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lunes, 30 de noviembre de 2020

La Parusía. Padre Juan Rovira. Mártir de la Guerra civil Española.

 


Escolta de Cristo

 

 Pero Cristo no vendrá solo. Como Rey que es, vendrá acompañado de su corte. Ya San Juan en el texto anteriormente citado nos le presenta seguido de los ejércitos del cielo. Vendrá el Señor acompañado de sus Ángeles, como Él mismo indicó al explicar la parábola de la cizaña (Mt. 13, 41); y más claramente lo dijo en otra ocasión: “El Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus Ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras” (Mt. 16, 27).

 Asimismo, en los textos evangélicos en que describe su venida dice que enviará sus Ángeles con trompeta y con gran voz a congregar sus escogidos (Mt. 24, 31, y Mc. 13, 27). Y San Judas en su carta trae unas palabras de Enoc, que dice: “He aquí que el Señor viene con sus santas miríadas a hacer juicio contra todos y a convencer a los impíos acerca de todas las obras de su impiedad, que hicieron impíamente, y de todas las cosas duras que hablaron contra Dios los pecadores impíos” (Jud. 14-15).

 

  Resurrección de los santos y congregación de los escogidos

 

 Seguiráse después la resurrección de los santos. Verdad es que acerca de este punto no están de acuerdo los teólogos e intérpretes, pues que comúnmente dicen que la resurrección ha de ser de todos juntos y a un mismo tiempo. Pero esto ha de entenderse de la resurrección general. Mas esta resurrección particular de los Santos será como un privilegio, y así como resucitó Cristo y con Cristo resucitaron también otros santos, como dice San Mateo (27, 52-53), los cuales probablemente, como siente Santo Tomás (S. Th. Sup., 3 p., q. 77, a. 1, ad 3), no volvieron a morir, así también puede admitirse que cuando aparecerá Cristo en su segunda venida para destruir el Anticristo, resucitarán por privilegio, no todos los Santos, sino solamente algunos.

 “Vendrá, pues, el Señor sobre las nubes y acompañado de sus Ángeles con gran poder y majestad, y enviará sus Ángeles con gran voz y con sonido de trompeta y congregarán sus escogidos de los cuatro vientos desde un confín de los cielos hasta el otro confín” (Mt. 24, 31 y Mc. 13, 27). ¿Pero, quiénes son estos escogidos, y de dónde y adónde se han de congregar?

Estos escogidos de que habla aquí el Señor son de la tierra y de la tierra se han de tomar, y así parecen indicarlo claramente aquellas palabras que añadió después: “Entonces dos estarán en el campo, el uno será tomado y el otro será dejado; dos estarán moliendo en una muela, la una será tomada y la otra será dejada” (Mt. 24, 40-41 y Lc. 17, 34-35).

Pero, ¿para qué serán tomados y adónde han de ir? Eso mismo preguntaron los discípulos a Cristo: “¿Adónde, Señor?” Y Él les dijo: “En donde quiera que estuviere el cuerpo allí se congregarán las águilas” (Lc. 17, 37), que es como si dijera, así como las águilas o los buitres se congregan alrededor del cuerpo, así los escogidos se reunirán y juntarán alrededor de Cristo glorioso.

 De esta congregación de los escogidos habla también San Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses, pero advierte que ha de preceder a ésta la resurrección de los que murieron en el Señor. Y así dice: “El mismo Señor, con imperio y con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero; después nosotros los vivientes, los que quedemos junto con ellos, seremos arrebatados en las nubes por el aire al encuentro del Señor, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tes. 16, 17). Y lo mismo dice en la primera carta a los Corintios. Dice que tocará la trompeta y los muertos resucitarán incorruptos, y nosotros (esto es, los que estuvieren vivos), seremos transformados.

 Según esto, distingue San Pablo claramente a la venida de Cristo dos clases o suertes de justos que se le juntarán. Los unos serán los muertos que resucitarán, primeramente, resucitarán incorruptos; los otros serán los vivos, los cuales no morirán, sino que serán transformados de mortales y corruptibles en incorruptibles e inmortales, y juntamente con los otros serán arrebatados por el aire sobre las nubes al encuentro de Cristo.

 Pero, ¿quiénes serán estos mortales tan dichosos que resucitarán entonces o serán transformados? ¿Serán todos los justos muertos? ¿Serán todos los justos vivos? San Pablo habla en términos generales, aunque no dice expresamente que hayan de ser todos los justos. Los textos evangélicos hablan de los escogidos, dicen que los Ángeles congregarán los escogidos, pero no dicen ni dan a entender que éstos sean todos los justos o predestinados. Y así de los dos que estarán en un campo dicen que el uno será tomado con Cristo, y el otro será dejado; no dicen que este otro será condenado, sino que será dejado.

 ¿Quiénes, pues, serán estos justos escogidos, que serán tomados y arrebatados para que se junten con Cristo en su venida? Si, como es probable, la resurrección de los justos de que habla San Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses, es la que San Juan llama en el Apocalipsis la primera resurrección, entonces los resucitados, los escogidos son los que allí dice San Juan. Dice que vio las almas de los degollados por el testimonio de Jesús y por la palabra de Dios y los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen ni recibieron su marca o señal, en su frente o en su mano: y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Los otros muertos no vivieron hasta que se cumplan los mil años. Esta es la primera resurrección.

 Este texto de San Juan parece indicar dos clases o suertes de escogidos, los unos son los degollados por el testimonio de Jesús, esto es, los mártires, o todos o algunos, y en primer lugar los Apóstoles a los cuales prometió el mismo Cristo que en la regeneración se sentarían sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel; los otros son los que no adoraron a la bestia ni recibieron su señal, aunque no hayan sido martirizados sino que estén vivos, pues, de lo contrario, no había para qué distinguirlos de los mártires. Y de los unos y de los otros, dice San Juan, que vivieron; de los mártires porque resucitaron, de los otros porque, aunque estaban vivos, fueron transformados y comenzaron a vivir vida incorruptible e inmortal.

 

 Derrota y destrucción del Anticristo

 

 Efecto de la Venida de Cristo será también la destrucción del Anticristo y en general de todas las potestades antiteocráticas, que se oponen al gobierno de Dios. Vimos ya que el Anticristo ha de reunir sus reyes y sus ejércitos en Armagedón para pelear contra el Cordero. Entonces, pues, vendrá Cristo a destruirle y a salvar y librar a los suyos.

 

Así lo dijo ya Zacarías, según vimos, que: saldrá el Señor y peleará contra aquellas gentes enemigas de Jerusalén, y se afirmarán sus pies en el Monte de los Olivos (Zac. 14, 3-4). Y más claramente San Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses. “Y entonces se manifestará aquel inicuo, al cual el Señor matará con el soplo de su rostro y lo destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tes. 2, 8).

 Y San Juan en el Apocalipsis dice lo mismo. Después de describir a Cristo Rey de reyes y Señor de señores montado sobre un caballo blanco, sus ojos como llama de fuego, en su cabeza muchas coronas, saliendo de su boca una espada aguda para herir con ella a las gentes, y seguido de los ejércitos y escuadrones celestiales, dice:

 “Y vi a la bestia (el Anticristo) y a los reyes de la tierra congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo y contra su ejército. Y fue presa la bestia y con ella el pseudoprofeta, el que hacía delante de ella las señales con que engañó a los que recibieron la señal de la bestia y adoraron su imagen. Ambos fueron echados vivos en un lago de fuego ardiendo en azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves se hartaron de las carnes de ellos” (Ap. 19, 19-21).

