¿ES VALIDA O INVALIDA LA NUEVA MISA?
UNA PEQUEÑA INTRODUCCION.
Como se dice en teología: “Toda causa tiene un efecto y no hay efecto
sin causa” Así también toda pregunta dentro de este ámbito exige una respuesta
porque “lo que gratuitamente se afirma gratuitamente se niega” Es difícil, ante
la envergadura del tema, por los años que han pasado desde su “institución”, y
por los partidos y divisiones que esta “misa nueva” ha provocado dentro de los
que no queremos nada en absoluto de las autoridades eclesiásticas actuales que
son con certeza modernistas y, por lo tanto heréticas. Pero es muy necesario un
estudio más profundo sin apasionamiento tan solo con el deseo de llegar a la
verdad sobre este “nuevo rito”. Es una tarea ingrata, pero necesaria en virtud
de la VERDAD ABSOLUTA Nuestro Señor Jesucristo tan denostado y ofendido, por
esta gente sin Dios. No quiero empezar sin pedir al Espíritu Santo Paráclito
que ilumine mi inteligencia, al Hijo del eterno Padre para defender su
sacrificio en la cruz y al Padre eterno para su Santísima gloria y alabanza y
en todo sea glorificada la augustísima Trinidad e individua Unidad.
En estos tiempos tan turbulentos y confusos donde impera a sus anchas
el misterio de iniquidad cuyo principal lenguaje es la ambigüedad en todos los
ámbitos, pero sobre todo en aquellos en que supuestamente deben ser fieles a la
VERDAD UNICA e univoca son los que más confusión siembran en las almas
haciéndolas aceptar y afirmar los errores y herejías del pasado (modernismo)
dentro de la misma Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo dirigiendo a las almas a
una religión falsa basada en el hombre con el fin de llegar con ella al reinado
del Anticristo y su gobierno mundial. Hoy por hoy es la religión del hombre,
pero no del Dios trino y Uno, es la “religión moderna” en contra posición de la
de Siempre cuyo autor es nuestro divino Salvador Jesucristo: “Para esta nueva
religión debe haber necesariamente nueva misa, nuevos sacramentos y nuevo
sacerdocio”. Hoy día se habla mucho del calentamiento global y mas
el ámbito eclesiástico al que dedicaron una “Encíclica” “Laudato si”, la pobreza mundial y otras tantas cosas a las que la
Iglesia antes estaba o era totalmente ajena porque la salvación del alma o de
las almas así lo pedía, en nada de esto se ocupa la “nueva Iglesia”. Se ataca
con gran saña al celibato sacerdotal, se protege a los concubinos y otras
tantas aberraciones que no terminaríamos de enumerarlas, además este no es el
objetivo de nuestro estudio. Si
comparamos todos estos problemas con el de la Santa Misa ciertamente que estos
resultarían del todo secundarios. En el caso del celibato Se trata de una ley
de la Iglesia, una ley santísima, del todo conforme con los consejos
evangélicos, con la vocación del sacerdote y su entera dedicación al servicio
de Dios; pero, una ley eclesiástica, que cae bajo la jurisdicción pontificia.
Su supresión sería una tragedia espantosa; ¡claro está! de impredecibles
consecuencias para las almas. Pero, a pesar de todo, era ley eclesiástica la
que había caído.
Más, el establecimiento del "Ordo Missae" es una verdadera
hecatombe; es el comprometer el Depósito de la Verdad Revelada; es el dar un
paso a la herejía, a la apostasía, al cisma. ¿Por qué el Papas (desde Juan
XXIII hasta Francisco) inflexibles en otros puntos, se muestran tan
condescendiente en apoyar esta revolución litúrgico-dogmática? ¿Por qué ante la
ciencia, la autoridad y los méritos del Cardenal Ottaviani se antepusieron la
aventura de Bugnini? Su compromiso con el gobierno mundial es innegable. ¿Cómo
comenzó esta pesadilla? ¿Cómo es que de doscientos obispos que se opusieron
quedaron tan solo dos? Y ¿Qué decir del comportamiento valiente de varios
sacerdotes en todo el mundo que, por defender los derechos de Dios, sufrieron
persecución hasta el último instante de sus vidas? Es en honor de estos
valientes prelados y íntegros Sacerdotes del Altísimo que tomamos la tarea que
ellos una vez la dejaron porque la muerte los sorprendió en medio de la
formidable batalla que sostuvieron por que las generaciones venideras tomaran
la bandera de la Santa Causa de Dios y de la Iglesia su esposa castísima.
