MIERCOLES
De la semana de pasióon
En Roma se celebra la Estación en la Iglesia de San
Marcelo papa y mártir (308-310).
COLECTA
Santificado este ayuno,
ilustra, oh Dios, misericordiosamente los corazones de tus fieles: y escucha
benigno las súplicas de aquellos a quienes concedes el sentimiento de la
devoción. Por el Señor.
EPISTOLA
Lección del libro Levítico.
En aquellos días habló el Señor
a Moisés, diciendo: Habla a toda la asamblea de los hijos de Israel, y les dirás:
Yo soy el Señor, vuestro Dios. No hurtaréis. No mentiréis, ni engañará cada
cual a su prójimo. No perjurarás en nombre mío, ni mancharás el nombre de tu
Dios. Yo soy el Señor. No calumniarás a tu prójimo, ni le oprimirás con la
fuerza. No retendrás el salario del obrero hasta el mañana. No maldecirás al sordo,
ni pondrás tropiezo delante del ciego: sino que temerás al Señor, tu Dios,
porque yo soy el Señor. No harás lo que es inicuo, ni juzgarás injustamente. No
consideres la persona del pobre, ni honres la cara del poderoso. Juzga justamente
a tu prójimo. No serás calumniador, ni murmurador en el pueblo. No te pondrás contra
la sangre de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odies a tu hermano en tu corazón,
sino corrígele públicamente, para que no peques contra él. No busques la
venganza, ni te acuerdes de la injuria de tus ciudadanos. Amarás a tu amigo
como a ti mismo. Yo soy el Señor. Guardad mis leyes. Porque yo soy el Señor, vuestro
Dios.
DEBER DE CARIDAD FRATERNA. — La Iglesia, al poner hoy
ante nuestra vista este relato del Levítico, en que los deberes del hombre para
con su prójimo se encuentran expuestos con tanta claridad y abundancia, quiere
dar a entender al cristiano en qué debe enmendar su vida, en cosa tan
importante. Es Dios quien aquí habla, e íntima sus órdenes; ved como repite casi
a cada paso: "Yo el Señor"; a fin de hacernos comprender que será
vengador del prójimo que hubiéremos ofendido. ¡Cómo este lenguaje debía ser nuevo
al oído de los catecúmenos, instruidos en el seno de un mundo pagano, egoísta y
sin entrañas, que jamás les había dicho que todos los hombres son hermanos, que
Dios, Padre común de la inmensa familia de la humanidad, exigía que se amasen
todos con un amor sincero, sin distinción de razas ni de condición! Nosotros
los cristianos, estos días de reparación, pensemos en cumplir a la letra la
intención del Señor, nuestro Dios. Acordémonos de que estos preceptos fueron
intimados al pueblo israelita, hace muchos siglos antes de la publicación de la
Ley de misericordia. Pues si el Señor exigía de un judío un amor tan sincero a
sus hermanos, cuando la ley divina estaba escrita solamente en láminas de
piedra, ¿qué no pedirá de un cristiano que puede leerlas en el corazón del
Hombre- Dios, bajado del cielo y hecho nuestro hermano para que nos fuese más
fácil, a la par que agradable cumplir el precepto de la caridad? La humanidad
unida en su persona a la divinidad es en adelante sagrada; en ella se ha
complacido el Padre celestial; por amor fraternal hacia ella se entrega Jesús a
la muerte, enseñándonos con su ejemplo a amar tan sinceramente a nuestros
hermanos, que si es necesario "estemos decididos hasta dar nuestra vida por
ellos'". Es el discípulo amado el que lo aprendió de su maestro, y el que
nos lo enseña.
EVANGELIO
Continuación
del santo Evangelio según S. Juan.