 Junto con esta derrota y destrucción del Anticristo y de las potestades antiteocráticas terrenas, parece probable, según veremos luego, que ha de ponerse también la atadura y encarcelamiento del diablo y de las potestades infernales que San Juan pone a continuación:

 “Y vi bajar del cielo un ángel, que tenía la llave del abismo, y una gran cadena en su mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua (la del paraíso), que es el diablo y Satanás y lo ató por mil años. Y lo arrojó al abismo, y cerró y selló sobre él para que no engañe más a las gentes, hasta que se cumplan mil años: y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo” (Ap. 20, 1-3).

 Y a esto mismo parece que se refiere Isaías en su profecía cuando dice: “Ese día Yahvé pedirá cuentas al ejército de los cielos, allá en lo alto (esto es, al diablo y a sus ángeles), y aquí abajo, a los reyes de la tierra (esto es, el Anticristo y los otros reyes sus partidarios); los juntará a todos y los meterá en un calabozo, y serán encerrados en la cárcel, y después de muchos días (los mil años de san Juan), recibirán su sentencia.”

 

 Reino de los santos

 

 Destruidas las potestades antiteocráticas y encadenado y encarcelado el demonio, seguiráse luego el reino de Cristo y de los Santos. Este reino predícelo el profeta Daniel en el capítulo séptimo de su profecía, en el cual, después de describir aquellas cuatro bestias que simbolizan cuatro imperios, después de describir los diez cuernos que proceden de la cuarta bestia, que son diez reyes y el undécimo cuerno (el Anticristo) que hablará palabras contra el Altísimo y quebrantará a los santos del Altísimo y pensará que puede mudar los tiempos y las leyes y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos y medio tiempo (esto es, tres años y medio) añade que se sentará el juez y le quitarán su señorío para que sea arruinado y destruido hasta el fin y para que el reino y el señorío y la majestad de los reinos de debajo de todo el cielo sea dada al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino sempiterno, y todos los reyes le servirán y obedecerán (al pueblo de los santos).

 En este texto se predice claramente que a la destrucción del Anticristo y de las otras potestades antiteocráticas seguirá no sólo un triunfo, sino un reino de Cristo y de los santos, un reino, que será sobre la tierra o debajo del cielo, como dice Daniel, un reino en que el poder será del pueblo de los santos del Altísimo, al cual pueblo todos los reyes servirán y obedecerán.

 Es, por consiguiente, muy probable que, inmediatamente después de la muerte del Anticristo, no se acabará el mundo, sino que se seguirá todavía la Santa Iglesia, el Reino de los Santos que ejercerá la soberanía sobre toda la tierra. Y en este sentido interpretan el texto de Daniel los mejores y más renombrados intérpretes, Maldonado, Mariana, Menoquio Tírini, Gaspar Sánchez, Cornelio a Lapide y Kabenbauer. Véase, por ejemplo, lo que dice Cornelio a Lapide: “Entonces, destruido el reino del Anticristo, la Iglesia reinará en toda la tierra y de los judíos y de los gentiles se hará un solo redil con un solo pastor.” [1]

 

 Resurrección Universal y Juicio Final

 

Seguiráse después la sublevación o rebelión de Gog y Magog contra la ciudad de los santos, que es probablemente, según veremos, diversa de la persecución del Anticristo. Luego, más tarde, el fuego de la conflagración, con el cual serán encendidos y abrasados los cielos y los elementos, según dice el apóstol San Pedro en su segunda carta (3, 7-12). Y, por fin, terminará todo con la resurrección última y el juicio final.

Esta resurrección y juicio lo describió Cristo a sus discípulos, según se refiere en el Evangelio de San Mateo (25, 31-46): “Cuando viniere el Hijo del hombre, en su gloria y todos los ángeles con Él, se sentará en el trono de su gloria. Y se juntarán delante de Él todas las gentes y las separará unas de otras como el pastor separa las ovejas de los cabritos: y pondrá las ovejas a la mano derecha y los cabritos a la izquierda. Entonces dirá el rey a los que estarán a su diestra: Venid, benditos de mi Padre, poseed el reino preparado para vosotros desde el principio del mundo; porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber. Y le responderán los justos diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? Y respondiendo el rey les dirá: En verdad os digo, que cuantas veces lo hicisteis con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Entonces dirá el rey a los que estén a su izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, que está preparado para el diablo y para sus ángeles, porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber.” Y ellos le harán también la misma pregunta que los buenos y Él les dará la misma respuesta: “En verdad os digo, que cuantas veces no lo hicisteis con uno de estos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis. E irán estos al suplicio eterno, y los justos, a la vida eterna.”

 Se contiene, pues, en esta descripción, el tribunal del juez, la congregación de las gentes, la separación de buenos y malos, el examen de la causa, la sentencia del juez y sus efectos, vida eterna y suplicio eterno. Más el examen de la causa, que se ciñe y circunscribe a las obras de misericordia.

 Otra descripción del juicio final hallamos en el Apocalipsis (20, 11-15): “Y vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo, y no fue hallado el lugar de ellos. Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios, y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto el cual es el de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dio los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron echados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue echado en el lago de fuego.”

 Y San Pablo (1 Cor. 15, 24-28) dice también que Cristo reinará hasta que ponga bajo sus pies a todos sus enemigos, y la última de todas será destruida la muerte: después de esto Cristo entregará su reino al Padre y entonces será Dios todo en todos.

Por último, como remate y complemento de todo, sucederán los cielos nuevos y la tierra nueva de que habla San Pedro (2 Pe. 3, 13), en los cuales habita la justicia, los nuevos cielos y tierra, que vio San Juan en el Apocalipsis y la nueva ciudad de Jerusalén, que allí describe, que bajaba del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido, el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios con ellos será su Dios (Ap. 21, 1-27).

 

viernes, 27 de noviembre de 2020

Estados Unidos: Good Bye Mr. Ex President

 


Las elecciones presidenciales en EE.UU. disiparon las dudas de todos respecto a la caída progresiva que Estados Unidos experimenta en todos los sentidos.

Si a alguien le quedaban dudas respecto a la caída progresiva que Estados Unidos sufre en todas las materias posibles de comparación con otras potencias, la elección presidencial que enfrentó al actual y derrotado presidente Donald Trump y su retador, el veterano ex vicepresidente de Barack Obama, el demócrata Joe Biden, terminó de consolidar esta realidad de un país cuesta abajo en la rodada.

Es lógicamente interesado y es el deseo de todo antiimperialista, ver a Estados Unidos de capa caída sobre todo con la elección presidencial en Estados Unidos, que ha demostrado, sin lugar a duda, el agotamiento del modelo político en ese país. Lo anquilosado de su sistema electoral (1) y sobre todo, evidenciar la profunda división política y social de esta nación, que sufre gravísimas tensiones raciales, una enorme brecha económica entre multimillonarios, la clase más pudiente y el grueso de la población del país y sobre todo, el enorme poder de las grandes corporaciones económicas, el complejo militar industrial y los grupos de presión ejemplificados en el lobby energético, de las armas, el lobby saudí y sobre todo el grupo de presión sionista. Vinculación dinero y política, que terminó de horadar cualquier consideración de democracia en ese país.

