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lunes, 30 de septiembre de 2019

CARTA ABIERTA A LOS CATOLICOS PERPLEJOS



VI
Tanto el católico practicante regular como aquel que reencuentra el camino de la Iglesia en los grandes momentos de su vida se sienten impulsados a hacerse preguntas de fondo tales como ésta: ¿qué es el bautismo? Éste es un fenómeno nuevo; no hace mucho tiempo, cualquiera sabía responder a esa pregunta y, por lo demás, nadie se la hacía. El primer efecto del bautismo es la redención del pecado original; eso se sabía de padres a hijos. Pero ocurre que ahora en ninguna parte se habla de este hecho. La ceremonia simplificada que tiene lugar en la iglesia evoca el pecado en un contexto tal que parece tratarse del pecado o de los pecados que habrá de cometer en su vida el bautizado y no de la falta original con que todos nacemos. El bautismo se manifiesta ahora simplemente como un sacramento que nos une a Dios o más bien nos hace adherir a la comunidad cristiana. Así se explica el "rito de acogida" que se impone en ciertos lugares como una primera etapa en una primera ceremonia. Y esto no se debe a iniciativas particulares, puesto que encontramos amplias consideraciones sobre el bautismo por etapas en las fichas del Centro Nacional de la Pastoral Litúrgica. Se lo llama también el bautismo diferido. Hay varias fases, después de la acogida , el “progreso”, la “búsqueda” y por fin el sacramento se administra o no se administra cuando el niño pueda, según los términos utilizados, determinarse libremente a recibirlo, lo cual puede ocurrir a una edad bastante avanzada, a los ocho años o más. Un profesor de dogmática, muy versado en la nueva Iglesia estableció una distinción entre los cristianos cuya fe y cultura religiosa él certifica y otros cristianos —más de tres cuartos del total— a los que sólo atribuye una fe supuesta cuando piden el bautismo para sus hijos. Esos cristianos "de la religión popular" son detectados en el curso de las reuniones de preparación y persuadidos de que no pasen más allá de la ceremonia de acogida. Esta manera de obrar estaría "más adaptada a la situación cultural de nuestra civilización". Recientemente un cura de la región de Somme debía inscribir a dos niños para la comunión solemne y entonces reclamó las partidas de bautismo que le fueron enviadas por la parroquia de origen de la familia. Entonces el sacerdote comprobó que uno de los niños había sido efectivamente bautizado, en tanto que el otro no lo estaba, contrariamente a lo que creían sus padres. El niño simplemente había sido inscripto en el registro de acogida. Ésta es la clase de situaciones que resultan de semejantes prácticas; lo que se da es en efecto un simulacro de bautismo que los asistentes toman de buena fe como el verdadero sacramento. Es bien comprensible que todo esto desconcierte profundamente. Además, sobre este punto hay que afrontar una argumentación capciosa que figura hasta en los boletines parroquiales, generalmente en la forma de indicaciones o de testimonios firmados con nombres de pila, es decir, anónimos. En uno de ellos leemos que Alain y Evelyne declaran El bautismo no es un rito mágico que borre por milagro un cierto pecado original. Nosotros creemos que la salvación es total, gratuita y para todos: Dios eligió a todos los hombres en su amor, sin condiciones. Para nosotros, hacerse bautizar es decidir cambiar de vida, es un compromiso personal que nadie puede asumir en el lugar de uno, es una decisión consciente que supone una enseñanza previa, etcétera."
¡Cuántos monstruosos errores en unas pocas líneas! Estas palabras tienden a justificar otro procedimiento: la supresión del bautismo de los niños pequeños. Esta es otra aproximación al protestantismo con desprecio de la enseñanza de la Iglesia desde sus orígenes, como lo atestigua san Agustín a fines del siglo IV; "La costumbre de bautizar a los niños no es una innovación reciente, sino que es el eco fiel de la tradición apostólica. Esa costumbre, por sí sola e independientemente de todo documento escrito constituye la regla cierta de la verdad".
El concilio de Cartago del año 251 prescribía que el bautismo fuera administrado a los niños "aun antes de su octavo día" y la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe recordaba la obligación de hacerlo así el 21 de noviembre de 1980 fundándose en "una norma de tradición inmemorial".6 Es necesario que los padres católicos sepan esto para hacer valer un derecho sacro cuando se pretende negarles el bautismo a sus hijos recién nacidos y no dejarlos participar en la vida de la gracia. Los padres no esperan a que su hijo tenga diez años para decidir en su lugar cuál será su régimen alimentario o si necesita una operación quirúrgica a causa de su estado de salud. En el orden, sobrenatural el deber de los padres es aún más imperioso y la fe que preside el sacramento cuando el niño no es capaz, de asumir él mismo un "compromiso personal" es la fe de la Iglesia. Piénsese en la espantosa responsabilidad de un padre que priva a su hijo de la vida eterna en el paraíso. Nuestro Señor lo dijo de manera clara: "Nadie, a menos que renazca del agua y del Espíritu, puede entrar en el Reino de Dios". Los frutos de esta singular pastoral no se han hecho esperar. En la diócesis de París de 1965, de dos niños era bautizado uno, pero en 1976 de cuatro sólo se bautizaba uno. El clero de una parroquia de los arrabales observa, sin manifestar empero mucha pena, que en 1965 hubo cuatrocientos sesenta bautismos y en 1976 ciento cincuenta. En el conjunto de Francia se registra una caída general. De 1970 a 1981 la cifra global descendía de 596.673 a 530.385, cuando la población crecía en más de tres millones durante ese lapso. Todo esto se debe a que se ha falseado la definición del bautismo. Desde el momento en que se dejó de decir que el bautismo borraba el pecado original, la gente se preguntó: "¿Qué es el bautismo?" e inmediatamente después: "¿Para qué el bautismo?" Si no llegaron a formularse estas preguntas, por lo menos deben de haber reflexionado en los argumentos que se les exponían y admitido que no se imponía urgencia alguna ya que después de todo el niño siempre podría en la adolescencia ingresar, si así lo quería, en la comunidad cristiana, de la misma manera en que uno se inscribe en un partido político o en un sindicato. La cuestión se ha planteado de la misma manera en el caso del matrimonio. El matrimonio siempre se definió por su finalidad primera, que era la procreación, y por su finalidad secundaria, que era el amor conyugal. Pues bien, en el concilio, se ha querido transformar esta definición y decir que ya no había un fin primario, sino que los dos fines que acabo de mencionar eran equivalentes. El cardenal Suenens fue quien propuso este cambio y todavía me acuerdo de cómo el cardenal Brown, ministro general de los dominicos, se levantó para decir: "Caveatis, caveatis! (¡Tened cuidado!). Si aceptamos esta definición, vamos contra toda la tradición de la Iglesia y pervertiremos el sentido del matrimonio. No tenemos el derecho de modificar las definiciones tradicionales de la Iglesia". 