SABADO
DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA
Este día
recibe desde muy antiguo el hombre de Sábado Sitientes por comenzar el Introito de la Misa con esta palabra;
la Iglesia con estas palabras de Isaías invita, a los aspirantes al Bautismo a
venir a apagar su sed en la fuente de la salvación. En Roma la estación se
celebró primero en la Basílica de S, Lorenzo extra-muros; mas como esta iglesia
resultaba incómoda, por estar muy apartada, para que se pudiesen reunir los
fieles, se designó con buen acuerdo para reemplazarla la iglesia de S. Nicolás in carcere situada en el interior de
la ciudad.
COLECTA
Suplicámoste, Señor, hagas que,
con tu gracia, sea ¿fructífero el sentimiento de nuestra devoción: porque entonces
nos aprovecharán nuestros ayunos, cuando fueren gratos a tu piedad. Por el
Señor.
EPISTOLA
Lección
del Profeta Isaías.
Esto dice el Señor: Te oí en el
tiempo propicio, y te auxilié en el día de la salud: y te conservé, y te di en
alianza del pueblo, para que resucitaras la tierra, y poseyeras las heredades
devastadas: para que dijeras a los que están presos: Salid; y a los que están
en tinieblas: Manifestaos. Serán apacentados en los caminos, y su pasto estará
en todas las llanadas. No tendrán hambre, ni sed, y no les molestarán el calor
y el sol: porque les regirá el que tiene piedad de ellos, y les abrevará en las
fuentes de las aguas. Y tornaré camino todos mis montes, y serán exaltadas mis
sendas. He aquí que éstos vendrán de lejos, y aquéllos del Aquilón, y del mar,
y los otros de la tierra austral. Alabad, cielos, y alégrate, tierra; montes,
entonad jubilosas alabanzas: porque el Señor ha consolado a su pueblo, y tendrá
piedad de sus pobres. Y dijo Sión: Me ha abandonado el Señor, y el Señor se ha
olvidado de mí. ¿Acaso puede una mujer olvidarse de su niño, y no compadecerse de
su hijo? Y, si ella se olvidare, yo no me olvidaré de ti: lo dice el Señor
omnipotente.
TERNURA DEL PADRE CELESTIAL. — ¡Qué dulces debían ser estas
palabras al corazón de los Catecúmenos! ¿Acaso nunca se ha hablado tan
elocuentemente del amor del Padre Celestial como lo ha hecho su profeta con
estas palabras? Hace entrega a su Hijo Encarnado de toda la tierra, no para
juzgarla ni condenarla como se lo merece, sino para salvarla. Este divino
enviado convoca a todos los que gimen en las mazmorras y languidecen en las tinieblas,
para darles la libertad y la luz. Su hambre será aplacada y su sed apagada. Los
que poco ha se hallaban jadeantes bajo los rayos de un sol ardiente, ahora encontrarán
la más deliciosa frescura a la orilla de las aguas a las que el mismo pastor
les conduce. Vienen de lejos; de todos los puntos del cielo; esta fuente
inagotable es el lugar de cita de todo el género humano. La gentilidad se
llamará en adelante Sión y el Señor "Ama las puertas de esta nueva ciudad
más que las tiendas de Jacob". No; no la ha olvidado durante los siglos que
ha estado adorando a los ídolos; el amor del Señor es tan grande como el de una
madre; y si el corazón de la madre estuviere cerrado para siempre a su hijo, el
Señor dice que el suyo permanecerá continuamente abierto para Sión.
CONFIANZA. — Tened una confianza sin límites vosotros cristianos
que habéis sido admitidos en el seno de la Iglesia, mediante el Bautismo, desde
vuestro nacimiento y que, después habéis tenido la desgracia de ofender a Dios.
Sí; en este momento en que estáis llenos de la gracia divina, fortalecidos con
las santas mortificaciones de la Cuaresma y las oraciones de la Iglesia que intercede
por vosotros continuamente, preparáis vuestro retorno al Señor, cumplid las
palabras de Dios. Ya veis; nos ha dado a su propio Hijo; le ha encomendado
vuestra salvación. ¿Estáis amarrados por las cadenas del pecado? Jesús es poderoso
para romperlas. ¿Os halláis en medio de las tinieblas del mundo? Él es la Luz.