Una mirada de estas elecciones, que no puede dejar de tener presente las situaciones de sanciones, embargos, bloqueos, desestabilización y agresiones a números países, que tienen un optimismo muy moderado respecto a que el cambio de mandatario en el Salón Oval, pueda modificar en algo la política exterior agresiva llevada a cabo por el contubernio imperialismo-sionismo que se expresó en cuatro años de gobierno de Donald Trump. Elecciones del presidente estadounidense, que muchos esperamos, en un futuro cercano, no tenga más la influencia que posee, sobre la marcha política y económica del mundo. Nuestras sociedades no merecen tensar su vida por hechos que suceden en una sociedad dividida y que poco interés tiene en las relaciones internacionales fructíferas y positivas, que sean de mutuo beneficio. Otro mundo es posible y ese requiere que Estados unidos tenga un cambio decisivo en política internacional.

Un País pandémico y bananero (2)

Todo lo mencionado marca la política tanto interna como externa de Estados Unidos y lo que ello implica para la suerte de cientos de millones de habitantes del gigante norteamericano, como miles de millones de seres humanos, sometidos a una visión mesiánica, basada en el destino manifiesto (3) que expresan tantos republicanos como demócratas y una conducta hegemónica, que en la línea del unilateralismo, pretende fijar posiciones de dominio sobre el conjunto del planeta. Un eje de acción donde Estados Unidos divide el mundo entre incondicionales y países a los cuales someter a sus presiones. No hay término medio lo que lógicamente despierta el recelo y levanta conceptos y prácticas de soberanía y defensa de los pueblos en aquellos países, que no están dispuestos a seguir en ese formato internacional.

En el aspecto económico las cifras muestran una abismal diferencia. Cuatrocientas personas en la nación norteamericana, que representa el 0,00025 de la población concentran el 3,2% del PIB. Mientras el 13% de este país de 320 millones de habitantes está considerado bajo la línea de la pobreza, es decir, sus ingresos no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas. En Estados Unidos, el ingreso medio en un hogar de cuatro personas ronda los 96 mil dólares. Sin embargo, cuando utilizamos los indicadores y medidas oficiales para medir esos niveles de pobreza basados, fundamentalmente: en los ingresos antes del pago de los impuestos y cubrir las necesidades alimenticias básicas, una familia compuesta por cuatro personas, considerada bajo la línea de la pobreza considera un ingreso mensual equivalente a los 25 mil dólares anuales.

En este panorama, las familias negras que están en la categoría de pobres representan el doble que las familias blancas. Las familias latinas representan el 19% del total y las mujeres, con un 14% tienen más probabilidades de estar en la pobreza que los hombres que representan el 11%. En el caso de los menores de edad, según cifras del Centro de Datos Kinds Count – cuyos números son extraídos del censo estadounidense - el 11% de los niños blancos en Estados Unidos viven en la pobreza. Tasa que en el caso de los niños negros se triplica y llega a un 26% para los niños latinos. Estados Unidos posee un índice Gino que ha aumentado en los últimos años pasando de un 0,482 a un 0,485 (4)

¿Cómo es posible que la nación más rica de la tierra tenga estos indicadores de pobreza? En general los estudiosos del tema señalan una causa principal: Estados Unidos carece de una red que sea potente y amplia de protección social. Lo acontecido bajo la pandemia del Covid 19, con referencia a la decisión de Trump de otorgar apoyos económicos, no ha sido parte de una estrategia global de combate a la pobreza, sino más bien bonos específicos y que no se hacen parte de una red general, que vaya en apoyo a las familias más desposeídas. Los cupones de alimentos o seguros de desempleos son paliativos, no la solución. Sin ese apoyo el índice de pobreza habría sobrepasado el 17%. Cifras a las cuales hay que sumar una crisis económica, alto desempleo, cierre de miles de pequeñas y medianas empresas a causa de la pandemia por el Covid 19. Una pandemia que se ha ensañado con Estados Unidos y donde el negacionismo de la presidencia ante la gravedad de la enfermedad, un sistema público de salud deficiente y una sociedad, que no ha cumplido a cabalidad los consejos sanitarios de lucha contra la enfermedad, han dado como resultado que el país cuente con el mayor número de contagios (10 millones) y de muertes (250 mil) de todo el mundo por el Covid 19.

"Estados Unidos es uno de los países más ricos, poderosos y tecnológicamente innovadores del mundo; pero ni su riqueza ni su poder ni su tecnología se están aprovechando para abordar la situación en la que 40 millones de personas continúan viviendo en la pobreza. Tiene la mayor mortalidad infantil en el mundo desarrollado. la expectativa de vida de sus ciudadanos es menor y menos saludable que en otras democracias ricas y su pobreza y desigualdad están entre las peores del club de países ricos OCDE, y su tasa de encarcelamiento entre las mayores del mundo particularmente en un país rico como EE.UU., la persistencia de la pobreza extrema es una elección política hecha por aquellos en el poder" sostuvo en su oportunidad hace un par de años el entonces relator especial de la ONU para extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alston.

La desigualdad salarial, producto de la pérdida de ingresos reales es otra de las variantes, que explican los altos niveles de pobreza. Los expertos se inclinan a un factor económico específico “el deterioro del mercado laboral de los Estados Unidos, para los trabajadores de menores salarios, que son cerca de 40% del total y han sufrido pérdidas en sus ingresos reales en las últimas décadas. Esto es atribuido a diversos motivos, desde la desindustrialización y el debilitamiento de los sindicatos, hasta las transformaciones tecnológicas. Christopher Wimer, codirector del Centro sobre Pobreza y Política Social en la Universidad de Columbia, sostiene que, en Estados Unidos, las oportunidades en el mercado laboral tienden a ir a personas con títulos universitarios y que se han beneficiado del crecimiento económico".

Es en este marco, donde se concretó la polémica elección del nuevo presidente Joseph Robinette Biden Jr. experimentado político de 77 años, nacido en Scranton, en el Estado de Pennsylvania, ex senador por Delaware, entre los años 1973 al año 2009 y ex vicepresidente bajo los dos mandatos de Barack Obama, entre los años 2009 al 2017. Biden, obtuvo en la elección del pasado 3 de noviembre, una histórica votación de 74 millones de votos contra setenta millones de su rival Donald Trump, en la elección más reñida y con la mayor cantidad de votantes porcentualmente hablando en los últimos 100 años.

Una elección que la población sintió como histórica y que reflejó datos muy interesantes según un trabajo entregado por el diario The New York Times que señaló que: el 47 de los votantes fue masculino donde el 495 de ellos votó por Trump y el 48% por Biden. El 53% d elas que acudieron a votar fueron mujeres d elas cuales el 43% voto por Trump y el 56% por Biden. Los blancos fueron el 65% d ellos votantes donde el 57% votó por Donald Trump y el 42% por el candidato demócrata. Los negros, que fueron el 12% de la masa de votantes, el 12% votó por Trump y el 87% por Biden. En el caso de los latinos estos representaron un 13 % del universo total de electores, donde el 32% votó por Trump y un 66% por el veterano ex vicepresidente. Cuando la referencia fue el mundo de estadounidense de origen asiático estos, que significan el 3% votaron en un 31% por Trump y una 63% por Joe Biden En el apartado Otros el 40% entregó sus votos a Trump y un 60% a Biden.

En materia de edad los datos son interesantísimos. En el tramo entre 18 a 29 años (17% de los votantes) el 35% votó por Trump y un 62% por Joe Biden. Entre los 30 a los 44 años (24% del padrón) el 45% dio su preferencia al actual presidente y el 52% a Biden. Cuando el tramo fue entre los 45 a los 64 años (38% del total de votantes) las cifras se acortaron y dieron un 49% a Trump y un 50% para el electo presidente. En la cifra etárea entre los 65 años y más (con un 22% de la masa electoral) el 51% se inclinó por Trump y el 48% por Joe Biden. En graduados universitarios, con un 44% de los votantes encuestados el 42% dio su preferencia a Trump y el 55% a Biden. En los no graduados con el 56% del total igualaron con un 49% cada candidato.

