En 2017, el presidente del gobierno regional kurdo en Irak, Massud Barzani, organizó un referéndum
tendiente a proclamar la independencia del Kurdistán iraquí. Irak, Siria,
Turquía e Irán comprendieron de inmediato que el Pentágono –volviendo a su
plan inicial– se disponía a crear un «Kurdistán libre» amputando sus
territorios respectivos y decidieron hacer fracasar el proyecto. En 2019, el
PKK/YPG kurdo anunció que estaba preparándose para proclamar la independencia
del territorio sirio que la prensa occidental denomina como «Rojava». Sin
demora, Irak, Siria, Turquía e Irán se concertaron nuevamente. Turquía invadió
«Rojava», expulsando de allí al PKK/YPG, sin que el ejército sirio ni las
fuerzas rusas reaccionaran en contra.
Más
tarde, el estado mayor turco estimó que el Pentágono, habiendo renunciado
momentáneamente a destruir Siria, debido a la presencia rusa en ese país, se
disponía ahora a destruir el Estado turco. Para tratar de alejar esa
posibilidad, la cúpula militar turca trató de reactivar la «guerra sin fin» en
Libia –o sea, lejos de Turquía– y de amenazar a los países miembros de la OTAN
con las peores calamidades: un tsunami de subversión migratoria para la Unión
Europea y, para Estados Unidos, una guerra con Rusia. Así que Ankara abrió a
los migrantes la frontera de Turquía con Grecia y agredió a las fuerzas de
Rusia y de Siria en Idlib, donde esas fuerzas estaban bombardeando a los
yihadistas de al-Qaeda y de Daesh atrincherados en esa gobernación siria. Eso
es lo que estamos viviendo en este momento.
Este
es el mapa que rectifica el proyecto estadounidense de “rediseño del Medio
Oriente ampliado”, publicado por la periodista Robin Wright.
El Protocolo Adicional de
Moscú
En
febrero de 2020, el ejército turco infligió bajas a las fuerzas rusas y sirias
mientras que el presidente turco Erdogan llamaba constantemente por teléfono
al presidente ruso Putin para aliviar con una mano la tensión que alimentaba
con la otra.
El
secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se comprometió a contener los
apetitos del Pentágono si Turquía ayudaba a reactivar la «guerra sin fin» en
Libia, país dividido en un millar de tribus que se enfrentan entre sí
alrededor de dos líderes principales, ambos agentes de la CIA: el presidente
del Consejo Presidencial, Fayez al-Sarraj, y el comandante del Ejército
nacional, Khalifa Haftar.
La
semana pasada el enviado especial del secretario general de la ONU para Libia,
Ghassan Salamé, fue invitado a presentar su dimisión «por razones de salud».
El profesor Salamé hizo lo que se le había instruido, aunque sin dejar por
ello de expresar su descontento en una conferencia de prensa. Para respaldar a
al Sarraj, se constituyó un eje, con la Hermandad Musulmana, alrededor de Qatar
y Turquía. Para apoyar a Haftar, se creó una segunda coalición en la que
participan Egipto y Emiratos Árabes Unidos, pero también Arabia Saudita y
Siria.
Esto
constituye el gran regreso de Siria a la escena internacional, con la aureola
de sus 9 años de resistencia victoriosa ante la Hermandad Musulmana y Estados
Unidos. El 4 de marzo se abrieron, por todo lo alto, una embajada libia en
Damasco y una embajada de Siria en Bengazi.
Por
otro lado, la Unión Europea, después de haber condenado solemnemente el
«chantaje turco» sobre el tema de los refugiados, envió la presidente de la
Comisión Europea a observar el flujo de refugiados en la frontera greco-turca
mientras que el presidente del Consejo Europeo era enviado a Ankara para
tantear el terreno con el presidente Erdogan. Este último confirmó que es
posible llegar a un arreglo si la Unión Europea se compromete a defender «la
integridad territorial» de Turquía.
Moscú
planeó cuidadosamente la “coreografía” de la rendición turca: la delegación de
Turquía estuvo de pie todo el tiempo, teniendo a sus espaldas una estatua de
la emperatriz Catalina la Grande, para recordar que Rusia ya estaba presente en
Siria en el siglo XVIII. El presidente Erdogan está sentado con el presidente
Putin y detrás de ellos puede verse un reloj conmemorativo de la victoria de
Rusia sobre el Imperio Otomano.
Fue
sobre esa base que el presidente ruso Vladimir Putin recibió en el Kremlin al
presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el 5 de marzo. Primero tuvieron una
reunión, con participación restringida, de 3 horas de duración y dedicada a
las relaciones con Estados Unidos. Rusia se comprometió a proteger la
República de Turquía de una posible partición, a condición de que Turquía
firmara y pusiera en aplicación un Protocolo Adicional sobre la Estabilización
de la Situación en la Zona de Desescalada de Idlib [2].