¿Tenéis hambre? Él es Pan de vida ¿Tenéis sed? Él es la Fuente de aguas vivas.
¿Os consumen y desfiguran los ardores de la codicia? Arrojaos en la fuente
purificadora; no ciertamente a esta primera fuente que os dio la vida tan
tristemente perdida; sino a esta otra fuente, es decir, al sacramento de la
reconciliación, de donde vuestras almas saldrán renovadas.
EVANGELIO
Continuación
del santo Evangelio según s. Juan.
En aquel tiempo habló Jesús a
las turbas de los judíos, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue a
mí, no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Dijéronle entonces
los judíos: Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no es verdadero. Respondió
Jesús, y di joles: Aunque doy yo testimonio de mí mismo, mi testimonio es
verdadero: porque sé de dónde he venido y a dónde voy. Vosotros juzgáis según la
carne: yo no juzgo a nadie: y, si juzgo yo, mi juicio es verdadero, porque no
soy yo solo, sino yo y el Padre que me ha enviado. Y en vuestra Ley está escrito
que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de
mí mismo: y también da testimonio de mí el Padre que me ha enviado. Dijéronle
entonces los judíos: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: No me conocéis ni a
mí, ni a mi Padre: si me conociéseis a mí, quizás conociérais también a mi
Padre. Estas palabras dijo Jesús en el gazofilacio, enseñando en el templo: y
nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
HUIR DEL
ORGULLO. — ¡Qué contraste se nota entre el
lenguaje de Dios que invita a los hombres a recibir a su Hijo como a un
libertador y la dureza de corazón de los judíos en el recibimiento que hicieron
a este enviado del cielo! Jesús se llama Hijo de Dios y para probar su origen divino,
durante tres años está obrando constantemente los prodigios más portentosos.
Muchos judíos creyeron en El, porque pensaron que Dios no podría confirmar el
error con milagros y aceptaron la doctrina de Jesús como venida del cielo. Los
fariseos odian la cruz y aman las tinieblas; su orgullo no se humilla ante la
evidencia de los hechos. Unas veces niegan que los prodigios de Jesús sean
verdaderos; y otras quieren explicarlos por medio de una intervención diabólica;
mas otras intentarán con sus preguntas capciosas tomar un pretexto para hacer
comparecer ante el juez al Justo, como un blasfemo o como un violador de la
ley. Hoy se atreve desvergonzadamente a objetar a Jesús, el cual, declarándose el
enviado de Dios, ha dado testimonio de sí mismo. El Salvador que conoce la
maldad de su corazón, se digna aún responder a su impío sarcasmo; mas evita darles
una explicación completa. Poco a poco la luz se va alejando de Jerusalén para
iluminar otras regiones. Terrible abandono del alma; ha abusado de la verdad y
la ha rechazado llevado de su instinto de odio. Es el pecado contra el Espíritu
Santo que no se perdona ni en este mundo ni en el otro’.
AMAR LA
VERDAD. — Dichoso aquel que ama la verdad
aunque contrarié sus inclinaciones y perturbe sus ideas. Porque, de este modo,
honra la sabiduría de Dios; y aunque la verdad no le guie completamente en todo,
al menos no le ha abandonado. Pero aún es mucho más dichoso aquel que
entregándose por completo a la verdad sigue a Jesús como su humilde discípulo.
Este nos dice el Salvador "No caminará entre tinieblas, sino que posee la luz
de la vida." Apresurémonos, pues, a entrar en esta senda abierta por aquel
que es nuestra luz y nuestra vida. Siguiendo sus huellas hemos subido la áspera
montaña de la Cuaresma, y hemos sido testigos de los rigores de su ayuno; en
adelante, en estos días consagrados a la Pasión, nos conviene seguirle en otra montaña,
en el Calvario, donde vamos a contemplar sus dolores y su muerte. Seamos fieles
a la cita y obtendremos "la luz de la vida".
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