Con un presidente Trump que hasta el cierre de este artículo seguía sosteniendo que los demócratas habían cometido fraude y corrupción que hicieron que gran cantidad de cadenas televisivas interrumpieran sus declaraciones señalando que el presidente Trump mentía, un hecho inusual en la política estadounidense. Twitter, en más de una oportunidad, impidió que se siguiera publicando una serie de mensajes de Trump hablando de e fraude y corrupción bajo el rótulo “probablemente engañosos”. Por su parte, Facebook cerró algunas páginas de adherentes a Trump, entre ellos la página steap the steal, que, con 350 mil adherentes a Trump, llamaban a no reconocer la elección presidencial. A pesar de esto y las críticas al interior de su propio partido, Trump insiste en acudir a la justicia impugnando los comicios, pero sin aportar prueba alguna.

Cifras y hechos que dan muestra de un país dividido, con partidarios de Trump armados, con intenciones de ingresar a los locales donde se contabilizaban aún votos de esta contienda electoral y que se supone favorecen a Biden, exigiendo que cesara ese conteo. En cambio, en aquellos lugares donde los votos que se contaban eran de zonas donde favorecían a Trump exigían que siguiera el conteo. Un ambiente crítico y que además una vez que Biden asuma su mandato, tendrá los poderes de la Cámara de representantes en manos de los demócratas y el Senado en manos de los republicanos. Esto obligará a fijar acuerdos y políticas de consenso, donde esos 70 millones de votos de ciudadanos norteamericanos, que se inclinaron por la candidatura de Trump, en un país, que se ufanaba de ser un faro democrático para el resto del mundo y sin embargo ha demostrado algo más pedestre: una nación que, en la lucha encarnizada por el poder, su comportamiento es propio de lo que siempre criticó “es un país bananero”.

Desde el punto de vista de lo que Joe Biden tiene como trabajo doméstico esta labor es monumental y se le va a exigir medidas drásticas. Primero, unificar a poderes que se han tensionado fuertemente en estos cuatro años de mandato de Trump; en pos de sacar al país de la crisis. Será un trabajo difícil pues múltiples voces dentro del republicanismo, entre ellos la hija de Trump, la carismática Ivanka Trump y su hijo Donald Trump Jr. Este último ya señalado como posible candidato para las elecciones del año 2024, si su padre no se decide a volver a postular. Los 70 millones de votos obtenidos por Donald Trump, a contrapelo de todas las encuestas y análisis que señalaban a Biden triunfando por amplio margen, son un botín que no se puede despreciar. Tal como sostuvo The New York Times previó a la confirmación del triunfo de Joe Biden “Gane o pierda, Trump seguirá siendo una fuerza poderosa y perturbadora” Así es 70 millones de votos así lo avalan.

¿Trump el pacifista?

Me ha parecido necesario, al final de este artículo, referirme a una opinión que he escuchado y leído profusamente, en esta etapa de disputa electoral en Estados Unidos. Percibo en ella una distorsión de la realidad, tratando de presentar una imagen positiva de Trump, bajo el marco de una verdad indesmentible y que es necesario combatirla. Se afirma con convicción que Trump puede tener mil defectos, pero nunca generó una guerra, como si ello le diera más puntos frente a su rival demócrata o en comparación a otros mandatarios. Mi opinión es clara, no es necesario iniciar una guerra para ser un belicista, un desestabilizador o un golpista. Si bien es cierto Donald Trump no ha iniciado una guerra como las que conocemos de presidentes anteriores, tampoco ha detenido la participación de tropas norteamericanas en diversos frentes bélicos.

Trump y su administración, tampoco ha dejado de vender armas por miles y miles de millones de dólares a sus aliados, que son los que llevan a cabo estos conflictos, con el aval de Washington, el apoyo político, logístico, de sus servicios de inteligencia y de sus aliados. Un Estados Unidos que no ha dejado de desestabilizar a Cuba, Norcorea Nicaragua, Venezuela, Bolivia en su momento. Apoyo a regímenes como el de Brasil, Colombia, Chile que se caracterizan por sus acciones y apoyos a acciones golpistas en Venezuela, por ejemplo, a través del grupo de Lima y la OEA. No ha iniciado guerras en forma directa pero su papel ha sido relevante, como también sus constantes amenazas militares, decisiones económicas y políticas; ya sea enviando su flota naval al Golfo Pérsico, al Mar Meridional de la China, amenazar con un fuego apocalíptico. Imponer sanciones comerciales, congelar activos de los países enemigos o chantajear a gobiernos, para que se vote de acuerdo con sus intereses y sus aliados en el seno del Consejo de Seguridad o de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Un Donald Trump que no ha retirado tropas de ninguna de las zonas que dijo iba a retirar o de algunas de sus bases: Corea del Sur, Siria, Irak, Alemania, entre otras. Incluso más, ha movido tropas para seguir desestabilizando, por ejemplo, en Siria dentro del mismo país. En Irak, fortaleciendo bases más cerca de sus aliados kurdos o en las inmediaciones de la frontera con Siria o en aquellas bases que le permitan presionar a Irán, generar tensiones con la Federación rusa a través de la OTAN. Recordemos, que el primer viaje de Trump cuando fue electo presidente se concretó a dos entidades: Arabia Saudí donde vendió 110 mil millones de dólares en armas a la Casa al Saud, gestionó contratos para el lobby energético por 250 mil millones de dólares y de paso logró contratos en armas por 50 mil millones a los Emiratos Árabes Unidos. La escala siguiente fue al régimen sionista donde comenzó a fraguar el famoso plan criminal que denomino “La Imposición del siglo" destinado a concretar el robo total de Cisjordania.

Es decir, Trump no inició guerras, pero dio el aval para que ellas se desarrollaran con mayor profundidad, se intensificaran y sigan generando daño. No es casual que el presupuesto de armas del año 2020 fue de 800 mil millones de dólares el más alto de la historia de este país. No es casual que las 800 bases militares que tenía el año 2019 se han incrementado y algunas de ellas se han modernizado en Colombia, en la frontera con Venezuela para así intensificar su política de presión contra la nación sudamericana. Trump no inició una guerra, pero asesinó al general iraní Qasem Soleimani en un claro atentado propio de un acto de terrorismo de estado. No inicia guerras, pero permite los asentamientos con colonos terroristas sionistas en Cisjordania. No inicia guerras, pero nada dice del asesinato del periodista Jamal Kashoggi, la agresión a Yemen y el financiamiento de grupos terroristas como Daesh, Fath al Sham, Ahrar al Sham entre otros por parte de la Monarquía saudí a la cual tanto protege Trump, de quien se dice tiene negocios multimillonarios con Mohamad Bin Salman y de los cuales podrá gozar ahora que pasa a la jubilación como ex mandatario.

Un Trump que no inicia guerras, pero apoya a Marruecos en su ocupación del Sahara occidental impidiendo concretar el postergado referéndum de autodeterminación desde el año 1991. En Libia sus empresas energéticas apoyan a uno y otro bando en guerra. No es necesario usar tropas para iniciar guerras o permitir que continúen. Bien sabemos que el lobby energético, el de las armas, el lobby saudí y sionistas marcan la política exterior estadounidense. Sigue bloqueando Cuba, se retiró del acuerdo nuclear, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la UNESCO, no reconoce a la Corte penal Internacional, se enfrascó en una guerra comercial con China, ha intensificado el número de bases militares contra Venezuela, país al que sigue bloqueando, embargando y robando sus bienes.

