historia de
Tobías sumamente agradable. Recordando los buenos oficios del guía y del amigo,
como todavía llama a su hermano Azarías, Tobías el joven dice a su padre:
"¿Cómo agradecerle sus beneficios? Me ha guiado y conducido sano y salvo. Ha
cobrado también el dinero que nos debía Gabaelo. A él debo el haber hallado la
esposa que me estaba preparada, de cuyo cuerpo arrojó al demonio, a la vez que
llenaba de alegría a sus padres de ella. A mí me salvó del pez que me iba a
tragar y a ti te ha hecho finalmente ver la luz del cielo y nos ha llenado de
todos los bienes". Y, queriendo padre e hijo mostrar su gratitud al modo
como lo hacen los hombres, a quien tanto lo merecía, el ángel se da a conocer
entonces para enderezar todo el agradecimiento al bienhechor supremo:
"Bendecid al Dios del cielo, y glorificadle ante todo ser viviente, pues ha
hecho brillar su misericordia sobre vosotros... Cuando orabas con lágrimas y
enterrabas a los muertos, presentaba yo tu oración al Señor. Y porque fuiste
acepto a Dios, era necesario que te probase con la tentación. Y
ahora el Señor me envió para curarte y librar del demonio a Sara, esposa de tu
hijo. Yo soy el ángel Rafael, uno de los siete que estamos ante el Señor...
La paz sea con vosotros, no temáis... bendecid a Dios"
CONFIANZA. — También nosotros celebramos ¡os
beneficios del cielo. Sabemos por la fe que el ángel del Señor nos acompaña
desde la cuna al sepulcro; lo sabemos con tanta certeza como la que tenía
Tobías viendo con sus ojos al arcángel Rafael. Tengamos en nuestro santo ángel
una confianza igual y, entonces, el camino de la vida, más sembrado de peligros
que la tierra de los medos, no los tendrá para nosotros; cuanto halláremos en
él, todo será bueno, como preparado por el Señor; y, nuestro ángel hará que la
bendición, cual resplandor anticipado de la patria, se extienda desde nosotros
a todos nuestros prójimos.
ALABANZA. —Tomamos del Breviario Ambrosiano este
himno en honor del glorioso arcángel:
HIMNO
Rafael,
guía divino, recibe bondadosamente el himno sagrado que nuestras voces suplicantes
y gozosas te dedican. Guíanos por la carrera de la salvación, vigila nuestros pasos;
haz que no caminemos nunca a la ventura, Por haber perdido la senda del cielo. Míranos
desde el cielo; llena a nuestras almas del esplendor brillante que desciende
del Padre santo de las luces. Da la salud a los enfermos, pon fin a la noche de
los ciegos; al curar los cuerpos, fortifica los corazones. Tú, que te hallas
ante el soberano Juez, aboga por la causa de nuestros crímenes; aplaca la
cólera vengadora del Omnipotente tú, a quien confiamos nuestros ruegos. Confunde
a nuestro soberbio enemigo tú, que vuelves a empezar el gran combate; para
triunfar de los espíritus de la rebelión, danos la fuerza, aumenta en nosotros
la gracia. Gloria sea a Dios Padre, como a su único Hijo, con el Espíritu
Consolador ahora y siempre. Amén.
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