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viernes, 23 de octubre de 2020

Derrumbe del modelo occidental


 La Revolución Francesa no fue resultado de un deseo consciente de acabar con la monarquía. ‎La población de París, convencida de que su ciudad iba a ser atacada por ejércitos extranjeros ‎sin que el rey tratara de defenderla, simplemente decidió apoderarse de las armas ‎almacenadas en la prisión de la Bastilla.


El modelo occidental, basado en el capitalismo y en cierta forma de democracia, ya ‎no logra defender el interés general ni garantizar la soberanía popular, dos fracasos ‎que constituyen los ingredientes de una revolución generalizada. ‎

 La crisis del capitalismo

Históricamente, la crisis de Occidente comenzó con la crisis del capitalismo estadounidense, ‎en 1929. En aquella época, la mayoría de los libros y los diarios afirmaban que la concentración ‎del capital esterilizaba la economía al impedir en muchos sectores la competencia entre las ‎empresas. En aquel momento, mientras el hambre asolaba Estados Unidos, la prensa ‎proponía tres modelos políticos como posibles salidas del estancamiento económico:
 el leninismo, con la nacionalización de todos los bienes de producción y corriendo el riesgo ‎de acabar con la iniciativa individual;‎
 el fascismo del ex representante de Lenin en Italia, Benito Mussolini, quien proponía ‎no luchar contra la concentración del capital sino organizarla en el seno de corporaciones, ‎corriendo el riesgo de hacer perder a los asalariados toda posibilidad de oponerse a los abusos de ‎sus patrones;
 el progresismo de Franklin Roosevelt, quien estimaba que la tecnología debía permitir la ‎recuperación económica y garantizar la solución en la medida en que se restableciera la ‎competencia desmantelando las grandes empresas –según la doctrina de Simon Patten.‎

El propio Lenin percibió el fracaso de su teoría económica en tiempos de guerra civil. Así que ‎liberalizó el comercio exterior e incluso autorizó algunas empresas privadas en la Unión Soviética, ‎en el marco de su Nueva Política Económica (NEP). El fascismo sólo logró desarrollarse ‎imponiendo una terrible represión y fue barrido durante la Segunda Guerra Mundial. El llamado ‎progresismo se mantuvo en vigor hasta los años 1980, cuando fue cuestionado por la ‎‎desregulación (también llamada liberalización o desreglamentación) impulsada por ‎el presidente estadounidense Ronald Reagan y por la primer ministro británica Margaret ‎Thatcher. ‎

En el momento actual, ese cuarto modelo –la desregulación– se ve cuestionado a su vez por la ‎destrucción de la clase media, consecuencia de la globalización. Después de la desaparición de ‎la URSS, el presidente estadounidense George Bush padre estimó que la rivalidad militar entre ‎Washington y Moscú debía dejar paso a la búsqueda de la prosperidad económica y autorizó ‎ciertas grandes empresas estadounidenses a establecer alianzas con el Partido Comunista Chino y ‎a trasladar a China sus fábricas y medios de producción. A pesar de su pobre formación, ‎el costo de la fuerza trabajo china era 20 veces inferior al de la fuerza de trabajo estadounidense ‎y aquellas empresas amasaron beneficios colosales, que les permitieron imponer en ciertos ‎sectores una concentración del capital muy superior a la que se había registrado en 1929. ‎Además, la parte fundamental de las ganancias de esas empresas ya no venía de la producción de ‎bienes y servicios sino de la acumulación de sus propios fondos. De esa manera, el capitalismo ‎cambió nuevamente de naturaleza, dejando de ser capitalismo productivo para convertirse en ‎capitalismo financiero. ‎

La fuerza de trabajo china, con trabajadores formados en pleno proceso de producción, ‎ha pasado a ser tan costosa como la fuerza de trabajo estadounidense, lo cual implica que las ‎instalaciones productivas están comenzando a “emigrar” desde China, cuyas empresas ‎deslocalizan la producción en Vietnam y en la India. Volvemos así al punto de partida. ‎

Las empresas estadounidenses que se llevaron a China los puestos de trabajo de Estados Unidos, ‎financiarizando así sus actividades, lograron amalgamar su ideología de la «globalización ‎económica» con la mundialización del uso de nuevas técnicas, dos cosas no vinculadas entre sí. ‎Las nuevas técnicas pueden ser utilizadas en cualquier lugar del mundo, pero no pueden ser ‎utilizadas en todas partes a la vez ya que requieren grandes volúmenes de energía y de materias ‎primas. ‎

Debido a ello, esas empresas convencieron a Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa del ‎presidente George Bush hijo, para dividir el mundo en dos partes, creando una zona de consumo ‎global –alrededor de Estados Unidos, Rusia y China– y una segunda zona encargada de alimentar ‎a la primera sirviéndole de simple “reserva” o “depósito” de recursos. El Pentágono decidió ‎entonces destruir los Estados en los países del «Medio Oriente ampliado» (o «Gran Medio ‎Oriente») para que los pueblos de esos países tuviesen menos posibilidades de organizarse para ‎oponerse a tal proyecto y a la explotación de sus recursos –es lo que George Bush hijo llamó la ‎‎«guerra sin fin». Así comenzaron guerras que se eternizan en Afganistán, Irak, Libia, Siria ‎y Yemen, conflictos que tienen todos causas supuestamente diferentes… pero donde siempre ‎aparecen los mismos agresores: los yihadistas. ‎

En 2017, el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping decidieron –‎en el mismo momento– luchar contra la fuga de las empresas productoras de bienes. Trump ‎decidió hacerlo a través del nacionalismo proteccionista mientras que Xi Jinping optaba por el ‎‎nacionalismo económico. ‎

En Estados Unidos, el Congreso rechazó la reforma fiscal que Trump proponía: la Border ‎Ajustment Act, que preveía liberalizar las exportaciones e imponer gravámenes de un 20% a todas ‎las importaciones. ‎

