Las Santas Mujeres
LAS MANIFESTACIONES
DE LA
RESURRECCIÓN
(continuación)
Por esto se apareció la misma tarde del domingo a los apóstoles
reunidos en casa, ausente solo Tomás (Lc. 24,36-43; lo. 20,19-23), Y el mismo
día hizo volver de su camino a los dos discípulos que, descorazonarlos, se iban
de Jerusalén (Lc, 24,13-35); Y en el siguiente domingo volvió a aparecer a los
apóstoles con Tomás dado que no había estado en la primera aparición, el cual
entonces quedó ya convencido de la verdad de la resurrección (lo. 20,26-31).
Con esto logro que todos se reunieran en Galilea, donde, según San Lucas, se
les aparecía con frecuencia y los instruía, hablándoles del reino de Dios (Act.
1,3). San Pablo nos da en la primera Epístola a los Corintios (15,1ss) un
resumen de las apariciones, terminando con la que él disfruto, aunque indigno,
porque iba persiguiendo la Iglesia de Dios. El Apóstol pone esta aparición suya
en el mismo orden que las de los otros apóstoles.
Con ellas quedaron plenamente convencidos de la verdad de la
resurrección y pudieron lanzarse en medio del mundo, pregonando la resurrección
de Jesús, de la cual eran ellos testigos y por su testimonio, muchos creyeron y
creen en este misterio, y la Iglesia lo proclama a las generaciones sucesivas,
apoyada en el mismo testimonio, por lo que recibe el nombre de apostólica, como
fundada en la autoridad de los apóstoles. Es así que Santo tomas destaca la
importancia de estas apariciones y su orden, porque todo en Dios es perfecto y ordenado. Empieza Santo tomas
diciendo que Jesucristo no se apareció a todo el pueblo después de su resurrección,
sino solo a los que Él había elegido para este propósito desde la eternidad; he
aquí sus palabras:
a) Si debió manifestarse a todos. De las cosas conocidas, unas lo son en virtud de una ley común de la
naturaleza, otras por don especial de la gracia, como unas reveladas por Dios.
En éstas es ley establecida por Dios mismo, dice Dionisio en el libro de la
"Jerarquía celestial", que a los superiores les sean reveladas las
cosas inmediatamente por Dios, y, mediante éstos, se comuniquen a los
inferiores, como se ve en la ordenación de los espíritus celestiales. Ahora
bien, lo que toca a la gloria futura excede el común, conocimiento de los
hombres, según las palabras de Isaías: "El ojo no vio, ¡h Dios!, fuera de
ti, lo que tienes preparado a los que te aman". Por esto, tales cosas no
son conocidas del hombre si no le fueron reveladas por Dios, como el Apóstol,..
Dice: "A nosotros nos reveló Dios
por su Espíritu". Pues, habiendo
resucitado Cristo con una resurrección gloriosa, por eso ésta no se manifiesta
a todo el pueblo, sino a algunos por cuyo testimonio llegaría a conocimiento de
Ios demás. La pasión de Cristo se realizó en el cuerpo, que todavía tenía
naturaleza pasible; la cual es de toda conocida por la ley común. Por esto, la
pasión de Cristo pudo manifestarse a todo el pueblo. Pero la resurrección de
Cristo se realizó "por la gloria del Padre" como dice el Apóstol, y
así no fue a todos manifiesta, sino a algunos. Que a los públicos pecadores se
imponga penas públicas, se entiende de las penas de la vida presente y lo mismo
de los méritos públicos que se deben premiar públicamente para estímulo de los
otros. Pero las penas y los premios de la vida futura no se manifiestan a todos
públicamente, sino a aquellos especialmente escogidos por Dios. Así pues debe
seguirse el orden determinado por Dios en lo que toca a las manifestaciones o
apariciones de Nuestro Señor resucitado. Basado en esto continua el Angélico: “Así,
pues, apareció primero Cristo A las mujeres, a fin de que la mujer, que primero
había llevado al hombre el principio de la muerte, le llevase también los
principios de Cristo resucitado en la gloria. Por esto dice San Cirilo:
"La mujer, que fue en cierto modo instrumento de muerte, recibió la
primera y anuncia el misterio de la venerable resurrección.
Alcanzó, pues, el linaje de la mujer la absolución de su ignominia y el
repudio de la maldición". “Se muestra al mismo tiempo con esto que, en lo
tocante al estado de la gloria, no sufre detrimento el sexo femenino, antes gozarán
de mayor gloria en la visión divina si ardieron en mayor caridad. Por esto las
mujeres que más amaron al Señor, y que "no abandonaron el sepulcro cuando
los discípulos se apartaron", Vieron primero al Señor resucitado en
gloria. Mas la noticia no se dio al pueblo, por medio de ellas, sino que debían
informar de este acontecimiento a quienes estaban elegidos por Dios para dar
esta buena al pueblo. Por esto continua el Angélico, recordando una regla de
oro dicha anteriormente por San Pablo a los corintios II, los deberes de la
mujer en el templo “No se permite a las mujeres enseñar públicamente en la Iglesia, pero si se les
permite instruir a otros en privado, en casas. Por eso como dice San
Ambrosio, “es enviada la mujer a aquellos
que son de la casa”, pero no se le envía para llevar al pueblo el testimonio de
la resurrección” (3. Q. 55 ad 1, 2,3.)
b) Le seguía el testimonio dado por las mujeres, darlo a los apóstoles
por tal razón antes dicha convenía que los discípulos vieran a Cristo
resucitado, a este respecto dice Santo Tomas: “Los apóstoles pudieron
presentarse como testigos oculares de la resurrección de Cristo, porque con sus
ojos vieron vivo, después de la resurrección, al que sabían que había muerto.
