Desde
hace 7 años, armas por valor de varios miles de millones de dólares han sido
utilizadas ilegalmente contra Siria, hecho que desmiente la versión de que la
guerra contra la República Árabe Siria era una “revolución democrática”. Numerosos
documentos demuestran que ese gigantesco tráfico de armas fue organizado por el
general estadounidense David Petraeus, primeramente de manera pública, a través
de la CIA y como director de esa agencia estadounidense. Pero luego lo hizo a
título privado, desde la firma financiera KKR y con ayuda de altos funcionarios
de Estados Unidos e internacionales, como el estadounidense Jeffrey Feltman,
secretario general adjunto de la ONU. El “conflicto sirio”, que comenzó siendo
una operación imperialista de Estados Unidos y Gran Bretaña, se convirtió así
en una operación capitalista de carácter privado, mientras que el Estado
Profundo cuestionaba en Washington la autoridad de la Casa Blanca. Nuevos
elementos sacan ahora a la luz el papel secreto de Azerbaiyán en el desarrollo
de la guerra contra Siria.
En el
momento de la liberación de Alepo y la toma del estado mayor saudita que allí
existía, la periodista búlgara Dilyana Gaytandzieva comprobó la presencia de
armamento proveniente de su país en 9 arsenales abandonados por los yihadistas.
La periodista anotó cuidadosamente los datos inscritos en las cajas que
contenían ese armamento búlgaro y, ya de regreso en Bulgaria, se dio a la tarea
de investigar cómo llegó ese armamento a suelo sirio.
Desde
2009, y exceptuando el breve periodo de tiempo que va de marzo de 2013 a
noviembre de 2014, Bulgaria se halla bajo el gobierno de Boiko Borisov,
personaje sui generis proveniente de una de las organizaciones criminales más
importantes de Europa: la SIC (Security Insurance Company). No está de más
recordar que Bulgaria es miembro de la OTAN y de la Unión Europea y que ninguna
de esas dos organizaciones ha emitido nunca la menor crítica contra la llegada
al poder en Bulgaria de un mafioso identificado como tal por las agencias
policiales internacionales.
Es por
tanto con peligro para su vida que la periodista búlgara Dilyana Gaytandzieva
siguió la pista y que la redacción del periódico Trud publicó en Sofía su
investigación [1]. Pero si Bulgaria ha sido uno de los principales proveedores
de armamento a los grupos armados que operan contra el Estado sirio, también es
cierto que ha contado para ello con la ayuda de Azerbaiyán.
El
gigantesco tráfico de armas organizado por la CIA contra Afganistán, Irak,
Libia, Siria y la India Desde el inicio mismo de las primaveras árabes, la CIA
y el Pentágono organizaron un gigantesco tráfico de armas, en violación de
numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Todas las
operaciones que mencionaremos aquí son ilegales a la luz del derecho
internacional, incluyendo las que el Pentágono organizó públicamente.
En
materia de tráfico de armas, incluso cuando se recurre a individuos o firmas
privadas que sirven de pantalla, es imposible exportar equipamiento sensible
sin contar con el consentimiento expreso de los gobiernos implicados.
Todo
el armamento que mencionaremos en este artículo, exceptuando los sistemas de
inteligencia electrónica, es de tipo soviético. Por definición, aunque se
afirme que ejércitos dotados de armamento del tipo OTAN son los destinatarios
finales de esos envíos de armas, eso es imposible. Esos ejércitos sólo están
sirviendo de pantalla para disimular el tráfico de armas.
Ya se
sabía que la CIA había recurrido a la SIC y a Boiko Borisov para garantizar
urgentemente la fabricación de Captagón [2] destinado a los yihadistas
presentes en Libia y, posteriormente, también para los que operan en Siria.
Desde que se publicó la investigación de María Petkova en la Balkan
Investigative Reporting Network (BIRN), también se sabía que entre 2011 y 2014
la CIA y el Special Operations Command del Pentágono (SOCom) habían comprado a
Bulgaria armamento para los yihadistas por valor de 500 millones de dólares.
Posteriormente, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos también pagaron más
lotes de armas, de cuyo transporte se encargaron las compañías Saudi Arabian
Cargo y Etihad Cargo [3].