Tal vez Joe Biden tenga también la consideración, al final de su mandato, de no haber iniciado una guerra, pero, mientras no cambie cada uno de los puntos señalados será parte de la misma camada de mandatarios estadounidenses al cual considerar como parte de una administración belicista y que tiene como objetivo mantener una hegemonía que si bien está a la baja sigue ocasionando daños y presiones a múltiples países en el mundo. A Biden hay que exigirle como primeras medidas el fin del bloqueo a Cuba y Venezuela, reincorporarse al Plan Integral de Acción Conjunta (JCPO por sus siglas en inglés) que implica terminar con las sanciones contra la República islámica de Irán.  Ser parte del acuerdo climático del cual Trump ha sido un objetor. Firmar el reconocimiento de la Corte Penal internacional. Acercar posiciones con China y la Federación Rusa, para así favorecer la generación de un clima internacional de mayor cordura. Ayudar a terminar la guerra en Libia y cesar el apoyo a gobiernos y regímenes como el sionista y el saudí. Apoyar los esfuerzos de autodeterminación del pueblo palestino. Retirar sus tropas de Irak y Afganistán. Sumarse a acuerdos multilaterales.

¿Peticiones utópicas? Puede ser, pero si no se hace el esfuerzo habrá dado exactamente lo mismo la fuerte disputa con un Donald Trump que hizo del mundo un lugar aún más inseguro, injusto y plagado de ambiciones megalómanas, de una mitomanía expresada en toda su extensión en su propio proceso electoral y un hombre peligroso capaz de incendiar su país en una lucha fratricida porque lo ha declarado: no le gusta perder. No está acostumbrado a eso, como lo ha confesado. Pero, la vida tiene sus lecciones y hoy a ese hombre que no le gusta la derrota y menos cuando estaba seguro que su triunfo era indiscutible, los votos uno a uno iba golpeando su ego y desarmando su blonda cabellera.

Una derrota que marcará a fuego a Trump, pues demuestra que es posible hacer morder el polvo de la derrota a los soberbios, por más dinero y poder que pretendan mostrar.  Pero también y lo más importante, una derrota también de un modelo de democracia que ya no da el ancho, que necesita cambios medulares en una sociedad donde negros, latinos, asiáticos, inmigrantes, anglosajones, requieren un nuevo trato social. Avanzar respecto a cuestiones fundamentales: enmiendas constitucionales como el tema de posesión de armas. Temas valóricos que siguen dividiendo a la sociedad estadounidenses. La inmigración, la relación contra culturas que elimine, por ejemplo, el peligroso camino de la islamofobia.

El gran perdedor de esta elección donde el triunfador formal ha sido Biden, es Estados unidos y su pueblo. Una sociedad que se ha fragmentado, como nunca antes en cuatro años de una presidencia, que claramente no estaba dirigida para gobernar a todos los estadounidenses, sino para el grupo denominado por Trump como “nosotros” a diferencia de “ellos”. Una forma de gobernar, que atacó los fundamentos en que estados unidos creía afirmarse: la honestidad de sus gobernantes, la verdad, la confianza en sus instituciones. Trump el polémico, el megalómano, el twittero obsesivo, el enemigo de la prensa ha dañado hasta la médula a un país que tendrá que hacer un trabajo de terapia, que tendrá enormes dificultades. Empezando por el propio Trump que estará al otro lado de las rejas de la Casa Blanca gritando sus acusaciones hasta el año 2024.

Si algo mostró con nitidez esta elección presidencial 2020 en Estados Unidos, es el ocaso del otrora referente de la democracia occidental, que agonizaba y que con el triunfo de Biden sobre Trump reveló que es necesario enterrar el puñal hasta el fondo del corazón. Una acción que tiene una tremenda incógnita, saber cuáles serán los pasos de un derrotado Donald Trump, que ha señalado que recurrirá a la justicia y a todos los caminos para defender lo que menciona como su triunfo. Podrá recurrir a la justicia, pero todo tiene una fecha límite, el día 20 de enero cuando con camas y petacas ya deba estar fuera de la Casa Blanca acompañada de su esposa la ex modelo Melania Trump. La peor imagen para el país norteamericano es ver un Trump resistiéndose y tensionando al país y a las mentes más afiebradas en este país, donde hay más armas que ciudadanos. Un Trump escoltado el día 20 de enero por un par de fornidos marines camino a la reja de salida de la Casa Blanca.  Good Bye Mr. Ex President

 LA opinión de este artículo no refleja la posición necesariamente la posición del blog, es sólo un artículo informativo


(1) El 2020 debería ser la última elección que votemos así. https://www.nytimes.com/es/2020/11/04/espanol/opinion/elecciones-estados-unidos-votacion.html

(2) País bananero. Concepto peyorativo derivado de la original república bananera, que se sigue usando hoy para describir a un país pobre, inestable, corrupto y poco democrático que se mueve al vaivén de los intereses extranjeros. El término fue acuñado por el escritor estadounidense William Sydney Porter, alias O. Henry, en 1904 en el cuento "El almirante" y refería a los años de vida de este autor en Honduras, productor de banas como recurso principal de exportación. Un concepto que hacía referencia a la influencia de la United Fruit Company norteamericana en estos países productores, para poner y botar gobiernos en base a la corrupción, la debilidad democrática, el poder de las corporaciones económicas y el poder militar servil al poder del dinero.

(3) Destino Manifiesto. Desde los llamados padres fundadores y las trece colonias hasta este año 2020, el Destino Manifiesto ha mantenido la idea, como eje central, que Dios eligió a los Estados Unidos para ser una nación superior en todos los ámbitos, principalmente: político, económico, militar, como estandarte de valores en el campo de la democracia, la vida social, la moral y otros elementos, que pueblan este mito profundamente supremacista y de corte ultranacionalista. https://www.telesurtv.net/bloggers/El-Destino-Manifiesto-Como-Mito-Parte-I-20200820-0003.html

(4) El coeficiente de Gini de un país mide la desigualdad de ingresos, En estados unidos ese índice pasó del 0,482 en 2017 al 0,485 el año pasado, según datos del Estudio de Comunidades Estadounidenses del Censo. El índice es una escala de 0 a 1: una puntuación de “0” indica una igualdad perfecta, mientras que una puntuación de “1” implica una desigualdad perfecta en la que un único hogar tiene todos los ingresos.

 

martes, 24 de noviembre de 2020

RITO DEL MATRIMONIO

 

* ADMONICION.

Sacada de la doctrina del Catecismo Romano, que si ha de hacer a los que contraen matrimonia.

 

Mirad, hermano, que celebráis el Sacramento del matrimonio, que es para la conservación del género humano necesario, y a todos, y a todos, sino tienen impedimento, les es concedido. Fue instituido por nuestro Dios en el Paraíso terrenal, y santificado con la Real presencia de Cristo Redentor nuestro. Es uno de los siete Sacramentos de la iglesia, en la significación grande, y en la virtud, y dignidad no pequeña. Da gracia a los que le contraen con puras conciencias; con la cual sobrepujan las dificultades, y pesadumbre, a que están los casados sujetos, por todo el discurso de la vida: y para que cumplan con el ofició de casados Cristianos, y satisfagan a la obligación que han tomado a su cargo.