6 Instrucción Pastorialis actio. Y entonces citó textos en apoyo de su advertencia; se suscitó gran emoción en la nave de San Pedro. El Santo Padre rogó al cardenal Suenens que moderara los términos que había empleado y aun que los cambiara. Pero de todos modos la Constitución pastoral Gaudium et Spes no deja de contener un pasaje ambiguo en el que se pone el acento en la procreación "sin subestimar por ello los otros fines del matrimonio". El verbo latino proshabere permite traducir: "sin colocar en segundo término los otros fines del matrimonio", lo cual significaría colocarlos todos en el mismo plano. Así se quiere entender hoy el matrimonio, todo lo que se dice de él tiene que ver con la falsa noción expresada por el cardenal Suenens según la cual el amor conyugal —que pronto se dio en llamar simplemente y de manera mucho más cruda "sexualidad"— es el primero de los fines del matrimonio. Consecuencia: en nombre de la sexualidad están permitidos todos los actos: anticoncepción, limitación de los nacimientos, en fin, aborto. Basta una mala definición para vernos en pleno desorden. La Iglesia en su liturgia tradicional hace decir al sacerdote: "Señor, asistid con vuestra bondad a las instituciones que habéis establecido para la propagación del género humano..." La Iglesia eligió el pasaje de la Epístola de san Pablo a los Efesios que precisa los deberes de los esposos y que hace de sus relaciones recíprocas una imagen de las relaciones que unen a Cristo con su Iglesia. Muy frecuentemente los futuros cónyuges son invitados a componer ellos mismos su misa sin que se les obligue a elegir la epístola en los libros santos, pues pueden reemplazarla por un texto profano o tomar un pasaje del Evangelio que no tenga ninguna relación con el sacramento recibido. En su exhortación, el sacerdote se guarda bien de mencionar las obligaciones a que deben someterse los cónyuges por temor a presentar una imagen poco atractiva de la Iglesia y a veces por no chocar a los divorciados presentes en la ceremonia. Lo mismo que en el caso del bautismo, se han realizado experiencias de matrimonios por etapas o de matrimonios no sacramentales que escandalizan a los católicos; son experiencias toleradas por el episcopado que se desarrollan según esquemas suministrados por organismos oficiales y alentadas por responsables diocesanos. Una ficha del Centro Jean-Bart indica algunas maneras de proceder. Véase una: "Lectura del texto: lo esencial es invisible a los ojos (Epístola de san Pedro). No hubo intercambio de consentimientos, sino una liturgia de la mano, signo del trabajo y de la solidaridad obrera. Intercambio de las alianzas (sin bendición) en silencio. Alusión al oficio de Robert: aleación, soldadura (Robert es plomero). El beso. El Padrenuestro recitado por los creyentes de la concurrencia. El Avemaría. Los jóvenes cónyuges colocan un ramo de flores frente a la estatua de María". ¿Por qué Nuestro Señor habría instituido sacramentos? ¿Para que luego fueran reemplazados por este tipo de ceremonia exenta de todo elemento sobrenatural con la excepción de las dos oraciones que la concluyen?
Hace algunos años se habló mucho de Lugny en la región del Saona y el Loira. Para motivar esa "liturgia de la acogida" se decía que se deseaba dar a las jóvenes parejas el deseo de volver a la iglesia para casarse posteriormente de manera formal. Dos años después, de unos doscientos falsos matrimonios, ninguna pareja regresó para regularizar su situación. Si lo hubieran hecho, no por eso el cura de esa iglesia habría dejado de estar oficializando y cubriendo con su garantía, sino ya con su bendición, durante dos años lo que no era otra cosa que un concubinato. Una encuesta de origen eclesiástico reveló que en París el veintitrés por ciento de las parroquias ya habían hecho este tipo de celebraciones no sacramentales con parejas, uno de cuyos miembros (o los dos) no era creyente, y habían procedido así con la intención de complacer a las familias o a los novios mismos a menudo por cuestiones de conveniencia social. Por supuesto que a un católico no le está permitido asistir a semejantes comedias. En cuanto a los presuntos casados, siempre podrán decir que estuvieron en la iglesia y terminarán sin duda por creer que su situación es regular a fuerza de ver que sus amigos hacen lo mismo. Los fieles desorientados se preguntan si al fin de cuentas no es mejor eso que nada. La indiferencia se difunde; la gente está dispuesta a aceptar cualquier otra fórmula, como por ejemplo, el simple casamiento en la alcaldía o hasta la cohabitación de los jóvenes, sobre la cual tantos padres dan pruebas de "comprensión", para llegar por fin a la unión libre. La descristianización total ha llegado al fin de su camino; a los cónyuges les faltarán las gracias que proceden del sacramento del matrimonio para educar a sus hijos, suponiendo que consientan en tenerlos. Las rupturas de esos hogares no santificados se multiplican hasta el punto de preocupar al Consejo económico y social, uno de cuyos informes recientes muestra que hasta la sociedad laica tiene conciencia de que corre a su perdición a causa de la inestabilidad de las familias o de las seudofamilias. La extremaunción ya no es más realmente el sacramento de los enfermos a punto de morir; ahora es el sacramento de los viejos; ciertos sacerdotes lo administran a las personas de la tercera edad que no presentan ningún signo particular de muerte inminente. Ya no es más el sacramento que prepara para el último momento, que borra los pecados antes de la muerte y que prepara para la unión definitiva con Dios. Tengo ante mí vista una nota distribuida en una iglesia de París a todos los fieles para hacerles conocer la fecha de la próxima extremaunción: "El sacramento de los enfermos se celebra para las personas aún hábiles en medio de toda la comunidad cristiana durante la celebración eucarística. Fecha: el domingo tal en la misa de las once". Este tipo de extremaunción no es válido. El mismo espíritu colectivista puso en boga las llamadas ceremonias penitenciales. El sacramento de la penitencia no puede ser sino individual. Por definición y de conformidad con su esencia, este sacramento es, como lo recordé antes, un acto judicial, un juicio. No se puede juzgar sin haber instruido una causa; hay que oír la causa de cada uno para juzgarla y luego se podrán perdonar o no los pecados. Su Santidad Juan Pablo II insistió muchas veces en este punto, y especialmente el 1* de abril de 1982 dijo a los obispos franceses que la confesión personal de las faltas seguida de la absolución individual "es ante todo una exigencia de orden dogmático". En consecuencia, es imposible justificar esas ceremonias ele "reconciliación" explicando que !a disciplina eclesiástica se ha hecho más flexible y que se adaptó a las exigencias del mundo moderno. Ésta no es una cuestión de disciplina. Antes había una excepción: la absolución general dada en caso de naufragio, de guerra, etcétera. Y aun así se trata de una absolución cuyo valor es por lo demás discutido por los autores. No es lícito convertir la excepción en una regla. Si se consultan las Actas de la Sede Apostólica, se encuentran las siguientes expresiones tanto en los labios de Pablo VI como en los de Juan Pablo II en diversas ocasiones: "el carácter excepcional de la absolución colectiva", "en caso de grave necesidad", "en situaciones extraordinarias de grave necesidad", "carácter enteramente excepcional", "circunstancias excepcionales"...