En China, en ocasión del 19º Congreso del Partido Comunista, el presidente Xi Jinping creó el ‎Frente Unido, un órgano encargado de verificar que los objetivos de las empresas corresponden a ‎los objetivos de la nación, e introdujo un representante del Estado en el consejo de administración ‎de todas las grandes empresas. ‎

El fracaso de su intento de lograr que se adoptara su proyecto fiscal ha llevado a Trump a tratar ‎de obtener los mismos resultados con una guerra de derechos de aduana contra China. El Partido ‎Comunista de China respondió desarrollando el mercado interno chino y orientando hacia Europa ‎el excedente de la producción china. ‎

Resultado: Europa está viéndose afectada por las políticas económicas de Washington y de Pekín. Y, ‎como siempre, cuando los gobernantes no tienen en cuenta los problemas de sus pueblos, ‎el problema económico genera una crisis política. ‎

La crisis de la democracia

Contrariamente a una idea preconcebida basada sólo en las apariencias, lo que provoca ‎revoluciones no es tanto una decisión premeditada de crear un nuevo régimen sino más bien la ‎defensa de los intereses colectivos. En el mundo moderno, se trata siempre de un patriotismo. ‎Quienes se rebelan siempre piensan, con razón o no, que sus gobernantes están al servicio de ‎intereses externos y que han dejado de ser sus aliados para convertirse en enemigos. ‎

El orden internacional que se instauró después de la Segunda Guerra Mundial supuestamente ‎debía estar al servicio del interés general, a través de una forma de democracia o de una forma ‎de dictadura del proletariado. Pero ese sistema no podía funcionar de forma duradera ‎en Estados sin soberanía, como los de los países miembros de la OTAN o los del desaparecido ‎Pacto de Varsovia. Los dirigentes de esos Estados acabaron viéndose llevados a traicionar a sus ‎pueblos para servir al Estado líder de su bloque militar: Estados Unidos o la URSS. Aquel sistema ‎fue aceptado por el tiempo durante el cual las partes creían, con razón o sin ella, que era lo ‎indispensable para vivir en paz. Hoy en día, esa justificación ya no existe… pero la OTAN sigue ‎existiendo, aunque ha perdido aquella apariencia de legitimidad. ‎

La OTAN, que constituye una especie de Legión Extranjera al servicio de Estados Unidos y del ‎Reino Unido, concibió e instauró lo que hoy es la Unión Europea. Al principio, el objetivo era ‎anclar el oeste de Europa en el campo occidental. Hoy en día, en virtud de los tratados, la Unión ‎Europea subordina su defensa a la OTAN. En la práctica, para los pueblos de la UE, la OTAN es ‎la rama militar de un todo cuya rama civil es la Unión Europea. La OTAN impone sus normas a ‎la UE, ordena construir la infraestructura que necesita para la actividad militar y se hace financiar ‎por la Unión Europea a través de mecanismos opacos. Todo esto sucede a espaldas de ‎los pueblos de la Unión Europea, a quienes se les explica –por ejemplo– que el Parlamento ‎Europeo vota las normas, cuando en realidad ese Parlamento sólo ratifica los textos de la OTAN ‎que le son presentados a través de la Comisión Europea. ‎

No cabe duda de que, aunque sufren su actuación sin rebelarse, la ciudadanía de los Estados ‎miembros de la Unión Europea no acepta esa organización, lo cual queda demostrado por ‎el hecho que los pueblos europeos siempre han rechazado la idea de adoptar una Constitución ‎europea. ‎

De forma paralela, el concepto mismo de democracia ha sido sometido a una profunda ‎transformación. Ya no se trata de garantizar el «poder del pueblo» sino de someterse al ‎‎«estado de derecho», dos conceptos incompatibles entre sí. Ahora los magistrados deciden, ‎en lugar del pueblo, quiénes tendrán derecho a representarlo y quiénes no. Ese traspaso de la ‎soberanía, de las manos del pueblo a los sistemas judiciales, resulta indispensable para mantener ‎el predominio de los anglosajones sobre los miembros de la Unión Europea. Eso explica el ‎empeño de Bruselas en imponer el «estado de derecho» a Polonia y Hungría. ‎

La revuelta

La caída del nivel de vida de los estadounidenses modestos que se registró bajo la administración ‎Obama dio lugar a la elección de Donald Trump. La aceleración de las deslocalizaciones de Europa ‎como consecuencia de la guerra aduanera entre Estados Unidos y China dio lugar al surgimiento ‎del movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia. ‎

Esta revuelta popular se materializó en las primeras semanas de ese movimiento –con el reclamo ‎de la instauración del Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC), propuesto por Etienne Chouard. ‎En el caso de Francia, esta revuelta se inscribe en la tendencia iniciada –en 1981– con la ‎candidatura del humorista Coluche, que tuvo como lema «Todos juntos para darles por el culo», ‎y más recientemente –en 2007– por las manifestaciones alrededor del humorista italiano Beppe ‎Grillo, con una consigna muy similar: «Vaffanculo», o sea «Que les den». La burla viene ‎cada vez más a menudo acompañada de una cólera que se hace más y más fuerte y obscena. ‎

Es muy importante entender que la cuestión del rechazo de la dominación militar estadounidense ‎llegó antes que el tema de la globalización económica, pero que ha sido este último el que dio ‎inicio a la revuelta.

