6 de junio
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San Agustín aparece a San Norberto y le entrega
una regla para sus seguidores, escrita por él mismo
San Norberto, fundador y arzobispo.
(† 1134)
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El glorioso fundador de la orden Premonstratense, San Norberto, nació en
Seten, en una de las más ilustres casas de Alemania y fué hijo de Heriberto
conde de Gnepp y emparentado con el emperador. En su mocedad engolfóse en las
vanidades del siglo y era "'como el alma de todas las diversiones de la
corte; mas caminando un día a caballo hacia un lugar de Westfalia llamado
Freten seguido de solo un lacayo, se levantó una furiosa tempestad, y cayó un
rayo a los pies de su caballo, que le derribó, quedando como muerto por espacio
de una hora. Vuelto en si, sintió de tal manera trocado^ su corazón que exclamó
como Saulo: «Señor, ¿qué quieres que haga?» Y desde aquel día dejó los ricos
vestidos, y dando de mano a todos los devaneos del mundo, resolvió entregarse
del todo al servicio divino. No había querido recibir hasta entonces las
órdenes sagradas a pesar de ser canónigo; y una vez recibidas, comenzó a
predicar con gran fervor, y admiración de los oyentes, que veían convertido en
santo misionero al que habían visto cortesano tan liviano y disoluto.
Habiéndosele juntado trece compañeros, buscó un lugar solitario, áspero y
apartado que se llamaba Premonstrato, en el obispado de Lauduno, donde asentó
los fundamentos de un monasterio; y allí tuvo su origen la nueva religión que
del mismo lugar se llamó Premonstratense, y tomó la regla de san Agustín y el
hábito blanco de los canónigos reglares. Entabló con sus compañeros una vida
muy penitente y más angelical que humana; y el Señor le ilustró con singulares
dones de profecía y de milagros. Mas acompañando en un viaje a Alemania al
conde de Champaña, fue elegido muy a pesar suyo para el arzobispado de
Magdeburgo, y conducido con guardias da vista a aquella iglesia, a donde llegó
con su pobre hábito y con los pies descalzos, pero con universal aplauso y gozo
del clero y del pueblo. Vino a él un día un hombre para confesarse; y aunque
llevaba traje de penitente, así que el santo le vio, mandó que le quitasen la
capa y que mirasen lo que traía y hallaron que iba armado con un puñal para matar
al Arzobispo, como él mismo, lo confesó arrepentido ya de su pecado. Finalmente
habiendo provisto de prelado a la religión premonstratense, y gobernado santísimamente
su iglesia de Magdeburgo por espacio de ocho años, a los cincuenta y tres de su
vida preciosa entregó su espíritu en las manos del Criador, quedando su santo cadáver
sin la menor señal de corrupción y expuesto nueve días a la veneración del
pueblo.
Reflexión: Escribe Paulo Morigia en la Historia del origen de las religiones, cap. 17,
que la religión premonstratense creció tanto, que tenía treinta provincias, y en
ellas más de mil y trescientos monasterios, y cuatrocientos de monjas. Pero ¿quién
podrá decir la muchedumbre de santos religiosos y las excelentes virtudes con
que han ilustrado a la Iglesia de Dios? Toda esta gloria redunda en alabanza de
san Norberto y es fruto de su conversión. Si hubiese permanecido en los
peligros de la corte y en la vanidad del mundo, no hubiera hecho nada, y por
ventura se hubiera perdido, y sido causa de la perdición de muchas almas. Convirtió
se de veras al Señor, y de caballero mundano, vino a ser gran santo y padre de
innumerables santos.
Oración: Oh Dios, que hiciste tan excelente predicador de tu divina palabra al
bienaventurado Norberto, tu confesor y pontífice, y por su medio te dignaste aumentar
tu santa Iglesia con una nueva familia; concédenos por sus merecimientos, que
practiquemos lo que nos enseñó con sus ejemplos y palabras. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
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