La Transferencia a Roma
(continuación)
Al aproximarse 1960, los de más edad se acuerdan de ello, todo el
pueblo cristiano esperaba con confianza la divulgación prometida. Particularmente
en Portugal. Pero también en Francia, en América, y en otras partes. En 1959
hubo en toda Italia un movimiento de devoción al Inmaculado Corazón de María.
Durante varios meses la Virgen de Fátima surcó la Península, atrayendo a sus
pies muchedumbres entusiastas y derramando por todas partes maravillas de
gracia: fervor extraordinario, milagros de conversión, milagros de las palomas.
Y, el 13 de septiembre de 1959, todos los obispos del país consagraron solemnemente
a Italia al Corazón Inmaculado de María. Desgraciadamente ese gran ímpetu de piedad hacia Nuestra
Señora de Fátima fue, si no explícitamente desaprobado, al menos tan
visiblemente ignorado por el Papa Juan XXIII, que su silencio y su frialdad no
pudieron pasar inadvertidos.
Juan XXIII lee el Secreto y se niega a divulgarlo Sabemos que el Papa
se hizo traer el sobre del tercer Secreto a Castelgandolfo, el 17 de agosto de
1959, por Monseñor Philippe, entonces comisario del Santo Oficio. Observemos
que esta transmisión del Secreto al Soberano Pontífice revestía así un carácter
oficial y se rodeaba de una cierta solemnidad, dando testimonio del prestigio
que conservaba Fátima en esta época. Juan XXIII no abrió enseguida el sobre. Se
contenta con declarar: "me reservo de leerlo con mi confesor". La
lectura del Secreto "fue hecha algunos días más tarde, precisa Monseñor
Capovilla. Pero a causa de la dificultad provocada por locuciones propias de la
lengua, se pide la ayuda del traductor portugués de la secretaría de Estado,
Monseñor Paulo José Tavares", nombrado enseguida obispo de Macao. Más
tarde, Juan XXIII lo hizo leer al cardenal Ottaviani, prefecto del Santo
Oficio.
Abramos aquí un pequeño paréntesis. Ciertamente, sabemos que
corresponde a la Jerarquía juzgar de la autenticidad de las "revelaciones
privadas" y de la oportunidad de su divulgación. Pero el caso del Secreto
de Fátima es totalmente límpido. En 1960, era evidente que el obispo de Leiria
y la Jerarquía portuguesa unánimemente, que los mismos Papas, por numerosos
actos públicos de los cuales algunos habían sido muy explícitos, habían ya
reconocido oficialmente el origen divino de las apariciones de Fátima, por otra
parte probadas más sólidamente que ninguna otra por incontestables profecías y
brillantes milagros. Conforme a la petición de la Santísima Virgen, los dos
prelados responsables -Monseñor da Silva y el cardenal Cerejeira- se habían
comprometido públicamente a divulgar su contenido íntegro, cuando más tarde en
1960. Durante más de quince años, ninguna declaración autorizada había venido a
desmentir estas promesas reiteradas, repercutidas en el mundo entero por
cardenales, obispos, o expertos de Fátima tan renombrados como el canónigo
Galamba, el canónigo Barthas o el Padre Messias Dias Coelho. La revelación de
los dos primeros Secretos en 1942, con el asentimiento del Papa Pío XII,
constituía, por otra parte, un precedente. Hasta el punto que los fieles
estaban en su perfecto derecho de esperar de la Autoridad suprema esta
divulgación prometida.
Mas ¡ay!, el 8 de febrero de 1960, se supo de repente, por un
simple comunicado de la agencia de prensa portuguesa A.N.I. que el tercer
Secreto de Fátima no sería publicado, ¡que aún probablemente jamás sería
divulgado! ¿Quién había tomado esta desconcertante decisión? ¿Quién
había informado de ella a la agencia? ¡El comunicado del Vaticano, totalmente
anónimo, ni siquiera lo indicaba! Y para justificar esta decisión imprevista
que tan cruelmente iba a decepcionar a los mejores hijos de la Iglesia, el comunicado
del Vaticano no adelantaba más que pretextos inconsistentes, mentirosos, y por
otra parte contradictorios. Incluso se terminaba con una perfidia: “Si bien la
Iglesia reconoce las apariciones de Fátima, Ella no desea tomar la
responsabilidad de garantizar la veracidad de las palabras que los tres
pastorcillos dijeron que la Virgen María les había dirigido". *
Así el Vaticano, no solamente hacía suya la posición insostenible del
P. Dhanís", sino que iba aún más lejos. ¡Lanzaba públicamente, sin ninguna razón
válida, la más infame sospecha sobre la credibilidad del testimonio de Sor
Lucía y sobre el conjunto del mensaje de Fátima! Según Mons. Capovilla, Juan XXIII habría pedido consejo a varios
prelados de la Curia. Pero lo que es seguro, es que las autoridades portuguesas
responsables fueron odiosamente despreciadas. El 24 de febrero de 1960, el
cardenal Cerejeira declara a la prensa: "Afirmo categóricamente que no he sido
consultado". Monseñor Venancio intenta lo imposible decidiendo,
de su propia iniciativa y sin pedir la autorización a la Santa Sede, de lanzar
un llamado a todos los obispos del mundo para organizar el 13 de octubre
siguiente una jornada mundial de oración y de penitencia (Carta del 17 de mayo
de 1960). Pero el Vaticano hizo oídos sordos. Y nada hizo. 1960 fue verdaderamente un año negro para Fátima. Cuando se vuelve a
leer y se analiza el lamentable comunicado del 8 de febrero, o aún más el
miserable artículo publicado en junio por el P. Caprile en la "Civilta
Cattolice", uno queda asqueado por la masa de incoherencias, de inexactitudes y de
mentiras que fueron proferidas entonces, en Roma misma, al respecto de Fátima.
