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DE JULIO
SANTIAGO
EL MAYOR,,
APOSTOL
En España – de I Clase y fiesta de precepto
Fuera de España - II Clase,
con Gloria y Credo. Paramentos Rojos.
Conmemoración de San Cristóbal
Epístola – I Cor. IV, 9-15
Evangelio – San Mateo. XX, 20-23
UN ÍNTIMO AMIGO
DEL SEÑOR. — Santiago es uno de los doce. Se le llama
el "Mayor" para distinguirle de Santiago, primo de Jesús. Era hermano
de Juan el Evangelista, ambos hijos del Zebedeo. Sabemos cómo el Señor, en
cierta ocasión, apodó a los dos hermanos "hijos del trueno", a causa
de su temperamento ardiente y, sin duda, también porque un día le habían de pedir
bajase fuego del cielo sobre una ciudad inhospitalaria. Santiago pertenecía a
una familia de pescadores del lago de Tiberiades que poseía barcas propias y
criados. Los evangelios nos relatan detalladamente su vocación. Zebedeo, sus
hijos y sus servidores, se disponían a reparar sus redes junto a la ribera del
mar, cuando, pasando el Señor cerca de aquel lugar, llamó a sí a los dos hermanos.
Inmediatamente ellos abandonaron todo para seguirle, dejando redes, barcas y a
su propio padre. Esta gran generosidad nunca se desmentirá, y Jesús sentirá
hacia Santiago y Juan el mismo afecto privilegiado que tuvo para con Pedro.
Serán los tres íntimos confidentes de sus pensamientos, y sólo ellos asistirán
a la resurrección de la hija de Jairo, a la Transfiguración y a la agonía del
huerto de los olivos. Después de Pentecostés, Santiago el Mayor predicó el
Evangelio en Judea y Samaría. Mas su apostolado fué de corta duración, y
mientras que su hermano Juan debía ser el último de los apóstoles en abandonar
este mundo, él fué el primero de todos ellos en derramar su sangre por el
Señor: Herodes Agripa I hízole decapitar. Clemente de Alejandría refiere que su
constancia y su caridad convirtieron a su verdugo, que imploró su perdón
mientras le arrastraban al suplicio. Santiago, conmovido, abrazóle diciendo: "¡La
paz sea contigo!" Y el verdugo murió también decapitado, y mártir de
Cristo.
LA MUERTE
PRECIOSA. — No pensemos que esta muerte prematura
acaecida antes del año 44, pudo haber desconcertado el plan del Altísimo sobre
el apostolado al que tenía destinado a Santiago. La vida de los santos jamás
queda a medias; su muerte, siempre preciosa , lo es más aún cuando semeja
adelantarse a su hora por la causa de Dios. Entonces es cuando puede decirse verdaderamente
que les acompañan sus obras, puesto que el honor de Dios exige que no falte
nada a su plenitud: "Juzgarán a las naciones, dominarán los pueblos, y el
Señor reinará por ellos eternamente", decía ya el Libro de la Sabiduría.
Este oráculo debía realizarse en el Apóstol que fué elegido para ser jefe de
una cruzada y protector de una nación.
PATRONO DE
ESPAÑA.
Santiago es el Patrono y Protector de EspañaA él se
le invocó constantemente durante la época de la reconquista hasta obtener su
liberación del yugo de los infieles. Al grito de ¡Santiago! ¡Santiago!