R. P. Arturo Vargas Meza.
EL DOCUMENTO QUE
ACOMPAÑO LA CARTA DEL
CARDENAL
OTTAVIANI AL PAPA.
El documento que el Cardenal Ottaviani presentó a la consideración del Santo
Padre, y que fue también enviado a la Conferencia Episcopal y a todos y cada
uno de los obispos de Italia, es el que nosotros vamos a dar a conocer a
nuestros lectores, como una ratificación del folleto publicado (Breve examen
crítico sobre la Nueva Misa) hace unos meses sobre el "Novus
Ordo Missae", es decir, sobre la nueva Misa, que "Ya no es una Misa
Católica". Es un estudio hecho conscienzudamente por un grupo de
teólogos y liturgistas de Roma, de diferentes nacionalidades y diferentes
tendencias.
Ya que este documento fue presentado como una base evidente de los
puntos expuestos en la carta del Cardenal a Paulo VI, la versión original
italiana ha sido traducida con la mayor fidelidad al español, y fácil es de
comprender que nuestra traducción no sea perfecta en nuestro idioma. Ya que en
este escrito se plantean problemas de suma importancia, de hondos sentidos teológicos
y considerablemente complejos, sería indebido apartarnos en lo más mínimo del
texto italiano. La evidencia es cumulativa, no está de lleno en las partes.
Para ayudar a los lectores, presentaremos un breve sumario de la exposición
hecha en este memorable documento.
SUMARIO
I. Historia del
cambio.
La nueva forma de la Misa fue substancialmente rechazada por el Primer
Sínodo Episcopal; nunca fue puesta a consideración a todas las Conferencias
Episcopales y nunca fue demandada por el pueblo. Tiende a satisfacer, hasta
donde es posible, a los más modernistas de los protestantes.
II. La definición
de la Misa.
Por una serie de equivocaciones se hace énfasis obsesivo sobre la
"Cena" y el "Memorial", en vez de la renovación incruenta
del Sacrificio del Calvario.
III. Presentación
de los fines.
Los tres fines de la Misa están alterados; no se hace la debida
distinción entre el Sacrificio Divino y el sacrificio humano; el pan y el vino
solamente se cambian "espiritualmente", (no substancialmente)
IV. Presentación
de la esencia.
En ninguna parte se alude la Real Presencia de Cristo, y la creencia de
esta verdad católica es implícitamente repudiada.
V. Presentación
de los cuatro elementos del Sacrificio.
La posición del sacerdote y del pueblo está falsificada y el celebrante
aparece lo mismo que un ministro protestante, y toda la verdadera naturaleza de
la Iglesia es intolerable y falsamente representada.
VI. Destrucción
de la unidad.
El abandono del latín destruye para todos los buenos creyentes la
unidad del culto. Esta falta de unidad en el culto repercute en la fe, y el
Nuevo "Ordo de la Misa" no parece tener la intención de mantener la
fe como fue enseñada por el Concilio de Trento, la que todos los católicos
estamos obligados a profesar en conciencia.
VII. Nos alejamos
más de los ortodoxos.
Aunque con el "Novus Ordo Missae" agradásemos a varios grupos
disidentes, nos hemos alejado más de la Iglesia Ortodoxa de Oriente.
VIII. Pérdida de
nuestras defensas.
El Nuevo "Ordo Missae" abunda en insinuaciones o errores
manifiestos contra la pureza de la religión católica y la desmantela de todas
las legítimas defensas del depósito de la Fe.
1. Historia del cambio (definición de la misa)
Un estudio crítico
del "Novus Ordo Missae". Por un grupo selecto de teólogos de Roma,
señalados y dirigidos por S.E. Alfredo Ottaviani.