sábado, 28 de septiembre de 2019

PRESENCIA DE SATAN EN EL MUNDO MODERNO



Los juegos de Satán
Aparte del satanismo-religión y del satanismo-magia, existen todavía los "juegos de Satán".
En un discurso ardiente y célebre, San Pedro Crisólogo dijo un día a sus diocesanos de Ravena: "¡El que haya jugado con el Diablo, no podrá reinar con Cristo:"
Hablaba a cristianos, pero a los cuales "el juego con el Diablo" — en este caso los espectáculos inmorales del circo — tentaba a veces.
En nuestros días, como en el siglo V, un cristiano debe saber que no se debe jugar con el Diablo si no se quiere estar expuesto a "no reinar con Cristo".
Pero los juegos del Diablo no son seguramente los mismos, en conjunto, que les que denunciaba San Pedro Crisólogo. O, si son los mismos, ofrecen en nuestros días aspectos completamente nuevos.
Hemos hablado ya del cinematógrafo y no volveremos a tocar el tema. Tampoco hablaremos más del inmenso abuso de la novela, que es, para cantidad de nuestros contemporáneos, la lectura preferida, y cuyo poder de atracción parece estar en razón directa de la basura que se expone en ella.
Ningún cristiano puede poner en duda que la novela tal cual se escribe y triunfa ante nuestros ojos, con su "realismo" malsano y perverso, sea con demasiada frecuencia "satánica". ¿No es acaso una razón para repetir las palabras proféticas de San Pablo a su discípulo Timoteo?
"Llegará una época en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino, por el contrario, al capricho de sus pasiones y picándoles los oídos, se darán amos en cantidad y volverán el oído de la verdad para inclinarse hacia las fábulas " Ad fabulas convertentur Sabemos que la palabra latina con la cual se designa a la novela es precisamente ésa: fábula. ¡Fábulas! ¡Cuántos de nuestros contemporáneos no buscan su filosofía, su manera de comprender la vida más que en las novelas que leen y enloquecen a menudo sus imaginaciones y sus sentidos! Hemos dicho lo que el santo cura de Ars pensaba y decía del espiritismo.
Mucho más cerca de nosotros, exactamente el 26 de noviembre de 1955, el padre Berger-Bergés, el exorcista ya nombrado por nosotros, hacía a una posesa las cuatro preguntas siguientes:
1 ¿El espiritismo es una ciencia o una mistificación? ¿Eres tú quien está en el espiritismo?
Respuesta: por un ademán indica lentamente con la mano ¡que es él!
2 ¿Las mesas giratorias? ¿Eres tú quien las hace girar? Respuesta: sí, pero no estoy completamente solo; son necesarias las personas alrededor de la mesa! ¡Estamos juntos!
3 En el espiritismo hay escritos firmados Marco Aurelio. ¿Quién firma Marco Aurelio? ¿Eres tú o alguno de los tuyos? . . . Insisto firmemente, dice el padre Berger. . . No contesta, no quiere contestar, me dice, y finalmente me declara que no tiene permiso para contestar. Después de haber, sin embargo, esbozado un pequeño ademán que me pareció descubrir y que lo señalaba a él mismo, hace como alguien que contesta a escondidas ¡para que Dios no vea nada!. . .)
4 ¿Y las que leen las cartas? Quid?
Satán contesta: "¡Y bien! ¡Es necesario que las gentes se ganen la vida!" Y deja entender que los naipes también son uno de los medios por los cuales él halaga la estupidez humana.
Y esto nos invita a echar una rápida ojeada sobre este aspecto extraño de nuestro tiempo; recurrir a la adivinación, que nos retrotrae a las modalidades más infantiles de los paganismos antiguos.
La adivinación: cosa satánica
Es increíble la expansión actual de la práctica de la adivinación popular, bajo las formas más diversas. Se dan las cifras siguientes para los faquires, cartománticos, quirománticas, adivinas: seis mil declaradas a la policía en París solamente y sesenta mil en toda Francia, con una "cifra de negocios" evaluada en sesenta mil millones por lo menos.
Sin duda los procedimientos antiguos, el examen de las entrañas de las víctimas, del vuelo de los pájaros, del murmullo del viento en los bosques o de los dibujos que trazan las aguas bullentes en una fuente, han desaparecido para siempre. Pero están los naipes, o el estudio de las líneas de la mano, la interpretación del residuo de las heces de café y otros muchos procedimientos, tan válidos los unos como los otros. Y está, como en la antigüedad, la astrología, que se considera la forma más erudita de discernir los destinos humanos.
Existen todavía en nuestros días astrólogos. Y aseguran —no sin imprudencia — que tienen pruebas perentorias del valor de sus predicciones.
La verdad es que todas estas pretensiones son, no solamente vanas, sino rigurosamente absurdas. Son seguramente formas de la "mentira" de la cual el demonio tiene la secular especialidad. A los astrólogos, que podemos considerar como los más distinguidos de los adivinos, nos bastará oponer las palabras de un maestro de la astronomía científica, G. de Vaucouleurs. Hablando, al final de su gran obra La Astronomía, que es de 1948, de las influencias cósmicas sobre los seres vivientes, escribe: "No por cierto las ilusorias, a las cuales los astrólogos intentan colgar sus divagaciones seudocientíficas." Y un poco más lejos comprueba que la astronomía, en el pasado, ha quedado "estrechamente asociada a las supersticiones astrológicas hasta los comienzos de los tiempos modernos (y aún, ¡ay!, actualmente en muchos espíritus sub evolucionados", y con estos términos de desprecio indica bastante la posición de la ciencia de los astros frente a la adivinación astrológica, en la cual se distinguió otrora un Nostradamus, que conserva admiradores fanáticos hasta en nuestros días.
Si esto ocurre con la astrología ¿quién, pues, dará importancia ya, con respecto al porvenir humano, a los encuentros fortuitos de los naipes o a los lineamientos más o menos extraños de las heces del café?
Para un creyente, lo que torna evidente la "mentira" de la adivinación es la certidumbre de que sólo Dios conoce el porvenir. ¿Cómo lo conoce?" ¿Cómo lo que todavía no es, puede ser objeto de conocimiento para Dios, cuando la libertad humana está en juego? ¿Y cómo esta presciencia divina es compatible con nuestra libertad? Todo el mundo sabe que esto constituye uno de los problemas más difíciles de la metafísica general. Digamos con pocas palabras lo que nos parece la única solución pensable. Nuestro mundo no es el único posible. Existen inanidad de mundos posibles, todos diferentes unos a otros. Pero su posibilidad misma viene de que están llevados desde toda eternidad en la Mente del Creador. Y en esta Mente, es decir en el Verbo Divino, estos mundos se desarrollan idealmente al natural, con sus leyes y también con el juego eventual de las libertades creadas. Cuando Dios decreta que tal mundo será existente, es decir, será creado por El, con preferencia a otros, las condiciones de ese mundo no son cambiadas por eso, sino no sería el mundo deseado y visto por Dios. Los actos libres serán en él libres, y sin embargo Dios los habrá visto y los ve en el momento en que se producen. Es en este sentido que Dios conoce el porvenir. Pero como es el único que lleva eternamente los mundos en su mente, El es evidentemente el único que conoce el porvenir. Querer predecir el porvenir, fuera de los casos milagrosos de profecías divinas, es pues necesariamente diabólico en el sentido en que es una usurpación a Dios. Se deduce que ningún poder de adivinación ha sido depositado en el juego de naipes, en las heces del café, en las líneas de la mano, en las líneas trazadas por la sal sobre la clara de huevo, como tampoco en las "conjunciones" de los planetas y las estrellas en el momento del nacimiento de un ser humano. Lo que se llama en astrología un fatum, y que antaño se llamaba un horóscopo, es pues superchería o superstición.
No sostendremos, ciertamente, que los miles de adivinos y adivinas que ejercen el oficio pretendidamente lucrativo de predecir el porvenir, en París y en todas las grandes ciudades de Francia, sean brujos o brujas vendidos a Satán.
Parecería que la mayor parte de ellos sólo piensan en practicar un oficio que da beneficios, sin pensar que ese oficio es inmoral y probablemente diabólico. Pero no por ello dejamos de tener el derecho de pensar que el demonio saca su provecho de estas aberraciones y que la adivinación bajo sus formas contemporáneas, como asimismo bajo sus formas antiguas, no es más que uno de los "juegos de Satán" en el seno de la humanidad. Y es pues una de las formas actuales del satanismo-magia, en lo que tiene de distinto del satanismo-religión.


