LA
BÚSQUEDA DE LA SANTIDAD
Si
se desea reconstruir el cristianismo, es absolutamente necesario encontrar de
nuevo este fervor, esta santidad que fue el origen del cristianismo. Es una verdadera necesidad para nuestros
sacerdotes, si queremos ampliar nuestra
irradiación hacia los fieles, a fin de que se santifiquen. Así debe realizarse,
para una nueva unión entre seglares y sacerdotes.
Si
por su comportamiento los progresistas han infravalorado el sacerdocio,
nosotros debemos abrir manantiales de santidad para nosotros mismos, pero también
para los seglares, para la salud de las
almas. No
es de modo distinto que el paganismo fue vencido, que triunfó la fe. Fue así
como países enteros se convirtieron, gracias
a la santidad de los Apóstoles, de los Obispos, sus sucesores, de los
sacerdotes. Estos Obispos vivieron especialmente con su clero, como San
Atanasio de Alejandría; San Basilio; en Cesárea y Capadocia; y en Occidente San
Agustín; San Martín de Tours; Carlomagno
y Luis el Piadoso prescribieron la vida en comunidad para todo el clero del
reino de los Francos. Y el Concilio de Aix-la-Chapelle hizo otro tanto.
Desgraciadamente esto se perdió. Se vio a los sacerdotes dispersarse y vivir
solos, en su rectoral. De donde vino un relajamiento de interés por los
estudios y por la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. Y se vio un
clero burgués, que se ha secularizado,
que ha perdido todo su fervor, y esto ha tenido consecuencias desastrosas, para
toda la cristiandad.
30 NUEVOS SACERDOTES CADA AÑO
Si
la situación actual de los seminarios permite contar con una treintena de
nuevos sacerdotes cada año, nuestra preocupación es primeramente reforzar los
baluartes que existen ya, y esto en el espíritu de los estatutos de la
Hermandad, para proteger la vida sacerdotal, la vida comunitaria de nuestros
sacerdotes. Es necesario prever en los puntos importantes, el establecimiento de comunidades de tres o
cuatro sacerdotes. A continuación, y en la medida de lo posible,
fundaremos otros prioratos en los lugares en que somos solicitados, como por
ejemplo en Brasil, donde se puede hacer mucho, y donde existen grupos
tradicionalistas. Los sacerdotes de Mons. De Castro Mayer están enteramente
absorbidos (mejor diría: agobiados), por el trabajo de sólo la diócesis de
Campos, realmente no pueden hacer más.
Poco a
poco podremos extendernos, pero hay que pensar también en reforzar
nuestras posiciones en los países europeos, como Francia, Suiza, Alemania,
mediante el establecimiento de una escuela por aquí, una casa de Ejercicios por
allá, sin olvidar el trabajo teológico necesario. Por todos los medios,
incluyendo la publicación de boletines, folletos de propaganda, debemos
sostener nuestro trabajo y desenvolvimiento para nuestra ofensiva contra el
modernismo. Nuestro objetivo es, por tanto, doble: fortalecimiento y extensión,
pero, con prioridad fortalecimiento.
NO
HAY ACUERDO POSIBLE CON ROMA EN MANOS DE LIBERALES Y HUMANISTAS
Quisiera decir ahora a los que dirigen su
mirada hacia Roma, con la esperanza de un acuerdo para la Hermandad de San Pío
X, que nada permite esperarlo. Recientemente tuvo lugar en Austria el
nombramiento de Obispos, considerados como conservadores. Esto desató tales
protestas, que el Cardenal Arzobispo de Viena dijo: “Tranquilizaos; Roma no
cambia, la línea actual permanece, la línea liberal y humanista”. Y añadió que
Roma está interesada en tener una iglesia liberal austriaca. He aquí una
declaración interesante de parte de un Prelado que no desarrolla gran acción,
que expresa simplemente el pensamiento del Vaticano. Puede decirse que es, en
cierto modo, el portavoz del Cardenal Ratzinger.