Una
segunda reunión, también de 3 horas pero abierta a los ministros y consejeros,
se dedicó a la redacción de ese texto, que prevé la creación de un corredor de
seguridad de 12 kilómetros de ancho alrededor de la autopista siria M4,
corredor que será vigilado conjuntamente por las dos partes. Eso significa que
Turquía retrocede hacia el norte de la autopista, que se abre nuevamente a la
circulación, y que Turquía “pierde” la ciudad de Jisr-el-Chogur, bastión de los
yihadistas en suelo sirio. Pero lo más importante es que Turquía tendrá que
aplicar por fin el memorándum de Sochi, en el cual se comprometía a respaldar
solamente la oposición armada siria –presuntamente democrática y no islamista–
y a combatir a los yihadistas. El hecho es que la «oposición armada
democrática» es una leyenda inventada por la propaganda británica. De hecho,
Turquía tendrá que optar entre liquidar a los yihadistas por sí misma o seguir
trasladándolos de Idlib (en Siria) hacia Yerba (en Túnez) para enviarlos
finalmente a Trípoli (en Libia), como había empezado a hacerlo en enero.
Además,
el 7 de marzo, el presidente Putin se puso en contacto con el ex presidente de
Kazajastán, Nursultán Nazarbayev, para estudiar con él la posibilidad de
desplegar en Siria «chapkas azules» kazajos, bajo los auspicios de la
Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Esa opción ya se había
planteado en 2012. Los soldados kazajos presentan la ventaja de ser de
confesión musulmana, mientras que los rusos son cristianos ortodoxos.
En
Riad se piensa que el Pentágono ha activado ahora la variante de arremeter
contra Arabia Saudita –en vez de hacerlo contra Turquía– a pesar de las
astronómicas compras de armamento estadounidense que el presidente Trump
impuso al reino a cambio de la protección de Washington. El Pentágono ya se
había planteado la disección de Arabia Saudita en 2002 [3].
El
palacio real de Riad fue blanco de varios misiles esta semana. El príncipe
Mohamed ben Salman (de 34 años y conocido como «MBS») ordenó el arresto de
varios príncipes y generales entre los que se hallan su tío, el príncipe Ahmed
(de 70 años), y el príncipe Mohamed ben Nayaf (de 60 años), quien fue heredero
designado del trono saudita hasta que el rey Salman decidió transferir ese
título a su hijo MBS. La provincia saudita de Qatif, de población chiita y
donde varias ciudades ya han sido arrasadas, fue aislada del resto del reino.
Nadie cree las explicaciones oficiales que hablan de disputas de sucesión y
coronavirus [4].
Thierry
Meyssan
…………………………………………………………………………………
[1]
«Hice 33 años y 4 meses de servicio de servicio activo y, durante todo ese
periodo, pasé la mayor parte del tiempo haciendo de matón para el mundo de los
negocios, para Wall Street y para los banqueros. En resumen,
yo era un extorsionista, un gánster al servicio del capitalismo.
Ayudé a que México, sobre todo la ciudad de Tampico, fuese un lugar seguro
para los grupos petroleros estadounidenses, en 1914. Ayudé a convertir
Haití y Cuba en lugares convenientes para que los hombres de la National
City Bank pudieran obtener ganancias. Ayudé a la violación de media
docena de repúblicas de América Central en beneficio de Wall Street.
Ayudé a limpiar Nicaragua para el banco estadounidense Brown Brothers,
de 1902 a 1912. Llevé luz a la República Dominicana en provecho
de las empresas azucareras estadounidenses, 1916. Puse Honduras
en manos de las empresas estadounidenses productoras de fruta,
en 1903. En China, en 1927, ayudé a que la Standard Oil pudiera
hacer sus negocios en paz.», escribió el general Smedley Butler
en su libro War Is a Racket, Smedley Butler, Feral House, 1935.
[2]
“Additional Protocol
to the Memorandum on Stabilization of the Situation in the Idlib De-Escalation
Area”, Voltaire Network, 5 de marzo de 2020.
[3]
"Taking
Saudi out of Arabia", Powerpoint de Laurent Murawiec para una reunión
del Defense Policy Board (10 de julio de 2002).
[4]
“Two Saudi Royal Princes Held, Accused of Plotting a Coup”, Bradley Hope, Wall
Street Journal; “Detaining Relatives, Saudi Prince Clamps Down”, David
Kirkpatrick & Ben Hubbard, The New Yok Times, March 7, 2020.
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