Según
Kresimir Zabec, del diario Jutarnji list, que se publica en Zagreb, a finales
de 2012, Croacia enviaba a los yihadistas que operan contra Siria 230 toneladas
de armamento, por un valor ascendente a 6,5 millones de dólares. El envío de
ese armamento a Turquía se realizaba utilizando 3 aviones de carga Iliushin de
la compañía Jordan International Air Cargo y posteriormente aviones del
ejército de Qatar lanzaban las armas en paracaídas en zonas bajo control de los
yihadistas [4]. Según Eric Schmitt, del New York Times, todo ese dispositivo
fue concebido por el general estadounidense David Petraeus, director de la CIA
[5].
En
2012, cuando el Hezbollah trató de descubrir el tráfico de armas organizado por
la CIA y el SOCom, hubo un atentado contra un grupo de turistas israelíes en el
aeropuerto de Burgas, centro neurálgico de dicho tráfico. En total
contradicción con la investigación de la policía búlgara y con las conclusiones
forenses, el gobierno de Boiko Borisov atribuyó el atentado al Hezbollah y la
Unión Europea clasificó a la resistencia libanesa como «organización
terrorista» (sic). Hubo que esperar a que Borisov se viera temporalmente fuera
del poder para que el ministro búlgaro de Relaciones Exteriores Kristian
Vigenin, subrayara que la acusación contra el Hezbollah carecía totalmente de
bases concretas.
Según
una fuente cercana al PKK turco (Partido de los Trabajadores del Kurdistán),
los servicios secretos de Turquía fletaron trenes especiales para hacer llegar
a la ciudad siria de Raqqa, bajo control de lo que entonces se conocía como el
Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL) [6] lotes enteros de armamento
fabricado en Ucrania y pagado por Arabia Saudita y más de 1 000 camionetas de
doble cabina modelo Hilux, de la marca japonesa Toyota, especialmente adaptadas
para soportar las duras condiciones del desierto. Según una fuente belga, quien
negoció la compra de esos vehículos con la firma japonesa Toyota fue la empresa
saudita Abdul Latif Jameel.
Según
Andrei Fomin, de la Oriental Review, Qatar –deseoso de no quedarse atrás–
compró para los yihadistas la versión más reciente del Air Missile Defense
Complex Pechora-2D a la empresa estatal ucraniana UkrOboronProm. La entrega
estuvo a cargo de la empresa chipriota Blessway Ltd [7].
Según
Jeremy Binnie y Neil Gibson, de la revista especializada en armamento Jane’s,
el US Navy Military Sealift Command (el mando de la marina de guerra de Estados
Unidos a cargo del transporte marítimo) abrió en 2015 dos licitaciones para el
transporte de armas desde el puerto rumano de Constanza hacia el puerto jordano
de Aqaba. El contrato lo obtuvo la Transatlantic Lines [8] y su ejecución
comenzó justo después de que Washington firmara el alto al fuego, el 12 de
febrero de 2016, con lo cual Estados Unidos violaba su compromiso.
Según
Pierre Balanian, de Asia News, ese dispositivo se mantuvo en marzo de 2017, con
la apertura de la línea marítima regular de la compañía estadounidense Liberty
Global Logistics entre los puertos de Livorno (Italia), Aqaba (Jordania) y Yeda
(Arabia Saudita) [9]. El geógrafo italiano Manlio Dinucci señala que esa línea
marítima estaba destinada principalmente al envío de blindados a los yihadistas
que operan en Siria y en Yemen [10].
Según
los periodistas turcos Yoruk Isik y Alper Beler, los últimos de la
administración Obama se concretaron a través de la empresa Orbital ATK, que
organizó, mediante Chemring y Danish H. Folmer & Co., una línea regular
entre los puertos de Burgas (Bulgaria) y Yeda (Arabia Saudita). Y por primera
vez se habla aquí no sólo de armamento fabricado por Vazovski Machine Building
Factory (VMZ) (Bulgaria) sino también por Tatra Defense Industrial Ltd.
(Chequia) [11].
Muchas
otras operaciones de envío de armamento a los yihadistas se han realizado en
secreto, como lo demuestran, por ejemplo, los casos del carguero Lutfallah II,
capturado por la marina libanesa el 27 de abril de 2012, y del barco togolés
Trader, interceptado por Grecia el 1º de marzo de 2016.
Esas
operaciones representan en total cientos de toneladas de armamento y
municiones, quizás incluso miles de toneladas, pagadas principalmente por las
monarquías absolutistas del Golfo, supuestamente como respaldo a una
«revolución democrática». En realidad, esas petrodictaduras intervinieron
únicamente para que la administración Obama no tuviera que rendir cuentas al Congreso
de Estados Unidos (Operación Timber Sycamore) y hacer pasar gato por liebre
ante los parlamentarios [12]. Todo ese tráfico fue controlado personalmente por
el general David Petraeus, primeramente desde su puesto de director de la CIA y
más tarde desde la firma de inversiones financieras KKR. Petraeus se valió para
ello de la ayuda de altos funcionarios, a veces bajo la presidencia de Barack
Obama y después, de forma masiva, bajo la actual administración Trump.