En octubre de 1967, se pidió al Sínodo Episcopal, reunido en Roma por
el Papa Paulo VI, que emitiese un juicio sobre la celebración experimental de
una "Misa, así "llamada, normativa", ideada por el Consilium
para establecer la Constitución sobre la Liturgia Sagrada. La Misa provocó los
más serios recelos. La votación demostró una oposición considerable. 71 votos
(non placet) negativos; 62 Juxta modum con muchas reservas substanciales; y 4
de los 187 votantes se abstuvieron de emitir juicio alguno. La prensa
internacional habló de que la "Misa normativa" había sido rechazada
por el Sínodo. Los periódicos o revistas de tendencia progresista no hicieron
mención de esto. En el "Novus Ordo Missae" recientemente promulgado
por la Constitución Apostólica Missale Romanum, nos encontramos de nuevo con la
"Misa normativa", substancialmente idéntica, y no se no indica que en
el período de tiempo, entre el experimento condenado por el Sínodo y la
promulgación de la dicha Constitución Apostólica, hayan sido consultadas a lo
menos las Conferencias Episcopales, como tales, para que emitiesen sus juicios
sobre el particular. En la Constitución Apostólica se afirma que el antiguo
Misal, promulgado por San Pío V, el 13 de julio de 1570, pero que en su mayor
parte se remontaba hasta San Gregario el Grande y a una más remota antigüedad
(1) fue durante cuatro siglos la norma de la celebración del Santo Sacrificio
para todos los sacerdotes del rito latino, y que (ese antiguo Misal) llevado a
todas partes del mundo "ha sido además una abundante fuente de alimento
espiritual a muchas almas santas, en su devoción hacia Dios". El Canon
Romano, tal como existe hoy, se remonta a Gregario el Grande. No hay, ni en
Oriente ni en Occidente, ningún rito eucarístico, que esté en uso aún y que
pueda alardear de una semejante antigüedad. Para la Iglesia Romana el arrojarla
al mar sería lo mismo, a los ojos no sólo de los ortodoxos, sino de los
anglicanos, y aún de los otros protestantes, que todavía conservan en algún
grado el sentido de la tradición, como negar toda pretensión en delante de ser
la verdadera Iglesia Católica.
Sin embargo la presente reforma, que definitivamente ha puesto fuera de
uso (el antiguo Misal Romano) se pretende que fue necesaria, "dado que el
estudio de la Sagrada Liturgia se ha extendido e intensificado entre los
cristianos". Esta afirmación nos parece encerrar una seria equivocación.
Porque el deseo del pueblo se expresó, si alguna vez, cuando, -gracias a San
Pío X- empezó a descubrir los verdaderos e inmortales tesoros de la liturgia.
Jamás el pueblo, por ningún motivo, pidió el cambio de la liturgia o su
mutilación, para poder o así comprenderla mejor. Los fieles pedían una mejor
comprensión de una inalterable liturgia, de una liturgia que ellos nunca
quisieron fuese mudado. El Misal Romano de San Pío V era religiosamente
venerado, como lo más sagrado para todos los católicos, lo mismo sacerdotes que
laicos. Nos sentimos impotentes para comprender por qué su uso, juntamente con
la catequesis apropiada pudieran impedir una mayor participación de los fi eles
en el Santo Sacrificio y un mayor conocimiento del mismo ni podemos ver cómo,
después de haber reconocido sus muchas y destacadas virtudes, no haya sido
considerado este Misal Romano de San Pío V digno de continuar nutriendo la
piedad litúrgica de los cristianos.
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(l) Las oraciones de nuestro Canon se encuentran en
el tratado De Sacramentis (4°-5° siglo) Nuestra Misa, sin un cambio esencial,
se remonta a la época, en la cual ella evolucionó por vez primera de la más
antigua liturgia común (en la Iglesia). Todavía conserva la fragancia de
aquella primitiva liturgia de los tiempos en que el César gobernaba el mundo y
esperaba extinguir la fe cristiana: tiempos en que nuestros antecesores en la
fe reuníanse antes del alba para entonar un himno a Cristo, como a su Dios... (ef.
Pl. jr. Ep. 96)... No hay, en toda la cristiandad, un rito tan venerable, como
el Missal Romano". (A. Fortescue).
R. P. Arturo Vargas Meza.
CONTINUARA...
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