Al mismo tiempo, hay que distinguir los reclamos patrióticos de los Chalecos ‎Amarillos, quienes suelen enarbolar la bandera francesa, de las consignas de los trotskistas, que ‎rápidamente se apoderaron del movimiento y lo desviaron arremetiendo contra símbolos de ‎la Nación y cometiendo actos vandálicos contra el Arco del Triunfo. ‎

En resumen, la revuelta actual es a la vez el fruto de 75 años de dominación anglosajona sobre ‎los miembros de la Unión Europea y de la híper concentración del capital globalizado. Esas ‎dos crisis conjugadas constituyen una bomba de tiempo que, de no ser desactivada, estallará ‎en detrimento de todos. Esta revuelta ha alcanzado ahora el estatus de una verdadera toma de ‎conciencia del problema, pero no tiene aún la madurez que necesitaría para evitar que los ‎gobernantes europeos lleguen a subvertirla. ‎

Al evitar ocuparse de resolver los problemas planteados, los gobernantes europeos sólo esperan ‎seguir gozando de sus privilegios por el mayor tiempo posible, sin tener que asumir las ‎responsabilidades que les corresponden. Al adoptar esa actitud, no les queda otra opción que ‎empujar los pueblos a la guerra o exponerse ellos mismos al peligro de ser derrocados en medio de un estallido de violencia. ‎

Thierry Meyssan

 

Declive de la influencia y el imperialismo de EEUU en el mundo

 


EE.UU., debido a sus actuales políticas, está perdiendo su “resto” de influencia en el mundo y el imperialismo que practica muestra un acelerado declive.

 

El Dr. Gerald Horn, profesor de historia en la Universidad de Houston y autor de varios libros sobre historia estadounidense y esclavitud, en una entrevista con la agencia de noticias iraní Mehr, abordó el controvertido debate presidencial de la semana pasada en Estados Unidos.

El primer debate entre los candidatos republicano y demócrata a las presidenciales 2020, Donald Trump y Joseph Biden, respectivamente, que tuvo lugar el pasado 30 de septiembre, provoco una ola de reacciones de todo tipo en Estados Unidos.

Los medios de comunicación estadounidenses, tras calificar el debate de una hora y media de duración de “vergüenza nacional”, señalaron que el verdadero “perdedor” del debate había sido el pueblo norteamericano.

El debate de 90 minutos, que estuvo marcado por ataques feroces, insultos y continuas interrupciones, ha sido tachado de “vergonzoso”, “desagradable” y “doloroso” para el país norteamericano por parte de los medios, pues, en momentos en que EE.UU. necesita seriedad para solucionar sus graves crisis como la de la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, los candidatos a la Presidencia, en vez de abordar temas importantes para disipar las inquietudes de la población, se pelean como dos niños.

·         “Debate entre Trump y Biden avergonzó a Estados Unidos”

Ambos aspirantes a la Casa Blanca se interrumpieron en repetidas ocasiones y se impuso el lenguaje insultante, al punto de que los organizadores del debate decidieron establecer nuevas reglas para los siguientes debates a fin de evitar lo ocurrido en la sala de conferencias de la universidad Case Western Reserve en Cleveland, estado de Ohio.

·         “¡Cállate, hombre!”, camisetas tras debate presidencial en EEUU

“Con conversaciones cruzadas, mentiras y burlas, Trump pisotea el decoro en el debate con Biden”, así describió el diario The New York Times la discusión, mientras que el portal Politico resumió lo ocurrido de este modo: “El presidente (Trump) interrumpió e intimidó. Biden llamó al presidente ‘payaso’. Chris Wallace, el moderador, se desesperó”.

Este debate mostró un imperio en declive en el que los dos principales candidatos presidenciales se expresaron con rudeza, ira y grosería, y estuvieron muy cerca de sobrepasar la frontera de la violencia, un rasgo que es una de las características más importantes de un imperio”, explica Gerald Horn al medio iraní.

·         ¿Por qué va en declive la hegemonía de EEUU bajo mandato de Trump?

Uno de los momentos más controvertidos del debate fue cuando Trump evitó condenar a los grupos supremacistas blancos de EE.UU., movimientos que incluso han lanzado ataques armados contra participantes en las manifestaciones habidas a lo largo y ancho del país en los últimos meses contra la brutalidad policial y el racismo endémico dirigidos hacia las minorías étnicas de Estados Unidos.

El líder republicano, usando su turno de palabra para abordar este tema tan polémico, recurrió de nuevo a su diatriba habitual contra los movimientos de izquierda, entre ellos Antifa (abreviatura de antifascistas), que secundaron las multitudinarias protestas desatadas por el asesinato del afroestadounidense George Floyd a manos de un policía estadounidense a finales del mes de mayo en la ciudad de Mineápolis, en el estado de Minnesota (norte). Trump inclusó llegó a incluir a estos grupos en la lista de organizaciones terroristas de EE.UU. y los culpó de los incidentes que se desencadenaron a raíz de la violenta represión policial de las protestas. 

Tras calificar al grupo de Antifa de organización violenta, se dirigió a los miembros del grupo de extrema derecha “Proud Boys” diciéndoles que “se aparten y se mantengan al margen”. Unos comentarios que de inmediato se interpretaron como un mensaje de aprobación y aliento a este movimiento de corte racista en EE.UU., ya que sus militantes adoptaron el nuevo eslogan y logo para su grupo con las mismas palabras usadas por el inquilino de la Casa Blanca, a saber: “Stand down and stand by”. No obstante, los demócratas tampoco tienen un historial brillante en la defensa de los derechos civiles de las comunidades minoritarias que conforman la población de Estados Unidos.

Sobre el desempeño de estos dos partidos mayoritarios de EE.UU. en lo que respecta a la lucha contra el racismo en los últimos tiempos, el historiador estadounidense sostuvo que los republicanos, hasta la fecha, han actuado peor que los demócratas, porque, explicó, necesitan los votos de los grupos ultraextremistas de corte racista para ganar las elecciones del primer martes del próximo noviembre.

Sin embrago, Horn enfatiza que no hay que olvidar que una parte de la base del electorado demócrata es simpatizante o pertenece a movimientos que defienden la supremacía blanca en Estados Unidos. De hecho, insiste, no se debe omitir esta realidad, pues permite comprender mejor la trayectoria de Biden como senador del estado de Delaware (1973-2009) en una época en la que la detención y el posterior encarcelamiento de personas de rasgos negros era habitual y y respalda por quienes votan a este político del Partido Demócrata.