Mas, como se llega a la visión de la bienaventuranza por la audición de la fe,
así los hombres llegaron a la visión de Cristo resucitado por lo que antes oyeron
a los ángeles y a las santas mujeres. Por otro lado se da un hecho paradójico o
extraño pues en donde Jesucristo manifiesta su triunfo a su manera ante los
fariseos y sacerdotes, pero el resultado es diametralmente opuesto al de los
apóstoles pues cuando se realizo el milagro los soldados, que custodiaban el
sepulcro, asustados acudieron a los sumos sacerdotes a contar lo sucedidito, y
esta fue la respuesta que dieron, no sin antes sobornar a los soldados, “Demus inquiunt pecunian: et dicite quia vobis
durmientibus venerunt discipuli ejus, et abstulerunt eum” (Mt. 17, 63 ss)
(sobornemos a estos con dinero: y que digan que mientras vosotros dormíais
vinieron sus discípulos lo tomaron y se lo llevaron”) ver respuesta de San
Agustín a este malicioso estragema inventado por los judíos.
c) Como es conocido, dada la noticia, San Pedro y San Juan corrieron al
sepulcro para ser testigos oculares de este testimonio, de lo cual solo se nos
dice que San Pedro entro al sepulcro, pero el otro discípulo no, “Porque en cuanto miro creyó”. Lugo se
les apareció a todos salvo a Santo Tomas. Después de la muerte y las
apariciones quizá alguno piense que las cosas deberían seguir como eran antes
respecto a la vida de Jesucristo con sus discípulos, pero no fue así. Nuestro Señor
solo estuvo con ellos cuarenta días, es una forma de decir, pues en realidad
las apariciones fueron muy limitadas durante ese tiempo, santo Tomas a este
respecto nos dice: “Dos cosas debían ser declaradas y aclaradas a los
discípulos acerca de la resurrección y de la gloria del resucitado. Para
certificar la verdad de la resurrección basta con que se les hubiera aparecido
varias veces: que con ellos hubiera conversado familiarmente, comiendo,
bebiendo y dejándose tocar por ellos. Mas para manifestar la gloria de la
resurrección no quiso conversar con ellos de continuo, como antes lo hacía,
porque no pareciera que había resucitado a una vida igual a la de antes. Por
eso dice Sn Lucas: “Esto es lo que os
dije cuando estaba con vosotros”. Ahora estaba con ellos con una presencia
corporal inmortal, pero antes había estado con ellos no solo con la presencia
corporal, pero también con la semejanza de la mortalidad. Por eso san Beda
exponiendo las precedentes palabras, dice: “Cuando aún estaba con vosotros en carne
mortal, en la que también estáis vosotros ahora, pero ahora ya resucitado no
estoy con vosotros no con la carne mortal sino en la misma mortalidad”, es
decir, su estado ahora, después de la resurrección es de inmortalidad en todo
su ser. Si Cristo no converso demasiado con sus discípulos ni continuo con
ellos: “No fue porque juzgase que en otro lugar estaría mejor, sino porque
pensaba que para la instrucción de los discípulos era mejor era aquello mejor
por la razón dicha. Ignoramos en qué lugar haya estado corporalmente en este
espacio intermedio de tiempo, puesto que la Sagrada Escritura nada dice y que,
como dice el salmo, “su dominación se
extiende a todo lugar”. Se les apareció con más frecuencia el primer día
porque por muchos argumentos debían ser amonestados a que desde luego
recibiesen la fe de la resurrección. Pero una vez que la habían recibido, no
era necesario instruirlos con tan frecuentes apariciones estando ya confirmados
en la fe. Por eso no se lee en los Evangelios que después del primer día se
solo se les haya aparecido cinco veces.
Sin embargo dice san Agustín en su obra “Concordia con los Evangelios”
que después de las cinco primeras apariciones les apareció la sexta, “cuando le
vio santo Tomas; la séptima, junto al mar de Tiberiades, en la pesca de los
peces; la octava en el monte de Galilea, según san Mateo; la novena que narra
san Marcos; la ultima estando sentado en la mesa, porque ya no habían de comer
con Él en la tierra; la decima el mismo día, no ya en la tierra, pero elevado
en la nube cuando subía al cielo. Pero no están escritas todas las cosas, como
confiesa San Juan.
Podríamos seguir con el tema porque es bastante interesante y bien se
puede redactar otro escrito si lo piden, pero por ahora es suficiente debido a
la densidad del tema y a la profundidad de los argumentos teológicos del
Angélico doctor. Por si lo desean estoy a su disposición para continuar con
este tema tan interesante, si Dios lo permite y ustedes lo piden.*
* (utfidelesinveniatur.blogspot)
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