Han de considerar diligentemente el fin a que han de enderezar todas las obras de la vida. Porque lo primero, este Sacramento se instituyó para tener sucesión, y que procuren dejar hederos, no tanto de vuestros bienes, cuanto, de vuestra fé, Religión, y virtud: y para que os ayudéis el uno al otro a llevar las incomodidades de la vida, y flaqueza de la vejez, Ordenad, pues, la vida de suerte, que es sean descanso el uno al otro, cercenando todas las ocasiones de disgustos y molestias. Finalmente, el matrimonio fue dado a los hombres, para que huyesen de la fornicación, teniendo el marido su mujer , y la mujer su varón. Por lo cual deben de guardar mucho de no estragar el santo casamiento, trocando la concesión de flaqueza en solo deleite, no apeteciéndose fuera de los fines del matrimonio, como lo demanda la fe , que el uno al otro os habéis dado. Porque, celebrado el matrimonio (como dice el Apóstol) ni el varón, ni la mujer tienen señorío sobre su cuerpo. Y así antiguamente los adulteres eran castigados con severísimas penas, y ahora lo serán de Dios, que es el vengador de los agravios, y desacatos que se hacen a la pureza de los Sacramentos. Pide la dignidad de éste, que significa la unión de Cristo con la Iglesia, que os améis el uno al otro, como Cristo amó la Iglesia. Vos (varón) compadeceos de vuestra mujer, como de vaso más frágil compañera es diré y no sierva. Así Adán, nuestro primero padre a Eva, formada de su lado, en argumento de esto, la llamó compañera. Os ocuparéis en ejercicios honestos, para asentar vuestra casa, y familia; y así para conservar vuestro patrimonio, como para huir del ocio, que es la fuente y raíz de todos los males. Vos (esposa) habéis de estar sujeta a vuestro marido en todo: despreciareis el demasiado, y superfluo ornato del cuerpo, en comparación de la hermosura de las virtudes. Con gran diligencia habéis de guardar la hacienda: no saldréis de casa, si la necesidad no os llevare, y esto con licencia de vuestro marido: sed como vergel cerrado y fuente sellada por la virtud de la castidad. A nadie (después de Dios) ha de amar más, ni estimar más la mujer, que, a su marido, ni el marido más que a su mujer. Y así en todas las cosas que no contradicen a la piedad Christiana, se procuren agradar. La mujer condescienda con su marido, y siga su parecer: el varón, por tener paz, muchas veces pierda su derecho y autoridad. Sobre todo, pensad, como habéis de dar cuenta a Dios de vuestra vida, y de la de vuestros hijos, y de toda la familia. Tened entrambos grandes cuidados de enseñar a los de vuestra casa, el temor de Dios. Sed vosotros santos, y toda vuestra casa, pues es santo nuestro Dios y Señor; el cual os acreciente con gran sucesión, y después del curso de esta vida, os de la eterna felicidad, el que con él Padre y con el Espíritu santo vive y reina en los siglos de los siglos Amén..

Después a los mismos contrayentes, y a los testigos amoneste de esta suerte:

YO os requiero, y mando, que si os sentís tenar algún impedimento, por donde este matrimonio no pueda, ni deba ser contraído, ni ser firme, y legítimo, conviene a saber, si hay entre vosotros impedimento de consanguinidad, o afinidad, o espiritual parentesco, o de publica honestidad, si está ligado alguno de vosotros con voto de castidad, o Religión, o con desposorios, o matrimonio con otra persona: finalmente, si hay entra vosotros algún otro impedimento, que luego claramente lo manifestéis. L o mismo mando a los que están presentes . Segunda, y tercera vez os requiero, que, si sabéis algún impedimento, lo manifestéis libremente.

Y respondiendo no tener impedimento, que les estorbe el matrimonio, con la acostumbrada formula, Para en uno son, o conotra, pregunte en lengua vulgar, el Párroco a cada uno de lo: contrayentes en particular, primero su nombre, y después sobre su consentimiento.

A. la Esposa.

Sac. Señora N. ¿quiere al Señor N. por su legítimo esposo, y marido, por palabras de presente, como lo manda la Santa, Católica, y postolica Iglesia Romana?

 R . Si quiero.

Sac . ¿Se otorga por su esposa, y mujer,

R. Si me otorgo.

Sac. ¿Lo Recibe por su esposo, y marido?

R. Si lo recibo.

Luego al Esposo:

Sac. Señor N.; quiere a la Señora N.  por su legítima esposa y mujer por palabras de presente, corno lo manda la Santa, Católica, y Apostólica Iglesia Romana:

R. Si quiero.

Sac. ¿Se otorga per su esposo y marido?

R. Si me otorgo.

 Sac. ¿Recíbela por su esposa, y mujer?

R. Si recibo.

Certificado pues, el mutuo consentimiento de los contrayentes, el Sacerdote, mándeles que se denlas manos diestras, * él mismo, tomando la mano diestra del esposo, póngala sobre la diestra de la esposa.

Et ego ex parte Dei omnipotentis, et Apostolorum Petri, et Pauli, et sancta Matris Ecclesia;, vos matrimonio conjungo, et istud Sacramentum inter vos confirmo, in nomine Patris + et Filii + et + Spiritus Santi. Amen.

BENDICION N DEL ANILLO .

+Adjutoriuin nostrum in nomine Domini.

R. Quifccii caelum et terram.

+Domine exaudi orationem meam.

R. Et clamor meus ad te veniat.

+Dominus vobiscum.

R. Et cuín spiritu tuo.

OREMUS,

BEnedic + Domine anulum hunc, quem nos in tuo nomine benedicimus + ut quae eum gestaverit, fidelitatem integrain suo spo.iso tenens, in pace, et volúntate tua permaneat, atque in mutua charitate semper vivat. Per Christum,…etc .

R. Amen.

Después el Sacerdote rocía el anillo con agua bendita, en forma de Cruz: y el esposo, tomando el anillo de mano del Sacerdote, se ¡opone d su esposa en el dedo anular de la mano siniestra, bendiciendola, y diciendo en el Ínterin el

Sacerdote: In nomina Patris et Filij, et Spiritus Santi. Amén Añada despues:

Confirma hoc Dcus, quod operatus es in nobis.

R. A templo santo tuo quod est in Jerusalem.

+kirie eleison, Christe eleison Kyrie eleison.

+Pater noster…et ne nos inducas in tentaúcnem.

R. Sed libera nos a malo

+Salvos fac servos tuos

R. Deus meus sperantes in te.

+Mite eis domine auxilium de alto.

R.  Et de Sion tuere eos.

+ Esto eis Domine turris fortitudinis.

R. A facie inimici.

+Domine exaudi oraciom meam.

R. Et clamor meus Ad te venial.

+. Dominus vobiscum

R. Et cun spiritu tuo.

OREMUS.

Respice quesumus Dominr super os fámulos tuos, et institutis tuis, cuius propagationem humani generis ordinasti, benignus assiste, ut qui, te auctore junguntur, te auxiliante, serventur. Per Christiitjm Düminum nostrum. Amén.

 

 

sábado, 21 de noviembre de 2020

La Parusía. Padre Juan Rovira. Mártir de la Guerra civil Española.

 


Señales próximas en el mundo

 

Señales próximas en el mundo

 

1ª) Voces o rumores acerca de la próxima venida de Cristo, de los cuales dijo el mismo Cristo Jesús: “Entonces si alguno os dijere: aquí está el Cristo o allí, no lo creáis; porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y darán grandes señales y harán prodigios, de suerte que engañarán, si es posible, aun a los mismos escogidos. Así, que si os dijeren: He aquí que en el desierto está, no lo creáis; he aquí que está en los recintos, no lo creáis. Porque como el relámpago sale del Oriente y se muestra hasta el Occidente, así será también la venida del Hijo del hombre.” (Mt. 24, 23-26; Mc. 21. 22; Lc. 17, 23-24).