Durante el debate, Biden llegó a reconocer que había una “desigualdad sistémica” en el sistema policial del país norteamericano, no obstante, culpó de los problemas únicamente a unas pocas “manzanas podridas” del sistema estadounidense.

Según Horn, el exvicepresidente de EE.UU. en la época de Barack Obama, con este tipo de declaraciones contradictorias, pretende atraer la atención de los votantes de diferentes bloques hacia su candidatura presidencial.

Una de las reacciones más destacables sobre el debate presidencial fueron las declaraciones de Richard Haas, director del laboratorio de ideas estadounidense Council of Foreign Relations. Este, en un mensaje publicado en su cuenta de la red social Twitter, escribió que albergaba la esperanza de que, “como dijo Herbert Marshall McLuhan (filósofo canadiense), el mundo entero no haya estado mirando este debate, porque de lo contrario el resto de influencia estadounidense en el mundo se verá afectado y el ideal de democracia comprometido”.

Para el director del Think Tank estadounidense, los 90 minutos que duró el citado espacio televisivo fue el intervalo de tiempo más triste de su vida, por ser “el más frustrante, el más perturbador y el más desolador” de los debates vistos hasta el momento. “Si no estuvieras preocupado por el futuro de este país, no lo estarías viendo”, zanjó en otro tuit.

Horn también lo dicho por Haas: “Tiene razón, podría agregar que el imperialismo desesperado y en decadencia de EE.UU. puede estar avanzando cada vez más hacia la guerra”.

Es muy posible que EE.UU., en sus esfuerzos para evitar el declive en el contexto del dominio mundial, haga lo que mejor sabe hacer, es decir, desencadenar una guerra para reafirmar su influencia global, puesto que el imperialismo se define, entre otras cosas, como la actitud y doctrina de quienes propugnan o practican el dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política, tal como recoge la RAE.

A nadie le debería sorprender a estas alturas de que Washington esté tramando una intervención militar contra una nación que no cede ni un ápice de su soberanía e independencia ante las exigencias y designios de Estados Unidos o que la Casa Blanca instigue y respalde levantamientos militares que conduzcan a un golpe de Estado en toda regla en algún país que cuestiona sin titubeos su políticas imperialistas y hegemónicas.

Todo vale para Washington con tal de mantener su posición de superpotencia, y si eso significa valerse de su maquinaria punitiva, pues impondrá sanciones asfixiantes y draconianas a todos aquellos países que no comparten su visión de dominio global sin importarle si sus medidas restrictivas gozan del apoyo de los demás actores internacionales de peso.

Y es aquí donde las políticas imperiales de EE.UU. podrían producir un resultado contrario al planeado, haciendo que tales estrategias de dominación mundial dejen de funcionar. Pues es impensable que aquellos países a los que afecta el imperialismo estadounidense no hagan nada para contrarrestar las hostilidades de la Casa Blanca.

En otras palabras, la férrea resistencia mostrada por aquellas naciones soberanas e independientes es el talón de Aquiles de un Estados Unidos que no puede asimilar esta realidad.

Viendo que unos pocos países le plantan cara en la esfera internacional y en un intento para revertir esta situación e imponer su voluntad, no le queda más remedio que recurrir al uso de la fuerza militar, que, como ya se sabe, nunca le ha aportado muchos beneficios a Washington, más bien todo contrario: ha sido una fuente de gastos ingentes difíciles de soportar por sus arcas públicas. En consecuencia, con la pandemia haciendo verdaderos estragos entre la población estadounidense y una recesión económica galopante, la Casa Blanca, ya incapaz de poner en práctica sus planes imperialistas y hegemónicos, perdería su posición de superioridad e influencia en el mundo, tal y como pronostica el Dr. Gerald Horn.

 

 

LOS DEFECTOS DE LOS SANTOS. SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 


 Hoy la Santa Madre Iglesia celebra esta bella solemnidad de todos los santos, sus canticos se elevan a aquella mansión celestial en donde viven eternamente la bienaventurada visión beatifica asiento de la Iglesia triunfante. Sobre esto lo certifica el mismo San Juan apóstol en su sublime y elevado apocalipsis, en donde nos dice, después de terminar de contar a las tribus de los judíos: “después de esto vi miríadas y miríadas de almas vestidas con las vestiduras blancas cerca del trono”

Cuando nuestra pobre alma escucha algo sublime y elevado como lo es la bienaventuranza eterna considerándose a sí misma y mira su gran miseria, puede desalentarse o desanimarse en el camino asía su salvación eterna porque considera que tal doctrina contenida en las bienaventuranzas solo la pueden practicar los que son llamados a tal vocación sin saber que todos somos llamados a ella mientras estemos en este valle de lágrimas, nada más alejado de la realidad que esta conclusión nuestro Señor nos las dijo a todos; pecadores y justos. Pues esto se lee en el evangelio de San Mateo: “Y viendo Jesús a las turbas subió a un monte, y después de haberse sentado, se llegaron a Él sus discípulos y la multitud de las gentes que le seguían...” Y si aun persistimos el desaliento pensemos que también los santos alcanzaron su galardón a pesar de sus miserias y, aunque suene un poco raro, A PESAR DE SUS DEFECTOS. Pero si bien lo meditamos estos defectos son parte de la miseria humana. Quizá esto último nos pueda escandalizar a lo sumo o nos resulte extraño pero interesante a lo menos y no pasa desapercibido.

     Ahora bien, ¿es posible hablar de los defectos de los santos? Puede ser que para algunas almas de criterio estrecho y tímido les sea escandaloso, pero debemos verlo por el lado positivo o en otras palabras pienso que no hay nada más edificante; porque si se comprueba que los santos tuvieron los mismos o mayores defectos como los nuestros por ejemplo santa María Magdalena entre otros, podemos concluir con lógica rigurosa que nosotros podemos tener las mismas virtudes que ellos. Pero quiero recalcar de nuevo por esta razón nos es necesario tener esto en claro y bajo este aspecto es posible que los santos tuvieron defectos. Si se lee las vidas de los santos escritas con poca o ninguna crítica histórica, contestaremos negativamente. Según ellas, sus héroes desde su nacimiento aparecieron sobre la tierra con una aureola de santidad jamás desmentida, como santos de nicho o rinconera; de niños no jugaban; de jóvenes, no reían; jamás una alteración en su carácter, ni un momento de debilidad en su ánimo, ni una expansión en su corazón, ni una sombra de imperfección en su conciencia... si así fueran los santos, harto motivo habría para desanimarnos, teniendo por imposible su imitación.