El
papel, hasta ahora secreto, de Azerbaiyán
Según
Sibel Edmonds, ex funcionaria del FBI y fundadora de la National Security
Whistleblowers Coalition, de 1997 al 2001, el Azerbaiyán del presidente Gaidar
Aliev albergó en Bakú, a pedido de la CIA, al número 2 de al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri.
A pesar de que aparecía oficialmente como buscado por el FBI, al-Zawahiri, que
ya por entonces era el segundo jefe más importante de al-Qaeda, viajaba
regularmente en aviones de la OTAN por Afganistán, Albania, Egipto y Turquía.
También recibía frecuentes visitas del príncipe saudita Bandar ben Sultan [13].
A sus
relaciones de seguridad con Washington y Riad, Azerbaiyán –país de población
principalmente chiita– agrega el gobierno sunnita de Ankara, que lo respalda en
su conflicto con Armenia sobre la secesión del Alto Karabaj.
A raíz
del fallecimiento, en Estados Unidos, de Gaidar Aliev, en 2003, su hijo Ilham
se hace cargo del poder. La Cámara de Comercio Estados Unidos-Azerbaiyán se
convierte entonces en patio de Washington, que rodea al presidente Aliev de
personajes como Richard Armitage, James Baker III, Zbigniew Brzeziński, Dick
Cheney, Henry Kissinger, Richard Perle, Brent Scowcroft y John Sununu.
Según
Dilyana Gaytandzhieva, en 2005, el ministro de Transportes, Ziya Mamadov, pone
a disposición de la CIA la compañía estatal Silk Way Airlines, pagan Arabia
Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Por su parte, el nada escrupuloso
ministro de Relaciones Exteriores Elmar Mamadyarov, envía a varias de sus
embajadas instrucciones para que presenten pedidos de aprobación para «vuelos
diplomáticos» que, en virtud de la Convención de Viena, no pueden ser sometidos
a ningún tipo de control de seguridad o aduanero. En menos de 3 años, más de
350 vuelos dispondrán de ese tipo de ese privilegio.
En
virtud de los tratados internacionales, y al igual que los vuelos civiles, los
vuelos diplomáticos no pueden transportar equipamiento militar y los pedidos de
reconocimiento como «vuelos diplomáticos» incluyen relaciones muy completas de
la carga que transportan. Sin embargo, a pedido del Departamento de Estado de
Estados Unidos, países como Afganistán, Alemania, Arabia Saudita, Bulgaria, el
Congo, los Emiratos Árabes Unidos, Hungría, Israel, Pakistán, Polonia, Rumania,
Serbia, Eslovaquia, Chequia, Turquía y el Reino Unido simplemente hicieron caso
omiso de esta violación del derecho internacional, como anteriormente ya habían
ignorado los vuelos secretos de la CIA entre sus cárceles secretas.
En
menos de 3 años, Silk Way Airlines transportó así armamento por valor de al
menos 1 000 millones de dólares.
Atando
cabos, la periodista búlgara Dilyana Gaytandzieva puso al descubierto un
extenso sistema que aprovisiona con armamento y municiones a los yihadistas, no
sólo en Irak y en Siria sino también en Afganistán, Pakistán y el Congo, todo
pagado siempre por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Algunas armas
entregadas en Arabia Saudita fueron reenviadas a Sudáfrica.
Las
armas entregadas en Afganistán llegaron a manos de los talibanes, quienes
actúan bajo control de Estados Unidos, país que dice luchar contra ellos. El
armamento entregado en Pakistán estaba probablemente destinado a la realización
de atentados islamistas en la India. No se sabe quiénes son los destinatarios
finales de las armas entregadas en el Congo a la Guardia Republicana del
presidente Sassou N’Guesso y a la Sudáfrica del presidente Jacob Zuma.
Los
principales negociantes eran las firmas estadounidenses Chemring y Orbital ATK,
ya mencionadas, así como las igualmente estadounidenses Culmen International y
Purple Shovel.
