21 de Abril
San Anselmo, arzobispo y doctor. (†1109.)
III Clase – Paramentos Blancos
Misa – In Médio
Epístola – II Tim. (IV, 1-8)
Evangelio – San Mateo; (V, 13-19)
El venerable prelado y doctor de la Iglesia de Jesucristo San
Anselmo nació de nobles padres en la ciudad de Augusta, que está en los
confines del Piamonte y de Borgoña. Dióse desde niño al estudio de las buenas
letras; y aunque a la edad de quince años determinó renunciar a todas las cosas
del siglo, olvidado de su primera vocación, se dejó llevar sin freno de s u s
gustos con grande y terrible enojo de su padre. Partióse Anselmo de su casa y
pasando a la provincia de Normandia, llevado de mejores pensamientos, se hizo
discípulo del famoso monje Lanfraneo, con que vino a revivir y reflorecer aquel
deseo de consagrarse totalmente al servicio de Dios, como lo hizo en el
monasterio gobernado por aquel insigne monje. Extendióse la fama de sus
esclarecidos talentos y virtudes en toda Normandia, Francia, Flondes e
Inglaterra, de manera, que muchos hombres nobles y letrados concurrían al
monasterio donde Anselmo era ya prelado, para vivir debajo de su disciplina;
mas como tuviese necesidad de pasar a Inglaterra, el rey Guillermo el
Conquistador le recibió con gran honra, y su hijo Guillermo II quiso que fuese
consagrado por arzobispo de la Iglesia de Cantorbery. Pero cuando entendió el
rey codicioso que el santo prelado estaba lejos de darle la hacienda de los
pobres, se indignó de manera, que no pudiendo el santo conjurar aquella
tormenta horrible, se vistió de hábito de romero y huyó a Roma, donde fué bien
acogido del Sumo Pontífice, y pasó después a León de Francia para ayudar al
arzobispo de aquella silla, y allí tuvo nueva que el rey Guillermo, andando a
caza, había sido traspasado con una saeta en el corazón: y no se puede creer el
dolor que tuvo con esta nueva el santo prelado, y las lágrimas de amargura que
derramó. A Guillermo II sucedió en el reino su hermano Enrique II, el cual rogó
a San Anselmo que volviese a Inglaterra, y aunque le persiguió y le mandó confiscar
los bienes, cuando supo la excomunión que había fulminado el papa contra los
legos que osasen dar la investidura de los obispados, al fin dejó a la Iglesia
lo que era suyo y convirtió el odio que tenía a San Anselmo en amor. Estando ya,
pues, el venerable arzobispo con mucha paz y quietud en su Iglesia, no solo hizo
oficio de santo y vigilante pastor, sino que escribió además muchos y excelente
libros, añadiendo a los de materias teológicas, otros en que engrandeció las prerrogativas
de la Virgen Santísima; y fué tan devoto de su inmaculada concepción, que mandó
con precepto se celebrase esta fiesta en su Iglesia Cantuariense. Finalmente
después de haber ilustrado toda la cristiandad con su doctrina, virtudes y
milagros, armado con los sacramentos, y tendido sobre el cilicio y la ceniza,
dio su bienaventurada alma al que para tanta gloria suya la había criado.
Reflexión: Mira
en el desdichado hijo de Guillermo el Conquistador, rey de Inglaterra, el
paradero de los perseguidores de la Iglesia. Había dicho este rey, que él era
el papa en su reino, y que no conocía ni quería que se nombrase en él otro papa
sino él; por lo cual le alcanzó la sentencia de excomunión que fulminó el papa contra
los legos que osasen dar la investidura de los obispados. Y ¿cuál fué el
castigo de Dios? Fué que andando el rey a caza, una saeta le traspasó el
corazón; para que se vea como el Señor, aunque permite que los malos reyes
aflijan sus reinos, y se sirve de ellos como de ministros y verdugos de su
justicia, a la postre los castiga y ejecuta en ellos su furor.
Oración: Oh
Dios, que hiciste al bienaventurado Anselmo ministro de la eterna salvación de
tu pueblo; suplicámoste nos concedas que merezcamos tener por intercesor en el
cielo al que tuvimos por maestro y doctor en la tierra. Por Jesucristo, Nuestro
Señor. Amén.
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