2ª) Otra señal será, según las palabras de Cristo ya citadas, la aparición de falsos Cristos y falsos profetas, que no serán como Mahoma, que no hizo ningún milagro, sino que harán prodigios o portentos fingidos y aparentes, con los cuales inducirán a error y engañarán a los hombres.

3ª) El espíritu de apostasía e irreligión y de rebelión de que habla San Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses (2, 3).

4ª) La venida de los dos testigos que, según la interpretación de muchos Santos Padres, son Elías y Enoc. La venida de Elías se predice expresamente en la profecía de Malaquías (4, 5-6): “He aquí que yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día del Señor grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres a los hijos y el corazón de los hijos a los padres; no sea que yo venga y hiera la tierra con destrucción.” Y el mismo Cristo Jesús predijo también la futura venid de Elías (Mt. 17, 11): “Elías vendrá y restituirá todas las cosas.” Elías y Enoc, pues, predicarán a los judíos y a los gentiles. Estos dos testigos, según dice San Juan, enviados por Dios, predicarán y profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos:

“Y si alguno les quisiere dañar, sale fuego de su boca, y devora a sus enemigos. Y si alguno les quisiere dañar, es preciso que así sea él muerto. Y éstos tienen poder para cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren. Y cuando hubieren acabado su testimonio (esto es, después de los mil doscientos sesenta días), la bestia que sube del abismo (esto es el Anticristo) hará guerra contra ellos y los vencerá y matará, y sus cuerpos yacerán en la plaza de la ciudad grande, que se llama espiritualmente Sodoma y Egipto donde su Señor fue crucificado. (Es la ciudad de Jerusalén, pero no la llama así a causa de su maldad). Y los de los diversos pueblos y tribus y lenguas y gentes, verán sus cuerpos tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en sepulcros. Y los moradores de la tierra se alegrarán sobre ellos y se regocijarán y se enviarán regalos unos a otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran sobre la tierra. Mas después de tres días y medio entró en ellos espíritu de vida enviado de Dios y se alzaron sobre sus pies, cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz desde el cielo que les decía: Subid acá, y subieron al cielo en una nube y sus enemigos los vieron. Y a la misma hora fue un gran terremoto en toda la tierra, y cayó la décima parte de la ciudad, y murieron en el terremoto 7.000 hombres y los demás, llenos de temor, dieron gloria al Dios del cielo” (Ap. 11, 3-13).

5ª) En fin, otra señal será el Anticristo, llamado así por antonomasia, el que San Pablo llama hombre de pecado o de rebelión e hijo de perdición, “el que se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o que se adora, hasta el punto de sentarse él en el templo de Dios y mostrarse y aparecer como si fuese Dios; aquel inicuo, cuya venida será, según la operación de Satanás, con grande poder y con señales y milagros mentirosos y con todo engaño de iniquidad” (2 Tes. 2, 3-9).

Esta es la bestia de que habla San Juan en el Apocalipsis, capítulo trece (no que haya de ser una bestia, sino un hombre malo), la bestia a quien el dragón (el demonio) le dio todo su poder y su trono y su potestad y una de sus cabezas como herida de muerte, y la herida de muerte fue curada, “y se admiraron las gentes de toda la tierra y adoraron al dragón que dio la potestad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia? Y ¿quién podrá pelear con ella?” Cuatro cosas dice San Juan que se le dieron a la bestia, permitiéndolo así Dios.

– Diósele potestad de obrar durante cuarenta y dos meses (o sea tres años y medio o mil doscientos sesenta días, como se dice en otros textos).

– Diósele una boca que habla grandezas y blasfemias; “y prorrumpió en blasfemias contra Dios para blasfemar su nombre y su tabernáculo y a los que moran en el cielo.”

– Diósele, por permisión divina, el hacer la guerra contra los santos y el vencerlos.

– Diósele, en fin, potestad pobre toda tribu y pueblo y lengua y gente: “y le adoraron todos los habitantes de la tierra; todos aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.”

A esta bestia, el Anticristo, se añade la segunda bestia, el Falso Profeta, que será como lugarteniente del Anticristo. Dice, pues, San Juan, que vio otra bestia que tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como el dragón:

“Y ésta ejercía el poder de la primera bestia en presencia de ella, y hacía que la tierra y los habitantes de ella adorasen a la primera bestia, cuya herida de muerte fue curada. Y hacía grandes señales, hasta el punto de hacer bajar fuego del cielo a la tierra delante de los hombres, y con las señales que hacía engañaba a los moradores de la tierra, mandándoles que hiciesen una imagen de la bestia, que tenía la herida de muerte, y vivió (el Anticristo). Y fuele dado que diese espíritu a la imagen de la bestia (sin duda, por arte diabólico) para que la imagen de la bestia hable. Y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos. Y hará que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se pongan una marca en su mano derecha o en sus frentes, y que ninguno pueda comprar ni vender, sino el que tenga la señal o el nombre de la bestia o el número de su nombre. Y este número es seiscientos sesenta y seis.” Sin duda, este número es simbólico, como dan a entender las palabras de San Juan (Ap. 13, 12-18).

Tal es el carácter del Anticristo y del Falso Profeta y tal es la terrible persecución que levantarán contra los buenos. Algunos de estos rasgos característicos del Anticristo, las blasfemias o palabras contra el Altísimo, el conculcar los santos del Altísimo, los hallamos también en la profecía de Daniel sobre las cuatro bestias (Dn. 7, 23-28). Según esto, será, pues, el Anticristo un rey poderoso que recibirá la potestad del dragón o del diablo, por permisión divina, que tendrá por lugarteniente al Falso Profeta y reinará en toda la tierra y será adorado por todos los habitantes de ella menos por los escogidos, los que tienen sus nombres escritos en el libro de la vida del Cordero; y por eso perseguirá a los santos, mas no sin castigo de Dios; pues como allí mismo se dice: “El que lleva a otros en cautividad irá él en cautividad; el que a cuchillo matare, es preciso que a cuchillo sea muerto” (Ap. 13, 10).

Mas no será el Anticristo el único rey en la tierra, puesto que San Juan habla también de otros diez reyes que tendrán poder juntamente con la bestia, los cuales tienen un mismo consejo y darán su poder y su autoridad a la bestia (Ap. 17, 12-13).

Habrá entonces otras calamidades y plagas o castigos de Dios que describe San Juan en el capítulo 16, y habrá también grandes guerras. Porque los diez reyes y la bestia o el Anticristo, tomarán y asolarán é incendiarán la ciudad de Babilonia, metrópoli del vicio, la gran ciudad que tiene su reino sobre los reyes de la tierra y con la cual prevaricaron los reyes de la tierra (Ap. 17), cuya ruina y castigo se describe en Ap. 18. Por fin, se juntarán los reyes y el Anticristo para pelear contra el Cordero (Cristo) y el Cordero los vencerá porque Él es el Señor de los señores y el Rey de los reyes; y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles (Ap. 17, 14).

Y así, dice San Juan que vio tres espíritus inmundos a manera de ranas que salieron de la boca del dragón y de la boca de la bestia y de la boca del pseudoprofeta, y que hacían señales para ir a los reyes de la tierra y de todo el mundo para congregarlos para la batalla de aquel gran día de Dios Todopoderoso. Y los congregó en el lugar que en hebreo se llama Armagedón (Har Mageddo: “montaña de Megido”).