(Juan, X,
22-38)
En aquel tiempo se celebró en Jerusalén
la fiesta de la dedicación: y era invierno. Y Jesús estaba en el templo, en el
pórtico de Salomón. Y rodeáronle los judíos, y decían: ¿Hasta cuándo torturarás
nuestra alma? Si eres tú el Cristo, dínoslo claramente. Respondió les Jesús: Os
hablo, y no creéis. Las obras, que yo hago en nombre de mi Padre, os dan
testimonio de mí: pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas
oyen mi voz: y yo las conozco, y me siguen: y yo les doy vida eterna: y no
perecerán para siempre: y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las
ha dado, es mayor que todos: y nadie las puede arrebatar de la mano de mi
Padre. Yo y el Padre somos una sola cosa. Tomaron entonces piedras los judíos para
lapidarle. Respondió les Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre:
¿por cuál de ellas queréis apedrearme? Respondiéronle los judíos: No te
apedreamos por la buena obra, sino por la blasfemia: porque tú, siendo hombre,
te haces Dios a ti mismo. Respondióles Jesús: ¿No está escrito en vuestra Ley:
Yo dije: dioses sois? Si llamó dioses a quienes habló Dios, y no puede ser
quebrantada la Escritura: ¿a quién el Padre santificó y envió al mundo, decís vosotros:
Blasfemas: porque he dicho: Soy el Hijo de Dios? Si no hago obras de mi Padre,
no me creáis. Pero, si las hago, y si no queréis creerme a mí, creed a las
obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
LA FE. — Después de la fiesta de los Tabernáculos, vino la
de la Dedicación, y Jesús se quedó en Jerusalén. El odio de sus enemigos
aumentaba continuamente y reuniéndose alrededor de él, quieren obligarle a
decir que es el Mesías, para enseguida echarle en cara el usurpar una misión
que no es suya. Jesús desdeña responderles, y les remite a los milagros que le
han visto obrar y que dan testimonio de él. Por la fe, y solamente por ella,
puede el hombre acercarse a Dios en este mundo. Dios se manifiesta por las obras
divinas; el hombre que las conoce debe creer la verdad que atestigua tales
obras, y así creyendo, tiene el mismo tiempo, la certeza de lo que cree y el
mérito de su fe. El judío soberbio se rebela; querría dictar la ley al mismo
Dios, y no quiere saber que su pretensión es tan impía como absurda,
UNIDAD DEL PADRE Y DEL HIJO. — Con todo eso, es necesario
que la doctrina divina siga su curso, debe excitar el escándalo de estos
espíritus perversos. Jesús no habla solamente para ellos: tiene que hacerlo también
por los futuros creyentes. Entonces dijo esta gran palabra que nos revela no
sólo su categoría de Cristo, sino su divinidad: "Mi Padre y Yo somos
uno." Sabía que hablando- así excitaría su furor; pero tenía que revelarse
a la tierra y confundir de antemano a la herejía. Arrio se levantará un día
contra el Hijo de Dios y dirá que solamente es la más perfecta de las criaturas:
la Iglesia responderá que es uno con el Padre que le es consubstancial; y
después de muchas revueltas y crímenes la secta arriana se extinguirá y caerá
en olvido. Los judíos son aquí los precursores de Arrio. Han comprendido que
Jesús se ha declarado Hijo de Dios, y quieren apedrearle. Por una última
condescendencia Jesús quiere prepararles para gustar esta verdad, indicándoles
por sus escrituras, que el hombre puede algunas veces recibir en su sentido
restringido, el nombre de Dios, por razón de las funciones divinas que ejerce;
después les recuerda los prodigios que tan altamente testimonia la asistencia
que le ha dado su Padre; y repite con nueva firmeza que "el Padre está en El
y El en el Padre. Nada puede convencer a estos corazones obstinados; el castigo
del pecado que han cometido contra el Espíritu Santo pesa sobre ellos.
DOCILIDAD. — ¿Que diferente es la suerte de las ovejas del
Salvador? "Escuchan su voz, le siguen; les da la vida eterna, y nadie les
arrebatará de sus manos." ¡Dichosas ovejas! Creen porque aman; por el corazón
se abre paso la verdad, así como por el orgullo del espíritu penetran las tinieblas
en alma del incrédulo y se establecen para siempre. El incrédulo ama las
tinieblas; las llama luz y blasfema sin sentirlo. El judío llega hasta
crucificar al Hijo de Dios para rendir homenaje a Dios.
ORACION
Atiende a nuestras súplicas, oh
Dios omnipotente: y, a los que les concedes la gracia de confiar en tu piedad,
dales benigno el efecto de tu acostumbrada misericordia. Por el Señor.
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