viernes, 27 de septiembre de 2019

EL SANTO ABANDONO. DOM VITAL LEHODEY



10. LAS TENTACIONES
Quizá llegue la tentación a ser tan horrible que los pensamientos sugeridos por ella os parezca que sólo pueden tener cabida en el espíritu de un réprobo. Os parecerá que todo el infierno se ha conjurado contra vosotros, y que Dios, irritado, os entregó a Satanás. Con frecuencia, ni siquiera podréis abrir la boca ni para orar, ni para cantar las alabanzas del Señor; y estos ataques tan aflictivos en sí mismos, lo serán aún mucho más por su duración y frecuentes repeticiones. No se satisfará el demonio con un ataque ni con muchos; sumergidos y vueltos a sumergir en este horno, pasaréis días tristes, rodeados de penas más o menos terribles, pero siempre crueles.» San Francisco de Sales cita a este propósito dos ejemplos memorables, y después añade esta alentadora observación: «Estos grandes asaltos y tentaciones tan fuertes jamás son permitidos por Dios, sino en ciertas almas que quiere elevar a su amor puro y sublime.» Por lo demás, con tal que se vigile y se ore, El está en la barca con nosotros; parece dormir, pero la tempestad no se levantará sino con su licencia, y se apaciguará a una palabra de su boca.
A veces al principio, otras durante el curso o hacia el fin de la vida espiritual es cuando la tentación se deja sentir con mayor crueldad. En determinados casos puede hasta llegar a tener una influencia decisiva; por ejemplo, cuando ataca nuestra fe o nuestra vocación, puede suceder que pasemos por pruebas especiales y poco ordinarias, como las tentaciones de blasfemia, de odio a Dios o dudas persistentes contra la fe. El carácter de las personas que nos rodean, el empleo que se nos ha confiado, circunstancias transitorias pueden ser ocasión de tentaciones. Estas pueden tener su principio y raíz en el temperamento, en el carácter, en el lado flaco de nuestra alma, en nuestros defectos dominantes; y como todo hombre se compone de cuerpo y alma, y es a la vez ángel y bestia, habrá de combatir sobre todo el orgullo y la impureza, y de no haber una gracia especial, éstos son los dos enemigos por excelencia.
Los santos mismos han conocido estas dolorosas pruebas y luchas. Y para no hablar sino de las tentaciones contra la virtud angelical, algunos han sido preservados de ellas, como
Santa Teresa, Santa Rosa de Lima y Santa Teresita del Niño Jesús. Otros, sólo de pasada han tenido esta humillación: durante nueve días Santa Magdalena de Pazzis, Santa Margarita María durante algunas horas. Muchos, después de brillante victoria, fueron preservados de ella en lo sucesivo, como nuestro Padre San Benito y Santo Tomás de Aquino.
Gran parte de ellos han soportado sus dolorosas acometidas durante largos años y aun toda la vida. El Apóstol de las Gentes, Santa Francisca Romana, Santa Catalina de Sena, San Benito Labre y cuántos otros! fueron cruelmente abofeteados por el Ángel de Satanás. Estas tentaciones persistieron siete años en San Alonso Rodríguez, diecisiete en Santa Maria Egipciaca, veinticinco en el venerable César de Busto, San Alfonso de Ligorio, verdadero ángel de inocencia, padeció estos ataques de una manera espantosa a la edad de ochenta y ocho años, por espacio de más de un año entero.
Mueve a compasión Ángela de Foligno cuando hace el relato de sus pruebas. Es el gran combate para todas las almas, salvo una gracia particular. Mas hay sin duda otras tentaciones en que casi no nos fijamos, aunque de ellas está llena la vida de los santos.
En cuanto a nosotros, ¿cuándo seremos principalmente probados? ¿Al principio, al medio o al fin de nuestra carrera? ¿Acaso siempre? ¿En qué materia sobre todo? ¿Con qué grado de intensidad o de duración? Es el secreto de Dios, y en parte también el nuestro. El infierno es una jauría de perros rabiosos que anhelan despedazarnos, pero todas estas malditas bestias están encadenadas; Dios es quien las maneja a su antojo, y contra sus disposiciones son la impotencia misma. Quítales toda la libertad de tentar, o se la concede más o menos restringida, según El lo juzga conveniente, como armas que pueden usar contra aquellos que Él permite sean probados, en la materia y por el tiempo que haya ser a propósito. Elegir la tentación, el tiempo, la violencia y la duración, todo está en manos de Dios, nuestro Padre, nuestro Salvador, nuestro Santificador; esto es lo que debe inspirarnos confianza. Podemos nosotros mismos, con el auxilio de la gracia, prevenir muchas tentaciones, rechazar los más rudos asaltos del enemigo; y si sucumbimos, será por nuestro libre consentimiento, pues el demonio puede ladrar, amenazarnos, solicitarnos, pero no muerde sino al que lo quiere. Mas, por desgracia, tenemos en nuestro libre albedrío la tremenda posibilidad de ceder, a pesar de la gracia; y de no pedirla, hasta de ir en busca de la tentación; todo lo cual nos ha de mantener en una continua desconfianza. El peligro, pues, en definitiva, está en nosotros, y a nosotros es a quien sobre todo hemos de temer.
En todo esto hay una mezcla de divino beneplácito y de su voluntad significada, exigiendo ésta que cada cual «vele y ore para no caer en la tentación», es decir, para prevenir la tentación en cuanto de nosotros dependa, o para obtener la gracia de no sucumbir. Que ésta se presenta a pesar de la vigilancia y de la oración, la voluntad de Dios significada pide entonces que combatamos como valientes soldados de Jesucristo. Todos conocen perfectamente los medios que han de emplearse, pero, según San Alfonso, «el más eficaz y el más necesario de todos los remedios, el remedio de los remedios, es invocar el auxilio de Dios y continuar orando mientras dure la tentación”. Con frecuencia vincula el Señor la victoria, no a la primera oración, sino a la segunda, a la tercera, o a la cuarta. En una palabra, es necesario persuadirse que todo nuestro bien depende de la oración; de la oración depende el cambio de vida; de la oración depende la victoria sobre las tentaciones; de la oración depende la gracia del amor divino, de la perfección, de la perseverancia y de la salvación eterna. Lo prueba la experiencia: que el que recurre a Dios en la tentación, triunfa, y el que no recurre a Dios peca, sobre todo en las tentaciones de incontinencia».
Más, a pesar de la vigilancia, de la oración, de la lucha, es preciso resolverse a combatir, pues tal es el beneplácito divino. «Quiero que sepáis -dice nuestro Padre San Bernardo que nadie puede vivir sin tentación. Se va una, esperad otra con seguridad; ¿qué digo con seguridad?, mejor diría con temor. Pedid veros libres de ella, mas no os prometáis completo reposo y libertad perfecta en este cuerpo de muerte”.
Considerad, sin embargo, con qué bondad nos trata Dios, pues nos deja a veces ciertas tentaciones, a fin de preservarnos de otras más peligrosas; nos libra prontamente de unas, para que por otras seamos ejercitados y que sabe han de sernos provechosas.»
Debemos poner en Dios nuestra confianza, pues cualquiera que sea la causa de las tentaciones, «¿No es siempre El quien las permite para nuestro bien? ¿Y por qué no adorar todo lo que en sus santos designios permite, a excepción del pecado, que detesta y nosotros hemos de detestar con Él?» Por lo demás, nos dice el venerable Luis de Blosio, «considerad que las tentaciones son en los designios de Dios pruebas destinadas a hacer resaltar en todo su brillo vuestro amor por El, lecciones que os enseñarán a compadeceros de los que como vos serán blanco de los tiros del enemigo, medios de expiar nuestros pecados y prevenir nuestras faltas, disposiciones para más abundantes gracias contra el orgullo, pues os harán sentir que sin su gracia nada podéis».
¡Qué lección de humildad! «Cuando un alma -dice San Alfonso- es favorecida de Dios mediante las consolaciones interiores, fácilmente se cree capaz de vencer todos los ataques de sus enemigos y de salir airosa en cualquier empresa que interese a la gloria de Dios; mas, cuando es rudamente combatida, y se ve ya al borde del precipicio y a punto de caer, siente su miseria y su impotencia para resistir, si Dios no viene en su ayuda.» Luces particulares sobre la humildad pudieran proporcionarle llana complacencia, pero la tentación le muestra hasta la saciedad su miseria con toda su desnudez. Se embriagaría quizá con los dones y favores celestiales, mas la tentación la impide elevarse, o la sumerge en el fondo de la nada. Los santos mismos se hubieran perdido por el orgullo, pero la tentación fue el contrapeso providencial; y así, Dios los hundió en un abismo de humillación para elevarlos a las cumbres de la santidad. Así, el Apóstol, vuelto del tercer cielo, había de ser abofeteado por Satanás; Santa Catalina de Sena, después de sus íntimas comunicaciones con Nuestro Señor, San José de Cupertino después de sus maravillosos éxtasis, sintieron cruelmente el aguijón de la carne; San Alfonso, ese maestro incomparable, ha de ser atormentado con escrúpulos más que el último de sus discípulos.


martes, 24 de septiembre de 2019

El Supremo ruso declara grupo extremista a los Testigos de Jehová



 MOSCÚ (Sputnik) — El Tribunal Supremo de Rusia declaró como extremista la actividad del 'Centro de Dirección de los Testigos de Jehová en Rusia' y prohibió su labor en el país, comunicó un corresponsal de Sputnik desde la sala de audiencias.

"El Supremo declaró como organización extremista el 'Centro de Dirección de los Testigos de Jehová en Rusia' y resolvió prohibir su labor en el territorio del país", dijo el juez Yuri Ivanenko.
El 'Centro de los Testigos de Jehová' puede recurrir el fallo del Supremo y en este caso la disposición sobre la prohibición no entrará en vigor mientras el juez examine el recurso de apelación.

Entretanto, el Ministerio de Justicia, que interpuso la demanda de prohibir a los Testigos de Jehová en Rusia, ya suspendió el trabajo del 'Centro' hasta que el Supremo dicte el fallo definitivo.
Los Testigos de Jehová son una organización religiosa internacional que comparte numerosos preceptos de las corrientes no ortodoxas del cristianismo pero que basa sus creencias en un entendimiento propio de la Biblia.
Algunos expertos, incluidos los rusos, consideran que la organización es en realidad una secta.
La organización religiosa regularmente ha tenido problemas con la ley: desde el incumplimiento de decisiones judiciales, hasta penas por posesión de materiales extremistas.
"Los bienes del 'Centro de los Testigos de Jehová' son incautados y pasan a manos del Estado", anunció el juez Yuri Ivanenko.