No es probable que el Anticristo y los reyes y ejércitos se junten para pelear contra Cristo en su persona, puesto que Cristo estará aún en el cielo; sino más bien para pelear contra Cristo en la persona de sus siervos y seguidores; lo cual parece indicar que se habrá formado ya un núcleo de resistencia, de partidarios de Cristo contra el Anticristo. Probablemente se habrá formado este núcleo en Jerusalén, quizá entre los judíos convertidos por Elías, y esto parece indicarlo el profeta Zacarías, capítulos doce y catorce, pues dice que el Señor reunirá todas las gentes en batalla contra Jerusalén, y la ciudad será tomada y saqueadas sus casas y la mitad de la ciudad irá en cautiverio. Y saldrá el Señor y peleará con aquellas gentes como en el día de su batalla.

“Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande”; y luego añade: “Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.” (Zac. 14, 4; 6-7).

Y esto mismo se insinúa en la profecía de Joel, capítulo 3, donde dice que el Señor juntará todas las gentes y las hará descender al valle de Josafat, a causa de su pueblo y de Israel, su heredad. Cuando, pues, el Anticristo con sus reyes y sus partidarios se junten para pelear contra el Cordero, esto es, contra los seguidores de Cristo, los judíos convertidos y sus auxiliares, entonces bajará el mismo Cristo para defender a los suyos, para vencer y quebrantar y derrocar al Anticristo, y entonces será la Parusía.

 

Señales próximas en el cielo

 

A estas señales próximas de la Parusía en el mundo o en la sociedad humana, se juntarán otras señales en el cielo, que predijo Cristo en su Evangelio y tráelas también Joel en su profecía. Y luego, después de la aflicción de aquellos días (la aflicción y persecución del Anticristo a la que alude el Señor en Mt. 24, 21-22), el sol se oscurecerá y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo y las virtudes del cielo serán conmovidas (Mt. 24, 29; Mc. 13, 24-25). Señales semejantes antes del día del Señor las traen también Isaías y Joel en sus profecías (Is. 13, 9-11; Jl. 2, 30-31; 3, 15).

 

Carácter de la Parusía

 

Antes de hablar de la misma Parusía o Segunda Venida de Cristo, bueno es que examinemos el carácter y el fin de esta Venida. En la Sagrada Escritura suele esta Venida compararse con la siega, después de la cual se separa el trigo de la cizaña, como en la parábola de la cizaña (Mt. 13, 24-30; 36-43), y asimismo en Mc. 4, 26-29; y en el Apocalipsis se describe al Hijo del hombre que viene sobre las nubes con corona de oro en la cabeza y con una hoz en la mano como para segar (Ap. 14, 14-20).

Compárese con la trilla, y así San Juan nos pinta a Cristo con el ventalle en la mano para limpiar el trigo y separarlo de la paja (Mt. 3, 11-12). Compárese con la pesca, después de la cual se escogen los peces buenos y se separan de los malos, como en la parábola de la red (Mt. 13, 47-50) y en la segunda pesca milagrosa (Jn. 21, 6-11). Compárese a un banquete nupcial al que son convidados muchos, pero muchos se excusan, y del cual son excluidos los indignos, como en la parábola de los convidados (Mt. 22, 1-14; Lc. 14, 16-24; Ap. 19, 9) y en la de las vírgenes prudentes y necias (Mt. 25, 1-13). Compárese con un señor, un rey que se va a conquistar y a tomar posesión de su reino, y que vuelve y pide cuenta a sus siervos del empleo de los talentos que les dejó (Mt. 25, 14-30; Lc. 19, 12-27). Compárese a un pastor que discierne y separa su ganado, los cabritos de las ovejas (Mt. 25, 31-46). Descríbase, en fin, como una guerra contra los enemigos y rebeldes, como aparece en Mt. 22, 7; Lc. 19, 14-27, y más claramente en Joel 3, 2; 9-13; Zac. 14, 2-4, y en Ap. 19, 11-21. Tiene, pues, la Parusía o Venida de Cristo un triple aspecto o carácter:

1°) Carácter de juicio, de discreción y separación de buenos y malos, y de justa remuneración y retribución de unos y de otros, como en algunos de los textos ya citados y en algunos otros (Mt. 16 28; Rm. 2, 5-10; 1 Cor. 3, 13-15; 2 Cor. 5, 10; 2 Tes. 1, 7-10.

2°) Carácter de guerra para quebranto y destrucción de los malos.

3°) Carácter de auxilio y socorro y salvación para los buenos, como dice San Pablo en su carta a los Hebreos 9, 28. Cristo se ofreció una vez para quitar los pecados de muchos (en su primera Venida), la segunda vez sin pecado (esto es, sin ofrecerse por el pecado) aparecerá a los que esperan en Él para la salud.

De ahí es que el mismo Cristo propone su venida como un bien y motivo de consuelo para loa justos, como dice en San Lucas 21, 28. “Y cuando comenzaren a hacerse estas cosas (las señales próximas de la Parusía de que habló antes), mirad y alzad vuestras cabezas, porque ya está cerca vuestra redención… Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolos, entendéis de ahí que ya está cerca el verano. Así también vosotros cuando viereis que acaecen estas cosas, sabed que ya está cerca el Reino de Dios.”

Según eso, pues, será la Parusía juicio o separación y debida retribución de los buenos y los malos; ruina y destrucción de los malos, un banquete de las bodas del Cordero Cristo Jesús con la Santa Iglesia su esposa, al que serán admitidos los buenos. Pero veamos más en particular los diversos pormenores de la Parusía.

 

Venida gloriosa de Cristo

 

La Parusía no es otra cosa, según dijimos, sino la segunda venida de Cristo. Vendrá Cristo Jesús del cielo adonde subió en su gloriosa ascensión (Act. 1, 9-11), mas no vendrá como vino la primera vez cuando el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, cuando nació de Santa María Virgen en el portal de Belén y fue reclinado en un pesebre, cuando, en fin, se hizo en todo semejante a los hombres menos en el pecado, de tal suerte que era tenido por el hijo del carpintero; antes vendrá y aparecerá con gloria, con la gloría y esplendor de su divinidad como Él mismo dijo a sus apóstoles. Y entonces, esto es, después que el sol se oscurecerá y la luna no dará su luz y las estrellas caerán, entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre (probablemente la Cruz), y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria (Mt. 24, 30; Mc. 13, 26, y Lc. 21, 27); y lo mismo dijo el Señor a Caifás: “Desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra de la virtud de Dios y venir sobre las nubes del cielo” (Mt. 26, 64).

Y del mismo modo se describe la Venida de Cristo en Apocalipsis 1, 7 y en la primera carta a los Tesalonicenses 4, 16 donde dice San Pablo que el Señor, con voz de imperio y con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Pero entre todas campea la descripción que de esta Venida nos hace el Apóstol San Juan en el capítulo diecinueve del Apocalipsis, en donde lo describe como rey guerrero que va a pelear contra el Anticristo, que juntó sus tropas para pelear con el Cordero, según vimos antes.

Dice, pues, así: “Y vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado en el caballo es llamado Fiel y Veraz, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos como llama de fuego y sobre su cabeza muchas coronas y tiene un nombre escrito que nadie lo sabe sino Él, y estaba vestido de una ropa teñida en sangre, y llámase su nombre el Verbo de Dios, y los ejércitos del cielo le seguían, sobre caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y Él las regirá con vara de hierro, y Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira de Dios Omnipotente, y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de los señores” (Ap. 19, 11-16).