Por
tanto, mientras domine este espíritu
liberal, no hay que esperar ningún cambio, ningún arreglo, porque nuestras
diferencias no son ni humanas ni políticas, sino doctrinales. Hace
poco se publicó un libro que trata de la teología de Hans Urs von Balthasar, el
jesuita que fue nombrado Cardenal por Juan Pablo II, y que murió dos o tres
días antes de su investidura. Si
se dedica un examen profundo a su teología, puede constatarse que este hombre
era herético en sus formulaciones concernientes a la Santísima Trinidad, las
dos naturalezas de Nuestro Señor, el magisterio de la Iglesia, el primado del
Papa, y referente también al cielo y al infierno, donde piensa que no hay
nadie. ¡Es increíble!
Pues
bien; este hombre recibió el premio Pablo VI, para recompensar sus méritos como
teólogo…, lo que le valió, además, su cardenalato. Y, por si fuera poco, estaba
considerado entre los teólogos ¡como un hombre de los más conservadores! El
procuraba aparecer como tal. En un artículo declaró: “Hans Küng no tiene razón;
tampoco la tiene Mons. Lefebvre. Es Ratzinger el que la tiene.” Por tanto, ni a
derecha ni a izquierda: escogió la línea media. Así, cuando se examinan las cosas de cerca, se
percibe que hay ahí una pandilla de liberales, de modernistas, que se conocen
entre sí, y que se han hecho con el poder. Si se lee el libro del Cardenal Ratzinger “Foi
chrétienne hier et aujourd hui, ( Mame, 1969) (“Fe cristiana ayer y hoy”), se
descubre una noción de la fe completamente
no Católica, hasta herética. No
duda, siquiera, en calificar a Teilhard de Chardin de gran pensador de nuestro
tiempo. Es ciertamente asombroso.En
sus escritos, el Cardenal Wojtyla menciona al joven teólogo alemán José Ratzinger
como alguien en quien se pueda fundar grandes esperanzas. Cita también a
Teilhard de Chardin.A
propósito de Teilhard de Chardin, Urs von Balthasar escribió también de manera
elogiosa, citando los informes que él proporcionaba a los jesuitas tras sus
viajes, especialmente a China. El caso de Karl Rahner es idéntico.
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LA
IGLESIA ESTA OCUPADA POR LOS MODERNISTAS
Se
constata así que un grupo de intelectuales liberales y modernistas, que han
roto con la Tradición de la Iglesia, para establecer su filosofía personal, su
teología personal, se han apoderado del gobierno de la Iglesia y ocupan puestos
importantes.
No se trata de una fantasía ni de un exceso de imaginación de parte
de los tradicionalistas, sino que es algo real y exacto: la Iglesia está
ocupada por estas gentes.
Una
vez arribado al Papado, el Cardenal Wojtyla llamó a Roma al joven teólogo en
quien tenía depositadas tantas esperanzas, el Cardenal Joseph Ratzinger, para
hacerle guardián de la Fe. Si se quiere responder a los que dicen: “Pero Juan
Pablo II es un buen Papa; dice cosas excelentes en el terreno de la moral,
aunque no hace lo que quiere, porque es prisionero de los que lo rodean. “
Podrán darse cuenta de los actos que ha realizado, de las palabras que ha
dicho, de los discursos que ha pronunciado, así como de todo su programa. Es verdad, sin embargo, que este Papa es
relativamente conservador en el plano de la disciplina y de la moral. Pero
la destrucción del
dogma y de la noción de la Iglesia es mucho más
grave, porque es la moral la que fluye de la fe y no a la inversa.
Con un ecumenismo insensato,
con la libertad religiosa y la orientación de sus relaciones con socialistas y
comunistas; la liturgia que celebra en esas grandes concentraciones, sin
ninguna dignidad, sin el menor sentido de lo sagrado, fuerza es reconocer que
el comportamiento de este Papa, es nocivo para la Iglesia y pernicioso para las
almas.
No
es posible que estos hombres tengan aún la fe en el Kyrios, Nuestro Señor Jesucristo, Verbo encarnado. Es
por esto que no podemos disminuir el celo de nuestra acción ni de nuestras
oraciones. Con la ayuda del Señor debemos preparar las bases del
restablecimiento de la Iglesia.
P. Franz Schmidberger
Superior General de la Hermandad de San Pío X
Declaraciones recopiladas en el Seminario
del Santo Cura de Ars, en Flavigny
(Francia). Para conservar su carácter, se ha respetado el estilo
coloquial. Los títulos y subtítulos son de la redacción.
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