CAPITULO
UNO:
¿QUE
ES EL PURGATORIO?
Es una prisión de
fuego en la cual algunas almas salvadas son sumergidas después de la muerte y
en la cual sufren las más intensas penas.
Aquí esta lo que
los mas grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio.
Tan lastimoso es el
sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.
Santo Tomás Aquino,
el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en
intensidad al fuego del infierno, y que el mínimo contacto con él es mas
aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra!
San Agustín, el mas
grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus
faltas previo a ser aceptada en el Cielo, las almas después de muertas son
sujetas a un fuego mas penetrante y mas terrible que nadie pueda ver, sentir o
concebir en esta vida.
Aunque este fuego
está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más
agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.
San Cirilo de Alejandría
no duda en decir que "sería preferible sufrir todos los posibles tormentos
en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio". Otro
gran Santo dice: Nuestro fuego, en comparación con el fuego del Purgatorio, es
una brisa fresca".
Otros santos
escritores hablan en idénticos términos de ese horrible fuego.
COMO
ES QUE LAS PENAS DEL PURGATORIO SON TAN SEVERAS?
1. El fuego que
vemos en la Tierra fue hecho por la bondad de Dios para nuestra comodidad y
nuestro bienestar. A veces es usado como tormento, y es lo mas terrible que
podemos imaginar.
2. El fuego del
Purgatorio, por el contrario, está hecho por la Justicia de Dios para penar y
purificarnos y es, por consiguiente, incomparablemente más severo.
3. Nuestro fuego,
como máximo, arde hasta consumir nuestro cuerpo; hecho de materia, por el
contrario el fuego del Purgatorio actúa sobre el alma espiritual, la cual es
inexplicablemente más sensible a la pena.
4. Cuanto mas
intenso es el fuego, m as rápidamente destruye a su víctima; la cual por
consiguiente cesa de sufrir; por cuanto el fuego del Purgatorio inflinge el más
agudo y la más violenta pena, pero nunca mata al alma ni le quita sensibilidad.
5. Tan severo como
es el fuego del Purgatorio, es la pena de la separación de Dios, la cual el
alma también sufre en el Purgatorio, y esta es la pena más severa. El alma
separada del cuerpo anhela con toda la intensidad de su naturaleza espiritual
estar con Dios. Es consumida de intenso deseo de volar hacia Él. Aun es
retenida, y no hay palabras para describir la angustia de esa aspiración
insatisfecha.
Qué locura,
entonces, es para un ser inteligente como el ser humano negar cualquier
precaución para evitar tal espantoso hecho. Es infantil decir que no puede ser
así, que no lo podemos entender, que es mejor no pensar o no hablar de ello. El
hecho es que, ya sea lo creamos o no, todas las penas del Purgatorio están más
allá de lo que podamos imaginar o concebir. Estas son las palabras de San
Agustín.
CONTINUA...
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