Capítulo 3
DEMOSTRACION DE LA EXISTENCIA DE DIOS
(Continuación)
Segunda Vía: La
causalidad eficiente
15. Este segundo procedimiento para demostrar la existencia de Dios puede formularse sinteticamente del siguiente modo:
Las causas eficientes segundas reclaman necesariamente
la existencia de una Primera Causa eficiente a la que llamamos Dios.
En gracia a los no iniciados en filosofía vamos a explicar
brevemente los términos de la proposición. Se entiende en filosofía por causa
eficiente
aquella que, al actuar, produce un efecto distinto de sí misma. ASÍ, el escultor es la causa eficiente de la estatua esculpida por él; el padre es la causa eficiente de su hijo.
aquella que, al actuar, produce un efecto distinto de sí misma. ASÍ, el escultor es la causa eficiente de la estatua esculpida por él; el padre es la causa eficiente de su hijo.
Se entiende por causa segunda toda aquella que,
a su vez, ha sido hecha por otra causa eficiente anterior. y así, el padre es
causa eficiente de su hijo, pero, a su vez, es efecto de su propio padre, que fue
quien le trajo a la existencia como causa eficiente anterior. En este sentido son
causas segundas todas las del universo, excepto la Primera Causa incausada,
cuya existencia vamos a investigar.
Escuchemos, en primer lugar, a Santo Tomas de Aquino:
"Hallamos que en el mundo
de lo sensible hay un orden determinado entre las causas eficientes; pero no hallamos
ni es posible hallar que alguna cosa sea su propia causa, pues en tal caso habría
de ser anterior a sí misma, y esto es imposible. Ahora bien: tampoco se puede prolongar
indefinidamente la serie de las causas eficientes, porque, en todas las causas
eficientes subordinadas, la primera es causa de la intermedia y ésta es causa de
la última, sean pocas o muchas las intermedias. y puesto que, suprimida una causa,
se suprime su efecto, si no existiese entre las causas eficientes una que sea la
primera, tampoco existiría la última ni la intermedia. Si, pues, se prolongase
indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera,
y, por tanto, ni efecto último ni causa eficiente intermedia, cosa falsa a todas
luces. Por consiguiente, es necesario que exista una Causa Eficiente Primera, a
la que llamamos Dios.”
Como se ve, el argumento de esta segunda vía es también del todo evidente y demostrativo. Pero
para ponerlo todavía más al alcance de los
no iniciados en filosofía, vamos a poner
un ejemplo clarísimo para todos; el origen
de la vida en el universo. Es un hecho indiscutible que en el mundo hay seres vivientes que no han existido siempre,
sino que han comenzado a existir; v.gr.,
cualquier persona humana. Todos ellos recibieron la vida de sus propios padres,
y éstos de los suyos, y así sucesivamente. Ahora bien: es imposible prolongar
hasta el infinito la lista de nuestros
tatarabuelos. Es forzoso llegar a un primer ser viviente que sea el principio y
origen de todos los demás. Suprimido el prime- ro, quedan suprimidos automáticamente
el segundo y el tercero y todos los demás; de donde habría que concluir que los
seres vivientes actuales no existen realmente, lo cual es ridículo y absurdo. Luego
existe un Primer Viviente que es causa y origen de todos los demás.
Ahora bien: este Primer Viviente reúne, entre otras
muchas, las siguientes características:
1-No tiene padre ni madre, pues de lo contrario ya no sería el primer viviente, sino el tercero,
lo cual es absurdo y contradictorio, puesto que se trata del primer viviente en
absoluto.
2- No ha nacido nunca, porque de lo contrario hubiera comenzado
a existir y alguien hubiera tenido que darle la vida, pues de la nada no puede
salir absolutamente nada, ya que la nada no existe, y lo que no existe, nada puede
producir. Luego ese primer viviente tiene la vida
por si mismo, sin haberla recibido de nadie.
por si mismo, sin haberla recibido de nadie.
3- Luego es eterno, o sea, ha existido siempre, sin
que haya comenzado jamás a existir.
4- Luego todos los demás seres vivientes proceden necesariamente
de él, ya que es absurdo y contradictorio admitir dos o más primeros vivientes:
el primero en cualquier orden de cosas se identifica con la unidad absoluta.
5- Luego de él proceden, como de su causa originante
y creadora, todos los seres vivientes del universo visible: hombres, animales
y plantas, y todos los del universo invisible: los ángeles de los que nos hablan
las
Escrituras.
Escrituras.
"Las ciencias físicas y naturales nos enseñan
que hubo un tiempo en que no existía ningún ser viviente sobre la tierra. ¿De
dónde, pues, ha salido la vida que ahora existe en ella: la vida de las plantas,
la vida de los animales, la vida del hombre".
La razón nos dice que ni siquiera la vida
vegetativa de una planta y menos la vida sensitiva de los animales, y
muchísimo menos la vida intelectiva del hombre, han podido brotar de la materia.
¿Por qué? Porque nadie da lo que no tiene; y como la materia carece de vida, no
puede darla.
Los ateos se encuentran acorralados por este dilema:
o bien la vida ha nacido espontáneamente sobre el globo, fruto de la materia
por generación espontánea; o bien hay que admitir una causa distinta
del mundo, que fecunda la materia y hace brotar la vida. Ahora bien: después
de los experimentos concluyentes de Pasteur, ya no hay sabios verdaderos que se
atrevan a defender la hipótesis de la generación espontánea; la verdadera
ciencia establece que nunca un ser viviente
nace sin germen vital, semilla, huevo o renuevo, proveniente de otro ser viviente
de la misma especie.
Pero ¿cuál es el origen del primer ser viviente de
cada especie? Remontaos todo lo que queráis de generación en generación: siempre
habrá que llegar a un primer creador, que es Dios, causa primera de todas las
cosas. Es el viejo argumento del huevo y la gallina; mas no por ser
viejo deja de ser molesto para los ateos'.
Este argumento del origen de la vida es un simple
caso particular del argumento general de la necesidad de una Primera Causa eficiente
y puede aplicarse, por lo mismo, a todos los demás seres existentes en el
universo. Cada uno de los seres, vivientes o no, que pueblan la inmensidad del
universo, constituye una prueba concluyente de la existencia de Dios; porque todos esos seres son necesariamente
el efecto de una causa que los ha producido, la obra de un Dios creador.
Vamos a ver esto mismo desde otro punto de vista distinto.
Como es sabido, el Famoso argumento del huevo y la gallina
es el siguiente: ¿Qué es lo primero que hubo en el mundo, un huevo o una gallina?
Si Fue el huevo, ¿quién lo puso? Y si fue la gallina, ¿de dónde salió? No hay más
remedio que admitir la existencia de alguien que fue capaz de crear el huevo o la
gallina. Porque todos esos seres son necesariamente el efecto de una causa
que los ha producido, la obra de un Dios creador. Vamos a ver esto mismo
desde otro punto de vista distinto.
CONTINUA...
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