    A Dios gracias no es así, cierto tampoco negamos que han aparecido sobre la tierra, como una visión celestial, almas que más parecen ángeles que hombres, pero no es lo común y ordinario pues lo común y ordinario es que un santo “no nace se hace”, y luchando a brazo partido con sus miserias y defectos y hasta con hábitos pecaminosos, y que aun llegados a las cumbres de la santidad, conservan alguna huella de la región tenebrosa de donde partieron; como Cristo, en los esplendores de la gloria, conserva las cicatrices de su muerte ignominiosa.

    Pero quizá podríamos decir que canónicamente la santidad exige que se hayan ejercitado en grado heroico todas las virtudes o por lo menos alguna. Y para este grado heroico no basta algún acto aislado, sino que se requiere algo permanente y habitual.

    Por otra parte, teológicamente la santidad consiste “en la transformación del alma en Dios”, o sea en su perfecta divinización: de la naturaleza del alma, por la plenitud de la gracia; de las facultades del alma, por las virtudes infusas y sobre todo por los dones del Espíritu Santo en pleno ejercicio; de la actividad del alma, por la moción constante, o casi constante, del Espíritu Santo.

    Ahora bien, ¿cómo puede haber miserias en un alma que posee todas las virtudes en grado heroico, en un alma movida habitualmente por el Espíritu Santo? Para resolver esta dificultad debemos considerar a los santos en tres etapas sucesivas:

   1º Antes de empezar a trabajar en la perfección, y en esta etapa por gracia especial iluminativa, el alma alcanza un conocimiento de si misma, pero sobre todo de sus miserias como la parte tenebrosa que no le agrada a Dios y, en consecuencia, a ella misma y comienza la lucha.

   2º Durante el periodo largo y laborioso de su santificación, y es el tiempo propio de la ascesis, de la lucha tenaz para arrancar defectos y plantar virtudes.

   3º Llegados al termino, en esa época de madurez más o menos larga que precede a la muerte ya se encuentran depuradas de y desapegadas de todo defecto voluntario, de todo pecado venial y de todas las cosas del mundo.

Así pues, cuando hablamos de defectos en los santos, me refiero especialmente a esta segunda etapa, pero aun cuando han llegado a la tercera etapa o a la madurez de la santidad, es en rigor compatible con no pocas miserias humanas; y no solo de aquellas que no suponen imperfección en el orden sobrenatural, sino aun de las que implican imperfección moral y aun pecado venial semi deliberado, no habitual, sino accidental y de pura flaqueza.

    Y esto es lógico porque para poseer las virtudes en grado heroico no es necesario que todos y cada uno de los actos de los santos sean heroicos tengan la suma perfección. Tal perfección es sobrehumana, no es de los hombres aquello que solo en la Sma. Virgen puede concebirse.

    Ni tampoco es necesario que el alma del santo sea movida por el Espíritu Santo en todo y cada uno de sus actos, aun los más insignificantes, ni que la correspondencia del santo sea tal que no flaquee ni un segundo. Esto más que heroico sería extraordinario y milagroso con relación a esto y para confirmarlo el concilio de Trento dice: “Si alguno dijere que el hombre, una vez justificado, no puede volver a pecar... o que puede evitar durante toda la vida todos los pecados, aun veniales, sin un privilegio especial de Dios, como la Iglesia lo afirma de la Bienaventurada Virgen María, que sea anatema.”    

jueves, 22 de octubre de 2020

CRISTO REY.

 


I-El Concepto de Cristo Rey.

Los conocimientos que al estudiar las creaturas acumulamos, los podemos referir y aplicar a Dios conforme a esta ley: si incluyen una perfección, ésta se encuentra en Dios en grado infinito; si incluyen imperfección, de cualquier orden, tal conocimiento de ningún modo puede convenir a Dios, si no es en sentido puramente negativo. Así la bondad que palpamos y nos cautiva en las creaturas, podemos y debemos referirla y aplicarla a Dios en grado infinito; por el contrario la ignorancia, el pecado, no sólo no pueden encontrarse en Dios, sino que repugna en El la existencia de cualquiera imperfección y del mal moral.

Ahora bien; el Cap. primero nos ha proporcionado conocimientos claros, siquiera sea abstractos, acerca de la realeza entre los hombres. De esos mismos conocimientos vamos a hacer escala para subir al claro y distinto conocimiento de la potestad regia de Cristo.

Supuesta, en estos momentos, la existencia de la Realeza de Jesucristo, nos preocupa sólo esclarecer el modo como esa realeza se verifica en el Dios hecho hombre. Es decir cómo se realiza el concepto humano de rey en el Dios Hombre. Con esto hemos llegado a la cuestión culminante de esta primera parte de nuestro estudio: el concepto metafísico de la Realeza-de Cristo, o en otras palabras: los constitutivos esenciales de ese concepto.

Antes de analizar así los constitutivos esenciales como los accidentales de la Realeza de Cristo, conviene recordar lo que queda dicho respecto de la potestad humana: que exige un sujeto, una persona en concreto, física o moral, que actúe sobre los asociados para hacerles conseguir el fin común. Al aplicar esta noción a la potestad regia de Cristo, si inquirimos teológicamente sobre el sujeto adecuado y completo de la potestad regia, como en Jesucristo hay dos naturalezas, la humana y la divina, no se puede decir ni que la naturaleza humana sola, ni que la naturaleza divina sola son el sujeto adecuado y completo de la Realeza en Jesucristo, sino el compuesto teándrico, es decir: Cristo, Dios-hombre 18.

