El
planteamiento premonitorio sobre los intentos de fragmentar Siria parece estar
cumpliéndose.
Cabe
recordar que el plan de Reordenamiento del Medio Oriente realizado en 2004 por
el teniente coronel estadounidense, Ralph Peters (1), ponderaba la necesidad de
establecer una región autónoma o un Estado en Siria e Irak que permitiera
construir un centro de poder independiente de las naciones soberanas en dicha
zona (tomando parte de Irán inclusive), proyecto que no se ha logrado
consolidar especialmente al perder Afganistán, Libia y la gran derrota de las
bandas ultra radicales Daesh-ISIS y Al-Qaeda. La creación del Sunistán o el
Estado Kurdo es parte de este diseño.
Esta
hipótesis se confirma claramente por cuatro hechos:
La
ocupación de Siria e Irak por parte de la Coalición anti- ISIS, con el supuesto
fin de combatir el terrorismo, sin embargo, con la intención profunda de
desarrollar la caórtica o teoría del caos- orden, a través de acciones armadas
reiteradas en la región.
El
crimen de miles de civiles, la destrucción total de infraestructura, el apoyo a
bandas takfiríes, el ataque a las fuerzas liberacionistas, han sido
documentados incontrastablemente.
Uno de
los brazos armados de la Coalición es la FDS (Fuerzas Democráticas Sirias),
organización compuesta de kurdos, mercenarios y extranjeros, cuyo objetivo es
derrocar al gobierno legítimo y formar una región-país que permita tener un
ejército y leyes propias. Es de recordar que las FDS, creada en 2015 con el
apoyo de la Coalición anti-EIIL liderada por EE.UU., no coordina sus acciones
con el Ejército sirio, siendo frecuentemente vinculada con los grupos
terroristas Frente Al-Nusra, Fatah Al-Sham y Daesh.
El
abandono de Raqqa por Daesh a través de negociaciones con la Coalición
(abriendo altos interrogantes sobre dicho proceso), no provocó un cruento
enfrentamiento como en otras batallas memorables y encarnizadas del Ejército
Árabe Sirio con los terroristas, permitiendo obtener una victoria con mayor
facilidad, aunque con bombardeos indiscriminados y fósforo blanco que han
causado una destrucción inmensa de la ciudad y muertes inocentes.
El
inmediato apoyo de Francia, EE.UU., Alemania, a la reconstrucción y negocio en
esta urbe, el aval a los Consejos Locales y su beneplácito a la FDS como el
legal ocupante, indica que se intentará ocultar el bombardeo criminal realizado
y formar una isla occidental en un núcleo vital del Oriente Medio.
Es de
destacar la inmensa campaña mediática dando como triunfador indiscutible a la
alianza “kurdo-norteamericana”, destacando la lucha de USA como liberador y la
legalización de la intervención en Siria, ocultando la victoria siria gracias
al sacrificio de la población, los mártires y la responsabilidad integral de
naciones soberanas como Rusia e Irán, junto a componentes militantes.
Al-Raqa ACTUALMENTE
Al
momento de la toma de Al-Raqa, la FDS confirmó que el futuro de dicha provincia
sería determinado por su pueblo dentro del marco de una Siria descentralizada,
federal y democrática, en el norte, creada por ellos, protegiendo las fronteras
de la provincia contra cualquier amenaza externa, confirmando que gozaban de
pleno apoyo logístico, financiero y armamentístico de EE.UU. y de la Coalición,
advirtiendo que el gobierno sirio carecía del derecho a oponerse a la adhesión
de la referida urbe al sistema federal. Por el contrario, las autoridades
legalmente constituidas han manifestado que el futuro de Al-Raqa sólo puede
discutirse “como parte de la estructura política final del Estado sirio”.
La
información sobre el control del importante yacimiento petrolífero de al-Omar
por la FDS y la unión con miembros locales de ISIS, junto con las negociaciones
para entregarle la orilla oriental del río Éufrates, ratificarían el intento de
apoderarse de infraestructura de petróleo y gas, ampliando su territorio. El
hecho que el régimen estadounidense haya permitido que comandantes y la mayor
parte de la fuerza operacional de ISIS abandone Raqqa, trasladándose al sureste
de Siria producto de un acuerdo secreto (tal como se hizo en Tabqa), permitió
una débil defensa y un mínimo de bajas para los atacantes. Así, el mensaje de
Trump sobre expulsar de la tierra a los yihadistas no ha resultado coherente.
Pese a
lo peligroso de dicha estrategia, Donald Trump podría comprender que el
conflicto con Bashar al-Assad no debería llevar a EE.UU. a una guerra,
aceptando que Al-Raqa debe ser parte de la unidad nacional, lo que es
conveniente para no embarcar a su pueblo en una escalada sin fin, de innegables
consecuencias mundiales. La otra opción es “reconocer” a Al-Raqa como una
entidad con legislación y fuerzas armadas propias, que no pertenece a Siria,
con lo cual la confrontación sería inevitable…para bien de las élites
financiero-militar-industrial.
La
Humanidad y la gente pacífica del mundo ansían que pronto finalice la guerra
contra el terrorismo, lo que sería un triunfo de la solidaridad internacional.
Por el contrario, el denominado “Estado Profundo”, como impulsor del caos
controlado, sufre la angustia de que el propósito fraterno se imponga
paulatinamente puesto que sus negocios y zona de influencia están en riesgo. Se
espera que el planeta reaccione y se encamine hacia la paz sostenible,
verdadera, sin espíritu bélico. Esa debe ser la tendencia universal.
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