Cuestión de fe: ¿por qué suspenden a los Testigos de Jehová en Rusia?
Las actividades de los Testigos de Jehová provocan bastante polémica en el seno de la sociedad. Sputnik ha contactado con dos expertos en el asunto para aclarar los entresijos del caso por el que la organización está siendo procesada en el Tribunal Supremo de Rusia.
Las organizaciones siempre intentan alcanzar varios objetivos. Entrando en el contexto sociopolítico, estas pueden exigir la transformación de las condiciones en las que se desempeña la sociedad".
Rusia es un país secular y, si bien la libre expresión de fe y su tradición cultural están protegidas por la Constitución, esto es válido siempre y cuando esta expresión no traspase los límites de la fe para intentar expandir sus ideales a toda la sociedad.
A diferencia de las múltiples corrientes religiosas ampliamente representadas en Rusia y que hacen llamamientos a seguir sus ideales, dejando siempre la decisión en manos de sus seguidores, muchas de las tendencias denominadas 'nuevos movimientos religiosos' —como los mormones o la iglesia de la cienciología— condicionan la pertenencia a sus movimientos al estricto cumplimiento de sus preceptos, afirma el especialista.
Schmidt advierte que, si bien podría considerarse una exageración el reconocimiento de los Testigos de Jehová como una organización extremista, sus doctrinas, hoy día, exhiben una visión bastante radical del cristianismo.
"Cuando una organización entra en la esfera social y política, esta intenta imponer sus propios principios. De manera que, si esa imposición se mantiene a nivel de ideas, es decir, se aceptan como una fe, a eso se le llama rigorismo. Pero si la organización impone [a sus seguidores] la práctica de esas ideas, a eso se le llama radicalismo", prosigue William Schmidt.
En este último caso, cuando un determinado grupo sobrepasa los límites de la fe y pretende alterar las normas establecidas en la sociedad mediante la imposición de sus propias prácticas, su actividad cae dentro de la competencia de las autoridades encargadas de velar por el orden social, aclara.

Violación de la ley contra el extremismo

Antón Andrósov, activista y presidente del movimiento Asistencia de Emergencia Juvenil (AEJ), dedicado inicialmente a combatir la marginación y las tendencias negativas entre la juventud, relató a Sputnik que el proceso contra los Testigos de Jehová en Rusia no es nada nuevo. Antes del litigio en el Tribunal Supremo de Rusia, la actividad de la organización ya había sido prohibida por tribunales de las ciudades de Bélgorod, Stari Oskol y Oriol.
"Un domingo, dos mujeres tocaron a mi puerta a las ocho de la mañana con la intención de hablar sobre Dios. Eran [del movimiento] Testigos de Jehová. Hasta entonces, yo no sabía nada sobre ellos. Eso pasó en el año 2010".
Desde entonces, Andrósov creó dentro de la AEJ una nueva rama de actividad, dedicada al estudio de las tendencias religiosas y a combatir a las sectas. Además de ser un Estado secular, Rusia es también un país con múltiples tradiciones religiosas, por lo que resulta primordial para la seguridad establecer mediante la legislación las bases para la convivencia pacífica de las diferentes tendencias religiosas.
Los activistas se percataron de que los seguidores del movimiento Testigos de Jehová violan con frecuencia el capítulo III de la Ley Antiterrorista. Este define las condiciones en las que las organizaciones religiosas deben ejercer su actividad misionera.
En particular, la ley establece que el proselitismo debe ser realizado por los clérigos u otras personas autorizadas por la propia organización religiosa, solo en los edificios o terrenos de culto (como los templos, cementerios o destinos de peregrinaje). Y lo prohíbe en lugares de carácter público o en los hogares. Además, se prohíbe estrictamente el proselitismo en las cercanías del lugar de culto de otra tendencia religiosa.
Los activistas del AEJ recopilaban todas las infracciones de este tipo y las trasladaban a la división contra el extremismo del Ministerio del Interior, así como a la Fiscalía rusa. Inicialmente, las autoridades se limitaban a las advertencias sobre la necesidad de prevenir semejantes casos, pero, con la repetición de casos similares, se inclinaron por medidas más drásticas.

Con el tiempo, diferentes personas empezaron a acudir a la AEJ, indicando ser víctimas de las prácticas impuestas por los Testigos de Jehová. Entre los casos revelados por Andrósov, se enumeran los castigos por actividades habituales como pintarse el cabello, recibir asistencia médica o tomar obsequios de personas de otra tendencia religiosa.
"Primero que todo, empezamos a brindarle a las víctimas asistencia legal. Ayudábamos a los afectados a escribir las denuncias a la Policía y la Fiscalía (…) Con el tiempo, comenzamos a expandir nuestra experiencia a otras regiones. 38 regiones diferentes [de Rusia] se interesaron por nuestra actividad y empezaron a realizar campañas de información entre la población para ayudar a las víctimas".
Si bien la libre expresión de fe es un derecho universal en las sociedades modernas, también es cierto que esta no puede ser disculpa para la práctica de actividades que violan la ley de un Estado secular. Y en cada país soberano, solo un Tribunal tiene la potestad de escuchar a todas las partes involucradas, verificar las pruebas y, solo en base a eso, dictaminar su sentencia.

EEUU sale en defensa de los Testigos de Jehová en Rusia
La sentencia a seis miembros de los Testigos de Jehová en Rusia ha provocado la preocupación explícita del Departamento de Estado de EEUU. El caso reavivó la polémica en la opinión pública rusa, donde varias filiales pertenecientes a los Testigos de Jehová han sido prohibidas por promover ideología extremista, pero no la propia corriente cristiana.

"Estamos profundamente preocupados por la decisión de condenar a seis testigos de Jehová en Sarátov por haber realizado prácticas religiosas pacíficas. Urgimos a que Rusia respete los derechos de sus ciudadanos y su libertad de culto y deje de acusar erróneamente de extremismo a los miembros de esta organización", escribió en su cuenta de Twitter la portavoz del departamento, Morgan Ortagus.
El 20 de septiembre un tribunal de la ciudad rusa de Sarátov declaró culpables a los seis miembros de los Testigos Jehová por haber formado un grupo que promovía ideología extremista, un crimen que corresponde a la parte 2 del artículo de 282.1 del Código Penal de Rusia.

En el 2017, el Tribunal Supremo acusó de extremismo al Consejo Directivo de los Testigos de Jehová en Rusia y prohibió su labor en el territorio del país. El fallo causó mucha polémica ya que para muchos no quedaba claro si se condenaba la organización o la ideología que promovía. Incluso el presidente ruso, Vladímir Putin, tuvo que pronunciarse al respecto en una ocasión, declarando que "los Testigos de Jehová también son cristianos" y que no veía "causa por la que esta confesión podría ser perseguida".

Las recientes declaraciones de Ortagus enseguida reavivaron la antigua polémica. Varias personalidades y organizaciones mostraron su rechazo a la decisión del juzgado.

El presidente del Consejo por los Derechos Civiles ante el presidente de Rusia, Andréi Bábushkin, anunció que unos 10.000 adeptos —mayoritariamente personas con enseñanza superior y buena calificación profesional— han abandonado Rusia por temer ser objeto de persecuciones por motivos religiosos. Amnistía Internacional se manifestó en contra del reconocimiento de los Testigos de Jehová como organización extremista.
"Consideramos que la persecución de los adeptos de esta corriente religiosa se realiza por motivos religiosos, algo que convierte a todos los condenados automáticamente en presos de conciencia", declaró Alexandr Artémiev, secretario de prensa del ente, citado por medios rusos. 
En el lado opuesto de la polémica se sitúan las autoridades de seguridad y sanitarias. El general mayor de la policía rusa, Oleg Ilinij, opina que los miembros de la organización prohibida —el Consejo Directivo de los Testigos de Jehová— continúan realizando sus actividades de una manera clandestina, infligiendo daño físico y psicológico a los ciudadanos rusos.
"Los adeptos de los Testigos de Jehová abandonan frecuentemente a sus familias y entregan sus propiedades y ahorros a la secta, rompen sus lazos sociales y son más propensos a cometer graves crímenes", concluyó.
Esta no es la primera vez que EEUU interfiere en la situación con los Testigos de Jehová en Rusia. A comienzos de septiembre el Departamento de Estado anunció que imponía sanciones a dos altos funcionarios del Comité de Investigación de la ciudad rusa de Surgut, Vladímir Yermoláyev y Stepán Tkach, acusándolos de corrupción y violaciones a los derechos humanos tras el caso de los Testigos de Jehová.
El presidente del Comité para Asuntos Exteriores de la Duma rusa (Cámara Baja), Leonid Slutski, declaró que tras imponer sanciones Washington interfiere en "los asuntos de Estados soberanos" con el objetivo de resolver sus tareas geopolíticas.



lunes, 23 de septiembre de 2019

AUDI, FILIA, ET VIDE, ETC. SAN JUAN DE LA CRUZ


San Antonio tentado por la lujuria

CAPITULO 28
Del grande remedio que es contra las tentaciones buscar un confesor sabio y experimentado, a quien se dé entera cuenta y crédito; y lo que el confesor debe hacer con los tales; y del fruto de estas tentaciones.