Haciendo pie en todo lo que dejamos explicado en páginas anteriores decimos que el concepto de Cristo Rey excluye todo lo que de imperfecto y limitado encontramos en el concepto de realeza humana, e incluye cualquier género de perfección en un grado infinito. Desentrañemos un poco esta afirmación.

Perfecciones son en el rey humano: la excelencia y la primacía entre los miembros de la sociedad: perfección es su autoridad o poder moral de jurisdicción y perfección es su triple poder de dar leyes, de hacerlas ejecutar y de castigar y premiar; perfección es que ejerza su potestad sobre una sociedad perfecta: todas estas perfecciones se encuentran en Cristo Rey en grado infinito.

Imperfección, o por lo menos limitación, es en el rey humano el recibir su realeza por un título extrínseco a su naturaleza. Semejante imperfección no existe en Jesucristo Rey, al contrario: de Su misma naturaleza, de la unión sublimemente misteriosa de su humanidad con la divinidad nace el UNGIDO por excelencia, Hombre-Dios Rey por esencia 19.

Imperfección es también en los reyes humanos el que vean su poder real muy limitado en el tiempo y en el espacio, y sujeto a muchas peripecias de la fortuna.

Si nos fijamos en el poder de jurisdicción, o sea el que confiere la superioridad, la potestad pública de dirigir los miembros de la sociedad perfecta a su fin, icuán gran diferencia encontramos entre la jurisdicción de los hombres y la de Cristo! La jurisdicción de un rey humano es limitada:

 a)-en cuanto al número de súbditos;

b) -en cuanto a la extensión del territorio. Las expresiones que encontraremos en el profeta Daniel; en las que Nabucodonosor para ponderar su poder; se atribuye hiperbólicamente la sumisión de "todos los pueblos, lenguas y naciones", son propias del lenguaje oriental, y, en realidad, falsas. (Cfr. Dan. 3, 4, 98); c)-en cuanto a las acciones externas e internas de los súbditos; d)-en cuanto a las cosas de los súbditos, pues El, como Dios las ha creado y tan sólo se las ha dado en usufructo; el-finalmente su jurisdicción traspasa los límites del tiempo y persistirá durante toda la eternidad.

No debemos omitir que la raíz principal de las diferencias entre la jurisdicción humana de los reyes y la jurisdicción humano-divina de Cristo Rey, es la finalidad primordial de ambas jurisdicciones:

la jurisdicción de los reyes se dirige a conseguir el bien común material de los súbditos: la Jurisdicción de Jesucristo Rey persigue primordialmente -no. únicamente-, el bien espiritual 20.

Los hombres perversos, instrumentos del Demonio, y el Demonio mismo con sus legiones del mal, pueden jactarse momentáneamente -mil años se reducen a un día en la presencia del Señor-, 21 de haber vencido a las huestes de Cristo Rey. .. ¡Insensatos! Hasta ahora la sangre de mártires ha sido siempre semilla de cristianos, y el tirano y perseguidor, a la hora tremenda de la muerte, muy a su pesar, habrá de gritar su derrota: "¡Venciste, Galileo! ... "

A estas perfecciones esenciales de la realeza de Cristo podemos añadir dos accidentales que tienen su fuente en el amor: en el Corazón de Cristo Rey, y en el corazón de los súbditos de Cristo Rey.

Cristo Rey tenía derecho a su realeza, por el solo derecho de nacimiento; pero su amor, con misericordia libérrima, quiso conquistar un título, un derecho nuevo para reinar: el derecho y título de conquista, y esta conquista se realizó con lucha! con sangre, con muerte; no con plata y oro corruptibles 22. De esta manera, al derecho nativo) Cristo ha añadido el derecho adquisitivo de conquista.

Los hombres, los que tenemos la dicha y el privilegio de conocer y de amar a Jesucristo, hemos querido, libremente, añadir un nuevo título a su realeza: el electivo. Llevados del conocimiento, sobre todo conquistados por el amor, los cristianos de todos los tiempos hemos formado pavés de nuestros corazones, y arrancando la negación a la frase blasfema, hemos gritado en lo íntimo del alma, y, si ha sido necesario en las calles y en las plazas, en las arenas del circo o en el paredón patibulario, que queremos que EL REINE sobre nosotros ... I VIVA CRISTO REY!. ..

Resumamos: decir Cristo Rey o decir Realeza de Cristo es lo mismo que decir y confesar:

l.-Su infinita excelencia y primacía sobre todos sus súbditos.

2.-Su infinita autoridad.

3.-Su infinito poder legislativo, ejecutivo y judicial, con una jurisdicción primordialmente espiritual.

4.-Su infinito poder en el espacio y en el tiempo, es decir que se extiende a todas las naciones y a todos los tiempos.

5.-Su triple derecho a la realeza: nativo, adquisitivo, y electivo.

Tal es la riqueza y profundidad del concepto de Cristo Rey, que confiamos manifestar e ilustrar teológicamente extrayendo lo más precioso que encontremos en esas minas inagotables: las fuentes de la Revelación. Pero antes queremos llamar la atención sobre un aspecto de la Realeza de Cristo, que por su actualidad e importancia merece un estudio aparte.

II.-El Concepto Actual de Cristo Rey.

Designamos así a un aspecto especial en la Realeza de Jesucristo, que, a nuestro juicio, incluye un concepto nuevo que debe añadirse a su realeza, en el sentido de que, lo que era antes implícito se ha tornado explícito 23.