¡Santiago! ¡Y cierra España!, los españoles durante ocho siglos hicieron guerra
sin cuartel a los secuaces de Mahoma, inpidieron con su valor y su sangre que
Europa fuera devorada por ellos, í Es sabido que contra la venida de Santiago a
España y sobre su sepulcro en Compostela se han levantado muchos escritores, extranjeros
en casi su totalidad. No vamos a exponer aquí las razones en pro o en contra de
los unos o de los otros, por no ser este su lugar propio. Hasta que de un modo palmario
se demuestre que la tradición es insostenible, debemos dar crédito a la misma y,
por fin, acabaron por arrojar a los musulmanes a Africa. Fué una cruzada larga
y heroica, y llevada a cabo con sus solas fuerzas y cuyos frutos fueron más
provechosos y duraderos que los obtenidos por las cruzadas más espectaculares cuyo
teatro fué Oriente. Esta lucha constante dió un temple especial a la fe de los
españoles, de la que Dios habia de servirse para ser un muro contra Lutero y
sus huestes en Europa, y sobre todo, para implantar la fe al Nuevo Mundo por
ellos descubierto. En los Anales de la Propagación de la Fe y la Colonización no
ha habido obra comparable a la realizada por España y sus Reyes en sus
posesiones de América y Asia. Los descubridores como Cristóbal Colón, Vasco de
Gama, Alburquerque, y los grandes conquistadores como Hernán Cortés, Pizarro,
Balboa, Valdivia, etc., se acordaron de celebrar al Santo Apóstol, y en honra y
memoria suya impusieron su nombre bendito a muchos pueblos y ciudades por ellos
descubiertos o conquistados.
ORACIÓN POR
ESPAÑA. — Patrón de España, no olvides a nuestro pueblo que te
debe a la vez su nobleza en los cielos y su prosperidad en este mundo.
Consérvale ese espíritu valiente de cruzado que ha conservado hasta estos
últimos años en su lucha contra el comunismo; que siemprepueda gozarse de ser
gobernado por hombres de Estado genuinamente católicos; que este pueblo tuyo
siga siendo uno de los más sólidos pilares de la verdadera fe, el más intrépido
defensor de la Santa Sede y de la Iglesia Católica.
ATRACTIVO DE
SANTIAGO. — Mas al mismo tiempo acuérdate, Santo
Apóstol, del culto especial con que la Iglesia entera te honra. ¿Dónde están aquellos
siglos, grandes por tu fuerza de expansión al exterior, que fueron superados
con todo eso por el maravilloso poder de atraerlo todo a Ti que
el Señor te habla comunicado? ¿Quién podrá contar la muchedumbre de Santos,
reyes, penitentes, guerreros, desconocidos de toda condición, multitudes
infinitas, sin cesar renovadas gravitando en torno de tu santuario, como bajo la
influencia de esas leyes que regulan el orden del firmamento que se eleva por
encima de nuestras cabezas, sino aquel que enumera los astrosdel cielo? Inmenso
ejército continuamente en marcha hacia ese campo de la estrella desde donde irradiaban sus fulgores a todo
el mundo. ¿No es este el sentido de la misteriosa misión atribuida, en nuestras
antiguas leyendas, al gran emperador por quien fué fundada la Europa cristiana cuando,
en el atardecer de un día de labor, contemplaba desde las orillas del mar de
Frisia esa larga zona estrellada que, atravensando el cielo de parte a parte
semeja pasar por entre las Galias, Alemania e Italia para, desde allá, cruzando
la Gascuña, País Vasco y Navarra, alcanzar las tierras de la lejana Galicia? Se
narra que tú mismo te apareciste entonces a Carlos diciéndole: "Ese camino
estrellado marca la ruta que se ofrece para rescatar mi sepulcro, y que después
de ti seguirán todos los pueblos."
LOS DOS
SEPULCROS. — Mas cuando pasamos a considerar que
fueron dos sepulcros, en extremos opuestos, los polos queridos por Dios de este
movimiento del todo incomparable en la historia de las naciones, uno en el que
el mismo Dios descansó como en lecho de muerte, y el otro, oh hijo del Zebedeo,
el que conserva en Compostela tu memoria, ¿cómo no prorrumpiremos presas de
admiración en la exclamación del Salmista: "¡Oh Dios, sumamente
honrados han sido tus amigos!'". Ojalá que la inspiración de lo
alto, cuyo retorno a las grandes peregrinaciones católicas es uno de los más
felices augurios de nuestros tiempos, condujera de nuevo hacia Compostela a los
hijos de los peregrinos de antaño. Nosotros, por nuestra parte, repetiremos con
San Luis la colecta de tu fiesta, que con labios moribundos balbuceaba frente a
Túnez: "Dígnate, Señor, ser el guardián y santiflcador de tu pueblo, para
que, protegido con la asistencia de tu Santo Apóstol 'Santiago, te agrade con
sus obras y te sirva fielmente".
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