Suele a los que estas tentaciones tienen dar mucha pena el haberlas de decir abiertamente a su confesor, por ser cosas tan feas y malas, que no merecen ser tomadas en lengua, y que sólo nombrarlas causa desmayo. Y, por otra parte, si no las dicen muy por extenso, y no relatan cada pensamiento por menudo que sea, paréceles no ir bien confesados. Y así nunca van satisfechos, ora lo digan, ora lo callen, mas con más tristeza de la que trajeron. Deben las tales personas buscar un confesor sabio y experimentado, y darle a entender las raíces de la tentación, de manera que él quede satisfecho y entienda el negocio; y darle muy entero crédito en lo que dijere, porque en esto consiste el remedio de estas personas que, o por su poco saber, o por estar apasionados, no son parte para ser buenos jueces de sí.
Y el tal confesor debe orar mucho al Señor por la salud de su enfermo; y no cansarse porque le pregunte el tal penitente muchas veces una misma cosa, ni por otras flaquezas que suelen tener; de las cuales no se espante, ni le desprecie por ellas; mas háyale compasión entrañable, y corríjale en espíritu de blandura, como dice San Pablo (Gal, 6, 1), porque no sea él también tentado en aquello o en otro, y venga a probar a su costa cuánta es la humana flaqueza. Encomiéndele la enmienda de la vida, y que tome los remedios de los Sacramentos. Y dele a entender que ningún pensamiento hay tan sucio ni malo, que pueda ensuciar el ánima si no lo consiente. Y dele buena esperanza en la misericordia de nuestro Señor, que a su tiempo le librará; y que entre tanto sufra este tormento de sayones, en descuento de sus pecados, y por lo que Jesucristo pasó. Y así confortado el penitente, y llevando su cruz con buena paciencia, y ofreciéndose a la voluntad de nuestro Señor para llevarla toda la vida, si Él fuere de ello servido, ganará más con aquella hiel y vinagre que el demonio le da, que con la miel de devoción que él deseaba.
Y sucede de aquí, que estando nuestra ánima en flor de principios, comience a dar fruto de hombres perfectos; pues mamando antes leche de devoción tierna, comemos ya pan con corteza, manteniéndonos con las piedras duras de las tentaciones, las cuales él nos traía para probarnos si éramos hijos de Dios, como hizo con nuestro Señor (Mt., 4, 3). Y así sacamos de la ponzoña miel, y de las heridas salud, y de las tentaciones salimos probados, con otros millones de bienes.
Los cuales no hemos de agradecer al demonio, cuya voluntad no es fabricarnos coronas, sino cadenas; mas lo hemos de agradecer a aquel sumo y omnipotente Bien, Dios, el cual no dejará acaecer mal ninguno, sino para sacar bien por más alta manera; ni dejaría a nuestro enemigo y suyo atribular a nosotros, sino para gran confusión del enemigo que atribula, y bien del atribulado; según está escrito (Ps., 2): Que Dios hará burla de los burladores, y el que mora en el cielo mofará de ellos.
Porque aunque este dragón juega y burla en la mar de este mundo, tentando y amartillando a los siervos de Dios, hace Dios burla de él (Ps., 103, 26), porque saca bien de sus males; y mientras él piensa más dañar a los buenos, más provecho les hace. De lo cual él queda tan corrido y burlado, que por su soberbia y envidia no quisiera haber comenzado tal juego, que salió tan a provecho de los que él mal quería. Y la maldad y lazo que a otros armó, cayó sobre su cabeza (Ps., 34, 8); y queda muerto de envidia de ver que los que él tentó, van libres y cantando con alegría (Ps., 123, 7): El lazo ha sido quebrado, y nosotros quedamos libres; nuestra ayuda es del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

CAPITULO 29
Cómo el demonio procura con miedos exteriores quitarnos de los buenos ejercicios; y cómo conviene confortar el corazón con la confianza del Señor para lo vencer; y de otras cosas que ayudan para quitar este miedo, y del fruto de esta tentación.

Es tanta la envidia que de nuestro bien tienen los demonios, que todas las vías tientan para que no gocemos de lo que ellos perdieron. Y cuando en una batalla van de nosotros vencidos—y por mejor decir, de Dios en nosotros—, mueven otra y otras, para si alguna vez hallaren algún descuidado a quien traguen. Mudan armas y género de batalla, pensando que a los que no vencieren en una, vencerán en otra. Por lo cual, después que han visto que por astucia no nos han podido empecer (dañar, ofender, causar perjuicio), por estar enseñados con la verdadera doctrina cristiana, que nos enseña a ponernos en el justísimo querer del Señor, y sufrir con paciencia lo que nos envía de dentro o de fuera, intentan guerra más descubierta, haciéndose león feroz el que antes era dragón escondido. Ya no tienta de uno y va a parar en otro. En las tentaciones de astucia, como dragón, acomete contra una virtud para derribarnos en otra. En estas de violencia, como león, acomete abiertamente para vencer por temor. Más claramente se quiere hacer temer, pensando alcanzar por espanto lo que por arte no pudo. Aquí no le verán hecho zorra, más león fiero, que con su bramido quiere espantar, como dice San Pedro (1 Petr., 5, 8): Hermanos, sed templados y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león bramando, rodea, buscando a quien trague; al cual resistid fuertes en la fe. No deben ser destemplados ni descuidados los que tienen tal enemigo; y mucho conviene velar, y orar al verdadero Pastor Jesucristo, las ovejas que se ven cercadas de león tan bravo. Mas ¿qué son las armas con que se vence este enemigo para que vaya confundido de esta guerra como de la pasada? Estas son, como dice San Pedro y San Pablo, la fe. Porque
cuando un ánima, con el amor de Dios, que es vida de la fe, desprecia lo próspero y adverso del mundo, y cree y confía en Dios, al cual no ve, no hay por dónde el demonio le entre. Y también, como esta lumbre de fe enseña a confiar, cuando hay peligros, en la misericordia de Dios, si el tal combatido se quiere aprovechar de ella, cobra grande ánimo para pelear contra el demonio, que es cosa muy necesaria para esta guerra. Porque si el medroso de corazón no era bueno para la guerra de los enemigos visibles, y por esto mandaba Dios que se tornase de la guerra (Deut., 20, 8), ¿cuánto menos será para pelear, no contra carne y sangre, mas contra los demonios, príncipes de las tinieblas, como dice San Pablo? (Ephes., 6, 12): Y aunque delante el acatamiento de Dios debemos estar postrados, y temiendo no nos desampare Él por nuestros pecados; mas en el tiempo de la guerra que nuestro enemigo nos acomete, en todo caso conviene que estemos con ánimo esforzado, despreciándolo a él, y llamando a nuestro Señor. De esta manera leemos (Mc., 14, 34, 35) que el mismo Señor oró a su Padre antes de su prendimiento, postrado y con angustia de corazón; y de allí salió tan esforzado, que Él mismo fue a recibir a sus enemigos.
El principal intento del demonio en esta batalla es quitar el esfuerzo del corazón, para que por esta vía se deje el bien comenzado. Lo cual él procura, tomando unas veces figura de dragón, o de toro, o de otros animales, y estorbando la oración con estruendos, e impidiendo el reposo del sueño; como al santo Job (7, 14) se lee que hacía; y echando un entrañable temor en el hombre, que aunque sea esforzado, le hace temblar, y otras veces sudar con angustia: y cosas semejantes a éstas, que dan testimonio que anda por allí este lobo infernal. Claro es, que pues todo el ardid de su guerra se ha por vía do miedo, las armas principales que hemos de tener son en esfuerzo del corazón, confortado, no con nuestra confianza, sino con la fiucia (esperanza esforzada) en nuestro Señor; porque ésta es la que en esta guerra nos hace victoriosos, pues que la fiucia (esperanza esforzada) vence al temor, según está escrito (Is., 12, 2): Confiadamente lo haré, y no temeré. Y tened por cierto, que no os arrepentiréis de haber puesto en Dios vuestra fiucia (esperanza esforzada), que es una esforzada esperanza ni diréis: Engañado me ha, pues no me salió como yo pensaba. Porque la esperanza, como dice San Pablo (Rom., 5, 5), no echa en vergüenza; ni quien espera en el Señor, será confundido (Ps., 24, 3). Nunca ella falta al hombre, si el hombre no falta a ella; y entonces le falta, cuando pierde la caridad, que es vida de la esperanza y de toda virtud...


sábado, 21 de septiembre de 2019

EL SANTO ABANDONO. DOM VITAL LEHODEY



9. LAS PRUEBAS INTERIORES EN GENERAL

Hemos considerado ya los bienes y los males temporales, la esencia de la vida espiritual y sus modalidades extrínsecas.

Siendo esto así, evitemos con cuidado estorbar los favores divinos; mas si Dios tuviera a bien quitarnos estos días claros en que experimentamos gustos sensibles en la oración, en la comunión, en que nuestra unión con el Amado sólo nos proporciona encantos y delicias, no echemos de menos las dulzuras, porque Dios nos las quita sin culpa nuestra; han desempeñado su misión y no ofrecen ya la misma utilidad.
¡Qué preciosos son bajo otro aspecto el martirio y la agonía de los días presentes! Si se supiera aceptar, estimar y amar está feliz abyección interior, se la querría sentir siempre y permanecer siempre en ella, porque en ella el alma se hallaría más cerca de Dios.
Muchos santos, impulsados por particular inspiración, decían a Dios en sus sufrimientos: Más, Señor, más. Según el P. Caussade, es por lo regular presunción e ilusión pretender seguir estos ejemplos, y juzga que somos demasiado pequeños y demasiado débiles para llegar hasta ahí, a menos de una certeza moral de que Dios quiere esto de nosotros.
Nunca deseó ni pidió penas y contradicciones para sí mismo, y a una de sus Filoteas prohíbe solicitar más ni menos de las que ya tiene: porque Dios sabe mejor que nosotros la justa medida de todo lo que necesitamos, y las pruebas que nos envía son suficientes, sin necesidad de desearías o procurarías uno mismo. Esperarlas y prepararse a ellas es el mejor medio de disponer de más valor y ánimo para recibirlas con fruto cuando las envíe.
Por lo demás, preciso nos será armarnos de paciencia y de humildad. Si no tenemos una naturaleza afortunada, y si Dios nos envía más pruebas a fin de reducirla, la violencia y la resistencia del combate no acarrean mal alguno al alma que lucha con la resolución de no desanimarse jamás. Lo rudo de los ataques hará crecer la fatiga y el peligro, pero, con la ayuda de Dios, dará lugar a más victorias, santidad, méritos y recompensas.
Mientras que el Médico celestial nos prodiga las lancetadas y las píldoras amargas, mirémonos, no en el engañoso espejo del amor propio, sino en el espejo fiel de la verdad, pero sin perder de vista nuestras miserias. Entonces nos humillaremos sin esfuerzo bajo la poderosa mano de Dios, y lejos de recriminar su justicia y su amor, reconoceremos que aún nos perdona, y que es muy misericordioso hasta en sus rigores.
Establezcámonos sobre todo en la santa indiferencia. «Que el navío se incline al levante o poniente, al mediodía o septentrión, sea cual fuere el viento que le empuje, nunca su aguja dejará de mirar a su hermosa estrella norte y del polo”.
De igual modo, aunque todo se revuelva de arriba abajo en derredor de nosotros, y aun en nuestro interior, esto es, que nuestra alma esté triste o alegre, entre dulzuras o amarguras, o en tranquilidad o en guerra, en claridad o en tinieblas, en tentaciones, gusto o disgustos, en sequedad o en ternura, que el sol la abrase o el rocío la refresque, siempre la cumbre del corazón y del espíritu, esto es, nuestra voluntad superior que es nuestra brújula, ha de mirar sin cesar y se ha de dirigir perpetuamente al amor de Dios.» La parte inferior de nuestra alma quizá se halle en la inquietud y agitación, mas la voluntad ha de permanecer tranquila en medio de la borrasca, vuelta hacia Dios y no buscando otra cosa que a Él, sin que nada pueda jamás separarnos de su amor: ni la tribulación, ni la angustia, ni el dolor presente, ni el temor a los males futuros. Amar a Dios y hacer su santísima voluntad, ¿no es lo esencial y nuestro mismo fin? Todo lo demás no es sino el medio de conseguirlo, lo mismo los consuelos que las aflicciones, la paz como el combate, la luz como las tinieblas.
¿Qué camino será el mejor para nosotros? Lo ignoramos; Dios lo sabe y nos ama; dejémosle, pues, disponer de nosotros como vea que nos conviene, que nuestra suerte mejor está en sus manos que no en las nuestras. Por otra parte, no nos dejará la elección, sino que dispone como dueño y soberano; por tanto, prestémonos de buena gana a su acción: El es quien nos pone en la prueba, El nos sostendrá. Los santos preferían el dolor, pues más se aprovecha padeciendo que obrando; el santo abandono es el camino más seguro y más directo.
El P. Baltasar Álvarez hacía a Dios esta admirable oración: «Dignaos disponer de mí según vuestra voluntad, que esto es todo lo que deseo y no os pediré ni otra fe, ni otros medios, ni más favores, ni menos padecimientos. Deseo permanecer tal como me habéis hecho, y ser tratado como lo he merecido.
Me contentaré con los consuelos que me diereis, y no me quejaré de las desolaciones que me enviareis. Ejecutad, Señor, vuestros designios sobre mí con toda libertad, que tan sólo así puede hallar mi alma el reposo que tanto desea.
Cuando las penas vengan a caer sobre nosotros duras y persistentes, abandonémonos sin reservas a Aquel de quien nos creemos quizá abandonados, y digámosle con ánimo resuelto: «Vos lo queréis, Dios mío, también lo quiero yo y por todo el tiempo que quisiereis.» Nada mejor podemos hacer entonces, en el coro, en la oración, en la Misa, en la Sagrada Comunión, que repetir dulcemente y sin esfuerzo nuestro fiat -hágase-; repetir con frecuencia durante el día, según lo encomienda San Francisco de Sales: «Sí, Padre celestial, si y siempre si», y conservarnos en esta disposición habitual de completo abandono. Ved ahí una corta y sencilla práctica, y no sería necesario más para adquirir esa perfección que frecuentemente vamos a buscar muy lejos. El simple fiat en todas nuestras penas interiores y exteriores, bastará para conducirnos a una elevada santidad.
Sin duda podemos pedir a Dios que aligere nuestras pruebas, o nos las quite, pero no estamos a ello obligados; lo más conveniente para su gloria y para nuestro bien sería que El se dignare aumentar nuestra paciencia. San Alfonso nos enseña a decir: «¡Heme aquí, Señor! Si queréis que permanezca en la desolación y en la aflicción toda mi vida, dadme gracia, haced que os ame, y disponed de mí como os plazca.» Evitemos por lo menos la inquietud y el apresuramiento, que denotaría un deseo desarreglado.
Suframos en paz sin ir a mendigar las consolaciones en las criaturas. Para no condolernos de nosotros mismos, hablemos de nuestras penas lo menos posible, evitando aun ocupar demasiado en ellas nuestro espíritu, pero pidamos consejo y esfuerzo a un hombre de Dios; sobre todo, refugiémonos en la oración, a fin de implorar la fortaleza y aceptar la cruz, fijos amorosamente los ojos en nuestro Amado Jesús, que nos amó y se entregó por nosotros. Nunca como en estas circunstancias  necesitamos perseverar en la oración, llamar al Señor en nuestra ayuda y apoyarnos sólo en El.

10. LAS TENTACIONES

«Para un alma que ame a Jesucristo -dice San Alfonso-, no hay mayores penas que las tentaciones, pues todos los otros males le facilitan la unión más íntima con Dios, recibiéndolos con resignación; empero, las tentaciones le exponen a separarse de Jesucristo, siendo por lo mismo mucho más amargas que cualquier otro tormento.»

No todas las tentaciones vienen del demonio: «Cada cual es tentado por su concupiscencia que le arrastra y seduce», y este fuego maldito es atizado por el escándalo de los perversos y de los imperfectos. La mayor parte de los hombres se exponen personalmente al peligro, o se precipitan en él unos a otros. El demonio no ha de hacer sino cruzarse de brazos, contemplándoles realizar su obra; mas al contrario, no cesa de agitarse alrededor de las almas que no le son adictas. Así, un padre del desierto vio al diablo sentado tranquilamente sobre la puerta de la ciudad de Alejandría, mientras que las legiones infernales acometían impetuosamente a los santos de la soledad.
«El demonio nos ataca de diferentes maneras -dice el venerable Luis de Blosio-. Ora viene secretamente y al parecer sin hacer nada, o aun bajo el exterior de piedad, a fin de hacernos caer más fácilmente en sus lazos; ora de una manera brutal se abalanza sobre nosotros, para hacernos sucumbir a los violentos y numerosos golpes que descarga sobre nuestra persona; en ocasiones, se desliza de un modo insensible a manera de serpiente, intentando arrastrarnos a faltas mayores por el desprecio de las más pequeñas y pisoteando ciertos remordimientos y ciertas dudas, para formarnos una conciencia falsa y endurecida. A tiempos, sin guardar estas consideraciones, preséntase bajo todas las formas y con todos los horrores, y propone los mayores crímenes. Unas veces emplea los consuelos espirituales o las penas interiores con la mira de engreírnos o de abatirnos; otras, sírvese de la prosperidad o de la adversidad temporal para inclinarnos a la pereza o precipitarnos en la desesperación... ¿Qué diremos de los asaltos que os darán los malignos espíritus? Semejantes a reiteradas olas de mar embravecido, sacudirán con violencia vuestro corazón y os creeréis a cada instante a punto de padecer triste naufragio.


viernes, 20 de septiembre de 2019

Rusia promulga una ley para restringir la libertad religiosa y las actividades misioneras


La religión en Rusia es el comunismo 
Nota. Nuestra señora de Fátima no pediría la conversión de Rusia si esta estuviera convertida al catolicismo, este documento confirma una vez más la no conversión de este país y, por lo tanto, nada bueno se puede augurar cuando el mismo Vladimir Putin ha dictado estas leyes que afectan directamente a las sectas protestantes y a la Iglesia. Negar esta evidencia seria ser un demente, o un loco. Para que esto cambie debe ser consagrada al Inmaculado Corazón de la Virgen Maria, todo cuanto se diga contra estas leyes no son sino solo opiniones que se las lleva el viento por enésima ves RUSA NO SE HA CONVERTIDO y, en consecuencia, será el azote de la humanidad, azote físico porque el espiritual ya lo dio el Concilio Vaticano II.

La historia: con el pretexto de implementar medidas "antiterroristas", Rusia ha adoptado nuevas leyes que restringen la libertad religiosa y criminalizan las actividades misioneras.
Antecedentes: Según la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos (USCIRF), el presidente ruso Vladimir Putin firmó medidas legales que redefinen las "actividades misioneras" como prácticas religiosas que tienen lugar fuera de los sitios sancionados por el estado. La nueva ley prohibirá “predicar, orar, hacer proselitismo y diseminar materiales religiosos” fuera de los sitios designados oficialmente por el estado. Los ciudadanos también pueden recibir una multa de hasta $ 15,000 rublos por participar en estas actividades en residencias privadas o distribuir materiales religiosos no autorizados a través de "medios masivos, transmisión o medios en línea".
Los misioneros extranjeros también deben demostrar que fueron invitados por grupos religiosos registrados por el estado y deben operar solo en regiones donde sus organizaciones patrocinadoras están registradas. Los misioneros que no cumplan se enfrentan a severas multas y deportación.
La USCIRF también señala que la ley actual contra el extremismo permite atacar a grupos religiosos que nunca han amenazado o utilizado la violencia. Los cargos de "extremismo" pueden incluir la promoción pacífica de "la superioridad de la propia religión", y han resultado en la prohibición de textos religiosos y el encarcelamiento de sus miembros. Las nuevas medidas antiterroristas aumentarán los términos de prisión bajo la ley de extremismo actual. 
Por qué es importante: Rusia, una de las diez naciones más pobladas del planeta, contiene una gran cantidad de grupos de personas no alcanzadas. Según el Proyecto Joshua , aproximadamente 13.4 millones de personas (9.4 por ciento de la población) no han sido alcanzadas, y solo 1.2 por ciento de la población es evangélica. La nueva ley impedirá la difusión del evangelio y amenaza con reducir la expresión de nuestros hermanos y hermanas cristianos en ese país. Solo por esta razón, debemos oponernos firmemente a la política totalitaria.
La promoción de la libertad religiosa también debe ser un objetivo primario de política interna y externa de los Estados Unidos. Las libertades conjuntas de religión y conciencia constituyen la "primera libertad" y merecen protección tanto en nuestro propio país como en el extranjero. Como dijo recientemente el senador de Nebraska, Ben Sasse, "esta ley rusa sería una afrenta para las personas libres en todas partes, en casa y en el extranjero, que creen que los derechos de conciencia, los derechos a la libertad de expresión y libertad de religión, son prepolíticos".
"Los gobiernos no nos otorgan estos derechos y los gobiernos no pueden quitarlos", dijo Sasse. "Estos derechos de expresión, religión y reunión pertenecen a todos los hombres, mujeres y niños porque todos somos portadores de imágenes de nuestro creador"
Pero esto no funciona en Rusia en donde la religión oficial es la Iglesia Ortodoxa que, como dije en otra ocasión tampoco hace apostolado y la Iglesia Católica actual no tiene entrada oficial en Rusia

 7,000 iglesias en ayunas, rezando por una nueva y aterradora ley de persecución


El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó una ley antiterrorista, pero para las numerosas iglesias del país, la firma provocó una demanda de oración y ayuno.
El proyecto de ley endurece el castigo por actos considerados terrorismo y por la organización de "disturbios masivos", según Los Angeles Times . También introduciría penas de prisión de hasta un año para aquellos que no denuncien esos crímenes.
Además, el presidente de los Ministerios de la Gran Comisión, Hanny Haukka, le dice a Charisma News que la ley implica:
o    1) Los invitados extranjeros no pueden hablar en las iglesias a menos que tengan un "permiso de trabajo" de las autoridades rusas
o    Si un amigo o pariente de fuera de Rusia desea compartir su fe en su hogar, el huésped será multado y expulsado de Rusia.
o    Cualquier discusión de Dios con los no creyentes se considera actividad misionera y será castigada.
o    La actividad misionera será permitida por un permiso especial del gobierno. Ejemplo: si alguien que viaja en un tren comparte su fe sin un permiso por escrito, el delincuente será puesto bajo custodia policial durante el viaje y recibirá una multa de 50,000 rublos ($ 1,000).
o    Los delincuentes a partir de los 14 años serán procesados
o    La actividad religiosa ya no está permitida en casas particulares. La mayoría de las iglesias en Rusia se reúnen en hogares.
o    Cada ciudadano está obligado a informar a las autoridades sobre la actividad religiosa de los vecinos. La falta de información es punible por ley.
o    Uno puede orar y leer la Biblia en casa, pero no en presencia de una persona no creyente. Estarás violando la ley y serás castigado.
o    Si la iglesia ha comprado propiedades, no puede convertirse en un lugar de culto.
o    En los edificios de la iglesia, no está permitido invitar a las personas a recurrir a Dios. Los servicios de adoración están permitidos, pero hacer que un no creyente sea un seguidor de Cristo es ilegal.
Lo que es más, los críticos ahora están declarando las leyes de Yarovaya, también conocidas como "Gran Hermano", como un signo de los últimos tiempos :
Si estas enmiendas entran en vigencia, las penas de prisión por ciertos crímenes "extremistas" no violentos serán potencialmente el doble que, por ejemplo, los asesinatos cometidos en plena pasión, que conlleva una pena máxima de tres años.
A pesar de recibir un apoyo casi unánime en el parlamento, las leyes de Yarovaya han provocado una avalancha de comentarios apocalípticos. Muchos se preguntan por qué las leyes penales de Rusia, que ya son excesivamente duras, se estánendureciendo.
Sin embargo, la única crítica oficial a la legislación proviene del Consejo Presidencial de Derechos Humanos, que ha resaltado las formas en que las enmiendas propuestas contradicen directamente la Constitución y las leyes existentes. Esta crítica ha sido ignorada casi por completo.
La Duma ya aprobó una serie de leyes que han endurecido la ley rusa en nombre de la lucha contra el terrorismo y el extremismo. Criminalizó los "llamamientos públicos a la violación de la integridad territorial" y la "rehabilitación del nazismo", una afrenta directa a la libertad de expresión. En 2013, aprobó una ley que permitía al estado confiscar bienes de personas afiliadas a terroristas, incluidos sus familiares.
El gobierno ha usado durante mucho tiempo la "lucha contra el terrorismo y el extremismo" para justificar las leyes represivas, sin importar cuán obviamente sean insensatas. Como resultado, el marco legal de Rusia ahora se puede utilizar efectivamente para atacar no solo las amenazas extremistas creíbles, sino también los opositores políticos del estado. Un gran grupo de destacados abogados rusos denunció este problema en una carta abierta en 2013, diciendo que "el trabajo legislativo del parlamento ha adquirido un carácter claramente prohibitivo y represivo".
En respuesta, Haukka suplica a los creyentes de todo el mundo que se unan a las iglesias rusas en oración y ayuno.
"Rusia se está cerrando de una manera horrible. La nueva ley está en conflicto total con el propósito y la tarea encomendada a la iglesia por el Señor. La ley devolverá a la iglesia a la persecución comunista de la era soviética", dice.