Este concepto ha venido actuándose, precisándose y definiéndose por medio de los documentos de la Iglesia, sobre todo en los últimos cincuenta años. Se puede asegurar que la teología de Cristo Rey ha tenido un desarrollo progresivo desde la Encíclica "Annum Sacrum" de León XIII (1889), hasta los documentos de los últimos Papas. Punto culminante de ese desarrollo fue, la por muchos títulos celebrada Encíclica' "Quas primas", del 11 de Diciembre de 1926. En los mismos manuales modernos de Teología 21. Ee patente el modo distinto como los Teólogos proponen la tesis (le Cristo Rey, antes y después de "Quas primas"), Aspecto y concepto nuevos son: la Realeza SOCIAL de Jesucristo. La razón filosófica en que me fundo para afirmar que en este aspecto social existe un nuevo concepto, que debe añadirse al concepto tradicional de Cristo Rey 25, es la siguiente.

Un nuevo concepto supone la existencia de una nueva realidad.

Un ejemplo. Los fieles tienen ahora el concepto nuevo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Pero para que en sus mentes se formara esa nueva idea fue menester que antes existiera la realidad de esa devoción: apariciones a Sta. Margarita, aprobación de la Iglesia, exposición teológica de la devoción, con su objeto material y formal, etc.· De modo idéntico ha sucedido respecto a la devoción a la Realeza de Cristo, en general, y de manera explícita a su realeza social. Es verdad que, hasta ahora, Jesucristo no se ha aparecido para pedimos el culto a su realeza social 26, pero en su lugar se ha levantado la voz de su Vicario en la tierra, que con el peso y autoridad de una Encíclica ha pedido ese culto y ha establecido en honor de la Realeza de Cristo, y con mención expresa de la realeza social, solemnísima festividad. La exigió también Jesucristo indirectamente, por el clamor de los males modernos, sobre todo sociales: el culto y la devoción activos y prácticos a la Realeza de Cristo los sanará a todos.

A esta petición explícita y solemne de Cristo, por medio de su Magisterio vivo, había precedido ya el movimiento del pueblo católico, que con su instinto religioso . que guía el Espíritu Santo, presentía en la Realeza de Cristo el nuevo lábaro del Catolicismo moderno 21.

Si, pues, la realidad de la realeza social de Jesucristo existe, por las razones expuestas, el concepto también debe existir. Concepto expresado, a nuestro modo de ver, magistralmente por el Papa de Cristo Rey, Pío XI, en estas graves e inspiradas palabras:

"No es necesario, Venerables hermanos, que os expongamos detenidamente los motivos por los cuales hemos instituido la solemnidad de Cristo Rey distinta de las otras fiestas en las cuales parece ya indicada e implícitamente solemnizada esta misma dignidad real. Basta advertir que, mientras el objeto material de todas las fiestas de Nuestro Señor es Cristo mismo, el objeto formal se distingue, y en ésta es el NOMBRE Y LA POTESTAD REGIA DE CRISTO" 28.

 Luego el objeto propio y exclusivo de la fiesta de Cristo Reyes su nombre de REY y su POTESTAD REAL; nombre y potestad que nosotros hemos venido llamando: REALEZA DE CRISTO.

Este es el aspecto total de Jesucristo que se propone al culto del pueblo católico; pero en ese aspecto total se hace resaltar, en varias secciones muy importantes de la Encíclica "Quas primas", el aspecto social, de suerte, que, de todo el contexto se infiere esta conclusión: la mente del Sumo Pontífice, en las circunstancias actuales de la sociedad, quiso defender y proclamar la REALEZA       SOCIAL DE JESUCRISTO.        

Repetimos: este concepto actual de Cristo Rey o realeza social, es nuevo, en cuanto que supone una nueva realidad en la Realeza de Cristo, realidad. que existía ya implícita, y que las necesidades de los tiempos que. vivimos la han hecho explícita manifestándola oficial y dogmáticamente al mundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA PASION DEL SALVADOR.



