III.- El
Primer Preámbulo Doctrinal (DP1) de Roma, 14 de Septiembre 2011
1.- La “Nota Preliminar.”
En el
primer Preámbulo, presentado por Roma a Mons. Fellay, la Nota Preliminar que lo
acompañaba habló de sus contenidos, los cuales: Definían ciertos principios doctrinales y criterio
para la interpretación de la doctrina Católica, que son necesarios para
asegurar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y sentiré
cum Ecclesia, dejando abierto a discusión
legítima el estudio y explicación teológica de las expresiones o formulaciones
particulares presentes en los textos del Concilio Vaticano II y su Magisterio
subsecuente. Al leer
el texto del Preámbulo, del 14 de Diciembre de 2011, nos damos cuenta que:
- ¡“Los principios doctrinales” no son
otros sino los más graves errores Conciliares, tales como colegialidad,
libertad religiosa y la nueva eclesiología!
- ¡“La interpretación de criterio” de estos
“principios” no es otro sino la “hermenéutica de la continuidad”, que
clama reconciliar estos errores con la Tradición!
Luego,
cuando esta Nota Preliminar habla de la
“fidelidad al Magisterio de la Iglesia y sentiré cum Ecclesia”, sabemos que, desde el Vaticano II, se
refiere a “la Iglesia Conciliar,” de la cual Mons. Lefebvre dijo era una adúltera
unión con la Revolución. Finalmente, cuando el cardenal habla de dejar abierto
“a discusión legítima el estudio… de los textos del Concilio Vaticano II y su
subsecuente Magisterio,” esta es la “zanahoria” dada a los superiores de la
Sociedad para hacerles creer que esto puede significar un cuestionamiento al
Concilio. Roma
Conciliar prometió la misma “discusión legítima” a todas las comunidades
Ecclesia Dei desde 1988, pero una después de la otra, han cesado de criticar e
incluso han aceptado las novedades conciliares (como Le Barroux ha aceptado la
libertad religiosa).Entonces
uno se preguntará: ¿Cómo Mons. Fellay no puede ver que esta “discusión
legítima”, autorizada en papel, es sólo una trampa y de hecho no permite un
solo cuestionamiento real sobre el Concilio? Por
consiguiente uno se sorprende por la ingenuidad de Mons. Fellay cuando: En su
carta-respuesta del 30 de Noviembre de 2011 él declara que el Preámbulo
Doctrinal del 14 de Septiembre “eventualmente (¿?) deja la puerta abierta para
una futura discusión doctrinal” y Cuando él
dice aún más entusiastamente en su carta del 12 de Enero de 2012 que “la nota
preliminar indica un movimiento a nuestro favor.”
No
estamos de acuerdo con Mons. Fellay cuando él habla de “un movimiento a nuestro
favor.” ¿Dónde está? Es claro que, desde la primer conversación entre la
Sociedad y la Roma de hoy en día, el único “movimiento” que cualquiera puede
notar de su lado es la de llevarnos a la Iglesia Conciliar. Eso es lo
que el Arzobispo Lefebvre dijo cuando le puso fin a las discusiones de 1988:
“el objetivo de esta reconciliación no es el mismo para la Santa Sede que para
nosotros.” (Carta al Papa, 2 de Junio de 1988). Y, luego,
¿es cierto, como Mons. Fellay afirma, que esta Nota del Preámbulo casualmente
“deja una puerta abierta para una futura discusión doctrinal”? Después
de haber tratado todos los temas sobre los cuales había desacuerdo, ¿no fueron
suficientes las discusiones doctrinales de 2009-2011? ¿La conclusión no fue lo
suficientemente clara? ¡Ningún acuerdo doctrinal es posible! ¿Qué
quedó entonces para “discutir” con la Roma modernista, especialmente cuando la
misma Nota dice “aceptación del Preámbulo
Doctrinal que sigue al principal
fundamento de la completa reconciliación con la Sede Apostólica.”?
Está
claro que no quedaba nada de mayor importancia por discutir con la Sociedad. Pero
en Septiembre de 2011 para Roma llegó el tiempo de someter a Mons. Fellay a una
prueba de doctrina.
2.- El Preámbulo Doctrinal (DP1) del 14
de Septiembre de 2011.
A. El
Preámbulo Doctrinal del 14 de Septiembre de 2011 en general. Este
Preámbulo presentado por Roma Modernista es una “obra maestra” de astucia y
ambigüedad. Es un “reciclado” de las proposiciones doctrinales que ya se le
habían hecho a la Sociedad en el pasado. Sus autores son, probablemente, los
mismos teólogos Modernistas que participaron en las recientes discusiones
teologales con la Sociedad. Sin embargo, él era consciente de la trampa del
Preámbulo Romano, como fue mostrado cuando habló, en el Cor Unum de Marzo de 2012, en referencia a esas proposiciones:
“Así hemos recibido una propuesta que intentó
hacernos entrar en el esquema de la hermenéutica de la continuidad.”
Pero
debemos llamar la atención sobre el hecho de que en su Declaración Doctrinal
del 15 de Abril de 2012, Mons. Fellay acepta las partes más importantes
de este Preámbulo, del cual él sospecha, al admitir el concepto de una
“Tradición viviente,” que encaja con la lógica de la “hermenéutica de la
continuidad.”
B.- El
Preámbulo Doctrinal del 14 de Septiembre de 2011 en particular.
Está
compuesto por cinco partes:
-
La promesa de fidelidad a la Iglesia y al Papa
(I);
-
La aceptación de las enseñanzas del Magisterio de
la Iglesia en materia de fe y moral, de acuerdo con la doctrina de la sección
no. 25 de Lumen gentium(II);
-
La declaración de aceptación de las doctrinas
conciliares (III):
o
Sobre el Papa y el colegio de obispos
(colegialidad);
o
Sobre el ecumenismo y libertad religiosa;
o
Sobre la nueva noción de Tradición y su
desarrollo.
-
La aceptación de la validez y legitimidad de la
Misa Tradicional y sacramentos, así como esos de editiotypicade Pablo VI y Juan Pablo II (IV);
-
La aceptación del nuevo Código de Derecho Canónico
(1983).
El texto
del Preámbulo doctrinal no es sorpresivo por su originalidad, porque por un
lado tomó otra vez los elementos del Protocolo de 1988, y por el otro sólo
repitió lo que la Iglesia conciliar ha ido demandando de la Sociedad por más de
40 años: las doctrinas del Concilio Vaticano II, la nueva Misa y el nuevo
Código de Derecho Canónico. Roma
reforzó sus demandas al afirmar que el Magisterio actual el que decide
qué pertenece a la Tradición. Por lo tanto, la decisión en última instancia
sobre cualquier controversia en el contenido de la tradición siempre vuelve a
las autoridades actuales. Así que, de acuerdo con la “hermenéutica de la
continuidad” de Benedicto XVI, sería suficiente para las autoridades de la Roma
actual el afirmar que no hay nada contrario a la Tradición en el Concilio y sus
reformas. Roma locutaest. Causa finita
est! Es relativamente fácil el responder a este documento, dado el hecho
que estos temas han sido estudiados y refutados por muchas veces por el
Arzobispo Lefebvre y los teólogos tradicionales por 50 años.
Entonces,
¿qué es lo que hará Mons. Fellay?
CONTINUA...
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