Además
del armamento de tipo soviético fabricado en Bulgaria, Azerbaiyán compró, bajo
la responsabilidad de su ministro de la Industria de Defensa, Yavar Jamalov,
varios alijos de armas en Serbia, Chequia y en otros países, declarando siempre
ser el destinatario final de las compras. En cuanto al equipamiento de
inteligencia electrónica, Israel puso a disposición de la red la firma Elbit
Systems para que apareciera como destinatario final ya que Azerbaiyán no está
autorizado a comprar ese tipo de equipos. Esas excepciones demuestran que el
programa de Azerbaiyán, utilizado por Estados Unidos y Arabia Saudita, se
hallaba totalmente bajo control de Tel Aviv.
El
Estado hebreo, que dice haber observado una estricta neutralidad durante todo
el conflicto sirio, en realidad ha bombardeado en repetidas ocasiones al
Ejército Árabe Sirio. Cada vez que Tel Aviv ha reconocido la realización de ese
tipo de acciones, lo ha hecho afirmando haber destruido armamento destinado al
Hezbollah libanés. La realidad es que todas esas operaciones, quizás con
excepción de una sola, se realizaron en coordinación con los yihadistas. Y hoy
sabemos que Tel Aviv supervisaba además las entregas de armas a esos mismos
yihadistas, o sea que si bien Israel se limitó a utilizar su fuerza aérea para
apoyarlos, en realidad estaba desempeñando un papel central en la guerra contra
Siria.
Según
las convenciones internacionales, la falsificación de los certificados de
entrega final y el envío de armas a grupos mercenarios para que derroquen
gobiernos legítimos o destruyan Estados reconocidos son crímenes
internacionales.
Thierry Meyssan
[1] “350 diplomatic flights carry weapons
for terrorists”, por Dilyana Gaytandzieva, Trud, 2 de
julio de 2017.
[2]
«De cómo Bulgaria
abastece en drogas y armas a al-Qaeda y el Emirato Islámico», por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 4 de enero de 2016.
[3] “War Gains: Bulgarian Arms
Add Fuel to Middle East Conflicts”, María
Petkova, Balkan Investigative Reporting Network, 21 de diciembre
de 2015.
[4]
“TAJNA
LETOVA JORDANSKIH AVIONA S PLESA Sirijski pobunjenici dobivaju oružje preko
Zagreba!”, Kresimir Zabec, Jutarnji list, 23 veljača
2013. «TRANSFER
HRVATSKOG ORUŽJA POBUNJENICIMA U SIRIJI Sve je dogovoreno prošlog ljeta u Washingtonu!»,
Kresimir Zabec, Jutarnji list, 26 veljača 2013. “VIDEO:
JUTARNJI OTKRIVA U 4 mjeseca za Siriju sa zagrebačkog aerodroma Pleso otišlo
75 aviona sa 3000 tona oružja!”, Kresimir Zabec, Jutarnji list,
7 ožujak 2013. “PUT
KROZ ASADOVU SIRIJU Nevjerojatna priča o državi sravnjenoj sa zemljom i
njezinim uništenim ljudima: ’Živote su nam ukrali, snove ubili...’”,
Antonija Handabaka, Jutarnji list, 9 ožujak 2013.
[5] “In Shift, Saudis Are Said to Arm
Rebels in Syria” and “Airlift To Rebels In Syria Expands
With C.I.A.’S Help”, C. J. Chivers y Eric Schmitt, The
New York Times, 26 de febrero y 25 de marzo de 2013.
[6]
También designado en Occidente bajo la denominación Estado Islámico
en Irak y Siria o las siglas en inglés ISIL o ISIS, y
actualmente conocido sobre todo como Daesh, acrónimo árabe peyorativo.
Nota de la Red Voltaire.
[7]
“Qatar and Ukraine come
to deliver Pechora-2D to ISIS”, por Andrei Fomin, Oriental Review (Rusia), Voltaire
Network, 22 de noviembre de 2015.
[8] “US arms shipment to Syrian rebels
detailed”, Jeremy Binnie y Neil Gibson, Jane’s, 7
de abril de 2016.
[9] “Jordan strengthens military presence
on border with Syria and Iraq”, Pierre Balanian, AsiaNews, 11 de abril
de 2017.
[10]
«Desde Camp Darby,
armas estadounidenses para la guerra contra Siria y Yemen»,
por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire,
18 de abril de 2017.
[11]
«El Pentágono continúa
los envíos de armas a los yihadistas pactados por la administración Obama», Red Voltaire,
28 de mayo de 2017.
[12] “U.S. Relies Heavily on Saudi Money to
Support Syrian Rebels”, Mark Mazzetti y Matt Apuzzojan, The
New York Times, 23 de enero de 2016.
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