Jesús se despide de su Madre

La Virgen María no ignoraba la causa por la que el Hijo de Dios se había hecho hombre en sus entrañas. Sabía que era para redimir a los hombres y que, por ello, sufriría un cruel tormento, y derramaría su sangre, y moriría en la cruz. Lo sabía por lo que había leído y meditado en la Sagrada Escritura, aun antes de que su Hijo se encarnara; lo sabía también por la profecía del viejo Simeón, cuando ella y José presentaron a Jesús en el Templo. Y además lo supo gracias a las frecuentes conversaciones que tendría con su Hijo sobre este tema. Porque si el Señor anunció tantas veces su muerte a los discípulos, mucho más avisaría a su Madre. En aquellas largas conversaciones, a solas con ella, le explicaría la Escritura, y así le mostraría mejor la conveniencia de que Cristo padeciese antes de entrar en su gloria. Si el Salvador advirtió varias veces a sus discípulos, ¿cuánto más y mejor lo haría a su Madre, para consolarse y descansar en ella? Los discípulos no entendían este misterio y el Señor no encontraba consuelo al hablar con ellos. La primera vez que se lo dijo, quisieron convencerle de que no debía padecer,  eso  es lo   que intentó  Pedro. Cuando  volvió  a  anunciarles  su  muerte,  ya próxima,  como   vieron   que   no  había  esperanza  de impedírselo   porque   el   Salvador estaba dispuesto a padecer, se pusieron tristes y se asustaron. Después, mientras rezaba en el Huerto de los  Olivos, y ellos estaban ya prevenidos y repetidamente avisados, al verle en aquella agonía y que intentaba consolarse con ellos “se caían de sueño por la tristeza”. El Salvador no podía encontrar descanso en ellos: unas veces tenía que reprender su celo imprudente; otras, animar su flojera con un consuelo; otras veces tenía que exhortarles con su doctrina y fortalecerles contra la tentación. Si, a   pesar   de   esto,   el   Señor   insistía   en   confiar   su   pena   y   buscar   alivio   en   donde encontraba tan poco, ¿cómo no iba a hacerlo también en su Madre? Le haría saber sus preocupaciones y   tristezas,   y así   descansaría   en  ella.   Le   contaría las   calumnias  y envidias, el odio y la persecución que sufría; le prevendría del fin en que había de terminar todo: entre aquella borrasca y tempestad iba al final a morir ahogado entre las olas. Muchas veces trataría con su Madre de estas cosas, desahogándose. Ella entendía profundamente este misterio, lo aceptaba con plena conformidad, lo sentía con toda su ternura, y ofrecía su dolor llena de fe, porque su corazón es semejante y muy unido y casi uno con el de su Hijo.Siempre   que   la   Virgen   María   pensaba   en   la   pasión   de   Jesús,   sentía   ya   con   la experiencia lo que había profetizado Simeón: “tu alma será atravesada con un puñal”. Cada vez que veía a su Hijo le venían a la mente los tormentos que sufriría en cada uno de sus miembros: imaginaba su cabeza clavada de espinas, su cara abofeteada, la espalda sangrante de azotes, los pies y las manos clavados, su pecho herido por la lanzada... Al abrazarle, abrazaba, juntos en su corazón, su cuerpo y aquellas torturas, y decía: “Manojito de mirra es mi Amado para mí, yo le  daré cobijo entre mis pechos”.Se despertaba en la Virgen un grande y cada vez más ardiente amor. Con la luz del Espíritu   Santo   conocía   bien   la   Majestad   de   Dios   y   la   maldad   de   los   hombres,   la amargura del dolor que por ellos padecería. “Consideraba estas cosas en su corazón” y advertía la grandeza del amor de Dios y el inmenso beneficio que hacía a todos los hombres.   A   este   conocimiento   correspondía   ella   en   su   humildad   con   un   profundo agradecimiento a Dios, con un encendido amor por los hombres, a quienes “Dios tanto había   amado,   que   les   entregaba   a   su   Hijo”.   Ella   también,   estimulada   por   la generosidad divina, deseaba emplearse toda entera en la salvación de los pecadores. Nunca se ha de cansar nuestra Madre de interceder por nosotros, y ahí estriba nuestra esperanza pues, por nuestro bien, quiso que se realizara aquello para lo que vino al mundo su Hijo: derramar su sangre, precio de nuestra redención.Estaba la Virgen María advertida, había meditado continuamente en la pasión de su Hijo, por eso vino a Jerusalén, porque sabía que aquella era la noche en que iba a ser entregado a la muerte. Entró, con las otras mujeres que de ordinario acompañaban a Jesús, en la misma casa  donde  su Hijo iba a  celebrar la Pascua.  Aunque  en  otra habitación, iba enterándose de lo que el Salvador hacía, decía y mandaba. Preparó la cena, como tantas otras veces lo había hecho; ¿qué trabajo se le iba a hacer duro si su mismo hijo lavaba los pies a sus apóstoles? Supo cómo su hijo les daba a comer su Cuerpo y a beber su Sangre, y para que durase hasta el fin del mundo. Más que ninguna   otra   persona   advirtió   la   hondura   de   este   misterio,   y   supo   valorar   la inmensidad de este beneficio, y agradecer este consuelo que le daba en la ausencia de su Hijo, y esta compañía en su soledad..., más que nadie, porque nadie como ella estaba herida de amor, e iluminada con la luz del Espíritu. Oiría la larga despedida con que su Hijo se separaba de los apóstoles, y esperaría el final de aquella enamorada despedida.El Señor se puso en pie con firme resolución; los apóstoles le imitaron; juntos, dieron gracias a Dios, y cantaron lo que tenían por costumbre después de la cena. A eso parece referirse el Evangelio: “Cantado el himno”, salieron. Este himno constaba de siete salmos  enteros,   y empieza  con  el salmo  112: “Alabad,  hijos,  al Señor...”, y termina  con   el  salmo   118:   “Bienaventurados  los  que   caminan   limpios...”.   En  esta noche de tanta preocupación y dolor, el Salvador dio las gracias a su Eterno Padre, y lo hizo despacio, cantando. Nos da ejemplo de verdadero agradecimiento, y también de fiel   obediencia   a   lo   que   la   Ley   mandaba:   “Cuando   comas   con   abundancia   y satisfacción, cuídate de bendecir y dar las gracias al Señor tu Dios por la tierra tan fértil y excelente que te ha dado”.Al ver la Virgen a su Hijo en pie, se retiró para esperar a solas el último abrazo, la última   despedida   que   tanto   esfuerzo   le   había   de   costar.   Le   vio   aparecer   con   la tranquilidad  y  el   sosiego  de   siempre,  la   cara  encendida  por   la   larga  conversación después de la cena, pero más por la conmoción que sentía dentro. Delante de ella, con el amor que este Hijo sentía por esta Madre, les diría: “Madre, no vengo a decirte nada que  no  sepas  ya;  vengo   a  despedirme  para...   lo que   ya   sabes.  Me   he   consolado hablando muchas veces de eso contigo. Da gracias a Dios, Madre, porque te ha cabido en suerte tener un Hijo que va a morir por la Justicia, pero la Justicia de Dios por salvar a los hombres y hacerlos hijos suyos. Anímate, Madre, que el fruto es grande; todo pasará pronto; en seguida volveré a verte, y ya inmortal y lleno de gloria. Al hacer esto cumplo el mandato de mi Padre, y hago su Voluntad. Me iré más consolado si      te   quedas   un   poco   más   consolada   también.   Tengo   prisa,   Madre;   dame   tu bendición..., y abrázame”. Las lágrimas corrían por las mejillas de la Virgen. El corazón se le partía de dolor por el constante esfuerzo por obedecer y amar lo que Dios disponía. Y era grande su amor, pues pudo ofrecer al Hijo, a quien tanto quería; por la gloria de Dios, por la salvación de los hombres. La Virgen quizá respondiera: “Hijo mío, que sea tu Padre quien te dé la bendición desde el cielo. Yo soy la esclava del Señor, que se cumpla en mí su Voluntad”. El  Salvador   lloró;  se  enterneció   y   lloró  de   ver  llorar   a  su  Madre.   Mudos   los   dos, hablándose ya sólo con el sentimiento, se echaron en brazos el uno del otro y, en silencio, se separaron luego. Ella le siguió con los ojos hasta perderle de vista.