Estaba, pues, allí, en pie,
Simón Pedro calentándose. Y le
dijeron: ¡No eres tú: también de sus discípulos Negó él, y dijo: no soy. Dicele
uno de los criados del Pontífice, pariente de aquél a quien Pedro le había
cortado la oreja: ¿no te vi yo a ti en el huerto con Él? Y otra vez negó Pedro,
y luego canto el gallo. (v, 25-27.)
(SAN AGUSTÍN.) Habiendo dicho el evangelista que Anás había mandado a Jesús
atado a casa de Caifás, volvió a continuar su narración desde donde había
dejado a Pedro, para explicar lo que había sucedido en la casa de Anás sobre
las tres negaciones de Pedro. Dice, pues: "Estaba. Simón Pedro en pie y
calentándose". Aquí resume lo que antes había dicho.
(CRISÓSTOMO.) El
fervoroso discípulo estaba inmóvil de espanto separado de Jesús, y esto es para
que aprendamos cuán débil es la naturaleza cuando Dios abandona al hombre.
Segunda vez preguntado, niega también por lo que sigue: Dijéronle, pues: ¿por
ventura eres tú de sus discípulos?"
(SAN AGUSTÍN.) Vemos que en esta ocasión, no ya en la puerta, sino estando
al fuego, negó Pedro segunda vez, lo que no podía suceder si no hubiera vuelto
después de que había salido fuera, como dice San Mateo : había, pues, salido y
le vio fuera otra criada; esto es, que habiéndose levantado y salido vio a
Pedro, y dijo a los que allí estaban (esto es, a los que juntamente con él
estaban alrededor del fuego dentro en el atrio) : Y éste estaba con Jesús
Nazareno. Aquél, pues, que habla salido fuera, habiendo oído esto, volviendo,
juró a aquellos que lo afirmaban que no conocía a aquel hombre. San Juan dice a
continuación: "Dijeron: ¿por ventura eres tú de sus discípulos?" Lo
que creemos fue dicho a Pedro, que volvía; y esto se confirma, no solo por lo
que dicen San Mateo y San Marcos de la otra criada que citan, sobre esta
segunda negación, sino que también por lo que dice San Lucas, refiriéndose a lo
que otro de los que asistían hizo con Pedro. Por lo que dice San Juan:
"Dijéronle, pues, a él". San Juan, siguiendo su narración, cuenta de
este modo la tercera negación: Uno de los siervos del Pontífice le dice",
etc. San Mateo y San Marcos señalan en número plural a aquellos que hablaban con Pedro
(mientras San Lucas habla de uno San Juan también de uno, y es pariente de
aquel a quien corto la ore, ja fácil es de entender que San Mateo y San Marcos
siguieron la costumbre de usar el plural por el singular, o que tal vez uno,
porque lo había visto, afirmaba de ciencia propia, los demás, apoyados en éste, acusaban
juntamente a Pedro.
(CRISÓSTOMO.) Ni los recuerdos del huerto, ni lo que allí se dijo, ni el
mucho amor que allí con sus palabras había manifestado, vienen a la memoria de
Pedro. Por lo que sigue: "Otra' vez, pues, negó Pedro; y en el momento el
gallo canto”.
(SAN AGUSTÍN.) ¡He aquí cumplida la
profecía del médico y convicta la presunción del enfermo! No se verificó, pues,
lo que éste había dicho: "Pondré mi vida por ti"; sino que sucedió lo
que Jesús había predicho: "Me negarás tres veces".
(CRISÓSTOMO.) Los Evangelistas escribieron acordes la negación de Pedro, no
acusando al discípulo sino para enseñarnos cuan malo es no entregarse
totalmente en manos de Dios y confiar en si mismo
(BEDA) En sentido espiritual
están significados por la primera negación de Pedro aquellos que antes de la
pasión negaron que Jesús fuera Dios; en la segunda, aquellos que negaron,
después de su resurrección, su divinidad e igualmente su humanidad. También
significa el primer canto del gallo la resurrección de todo el cuerpo
(universal). Por la primera criada que obligo a Pedro a negar, se entiende la
avaricia; por la segunda la voluptuosidad, y por el criado o muchos criados los
demonios que seducen para negar a Cristo.
Llevan, pues, a Jesús desde casa, de Caifás
al Pretorio, y era, por la mañana; y
ellos no entraron en el Pretorio por: no contaminarse y poder comer la
Pascua. Pilatos, pues, salió fuera a ellos, y dijo: ¿Qué acusación traéis
contra este hombre? Respondieron, y le
dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo hubiéramos entregado. Pilatos les
dijo entonces: Tomadlo allá vosotros, y juzgadle según vuestra Ley. Y los
judíos le dijeron: No nos es lícito a nosotros matar a alguno. Para que se
cumpliese la palabra que Jesús había dicho, señalando de qué muerte había de
morir. (v, 28-32.)
(SAN Agustín.) Vuelve el Evangelista al punto de su
narración donde había quedado, explicando la negación de Pedro, y dice:
"Conducen, pues, a Jesús desde casa de Caifás al Pretorio". Ya había
dicho que había sido enviado a Caifás desde casa de Anás, compañero y suegro
suyo; pero ¿por qué de casa de Caifás es llevado al Pretorio, que no es más que
la residencia del pro cónsul Pilatos
(BEDA.) Se llama Pretorio el tribunal del Pretor; y
los pretores se llaman prefectos o preceptores, porque imponen sus preceptos a,
los ciudadanos.
(SAN AGUSTÍN.) O por alguna causa urgente, Caifás se
había trasladado de la casa de Anás (a donde ambos habían acudido para. oír al
Salvador) al Pretorio del presidente Pilatos, dejando a su suegro el cuidado de
oír a Jesús.
O bien Pilatos había constituido su tribunal en la
casa de Caifás; por ser suficientemente espaciosa para habitar su dueño y
separadamente el juez.
(San Agustín.) Sin embargo, desde el principio era
conducido al mismo Caifás, a quien al fin fue llevado como reo convicto, pues
ya antes había opinado Caifás que Jesús debía morir, y que sin demora fuese
entregado a Pilatos para que le condenara a muerte. Sigue: "Era, pues, de
mañana".
(Crisóstomo.) Es llevado a Caifás antes del canto
del gallo, y a Pilatos entrada la mañana; con lo que demuestra el evangelista
que en todo el intermedio de la madrugada fue Jesús interrogado por Caifás sin
conseguir nada, y por esto le remitió a Pilatos; pero dejando para los otros
Evangelistas los demás detalles, pasa adelante. Sigue, pues: "y ellos no entraron en el Pretorio"
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