Es decir cuán injustificado e injustificable era la
decisión de no hacer caso de la voluntad expresa de la Virgen Inmaculada, reina
de los Apóstoles, que pedía que su Secreto fuese divulgado en 1960.
También seguro que esta decisión hizo un daño inmenso a la causa de Fátima. Se puede decir
que fue a partir de esta fecha, después del desprecio del "Secreto de
María", que la devoción a la Santísima Virgen comenzó a decrecer de manera
sensible, y después alarmante, en el seno mismo de la Iglesia. Más que nunca se
aplicaba la palabra de Sor Lucía: "La Santísima Virgen está muy triste,
pues nadie hace caso de su mensaje". Y esta falta, es necesario
osar decirlo, iba a tener consecuencias incalculables. Pues despreciando las profecías y peticiones de Fátima,
era a la Virgen María, a Dios mismo que se había despreciado, que se había
ridiculizado a la faz del mundo. El
castigo condicional anunciado por la advertencia maternal de Nuestra Señora iba
entonces a cumplirse trágicamente, ineludible...
(*5 Op. cit., (p. 386-391). 6 . Cf. la exposición detallada y la
crítica de esta tesis incoherente en mi primer Tomo de "Toute la Vérité
sur Fátima", (p. 5-40 Y 73-102l. 19)
EL
TERCER SECRETO DESCUBIERTO
Primeramente, podemos establecer cuatro datos ciertos, objetivos,
concernientes a este Secreto, y que nos va a permitir progresar a grandes pasos
en el descubrimiento del misterio:
I
Un primer hecho capital: conocemos el contexto del tercer Secreto. No
hay en efecto, propiamente hablando, más que un sólo Secreto revelado por
entero el 13 de julio de 1917. Ahora bien, a este todos lo conocemos ahora tres
partes sobre cuatro: conocemos el principio las dos primeras partes del Secreto
y el fin que constituye seguramente la confusión: "AI fin, nos promete Nuestra Señora, mi
Corazón Inmaculado triunfará, el Santo
Padre me consagrará 'Rusia, que se convertirá, y será dado al mundo un tiempo
de paz", Es en este contexto ya conocido, marcado por la misma Sor
Lucía al fin de la segunda parte, que el tercer Secreto se inserta. Tal es el
primer hecho que es para nosotros un criterio importante: él contenido de la
parte inédita debe cuadrar con su contexto inmediato y encajar armoniosamente
con el conjunto del mensaje de Fátima, cuya coherencia es por otra parte
totalmente notable.
Entre otras tantas “razones” ya aducidas cabe
destacar esta otra declaración hecha por el Card. Roncalli o Juan XXIII:
“Dada la gravedad del contenido, para no provocar a la potencia mundial comunista a tomar
ciertas determinaciones, mis predecesores en el oficio de Pedro, HAN PREFERIDO DIPLOMATICAMENTE APLAZAR SU PUBLICACION.
Por otra parte, a todos los cristianos puede serles suficiente saber esto: si existe un mensaje en que está escrito que los océanos inundaran
partes enteras de la tierra, que de un momento a otro millones de hombres
perecerán, no es el caso de andar gritando que se divulgue tal mensaje. Muchos
quieren saber solo por curiosidad y por gusto sensacionalista, pero olvidan que
el saber comporta una responsabilidad…bla, bla, bla”
Enero de 1967: Pablo VI invita al líder del Soviet Supremo de la URSS, Nicolas Podgorny, al Vaticano. |
Marzo de 1972: el dictador comunista Tito, verdugo del Cardenal Stepinac, es recibido con los brazos abiertos por Pablo VI en el Vaticano |
Al leer y meditar en la lectura antes descrita queda, en el fondo de
nuestro corazón una decepción tremenda y una impotencia terrible incapaz de
definir con palabras. Para una inmensa mayoría de católicos en el mundo, suena
como a una imprudencia humana llena o rodeada de mentiras e incoherencias, como
dice quien escribe esto, pero a la vez nos damos cuenta con claridad quienes
venimos siguiendo el error o la herejía modernista, la influencia que esta
tenía antes de realizar el Concilio Vaticano II, que, a todas luces se nota la
influencia nefasta del tercer secreto de Fátima, como que era la amenaza más
grande para el desarrollo del mismo Concilio con sus doctrinas modernistas y
heréticas y su falso ecumenismo dirigido a la exaltación del hombre, previo
paso advenimiento del anticristo.
La desobediencia a un mandato divino es inaceptable y las consecuencias
de esta, como lo dice el autor de este artículo, serán terribles y
catastróficas. Dios quiso evitarnos este castigo tan merecido, pero los hombres
lo han arrojado sobre nosotros al no publicarlo, la pregunta es, ¿ESTAMOS
PREPARADOS PARA AFRONTAR EL CASTIGO DIVINO? La Virgen Santísima hizo todo lo
posible por evitarlo, ¿SE APIADARA DE NOSOTROS NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO? Por la
gravedad de los acontecimientos mundiales actuales lo dudo, el castigo ya esta en proceso solo falta llegar al verdadero sufrimiento que este causara y será
tan grande que los horrores de la primera y segunda guerra mundial serán nada
comparado al castigo que está por venir y este ya está próximo a nuestras
puertas.
CONTINUARÁ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario